24 June 2024
Este documento ofrece una visión integral de las tendencias y perspectivas del mercado de cereales, proporcionando un marco para comprender las implicaciones económicas y comerciales a nivel global, europeo y nacional.
Primero presenta un análisis exhaustivo de la situación económica global y su impacto en el mercado de cereales. Se aborda la perspectiva de organismos internacionales como el Banco Mundial, la OCDE y el FMI, quienes muestran un optimismo cauteloso respecto a la economía mundial, ayudados por la moderación de los precios generales de los alimentos y de la energía en 2024 y 2025. Con la producción de granos en aumento beneficiándose de la reducción de los precios de los fertilizantes.
A continuación, el texto explora la situación internacional del mercado de granos, con un enfoque en las previsiones de producción y consumo de trigo y maíz para la campaña de comercialización 2024/25, destacando las variaciones en las estimaciones de diferentes organismos como el USDA, el Consejo Internacional de cereales (IGC) y la FAO.
A nivel europeo, se evalúan las condiciones climáticas y su impacto en la producción de cereales de acuerdo con las fuentes de la Comisión Europea, así como las previsiones para el trigo y el maíz en distintas regiones.
Finalmente, se presenta una perspectiva detallada sobre la situación nacional en España, incluyendo estimaciones de producción de cereales y maíz, el impacto de las reservas hídricas y las dinámicas del comercio exterior.
Se concluye con un análisis del balance de la campaña y las previsiones para el mercado de cereales, destacando los desafíos y oportunidades en el contexto internacional.
Situación económica general
Distintos organismos internacionales como el Banco Mundial, la OCDE y el FMI siguen mostrando un optimismo cauteloso sobre la economía global, a pesar del crecimiento modesto y los riesgos geopolíticos persistentes. La inflación está disminuyendo más rápido de lo esperado y los mercados laborales se mantienen fuertes, con el desempleo en niveles históricamente bajos. La confianza del sector privado está mejorando, aunque las condiciones monetarias más estrictas afectan los mercados de vivienda y crédito.
La recuperación varía por regiones: Estados Unidos y grandes mercados emergentes muestran un crecimiento fuerte, a diferencia de las economías europeas, lo que mantendrá la presión sobre la moneda europea. Se espera que este panorama macroeconómico mixto persista, con inflaciones y tasas de interés disminuyendo a ritmos diferentes y necesidades diversas de consolidación fiscal.
A pesar de una perspectiva de riesgos más equilibrada, persisten preocupaciones significativas. Las tensiones geopolíticas, especialmente en el Medio Oriente, podrían interrumpir los mercados energéticos y financieros, provocando un aumento de la inflación y una desaceleración del crecimiento. Las cargas del servicio de la deuda ya son significativas y podrían aumentar más.
En términos de inflación y su impacto económico, se proyecta que la inflación global disminuya gradualmente, lo que ayudará a reducir las presiones de costos sobre los alimentos y otras commodities. Las condiciones económicas y los cambios en las políticas de las principales economías influirán significativamente en el mercado global de alimentos, afectando tanto la oferta como la demanda.
Todas las previsiones apuntan a una moderación de los precios generales de los alimentos en 2024 y 2025 debido al aumento en la producción y suministro de granos, aceites y harinas. No obstante, a pesar de esta disminución, los precios de los alimentos permanecerán más altos que los niveles anteriores a la pandemia.
La producción de granos se espera que siga beneficiándose de la reducción de los precios de los fertilizantes, derivados de una reducción en los precios de la energía y el aumento de la capacidad de producción.
La disminución en los precios de los fertilizantes apoyará la productividad agrícola, lo que a su vez se prevé moderará los precios de los alimentos. Además, se anticipa una mejora en las condiciones de suministro del mercado, aliviando la presión sobre los precios de los fertilizantes.
Situación internacional del mercado de granos
A pesar de que el último informe de junio del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) anunció una reducción en las expectativas de producción de trigo por más de 7,4 millones de toneladas respecto al anterio de mayo, tanto el USDA como otros organismos internacionales, incluyendo la FAO y el Consejo Internacional de Cereales, proyectan un ligero incremento en el suministro de cereales (producción más reservas iniciales de campaña) para la campaña 2024/25 en comparación con la pasada, estimando un aumento de entre el 0,1 % y el 0,3 %.
