El sector bovino en 2023: un año de cambios
Existe una edición actualizada de este informe. Ver aquí.
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El año 2022 vino acompañado de grandes problemas para el sector bovino, desde la sequía que incrementó la necesidad de suplementar la alimentación, hasta la guerra de Ucrania que disparó el precio de los piensos, ya de por si altos por el bajo nivel de reservas mundiales de los cereales.
Aunque lo peor de la crisis parece haberse quedado atrás, la incertidumbre sigue alta en relación con el mercado. En primer lugar, porque la alta inflación sigue siendo un factor de riesgo que puede afectar al consumo de carne de vacuno, mientras que, en segundo lugar, las progresivas subidas de tipos de interés para frenarla, contribuyen a un enfriamiento de la economía y al coste de las hipotecas que pueden acabar afectando al consumo aún más.
La subida de los tipos de interés en EEUU y Europa también puede tener un efecto en las exportaciones, ya que, aunque nuestro principal destino sea la UE, la revalorización del dólar principalmente puede acabar perjudicando las economías de estados emergentes con los que también comercia España, al empeorar sus condiciones de financiación e importar una mayor inflacción.
Esta incertidumbre se extiende también al ámbito regulatorio, ya que en 2023 se van a producir importantes cambios en la legislación
El 27 de diciembre ya se aprobó el Real Decreto 1053/2022 por el que se establecen normas básicas de ordenación de las granjas bovinas. Como la capacidad productiva máxima (850 UGM), infraestructura, equipamiento y manejo, ubicación, separación sanitaria, bioseguridad, bienestar animal, y hasta los requisitos para la gestión de estiércoles.
Muchas de estas normas se tendrán que implantar este año, y además existen diferencias en función del sistema productivo y del tamaño o para nuevas explotaciones
Para el otoño también está previsto que se publique la propuesta de la Comisión para mejorar el bienestar animal en toda la cadena de producción y comercio, desde la cría y el transporte hasta el sacrificio de los animales.
Las principales novedades para el vacuno de esta propuesta vendrán de la reforma de la Directiva que establece normas mínimas de protección los terneros y de los Reglamentos relativos a la protección de los animales durante el transporte y en el momento del sacrificio.
Aunque ya hay un informe de recomendaciones de la EFSA sobre el transporte, se espera que antes del verano se publiquen otros informes sobre el resto de los temas, así como un informe de impacto sobre distintas alternativas, previos a la propia propuesta.
Aunque se desconoce el alcance final, es posible que se establezcan límites más estrictos para la duración y las condiciones del transporte, lo que podría aumentar los costos para los productores y tener implicaciones en la logística de la cadena de suministro.
Además, es posible que se requieran inversiones significativas en infraestructuras y equipamientos para cumplir con las nuevas normas de alojamiento y cuidado de los animales.
En uno de los aspectos más polémicos, el transporte de animales vivos, ocho países de la UE que exportan a países no comunitarios emitieron en enero una nota informativa al Consejo Europeo en la que defienden que la exportación siga estando permitida en la próxima revisión.
También se espera para 2023 la publicación de un Real decreto sobre bienestar animal, que establece la obligatoriedad de contar con un plan de bienestar animal en un plazo de hasta cuatro años; y otro Real Decreto que desarrolle la normativa de sanidad animal en lo relativo a las obligaciones de vigilancia y al plan sanitario integral.
Este Real Decreto establecerá responsabilidades en aspectos como la bioseguridad, el uso prudente y responsable de los medicamentos veterinarios y la prevención y el control de enfermedades, además de desarrollar la figura del veterinario de explotación.
En paralelo, siguen las negociaciones para minimizar el impacto que supondría la propuesta de la Comisión Europea (CE) de aplicar las normas europeas sobre emisiones industriales a las explotaciones ganaderas con 150 o más Unidades de Ganado Mayor (UGM)
Por último, señalar que la UE sigue avanzando en la armonización de la evaluación de medicamentos veterinarios, aditivos para piensos y sustancias químicas, aunque por ahora todavía no tiene un calendario de aplicación.
Según el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA), la esperable reactivación económica de China tras el levantamiento de las últimas restricciones por el COVID aumentaría el consumo de carne de vacuno en el gigante asiático, que es el mayor importador mundial de carne. Y, a pesar de que registrará un importante avance de la producción, sus importaciones se incrementarían ligeramente.
El clima no ayudaría a contener los costes de la producción de carne en los EEUU, lo que se reflejaría en perspectivas de producción sensiblemente más bajas por las dudas también sobre el consumo, siguiendo una tendencia decreciente de producción que dura varios años.
Algo similar sucedería en la UE, el otro gran productor mundial, y aunque su balance comercial seguiría siendo positivo en este caso, sí que experimentaría un retroceso.
