
01 April 2025
Resumen
El año 2024 cerró con una producción mundial de vino en mínimos históricos, la más baja desde 1961. Aunque el clima extremo tuvo mucho que ver —con sequías, tormentas y lluvias intensas que afectaron a muchos viñedos—, también hay un ajuste más profundo en marcha: el consumo global de vino lleva varios años cayendo, y la producción empieza a adaptarse a esta nueva realidad.
Italia se consolidó como el mayor productor del mundo, con un crecimiento sostenido incluso en un contexto adverso. España también tuvo un buen año en volumen, aunque sigue por debajo de sus promedios históricos. Francia, en cambio, sufrió un fuerte retroceso en su cosecha, lo que afectó su posición global.
A nivel de consumo, la tendencia sigue a la baja. China, que hace unos años era un mercado en auge, continúa desplomándose, con una caída acumulada de más del 40 % en cinco años. Estados Unidos, Reino Unido e Italia también consumen menos vino que antes. Solo unos pocos países, como España y Argentina, muestran pequeñas señales de crecimiento, aunque no cambian la tendencia general.
En este contexto, el comercio internacional también está cambiando. Los vinos más económicos pierden protagonismo en los mercados tradicionales, mientras que los vinos premium —más caros y de mayor calidad— ganan terreno, sobre todo en mercados como Estados Unidos, Corea del Sur, India o China. Las importaciones en estos segmentos han crecido con fuerza, impulsadas por consumidores que buscan productos más exclusivos.
Italia ha sido el país europeo con mejor desempeño exportador, creciendo tanto en volumen como en valor. España, aunque exportó menos cantidad, logró mantener ingresos gracias a una subida de precios, especialmente en vinos espumosos. Francia, por su parte, sigue siendo el país con vinos de mayor precio, pero empieza a mostrar signos de fatiga, con una ligera caída en algunas categorías clave.
El temor a nuevos aranceles en Estados Unidos impulsó un adelanto de compras a finales de año, beneficiando claramente a los vinos europeos. Italia, Francia y España cerraron el año con aumentos en sus ventas hacia ese mercado, mientras que países no europeos como Australia, Sudáfrica o Nueva Zelanda perdieron fuerza.
En España, el consumo en el hogar se mantuvo estable, con una ligera recuperación en los espumosos y blancos. Sin embargo, donde más se notó el repunte fue en el consumo fuera de casa, especialmente en vinos tintos. Aunque el volumen consumido no creció mucho, el gasto sí lo hizo, lo que indica una clara preferencia por vinos de mayor calidad y valor añadido.
Situación del mercado internacional
En 2024, la producción mundial de vino alcanzó su nivel más bajo desde 1961, incluso por debajo del récord mínimo de 2023. Aunque las condiciones climáticas adversas influyeron en este resultado, también hay señales de que los países productores están ajustando su producción ante el descenso prolongado del consumo.
Las condiciones de la cosecha fueron difíciles, especialmente en el hemisferio norte, donde fenómenos extremos como sequías, lluvias intensas y tormentas dañaron los viñedos y redujeron los rendimientos. Francia sufrió la mayor caída en producción (-23 % respecto a 2023), lo que la relegó al segundo lugar detrás de Italia, que, a pesar de problemas climáticos, logró aumentar su producción en un 7 %. España tuvo un buen desempeño con un crecimiento del 18 %, aunque aún sigue por debajo de su promedio de los últimos 5 años. En Estados Unidos, la producción se mantuvo estable, con solo una leve caída del 3 % en el último año, pero sólo del 1 % respecta a la media de los cinco años anteriores.
En el hemisferio sur, Argentina recuperó su posición como el mayor productor con 10,9 millones de hl, un 223 % más que en 2023. Sin embargo, Chile, que había liderado la producción en la región el año anterior, experimentó una caída del 15 %. Australia y Sudáfrica también registraron niveles por debajo de sus promedios históricos.
A pesar de algunas mejoras locales, la producción mundial de vino, que en la última década ha disminuido un 1,7 %, volvería a reducirse en 2024 por segundo año consecutivo, con una caída del 3 %. Esto la situaría un 10 % por debajo del nivel registrado hace cinco años. Más allá de las condiciones climáticas adversas, hay indicios de que factores económicos y de mercado están influyendo en esta tendencia. En Francia, un programa de destilación implementado en 2023 ayudó a reducir el exceso de vino en 300 millones de litros, pero no ha sido replicado en 2024. Además, la superficie global de viñedos ha disminuido en 175.000 hectáreas en los últimos cuatro años, con reducciones significativas en Chile y California, y se prevén nuevas disminuciones en Francia para 2025.