Tanto el Consejo, como el USDA prevén un incremento del total de producción de cereales para el global de la campaña de hasta el 0,7 %. Únicamente la FAO estima una ligera contracción de la misma del 0,3 %, pero que sería compensada por un aumento de las existencias.
Al desglosar los datos por cultivo, se observa una mejora en las expectativas de cosecha de trigo para el Consejo Internacional de Cereales y el USDA, mientras que solo la FAO prevé un retroceso, aunque muy ligero. En cuanto al maíz, las perspectivas son más pesimistas, anticipando una caída en la cosecha tras la gran producción alcanzada el año pasado.
Sin embargo, al evaluar estos datos en el contexto del consumo, la campaña global se mostraría deficitaria tanto para el USDA como para el Consejo. Al analizar el consumo en relación con las reservas globales de cereales, excluyendo a China debido a sus elevados y opacos niveles de almacenamiento que distorsionan los datos, se prevé que la proporción disminuya por tercer año consecutivo, situándose entre el 14 % y el 17 %, según diversas fuentes. Este escenario incrementa la vulnerabilidad ante posibles contingencias climáticas.
El análisis de los datos por países del USDA para el trigo revela que, aunque la producción mundial de trigo se mantiene estable respecto al año anterior y muestra un incremento en comparación con la media de los últimos años, la producción de los principales países exportadores, responsables de casi el 80 % de las exportaciones globales, experimentaría una disminución de hasta el 2 % en su conjunto. Este retroceso se atribuye a las adversas condiciones meteorológicas en Europa, particularmente en la región del Mar Negro, y a la reducción de la superficie de cultivo, que disminuiría en un 3 % en la Unión Europea y en un 17 % en el Reino Unido.
La producción de Rusia sería la peor de las últimas tres campañas, descendiendo un 9 %, aunque las dos anteriores superaron todos los registros. Por ello el descenso respecto a los 5 años anteriores sólo representaría alrededor del 0,6 %. Lo mismo sucedería con la cosecha de Ucrania, que descendería un 15%, tras el pequeño repunte del año pasado, pero que sigue acumulando pérdidas debido a la invasión.
En el caso del maíz, la producción mundial disminuiría ligeramente respecto al año pasado, pero se mantendría en niveles históricamente altos. La producción de los principales países, que representan el 85 % de las exportaciones, descendería un 2 %, aunque seguiría siendo un 4 % mayor que el promedio de los últimos cinco años.
La reducción de la superficie cultivada de maíz en EEUU, en favor de la soja, disminuiría la producción en ese país. Además, la mala climatología en Ucrania, junto con la reducción de la superficie cultivada debido al desgaste provocado por la invasión, también afectarían la producción. Por otro lado, el incremento de la superficie y de los rendimientos en Brasil situaría su producción como la segunda más alta de la historia.
Estas perspectivas se han reflejado en los precios a lo largo de la campaña. La tendencia descendente en los precios se ha fortalecido no solo debido a la excelente cosecha mundial, especialmente de maíz en EEUU y Brasil, sino también por la continua exportación de granos a bajos precios desde la región del Mar Negro. Además, las dos exitosas cosechas de trigo en Rusia y los descuentos aplicados al cereal ucraniano debido a los riesgos asociados con la invasión han contribuido a esta dinámica favorable.
En los últimos meses, la preocupación por la disminución de la superficie sembrada de trigo en Europa y las adversas condiciones climáticas provocaron un aumento significativo en el diferencial de precios con el trigo, que alcanzó máximos en mayo. Sin embargo, la situación en el mercado ha empezado a corregirse; factores como la buena cosecha de trigo en los EEUU, los aranceles a la importación grano en Turquía y la mejora de las condiciones climáticas en Rusia, que sugieren que la cosecha podría no deteriorarse más, junto con la esperada reducción en la cosecha de maíz en EEUU para la próxima campaña, han contribuido a la caída de los precios del trigo y a la reversión del diferencial con el maíz.