Existen incógnitas sobre cómo afectará al consumo global la creciente inflación y la progresiva subida de tipos de interés
Estos malos datos se compensarían con las mejores perspectivas de Brasil, gracias a las buenas condiciones agronómicas y bajos costes, y de Australia en menor medida, que harían que la producción global se mantuviera estable respecto a la del año pasado.
Aunque el incremento de los precios de la alimentación animal se está trasladando al resto de la cadena, existen incógnitas sobre cómo afectará al consumo la creciente inflación y la progresiva subida de tipos de interés.
Según el USDA, mientras que los datos de EEUU y la UE mostrarían un mayor impacto en las compras por los malos datos de la inflación, los buenos datos de producción impulsarían el crecimiento del consumo en dos de los grandes consumidores: Brasil y China.
Precisamente entre estos dos países se ha vuelto a abrir un nuevo frente tras la detección de un brote en Brasil de encefalopatía espongiforme bovina (EEB o coloquialmente conocida como ”enfermedad de las vacas locas”) , tal como sucedió en 2021.
Aunque tras el año nuevo chino en enero de 2023 las importaciones se espera que disminuyan, el cierre de las exportaciones brasileñas mercado chino (Brasil es el mayor exportador mundial y China el mayor importador) puede añadir tensión al mercado.
El mercado de la carne ha estado sometido a muchas y muy fuertes tensiones en los últimos años. La pandemia causada por la COVID-19 ocasionó un shock de demanda principalmente por el cierre de la hostelería.
Aún con la incertidumbre sobre la duración de las restricciones, en 2021 empezó a incrementarse el precio de las materias primas fundamentales para la elaboración de piensos, lo que provocó una disminución del censo de terneros de cebo.
El incremento de la demanda a partir del segundo semestre de 2021, ayudado por la baja oferta, desencadenó una subida de precios de la carne que no hizo nada más que aumentar a raíz de la invasión de Ucrania, impulsada por los precios de los cereales.
El comportamiento de los precios del bovino ha sido similar en toda la UE y, junto a una moderación de los precios de los piensos a partir del último trimestre de 2022, ha conseguido que se recuperen los márgenes en la actividad (sólo incluyendo coste de los animales y la alimentación) hasta niveles por encima de la media de los últimos 5 años en España y Europa.
El incremento de los costes de la alimentación en los primeros meses del año se ha reflejado en la evolución del censo, que ha visto reducirse el número de animales en casi 1 millón en toda la UE, hasta casi los 75 millones.
En el caso de España, afectada además por la sequía, esta caída sería de más de 150.000 cabezas. La bajada afectaría especialmente a los animales de 12-24 meses cuyo número se reduciría en un 6 %. Otras categorías como las nodrizas y las lecheras reducirían su tamaño en un 2 % y en un 3 % respectivamente.
La subida del precio de la carne y la moderación del precio de los piensos en el último trimestre de 2022 ha conseguido que se recuperen los márgenes en la actividad
Estas modificaciones del censo se pueden observar en los datos de sacrificio. Aunque en la gráfica solo se reflejan los datos de 2022 hasta noviembre, se puede observar claramente como la bajada del censo del ternero de cebo se traduce en una reducción del sacrificio de los animales más jóvenes en los últimos dos años, y aunque se recuperó en parte en el último semestre de 2021 con la subida de la demanda, volvió a retroceder tras la invasión de Ucrania.
Por el contrario, se ve que el sacrificio de animales mayores se ha incrementado en estos últimos años. Al crecimiento de los sacrificios de machos de más de 2 años hay que añadirle el de vacas, especialmente en 2022, que se ha incrementado de enero a noviembre en un 12 % respecto al año pasado por el incremento de los costes de alimentación y la baja remuneración de la producción.
El mayor peso de estas canales ha aumentado el peso de las canales finales un 9% respecto a la media de los 5 últimos años.
La balanza comercial de España de productos del ganado bovino ha continuado siendo positiva, gracias sobre todo al incremento de las exportaciones de carne fresca al conjunto de la UE y a pesar del descenso de las exportaciones de animales vivos, mejorando ligeramente el resultado del año anterior.
El comercio con animales vivos se ha resentido por el incremento de los costes de alimentación y otras causas como las trabas aduaneras, que han hecho que las exportaciones de animales vivos a Turquía y Argelia hayan prácticamente desaparecido.
Las restricciones por supuestos motivos sanitarios en el primer caso, y como represalia por el conflicto del Sáhara en el segundo, han eliminado esos dos destinos para las exportaciones.
También habría que añadir la inestabilidad y deterioro de la situación económica y política en diversos países del norte de África como Libia y Líbano, que eran dos de los principales destinos de las exportaciones de ganado vivo, o la grave sequía de Marruecos, y que se han reducido en un 64 %, 40 % o 50 % respectivamente en el último año.
En total, la cifra de exportaciones se ha reducido en un 40 %, pasando de cerca de 100.000 t en 2021 a 70.000 t aproximadamente en 2022.