Este ajuste en la producción responde a la caída sostenida del consumo. Desde 2017, la demanda mundial de vino ha disminuido de manera constante, con la única excepción de 2021 debido al impacto de la pandemia. En 2024, se prevé una nueva contracción del 2 %, lo que acumularía una caída total de 7 puntos en los últimos cinco años.
Pero incluso con esta reducción en la oferta, el mercado sigue débil, con grandes inventarios de vino tinto en Argentina, California y Australia. Aunque los precios del vino a granel han mostrado leves mejoras en Australia y Chile tras la eliminación de los aranceles chinos, aún permanecen muy por debajo de los niveles de hace cuatro años. En el caso de los vinos blancos, la escasez derivada de las bajas cosechas de 2023 y 2024 no ha logrado impulsar un aumento significativo en los precios.
El consumo a nivel global sigue mostrando una tendencia a la baja y, según las proyecciones para 2024, se espera que el año cierre con un total de 2.165,8 mil hl lo que representaría una caída del 1,5 % en comparación con 2023. Si analizamos la evolución de los últimos cinco años, la disminución ha sido aún más pronunciada, con una reducción promedio del 5,6 % anual, lo que confirma un ajuste sostenido en el consumo mundial.
Si observamos los datos históricos, el consumo global alcanzó su punto más alto en 2017 y desde entonces ha ido descendiendo. A partir de 2019, la caída ha sido más marcada, reflejando posiblemente el impacto de factores económicos y crisis globales que han afectado la demanda en muchos países.
Dentro de este contexto, China es el país que más ha reducido su consumo en los últimos años, y las proyecciones para 2024 apuntan a una nueva caída del 11,3 % respecto al año anterior, acumulando un desplome del 43,6 % en los últimos cinco años. Esto sugiere un fuerte ajuste en la demanda interna del país asiático. Estados Unidos también muestra una disminución, con una caída proyectada del 3,6 % en 2024, manteniendo una tendencia negativa de 4,4 % anual en el último quinquenio. Otros países, como Reino Unido e Italia, también reflejan descensos similares, lo que indica cambios sociales y económicos globales que están afectando el consumo a escala global aunque con distinta intensidad.
En contraste, algunos países parecen haber resistido mejor esta tendencia. España y Argentina muestran proyecciones de leve crecimiento para 2024, con aumentos del 2,4 % y 1,3 % respectivamente, aunque en el largo plazo sus niveles de consumo también han seguido una tendencia descendente. Por otro lado, Rusia y Alemania han mostrado mayor estabilidad, con variaciones menores en comparación con otras economías.
En definitiva, las proyecciones para 2024 sugieren que el mundo sigue en un período de ajuste, con China liderando la caída y economías clave como EEUU, Reino Unido e Italia mostrando reducciones considerables. Aunque algunos países podrían experimentar pequeños repuntes, el panorama general sigue apuntando a una reducción sostenida del consumo a nivel global.
Esta reducción del consumo no está afectando a todos lo vinos de la misma manera, sino que se está produciendo una fuerte diferenciación según el tipo mercado.
Es algo que se observa en el siguiente análisis de las importaciones, basado en las previsiones del IWSR para los próximos años, que parte de los datos definitivos de 2023 y que refleja las tendencias que han marcado el comercio del vino hasta ahora. Se apoya en el crecimiento económico y la confianza del consumidor como factores clave en la evolución del mercado. Sin embargo, es importante destacar que estas proyecciones no contemplan las turbulencias comerciales de 2025 ni su posible impacto en el consumo y el comercio global de vino.
En general, el mercado de vinos estándar (menos de 9,5 $ por botella en este caso) sigue disminuyendo aunque con ciertos matices. Entre los grandes compradores, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos lideran en volumen de importaciones, pero están perdiendo fuerza. Alemania y Reino Unido, aunque siguen siendo mercados enormes, muestran señales de desaceleración, mientras que Estados Unidos sigue en caída, con un fuerte descenso proyectado en los próximos años. Esto indica que, aunque siguen siendo relevantes, no son mercados donde el crecimiento esté asegurado.