En el ámbito de las importaciones, se espera que la demanda de trigo aumente únicamente en algunos países del norte de África, específicamente en Marruecos, debido a la sequía. En contraste, se prevé que disminuya en el resto de regiones, pero de una forma más clara en países como China o Irán y Pakistán, en el sur de Asia, gracias a la mejora de su producción interna. En el caso de China, la reducción de la demanda de pienso también disminuiría sus necesidades de importación, teniendo en cuenta además el diferencial de precios con el maíz.
Las importaciones mundiales de maíz se mantendrían relativamente estables en comparación con el año pasado. En la Unión Europea, se espera que el aumento de la superficie cultivada y los rendimientos reduzcan la demanda de importaciones.
Mientras tanto, el crecimiento de la producción porcina en países del sudeste asiático, tras el impacto de la peste porcina, sigue incrementando la demanda de maíz. Sin embargo, en China, el estancamiento en el consumo de carne ha frenado este crecimiento, y no se espera un incremento en comparación con el año pasado. A pesar de esto, los niveles actuales serían un 14 % superiores a los de los cinco años anteriores, durante los cuales los esfuerzos por recuperar la cabaña porcina se vieron significativamente afectados por los brotes de peste porcina.
No obstante, las importaciones de China podrían aumentar si persisten las altas temperaturas y las condiciones de sequía, lo que afectaría principalmente al maíz. Por ejemplo, el USDA había previsto un aumento de la producción del 1 %, pero esta podría llegar a reducirse hasta un 2 %.
Es importante destacar que los datos oficiales de importación de China para la campaña actual 2023/24 permanecen muy por debajo de los de los estimados por el USDA, aunque según la Administración norteamericana las cifras oficiales proporcionadas por China podrían estar subestimadas. Además, debido a las tensiones comerciales entre EEUU y China, la intención de diversificar sus fuentes de suministro ha llevado a que Brasil se convierta en 2023 en el principal proveedor de maíz para el gigante asiático.
Este hecho ocurre en un contexto de fortalecimiento del dólar, que se ha revalorizado un 11% frente al real brasileño en el último año. A pesar de esto, los precios de exportación de Brasil han permanecido relativamente más altos que los de Estados Unidos durante esta campaña.
Situación europea
En Europa, el exceso de humedad en amplias zonas de Europa occidental, así como en Dinamarca y el norte de Italia, está provocando encharcamientos, una elevada presión de plagas y ha retrasado las siembras, lo que está generando preocupaciones y debates sobre la cosecha de 2024 por sus posibles efectos negativos en los rendimientos de los cultivos como parece confirmar el Ministerio francés.
Las últimas estimaciones de la Comisión a 30 de mayo, prevén que la cosecha de trigo descienda un 4 % respecto a la del año pasado y sea un 5 % inferior a la media de los últimos 5 años, mientras que la del maíz podría aumentar alrededor del 9 % en un año y un 3 % respecto a los resultados de los 5 años anteriores.
Los resultados serían particularmente favorables para Europa Oriental y del Sur. Sin embargo, en España, la recuperación tras la sequía del año pasado seguiría siendo parcial para los cultivos de secano, debido a la disminución del 3 % en los rendimientos y la superficie sembrada, en comparación con la media recortada (excluyendo los años de mayor y menor producción) de las últimas 5 campañas.
Estos cambios se deben fundamentalmente a cambios en la superficie, ya que globalmente no se esperan grandes variaciones al menos en los rendimientos del trigo blando y del maíz, a la espera de cómo evolucione la climatología.
Según la Comisión Europea, la producción del conjunto de los cereales se incrementaría un 3 % en Europa respecto a la campaña pasada, aunque el resultado global descendería un 1 % si lo comparamos con la media de los 5 años anteriores. Unos números muy similares a los estimados por el USDA.
En resumen, se puede observar el impacto que tendrían estas perspectivas en el balance. En particular, destacamos que el aumento de la producción de maíz, junto con la estabilización del consumo, permitiría reducir el ratio de importaciones en el conjunto de la UE y mantener el nivel de reservas al final de la campaña.
