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El porcino en el último tramo de 2024: ¿se mantendrá el descenso de los precios?

12 November 2024
Comercio Exterior
Economía Agroalimentaria
Estadísticas
Producción Animal
Los precios de las canales en Europa bajan por débil demanda y equilibrio de márgenes, mientras en EEUU y Brasil suben por menor oferta y mayor demanda respectivamente. España mantiene rentabilidad pese a caídas, apoyada por el consumo interno, aunque las exportaciones a la UE empiezan a disminuir
Granja porcina.

12 November 2024

Resumen

El mercado de materias primas de la alimentación, aunque ha perdido todo el impulso de octubre, el resultado de las elecciones está fortaleciendo el dólar frente al resto de monedas. 

Si se mantiene la apreciación de la moneda norteamericana encarecería las importaciones de grano en países como España, pero también restará competitividad de la carne estadounidense en los mercados asiáticos, especialmente en China, donde es probable un aumento de las tensiones comerciales con la nueva administración en EEUU.

En el ámbito del mercado internacional de la carne, los precios del porcino en Europa aunque siguen siendo altos aunque continúan descendiendo, afectados por la débil demanda y la búsqueda de recuperación de márgenes, especialmente en Alemania. 

En contraste, el consumo interno y las exportaciones han impulsado los precios en Brasil. 

En EEUU, la reducción en los sacrificios ha contribuido a un alza en los precios, mientras que en China, aunque la reducción del censo porcino impulsó un repunte de precios durante el verano, la demanda limitada ha provocado una nueva caída en otoño.

Para 2025, se espera que Europa y China experimenten un recorte en la producción de carne el próximo año, mientras que Norteamérica y Sudamérica continuarán expandiéndose. 

En Europa, la tensión entre oferta y demanda podría persistir favoreciendo la estabilidad de los precios, ayudada por los desequilibrios en el mercado asiático que probablemente aumenten la demanda de importaciones durante el próximo año.

En España, la rentabilidad del sector porcino sigue siendo sólida gracias al control de los costes, a pesar de la caída en los precios. 

El incremento del consumo interno ha compensado en parte la reducción de las exportaciones, muy orientadas al mercado europeo. 

No obstante, las exportaciones hacia la UE han mostrado una tendencia a la baja desde el verano, mientras que el mercado asiático, con Japón como principal socio en términos de valor, comienza a mostrar señales de recuperación.

Introducción

Aunque se prevé una campaña de granos ajustada debido al aumento del consumo, las buenas cosechas en muchos países importadores aliviarán la presión sobre el mercado. 

De hecho, los precios de las materias primas para alimentación han regresado a los niveles de septiembre, tras el repunte de octubre impulsado por la crisis en Oriente Medio, el fortalecimiento del dólar frente al euro por las mejores perspectivas de la economía estadounidense, y las condiciones climáticas en regiones productoras clave.

A la espera de la evolución de los cultivos en el hemisferio sur, el informe de noviembre del USDA muestra pocas variaciones: mejora las perspectivas para el trigo, mientras revisa a la baja las del maíz y la soja. En noviembre, el factor clave en el mercado es la revalorización del dólar tras los resultados de las elecciones en EEUU.

Este fortalecimiento del dólar encarece la importación de grano en España, que depende considerablemente de las importaciones, y afecta la competitividad de la carne estadounidense en mercados asiáticos, especialmente en China, donde se anticipa un aumento de las tensiones comerciales con la nueva administración en EEUU.

 

Información del mercado internacional

En Europa, a pesar de la estabilidad en el precio de la carne, continúa la tendencia a la baja en los precios en vivo, iniciada durante el verano, con el objetivo de optimizar los márgenes de la industria en los próximos meses. 

Este ajuste ha sido impulsado por una debilidad generalizada en el consumo europeo, particularmente marcada en mercados clave como el alemán.

En contraste, el sólido desempeño del consumo en Brasil, junto con un buen ritmo en las exportaciones, está impulsando los precios en el mercado sudamericano. 