En el otro extremo, hay países que están ganando protagonismo. India, Indonesia y Corea del Sur son las estrellas emergentes. India sigue con un crecimiento sólido, Indonesia está pasando de una leve caída a un fuerte repunte y Corea del Sur mantiene una tendencia positiva. Son mercados donde la demanda de vino económico está aumentando y pueden representar oportunidades interesantes.
Latinoamérica muestra señales mixtas. Brasil venía creciendo bien, pero parece que perderá velocidad. México, que tuvo un desempeño impresionante en los últimos años, también se está frenando, aunque sigue siendo un mercado importante. Canadá, en cambio, está en franco retroceso y deja de ser atractivo para los exportadores.
China es un caso curioso. Viene de años de fuerte caída en importaciones, pero las proyecciones indican que podría recuperarse un poco. No está claro si volverá a ser un mercado clave, pero podría ser una opción a explorar si la tendencia se confirma.
Europa, en general, está perdiendo dinamismo en este segmento de vinos. Francia, que creció bastante, ahora parece estancarse, e Italia podría mejorar después de años de caída. Reino Unido y Alemania, los mayores compradores, están reduciendo su demanda, lo que hace que Europa ya no sea tan atractiva como antes para estos vinos.
El segmento de vinos premium (más de 9,5 $ por botella) está destacando como el gran protagonista del crecimiento. Su demanda sigue ganando impulso en varios mercados clave, consolidándose como la categoría con mayor proyección.
Estados Unidos, Reino Unido y Canadá son los tres gigantes en importaciones de vino premium. Sin embargo, su crecimiento está perdiendo fuerza. Estados Unidos sigue siendo el líder absoluto con 11.720 millones de dólares en importaciones en 2023, pero su crecimiento futuro será mucho más moderado en comparación con los últimos años. Reino Unido, que venía con buen ritmo, prácticamente se estancará, mientras que Canadá, aunque sigue creciendo, lo hará de forma más lenta.
Brasil y China han sido protagonistas en los últimos años con crecimientos impresionantes. Brasil, con un 11,8 % de crecimiento anual en los últimos cinco años, se ha convertido en un comprador importante, pero el ritmo bajará a solo 1,4 % en el futuro. China también venía fuerte con 8,5 %, pero se desacelerará a 2,3 %. Aun así, siguen siendo mercados relevantes para los vinos premium.
Los países que más prometen en el futuro son India y Corea del Sur. India ha mantenido un ritmo impresionante y seguirá siendo uno de los mercados más atractivos para los vinos premium, con un crecimiento proyectado del 7,9 %. Corea del Sur, aunque con un volumen menor (500 millones de dólares en 2023), sigue aumentando su consumo con una proyección del 5,8 %.
En Europa, Francia y Alemania, aunque todavía son grandes compradores, están frenando su demanda. Francia pasará de crecer un 3,1 % en los últimos años a prácticamente quedarse estancada con solo 0,2 %. Alemania también pierde fuerza y bajará a 0,8 %. Reino Unido, a pesar de ser un mercado importante, reducirá mucho su crecimiento, lo que indica que ya no es la apuesta segura que solía ser.
México sigue siendo un mercado interesante, con importaciones de 920 millones de dólares en 2023 y un crecimiento positivo, aunque sin el dinamismo de otros países emergentes. América Latina en general no muestra grandes cambios, con un crecimiento moderado en algunos países y estabilidad en otros.
Si hay que apostar por mercados en crecimiento, India y Corea del Sur son los más prometedores. Brasil y China siguen siendo relevantes, pero con menos impulso. Estados Unidos y Canadá seguirán comprando en grandes volúmenes, pero sin las sorpresas de antes. En Europa, los grandes mercados como Reino Unido y Alemania están perdiendo atractivo, mientras que España mantiene una evolución estable.
El análisis del IWSR, basado en datos de 40 países, revela una clara transformación en el mercado del vino. Entre 2018 y 2023, las importaciones de vinos de menos de 9,5 $ por botella disminuyeron en 2.635 millones de dólares, y la tendencia negativa continuará con una caída estimada de 4533 millones adicionales entre 2023 y 2028. En contraste, el segmento de vinos premium sigue en expansión: tras crecer 2.696 millones en los últimos cinco años, se prevé un aumento de 7.076 millones en el próximo periodo.