Las compras de ganado vivo en el exterior también se han reducido por la menor demanda para cebo, pasando de 86.000 t a 70.000 t en 2022, correspondiendo a Francia, nuestro principal suministrador, prácticamente la totalidad de la caída.
Por el contrario, las exportaciones de carne se incrementaron principlamente dentro del mercado comunitario en más de 20.000 t en 2022, alcanzando las 222.000 t este año. Fuera de la UE, se produce un descenso el descenso de alrededor del 17%, principalmente por la caída de las exportaciones a Argelia por el conflicto diplomático, y a Indonesia, del que éramos su quinto suministrador (detrás de Australia, India, EEUU y Nueva Zelanda) aunque a gran distancia del resto, pero que se encuentra actualmente buscando proveedores más baratos.
Las importaciones de carne también se han incrementado en 10.000 t, alcanzando las 113.000 t en 2022.
Un 70 % de este incremento de volumen proviene de unas mayores importaciones de la UE, mientras que el otro 30 % provienen de un mayor volumen de compras a Brasil.
El mayor volumen de exportación de carne, sobre todo de la fresca con destino al mercado europeo, se ha traducido en un incremento del superávit en carne, más que capaz de compensar el descenso de la exportación de animales.
El consumo en los hogares en 2022 de carne de vacuno muestra un descenso pronunciado que llega a ser casi del 20 % respecto al año pasado tomando la serie de enero a noviembre. Este descenso viene motivado por el menor poder adquisitivo de las familias, erosionado a causa de la inflación, y el consiguiente efecto sustitución que se produce a favor de carnes más baratas.
Este descenso es menor en otros tipos de carne, ya que en el caso del pollo y del cerdo la bajada de consumo sería del 13 % y del 10 % respectivamente.
La diferencia de precio entre el vacuno, que suele ser alrededor del 60 % más cara que la carne de cerdo y un 100 % más cara que la de pollo, hace que el porcentaje de hogares que han dejado de consumir carne de vacuno haya aumentado un 10 % en el último año, prácticamente el doble que en otros tipos de carne.
Esa diferencia en el precio final es fundamental para explicar el diferente comportamiento, ya que la variación interanual del IPC para la carne de vacuno subió en enero un 13,7 % respecto al mes de enero del año pasado, un comportamiento algo mejor que las carnes de porcino y de ave, que se situaron ligeramente por encima del 14 %.
No obstante, si escogemos un periodo de estudio más amplio, podemos ver como hasta el mes de enero, la carne de porcino era la única de las tres que se situaba en incrementos inferiores de inflación general; y que la ligera bajada de los precios de ave en enero, coloca al vacuno como la carne que más ha incrementado los precios desde 2021.
En cualquier caso, el conjunto de carnes se sitúan claramente como elementos altamente inflacionistas en 2022.
A pesar de la inflación y de los malos datos de consumo en los hogares, el consumo aparente sí que presenta una mejora significativa respecto al año pasado del 5 % y casi al final del nivel de 2017, gracias a la recuperación de turismo y la hostelería.
Algo parecido sucede con las carnes de ave y de pollo, que incrementan el consumo aparente en un 5 % y un 2 % respectivamente, y al contrario que la de ovino, que retrocede en un 24 %.
La propagación de enfermedades puede tener un impacto significativo en la producción y la economía, por lo que la prevención en la sanidad animal es fundamental para evitar la aparición y propagación de enfermedades animales.
En 2023 ya han aparecido nuevos brotes de enfermedades de declaración obligatoria: un brote de EEB en la provincia de Pontevedra en febrero de 2023 y varios de lengua azul en nuevas zonas.
Tras un año con grandes problemas donde la sequía y la guerra en Ucrania incrementaron el coste de los piensos de forma preocupante, la progresiva bajada de los piensos y la mejora de los precios gracias a las exportaciones y al consumo fuera de los hogares, ha mejorado la situación hacia final de año.
No obstante, existe gran incertidumbre debido a las consecuencias de la alta inflación y las subidas de tipos de interés, que están mermando la capacidad de consumidores y la economía de países emergentes, destino de tradicional de las exportaciones internacionales.
Con la gran incógnita de como será la recuperación de la demanda de China tras levantar las últimas restricciones por el COVID, la detección de un caso de EEB en Brasil, puede provocar movimientos en los próximos meses al cerrarse el comercio asiático para el país sudamericano, tal como sucedió en 2021.
Esta situación unida a la situación geopolítica y a la baja producción sobre todo en EEUU pero también en la UE, puede añadir algo de tensión al mercado.
También asistimos a un año donde se van a discutir importantes cambios regulatorios que marcarán los próximos ejercicios. A la progresiva implantación de las normas básicas para la ordenación de las granjas bovinas o la futura definición de las responsabilidades en temas de sanidad dentro de la explotación, hay que añadir la propuesta de la Comisión para mejorar el bienestar animal. Medidas que tendrán consecuencias sobre el comercio y en el coste de las explotaciones
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