Por otro lado, en Estados Unidos, los últimos datos sobre sacrificios, que han resultado ser inferiores a las expectativas del USDA, parecen estar incentivando un alza en los precios.

 

 

En China, la reducción de la cabaña en el mayor productor y consumidor mundial permitió un repunte de los precios durante el verano, una temporada de consumo tradicionalmente alto. 

Sin embargo, la debilidad de la demanda limitó este crecimiento y ha provocado una nueva caída de los precios en otoño, aunque sin llegar a los niveles de primavera.

 

 

La debilidad de los precios en EEUU y China a principios de 2024 llevó a una reducción del censo de reproductoras en ambos países, con una caída del 4 % en EEUU y del 3 % en China respecto a 2023, según el informe del USDA. A pesar de los aumentos en otras regiones, como Brasil y, en menor medida, la UE, el número global de reproductoras descendió un 2 %. 

Sin embargo, la recuperación de los precios en EEUU sugiere que el año podría cerrar con un incremento en la producción de carne y animales en la mayoría de los principales productores. 

No obstante, la disminución en China, a pesar de un leve repunte de los precios, continuará, lo que se traduce en una proyección de cierre en 2024 con una reducción del 0,2 % en la producción de animales y del 1 % en la producción de carne a nivel mundial.

Para 2025, el USDA prevé que la demanda en Europa seguirá siendo baja, lo cual mantendrá los precios presionados y llevará a un recorte del censo de reproductoras del 3 % para comienzos de año. 

También se espera una reducción del 1 % en EEUU, aunque estos datos podrían ajustarse según la evolución del mercado en el último trimestre de 2024 y compensarse con los aumentos de productividad que se están viendo en este año

En contraste, se anticipa una estabilización del mercado en China, con un crecimiento del 1 % en el número de madres a principios de 2025, lo cual permitiría equilibrar la producción mundial de animales y, de manera más gradual, la de carne.

 

 

Por grandes regiones, la Unión Europea y China son la que sufrirían un mayor recorte de la producción de carne la campaña que viene, a diferencia de otras regiones. 

La producción de la UE disminuiría un 2 %, en contraste con el crecimiento del 2 % del año anterior. 

China seguiría ajustando su producción buscando un equilibrio que permita a su industria garantizar una rentabilidad, y su producción volvería a contraerse un 2 % en 2025.

La producción de carne en el conjunto de Norteamérica crecería un 2 % en 2025, un valor similar al del año anterior. 

Dentro de este bloque se encuentran dos de los grandes exportadores del mundo como Canadá y EEUU. y otro gran importador como México dentro del Tratado de libre comercio de América del Norte

Aunque las necesidades de importación han hecho que México elimine temporalmente aranceles de otros orígenes en 2024, EEUU sigue siendo con gran diferencia su principal suministrador de carne.

La mayoría del resto de grandes importadores asiáticos también experimentarían significativos aumentos en la producción, especialmente en países del sudeste asiático menos desarrollados, como Filipinas, que nuevamente ha enfrentado problemas sanitarios este año, y Vietnam. En contraste, en Taiwán, Japón y Corea las ganancias serían más modestas.

 

 

Un análisis más detallado de la diferencia entre producción y consumo en cada bloque permite prever cómo este equilibrio podría influir en los precios. 

Por ejemplo, el incremento de la producción, especialmente en EEUU (aunque posiblemente sea menor de lo anticipado), ampliaría la brecha entre producción y consumo en el bloque comercial de América del Norte, aunque a un ritmo más lento que este año, lo que podría mantener los precios bajo control para la próxima campaña.

En contraste, el crecimiento del consumo en Sudamérica (Brasil, Argentina y Chile) podría proporcionar un soporte sólido a los precios, lo que sin duda incentivaría aún más aumentos de la inversión en el sector. 

En el caso de la UE, se espera que la brecha entre producción y consumo se mantenga en niveles similares a los de 2024, a pesar de una posible disminución del consumo del 1,6 %, lo que también podría prevenir fuertes ajustes a la baja de los precios. 