En el segmento de vinos económicos, destacan tres mercados que aún muestran crecimiento. Corea del Sur y China lideran la recuperación, con incrementos proyectados de más de 120 millones de dólares cada uno. Brasil, aunque con menor impacto, también figura entre los mercados con crecimiento positivo, con una subida estimada de 95 millones.
El panorama es muy diferente en los vinos premium, donde Estados Unidos se consolida como el principal motor del crecimiento, con un aumento previsto de 1.523 millones de dólares, reafirmando su posición como el mayor importador de vinos de alta gama. China, a pesar de algunas fluctuaciones, sigue apostando por los vinos premium con un incremento estimado de 543 millones. Corea del Sur, nuevamente en el radar, mantiene un crecimiento sólido con 214 millones adicionales en importaciones de esta categoría.
Analizando el potencial de crecimiento en términos absolutos, los vinos premium no solo están compensando la caída del segmento más económico, sino que la están superando con creces. Esto indica que la demanda global está evolucionando hacia vinos de mayor calidad y precio, impulsada por el aumento del poder adquisitivo en ciertos mercados y la preferencia por productos más exclusivos. Estados Unidos, China y Corea del Sur se perfilan como los grandes impulsores de este cambio, consolidando un giro estructural en el consumo de vino a nivel mundial.
No obstante, la llegada de Trump a la Casa Blanca está agitando el tablero mundial. El anuncio de un arancel del 200 % ha sorprendido por su desproporcionalidad y ha encendido las alarmas en el ámbito comercial internacional. De aplicarse a los vinos europeos, representaría un golpe significativo y un nuevo escalón en la escalada de tensiones comerciales que EEUU. mantiene con la Unión Europea y con buena parte del mundo. Esta medida, aunque polémica, supondría un respiro para muchas bodegas norteamericanas que han sufrido el descenso en el consumo de tintos en EEUU, un fenómeno que ha llevado incluso a una reestructuración del sector en California.
Aunque la caída en las importaciones de vinos tintos de menor precio ya venía manifestándose como una tendencia previa, esta se ha visto acompañada por un notable aumento en la demanda de vinos blancos, espumosos y de gama premium. Por ello, son precisamente estos segmentos los que resultarían más afectados si se aplicaran las nuevas tarifas arancelarias, ya que concentran gran parte del valor de las importaciones procedentes de Europa.
Tras las elecciones, fue ganando fuerza el temor a la imposición de nuevos aranceles a productos europeos, entre ellos el vino. Ante este panorama incierto, muchos importadores estadounidenses optaron por adelantar sus pedidos, buscando asegurarse precios más competitivos antes de que pudieran entrar en vigor posibles barreras comerciales. Esta estrategia preventiva se reflejó con claridad en la evolución de las importaciones europeas, que experimentaron un repunte especialmente marcado en el tramo final del año.
Dentro del bloque europeo, Italia destacó por mantener un crecimiento sostenido a lo largo de todo el periodo, sin grandes oscilaciones. España también mostró una tendencia claramente ascendente, sobre todo en la segunda mitad del año. En cuanto a Francia, aunque su evolución fue algo más irregular, logró cerrar el ejercicio con una mejora significativa. En conjunto, los vinos europeos salieron reforzados en un entorno caracterizado por la incertidumbre y la anticipación a medidas proteccionistas.
En contraste, las importaciones de vinos procedentes de países no europeos mostraron un comportamiento mucho más débil. Nueva Zelanda y Sudáfrica registraron caídas constantes a lo largo del año, mientras que Australia, tras un inicio relativamente estable, fue perdiendo impulso gradualmente. Chile y Argentina consiguieron cierta recuperación en la segunda mitad del año, aunque de forma más errática y sin la consistencia que se observó en los países europeos.
En concreto, los datos acumulados hasta enero de 2025 confirman esta dinámica: Italia exportó a EEUU cerca de 2.300 millones de dólares en vino, Francia superó los 2.600 millones y España alcanzó casi 400 millones. Los tres países europeos cerraron el año con incrementos respecto al período anterior, consolidando su posición como principales beneficiarios del adelanto de compras motivado por el temor a nuevos aranceles.
