06 October 2023
El algarrobo (Ceratonia silicua) es un cultivo leñoso perennifolio de la familia de las leguminosas típico de la zona mediterránea.
España es el primer productor mundial de garrofa, con cosechas que oscilan entre 60 y 80.000 toneladas anuales, en una superficie regular de unas 43.000 hectáreas.
El algarrobo se muestra como un claro cultivo alternativo en todo el arco Mediterráneo por diversas razones, la primera y más importante es el aspecto medioambiental, ya que se ha demostrado cómo el algarrobo tiene una capacidad natural de actuar como sumidero de CO2. Esta característica lo convierte en un perfecto aliado para la naturaleza al minimizar los efectos del cambio climático.
A su vez, se ha constatado que presenta una gran facilidad de adaptación a climas secos, favoreciendo la restauración de suelos. Además, ayuda a la prevención de la desertización, las inundaciones y los incendios forestales.
Otra característica importante es que la rusticidad del algarrobo permite su adaptación a nuevos modelos agrícolas como cultivo alternativo y el consiguiente incremento de rentabilidad en las nuevas plantaciones, además de las perspectivas comerciales de este fruto desecado con su intrusión en alimentación humana y en alta gastronomía.
El algarrobo es una alternativa de cultivo para zonas en secano y con escasos recursos hídricos
También puede poseer un papel decisivo para una economía más sostenible, pues como especie adaptable y compatible con la agricultura, puede tener una elevada productividad, algo que conduciría a una mayor rentabilidad de las explotaciones agrarias.
El algarrobo es una especie clave para la conservación de suelos, las estrategias antierosivas y la mitigación de cambio climático en el litoral Mediterráneo
Otra razón para inclinarse por este cultivo es la socioeconómica, ya que se perfila como un modelo de negocio en zonas degradadas sin recursos, especialmente hídricos, y es una especie top en modelos bioeconómicos sostenibles y ejemplo de circularidad.
El fruto del árbol, la algarroba, ha conseguido cambiar la consideración que de ella se tenía y ya no es el alimento infravalorado de antaño, destinado para alimentación animal, pese a que jugó un papel fundamental en la hambruna de tiempos de guerra y postguerra civil española.
La algarroba tiene hoy el prestigio de los 'superalimentos' cargados de propiedades, todo ello avalado por estudios científicos
En definitiva, se trata de una especie muy valorada por su composición nutricional y saludable, tal y como hemos podido corroborar en los estudios realizados en los centros experimentales de Grupo Cajamar.
En cuanto a su composición, presenta un promedio de azúcares que oscila entre los 40 y 55 gramos por cada 100, de los cuales el componente mayoritario es la sacarosa y en mucha menor medida fructosa y glucosa.
Desde el punto de vista proteico, suele tener unos contenidos medios en pulpa hasta el 8 %, pero las semillas pueden contener un 30 %, y lo mejor es que presenta una buena calidad, ya que aportan 17 aminoácidos de los cuales 7 son esenciales.
Por tanto, se trata de un fruto apto para ser una alternativa como fuente proteica vegetal. Además, también es una buena fuente de fibra, conteniendo en la pulpa hasta un 40 %.
Respecto al contenido mineral, puede ser una excelente fuente de potasio, calcio y dentro de los oligoelementos en hierro, además de ser un alimento con muy bajo contenido en sodio.
De sus cualidades se ha resaltado su efecto quimiopreventivo, pues incorporado a la dieta regular puede prevenir, según el Instituto Nacional del Cáncer norteamericano (NCI), los cánceres de mama y de próstata debido a la presencia de un compuesto característico de la algarroba: el D-pinitol.
De la misma forma, este compuesto es especialmente eficaz como antidiabético por sus efectos similares a la insulina y ejerce un efecto protector importante en los tejidos hepático, renal y pancreático contra el estrés oxidativo.
También hay que destacar su efecto inmunosupresor, investigado a fondo para tratar patologías como el asma, la inflamación crónica, la artritis reumatoide o la esclerosis múltiple, demostrando ser una estrategia prometedora para lograr un sistema inmunológico más equilibrado.
Con la algarroba se preparan jarabes, harinas, bombones, helados, brownies, mousse y se puede utilizar como sustituto del chocolate, ya que no contienen cafeína ni teobromina; pero lo mejor es que serían elaboraciones aptas para los diabéticos.
Todas las razones descritas hacen que este alimento se sitúe claramente en la base de cualquier pirámide alimentaria y, además, puede tener un interés agroalimentario importante como para producto o bien para la obtención de diferentes aditivos de origen natural para la industria alimentaria.
Este fruto y sus derivados se muestran como componentes perfectos para incorporar a modelos dietéticos saludables
En los últimos años venimos trabajando en lo que denominamos Healthy Food Fast en los centros experimentales del Grupo Cajamar y hemos evaluado diferentes bases panificables con harina de algarroba, donde las conclusiones más importantes han sido que conviene mezclarla con otro tipo de harinas como la de espelta, teff, trigo sarraceno o incluso harina refinada.
Para la elaboración de pizzas se muestra como un ingrediente con buen comportamiento. Normalmente necesita mayores tiempos de fermentación y luego produce mayor compactación.
Tienen un menor grado de endurecimiento comparado con las harinas refinadas y el panel sensorial realizado a los diferentes elaborados de pizzas y dips indican un grado de aceptación considerable.
Para conseguir todo lo anterior es necesario hacer una buena selección varietal con buenas producciones, calidad organoléptica y riqueza nutricional en función de las condiciones edafoclimáticas en donde se implante el cultivo.
Por esta razón hemos establecido un convenio de colaboración con EiG (Empresas innovadoras de la Garrofa) para establecer una parcela experimental de algarrobo en la Estación Experimental Cajamar ‘Las Palmerillas’ en la provincia de Almería.
Parcela experimental de algarrobo en la Estación Experimental Cajamar.
El objetivo es que sirva de parcela piloto demostrativa para todo el territorio nacional y de cuyos resultados se puedan beneficiar tanto agricultores como industriales que quieran invertir en este cultivo tradicional Mediterráneo.
El planteamiento experimental de la parcela citada consistiría en dividir la misma en dos fases donde se pretenden realizar diversos tipos de ensayos:
Fase I:
1- Colección varietal. Busca ver el comportamiento de las principales variedades españolas de algarrobo y de algunas selecciones de EiG en las condiciones edafoclimáticas de Almería y zonas geográficas similares. En la siguiente tabla aparecen las variedades.
2- Ensayo de patrones. Se quiere observar el comportamiento agronómico de diferentes combinaciones patrón/injerto.
Fase II:
1- Se elegirán las variedades potencialmente más interesantes de la colección varietal y la mejor combinación patrón/injerto para propagarlas y plantarlas finalmente en una parcela demostrativa.
2 -Esta parcela servirá para transferir el potencial del cultivo del algarrobo en esta provincia andaluza.
De la misma manera se está trabajando en el marco de un proyecto CIEN del CDTI, cuyo acrónimo es Crescere, con el algarrobo como cultivo estratégico alternativo donde se evalúa y cuantifica el contenido proteico y el aminograma de las diferentes variedades para el desarrollo de alimentos proteicos de calidad, además del contenido nutricional y saludable de las mismas para poder dar orientación a mercado con la valorización de estas.
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