En Europa y Sudamérica, una reducción en la disponibilidad para exportación también podría influir en la oferta en los mercados internacionales.

El desequilibrio entre oferta y demanda también se ampliaría en los principales bloques importadores, salvo el Reino Unido.

 

 

Esto se traduciría en un incremento de las necesidades de importación de estos países, especialmente en el caso de China, pero también en Corea y en prácticamente todos los países del sudeste asiático.

 

Información del mercado europeo

A pesar de las diferencias en las cifras entre el USDA y las estimaciones en la UE, ambas coinciden en que la tensión en el mercado europeo, originada en 2023 por la caída de la producción y que ha mantenido los precios en un nivel elevado, persistirá también en 2025, incluso a pesar del descenso en la demanda.

 

 

Actualmente, la UE destina menos del 14 % de su producción al mercado internacional. 

Durante la crisis en China por los brotes de peste porcina, estos porcentajes alcanzaron hasta el 20 %, pero la recuperación de su cabaña y la reducción de la producción europea, más pronunciada que la caída del consumo, han disminuido el papel de Europa en el mercado internacional.

Para 2025, se espera que la tensión en el mercado europeo persista, afectando negativamente su capacidad de exportación. 

Sin embargo, el aumento de la demanda asiática moderaría esta caída, haciendo que el descenso en las exportaciones sea menor que el del año pasado. Ambos factores contribuirían a mantener los precios en un rango medio-alto.

 

 

Aunque la caída del consumo ha sido, en parte, responsable de la corrección de precios que se observa en Europa desde el verano, esta disminución de las compras afecta principalmente a países con las economías que más están sufriendo. 

En Alemania, por ejemplo, el consumo de los hogares podría haber disminuido hasta un 5 % en los primeros meses del año. Sin embargo, esta contracción de la demanda interna comienza a revertirse y se espera que alcance un punto de estabilidad hacia 2025.

Este descenso se atribuye a factores como los altos precios de la carne, pero también relacionados con la salud y sostenibilidad, y cambios en las preferencias alimentarias de los consumidores europeos. No obstante, la mejora de la situación económica para 2025, donde se podría alcanzar un crecimiento del 1,5 % en la zona euro estabilizaría el consumo.

Se puede observar en la gráfica como la corrección de precios de la carne empezó en junio en el norte de Europa, pero parece que se han estabilizado en Dinamarca y Holanda que cuentan con precios muchos más bajos. Estos cambios en la demanda y la estructura de costes pueden acabar alterando la estructura de la industria en el norte de Europa.

 

 

Parte de la disminución de precios desde el verano podría estar vinculada a una producción de carne superior a la esperada, sobre todo en los países del norte de Europa, especialmente en Polonio y Dinamarca. 

Los datos de la UE de enero a junio de 2024 muestran un crecimiento del 1,8 % en comparación con el mismo período de 2023. 

Sin embargo, parece observarse una desaceleración, ya que, según datos provisionales hasta agosto de los principales países productores, que representan el 75 % de la producción de la UE, el crecimiento sería solo del 1 %.

 

 

Como hemos observado, las previsiones de la Comisión anticipan recortes en la producción para este último semestre, que serían aún más intensos en los primeros seis meses de 2025, especialmente en países como España. Sin embargo, los análisis de tendencia con datos, aunque sí revelan un cambio en agosto, todavía reflejan cierta incertidumbre en la campaña de otoño.

 

Situación en España

A pesar de la disminución de precios, la rentabilidad del sector sigue siendo alta, favorecida por la contención de los gastos. Aunque los precios de la alimentación están aún por encima de la media histórica, se mantienen estables y lejos de los máximos alcanzados en 2022. 

Del mismo modo, el precio de los lechones ha permanecido sin variaciones desde el verano, aunque estos últimos no se reflejan en la gráfica siguiente debido a que corresponden a un modelo de ciclo cerrado.

 

 

En el caso de los lechones, tampoco se han registrado cambios en los precios, a pesar de que ciertos problemas sanitarios durante el destete siguen afectando la productividad. 