En cambio, entre los países no europeos, Australia y Nueva Zelanda registraron caídas importantes, situándose en torno a los 240 y 480 millones de dólares respectivamente, mientras que Sudáfrica apenas superó los 43 millones. Solo Argentina y Chile lograron cerrar con ligeras subidas, aunque con cifras mucho más modestas (alrededor de 209 y 165 millones de dólares, respectivamente).
En conjunto, las exportaciones de vino europeo a EEUU, valoradas en aproximadamente 4.894 millones de euros, representan el 29 % del valor total de las exportaciones europeas de vino, aunque apenas suponen el 1 % del conjunto de bienes exportados al país.
Si bien la presencia de España en el mercado estadounidense es menor en comparación con la de otros países europeos, estas ventas representan el 11 % de nuestras exportaciones de vino y un 1,8 % del total de nuestras exportaciones a EEUU. En otras palabras, aunque el sector vinícola español no depende tanto de este mercado como otros países europeos, aunque su impacto en nuestra balanza de pagos es algo más relevante.
En cualquier caso, EEUU sigue siendo el mercado que más crece, especialmente en las categorías de vinos blancos, espumosos y premium. Se estima que el mercado de importación de vino en EEUU alcanzará un valor de 15.800 millones de euros anuales para 2028.
Mercado europeo y español
Si analizamos el mercado de exportación europeo, Italia es el país que mejor se comportó en 2024: sus exportaciones crecieron en todos los tipos de vino, tanto en volumen como en valor, lo que muestra una demanda sólida y estable. Aunque sus precios por litro no son tan altos como los de Francia, logró crecer vendiendo más sin bajar precios, algo que no es fácil.
España tuvo un desempeño más desigual. El vino blanco tranquilo creció bien, pero el espumoso y el tinto/rosado muestran descensos aunque por distintos motivos. Especialmente el tinto y rosado, que bajaron tanto en volumen como en valor, lo cual apunta a una pérdida de competitividad o atractivo en ese segmento.
Francia, a pesar de mantener precios muy altos (especialmente en espumosos), empieza a mostrar signos de desgaste: sus exportaciones bajan o se estancan, y la caída en valor del espumoso, siendo su producto estrella, es una señal a vigilar. Sigue liderando en ingresos, pero a costa de vender menos.
En cualquier caso, el mal comportamiento en general de los tintos en el mercado de exportación sigue repercutiéndose en el precio de los graneles en España, buena parte de los cuales se exportan al mercado Europeo.
Comercio exterior de España
En 2024, las exportaciones de vino de España alcanzaron un valor total de 2.983 millones de euros y un volumen de 1.935 millones de litros, según el dato anual móvil a diciembre. Aunque el volumen exportado fue el más bajo desde 2018, el valor total se mantuvo ligeramente por encima del promedio de los últimos cinco años. En contraste, el volumen medio en ese mismo período fue de aproximadamente 2.089 millones de litros, lo que confirma una caída significativa en la cantidad exportada.
Durante los últimos meses de 2024 y enero de 2025, la tendencia ha sido constante: el volumen ha ido disminuyendo mes a mes, pasando de más de 2.050 millones de litros en abril a apenas 1.920 millones en enero de 2025. A pesar de esta caída, el valor de las exportaciones se mantuvo estable e incluso mostró cierto crecimiento hacia final de año.
Este comportamiento se debe, en buena parte, al aumento de los precios, que ha ayudado a compensar la reducción en la cantidad exportada. Las mayores caídas de volumen en el último año se han producido en el vino espumoso, con una bajada del 8,3 %, y en el vino a granel, que disminuyó un 9 %. El vino embotellado, aunque también retrocedió, lo hizo de forma más moderada, con una caída del 1,6 %.
En cuanto al valor, el comportamiento ha sido desigual. El vino espumoso logró aumentar su facturación gracias a la subida de precios, el embotellado consiguió mantener su nivel, y el vino a granel fue el que más perdió, a pesar de haber recuperado algo de terreno en los últimos meses.
Los precios aumentaron en todas las categorías, pero especialmente en el vino espumoso, que se encareció un 12,3 % respecto al año anterior, en gran parte por la reducción de existencias de cava debido a la sequía. El vino a granel subió un 9 %, y el embotellado un 3,7 %. Estas subidas de precios han sido clave para que el sector pudiera mantener el valor total de las exportaciones, incluso en un contexto de menor volumen.
En el último año, las exportaciones de vino de España han tenido una evolución muy desigual según el país de destino, marcada en gran parte por la situación económica global, la inflación y los cambios en el consumo.
Por el lado positivo, Estados Unidos se consolida como uno de los mercados más fuertes para el vino español. Tanto en vinos embotellados como espumosos, ha aumentado tanto el valor como el volumen de las compras. Países Bajos también está destacando como un destino muy dinámico, especialmente en vinos espumosos, donde las ventas han crecido con fuerza. En conjunto, el valor de las importaciones holandesas de vinos italianos y españoles han crecido en este último año alrededor de un 14 %, mientras que las francesas han crecido únicamente un 4 %
Italia, en el segmento de vino a granel, ha incrementado notablemente sus compras, lo que refleja una demanda activa, muy ligada a necesidades de abastecimiento interno.
En cambio, otros mercados importantes como Alemania están mostrando señales de debilidad. Aunque sigue siendo un comprador relevante, ha recortado fuertemente sus compras, sobre todo en vinos espumosos, donde la caída ha sido muy pronunciada. También Portugal y Francia han reducido su volumen de compras de vino a granel, lo que puede estar relacionado con una menor demanda interna o ajustes por razones económicas.
El caso del Reino Unido es mixto: aunque mantiene el volumen de vino embotellado relativamente estable, ha recortado de forma notable su consumo de espumosos, posiblemente afectado por la inflación y el menor gasto en productos premium.
En resumen, los destinos que mejor se están comportando son Estados Unidos, Países Bajos, Italia y Japón, mientras que los que presentan peores resultados son Alemania, Portugal y Reino Unido (en espumoso en este último caso). La situación económica global está influyendo claramente: los mercados más estables o en crecimiento mantienen e incluso aumentan sus compras, mientras que otros, más golpeados por la inflación o con cambios en el consumo, están reduciendo su demanda.
Mercado interior
A lo largo de 2024, el mercado interior sigue mostrando signos de recuperación. El consumo de vino fuera del hogar presenta las señales más claras de mejora, con un crecimiento de hasta un 5 % en el último año (hasta el tercer trimestre). En este ámbito, los vinos tintos lideran la recuperación, con un aumento del 17 % respecto al mismo periodo del año anterior. En cambio, los blancos y los cavas muestran un comportamiento más débil, con una caída cercana al 2,6 % en el caso del vino blanco.
En cuanto al consumo en los hogares, este parece haberse estabilizado, aunque todavía se sitúa alrededor de un 2 % por debajo de los niveles registrados el año anterior. El vino tinto sigue siendo el más consumido en el ámbito doméstico, representando aproximadamente el 55 % del total de vino tranquilo en España, tanto dentro como fuera del hogar.
La compra de vino blanco en los hogares se ha mantenido relativamente estable, con pequeños repuntes en algunos meses. Durante la segunda mitad del año, especialmente entre agosto y noviembre, apenas se registraron cambios significativos. En el caso del vino tinto, 2024 ha prolongado la tendencia descendente de años anteriores, aunque en los últimos meses esta caída parece haberse frenado. Por su parte, el consumo de espumosos ha mostrado un comportamiento constante, con ligeras mejoras puntuales y sin oscilaciones destacables.
Por otro lado, los precios que pagan los consumidores siguen en ascenso. En el consumo extradoméstico, el precio del vino tinto aumentó un 5 %, el del blanco un 3 %, mientras que los cavas y espumosos registraron un alza mucho más pronunciada, cercana al 22 % en el último trimestre del año.
Esto está provocando que el gasto total continúe creciendo más que el volumen consumido, como muestra la gráfica del gasto de los hogares por tipo de vino. Así, mientras el volumen de consumo de blancos creció 1,8 puntos, el gasto aumentó casi 9,7. En el caso del tinto, aunque el volumen cayó 0,5 puntos, el gasto subió alrededor de 4 puntos.
Teniendo en cuenta que el IPC del vino se mantuvo relativamente estable hasta diciembre, todo apunta —como ya se avanzaba en el informe anterior— a que una vez contenida la inflación, el consumidor está optando por vinos de categoría más alta, por los que está dispuesto a pagar más.