Aunque el censo de reproductoras ha crecido aproximadamente un 0,6 % en el último año, ha sido necesario incrementar la importación de animales para garantizar la oferta y estabilizar los precios.

 

 

En cuanto a la comercialización, se están produciendo cambios significativos: la disminución en la producción ha venido acompañada de una caída aún mayor en las exportaciones, impulsada en parte por un aumento de la demanda en el mercado interno. 

Esto sugiere que la reducción en la producción se ha compensado con un incremento del consumo interno en el mismo porcentaje que la disminución de las exportaciones. 

Además, el aumento del consumo aparente del 1% es menor incluso que el crecimiento en el consumo de los hogares, sin considerar aún el posible incremento de la demanda en el sector de la hostelería en un nuevo año récord.

 

 

El dato de consumo de los hogares del panel de consumo sigue creciendo por segundo año consecutivo y en los 8 primeros meses es un 2 % superior al del año pasado, mientras que supone 5 puntos más en cuanto a gasto.

 

 

Este incremento de los precios se refleja en los datos del IPC que parecen confirmar que el incremento de los precios se produce sobre todo en la carne fresca, que sube 2 puntos en el último año, más que en otros tipos de productos, y que la brecha frente a otros tipos de carne sigue ampliándose.

 

 

Las exportaciones totales de productos siguen disminuyendo por segundo año consecutivo, debido principalmente a una reducción en el volumen de carne congelada exportada, destinada principalmente a los mercados asiáticos. En contraste, las exportaciones de carne fresca, dirigidas en su mayoría a Europa, y las de despojos, principalmente destinadas a China, han continuado en aumento.

 

 

Un análisis más detallado sugiere que están ocurriendo cambios en las tendencias, impulsados por transformaciones en los mercados internacionales, europeos y nacionales. 

Las exportaciones de carne hacia la UE, que registraron un aumento notable en 2023, especialmente desde mayo, ahora muestran signos de desaceleración. 

En contraste, las exportaciones hacia Asia parecen haberse estabilizado, con indicios de una leve recuperación. 

Estos cambios parecen estar influenciados por el descenso del consumo en Europa, el incremento de la demanda en España y el aumento de los desequilibrios entre la oferta y la demanda en los mercados asiáticos.

 

 

Dado que nuestro país depende en gran medida de la exportación, con un 43 % de nuestra producción destinada al mercado exterior, es importante recordar que la Unión Europea es el principal destino de estas exportaciones. 

De hecho, Italia ha superado a China como nuestro principal socio comercial en términos de valor, lo que significa que nuestra producción deberá adaptarse a las necesidades de los socios europeos.

 

 

Es poco probable que el mercado chino vuelva a absorber los volúmenes de carne de años anteriores, especialmente en un contexto de conflicto comercial

Además, la competencia en los mercados asiáticos es intensa: EEUU y otros países europeos dominan en mercados de alto poder adquisitivo, como Corea, mientras que Brasil tiene una fuerte presencia en mercados de menor poder adquisitivo. 

Sin embargo, el aumento de los desequilibrios en los mercados asiáticos y la convergencia de precios internacionales abren oportunidades interesantes, como en el caso de Japón, que recientemente se ha convertido en nuestro principal socio en términos de valor.

 

 

A pesar de la reducción en nuestras ventas al mercado chino, seguimos siendo su principal proveedor de carne, junto con Brasil, y de despojos, junto a EEUU Esto significa que, en un contexto de posible tensión comercial con EEUU tras las próximas elecciones, el impacto económico para China de un conflicto podría ser considerable.

 

 

De hecho, las exportaciones de productos derivados del cerdo a China han seguido creciendo, y, en lo que va de año, la partida de despojos ha superado por primera vez en volumen a la de carne, con 180 mil toneladas equivalentes en canal frente a 174 mil. 

Al igual que Japón, que recientemente se ha convertido en nuestro principal socio en términos de valor, China continúa siendo un mercado clave en la evolución de nuestras exportaciones.