Situación nacional
Producción
Durante las últimas semanas, se han publicado diversas estimaciones para la próxima temporada de comercialización, las cuales pronostican una significativa mejora en la producción de cereales. Los datos más recientes, emitidos en junio, anticipan un notable incremento en la producción, impulsado por la mejora de las condiciones climáticas en las principales regiones agrícolas del país.
De acuerdo con las ultimas estimaciones del Ministerio en sus avances de superficie, la producción de cereales de otoño-invierno para 2024 alcanzará los 15,8 millones de toneladas, lo que representa un incremento del 81,4 % en comparación con la campaña anterior y se alinea con el promedio de los últimos cinco años.
Por su parte, las Cooperativas Agro-alimentarias en sus estimaciones del mes de mayo proyectan cifras aún más alentadoras, estimando alcanzar los 16,5 millones de toneladas, un 115 % mayores a las del año pasado gracias principalmente a un mayor aumento en los rendimientos agrícolas.
En conjunto, las estimaciones proyectan una cosecha media que oscilará entre aproximadamente 16 millones y 18 millones de toneladas.
En cuanto al cultivo de maíz, se prevé que el aumento de las reservas hídricas permitirá expandir la superficie de cultivo en las principales regiones productoras en un 17 %. Como resultado, la producción podría incrementarse en un 33 %, alcanzando los 3,6 millones de toneladas. Aunque esta cifra es prometedora, se sitúa ligeramente por debajo del promedio de los últimos cinco años.
Comercio exterior
Las importaciones de esta campaña se han ajustado principalmente a las necesidades generadas por la reducida cosecha del año pasado, pero también han dependido de la disponibilidad y los precios de los distintos productos a lo largo de la misma. Hasta el mes de marzo se ha importado casi 19 millones de toneladas de cereales, un 16 % más que la campaña pasada. El incremento se ha producido sobre todo en la partida de trigo y cebada.
Durante esta campaña sigue aumentando el peso de nuestras importaciones de Ucrania, debido al diferencial de precio frente a otros orígenes que está actualmente alrededor del 17 % en caso del trigo francés y en torno al 7 % respecto al maíz brasileño, aunque el diferencial ha ido reduciéndose lentamente. La mala cosecha que se espera de cereal puede restar competitividad a este origen.
La segunda mejor cosecha registrada de trigo de Bulgaria también ha permitido que crecieran las importaciones de este país teniendo en cuenta nuestras altas necesidades. Aunque para esta campaña se espera un descenso del 4 %, esta reducción es muy inferior a la de otros grandes productores europeos.
Mirando hacia el futuro, además del descenso de la cosecha en Ucrania, debemos considerar el aumento de la competencia en el mercado del maíz brasileño. La entrada contundente de China sin duda representará un desafío para nuestro sector de alimentación animal, el cual enfrenta mayores dificultades para abastecerse en otros mercados, como el estadounidense o el argentino, debido a cuestiones fitosanitarias y a las variedades autorizadas.
A pesar del reto que suponía esta campaña, las importaciones han entrado a buen ritmo hasta marzo, último mes con datos disponibles, y su entrada se ha ido ralentizando a falta de aproximadamente 2 millones de toneladas para cuadrar el balance (sin contar reservas).
Balance de campaña
Teniendo el cuenta el buen momento que está viviendo la ganadería y el consumo de carne por la buena situación económica y el turismo, es previsible que las necesidades de alimentación vayan creciendo a lo largo de este año..
Aunque también existen ciertas incertidumbres, como es el caso de la posible guerra arancelaria con China, que podría afectar a nuestras exportaciones de cerdo, donde se vende aproximadamente un 9 % de nuestra producción total.
Conclusiones
Las previsiones para el mercado de cereales indican un ligero aumento en la producción global para la campaña 2024/25 del 0,5% según el USDA, lo que la situaría como la de la más alta de la historia.
En concreto se espera una mejora en la cosecha de trigo, a pesar de la reducción en Europa. Las buenas campañas en Norteamérica, China y el Sur de Asia y el buen desarrollo de las siembras en Sudamérica y Australia permitirían un ligero aumento del 0,5% de la producción de trigo.
Las perspectivas para el maíz, aunque menos optimistas que las del trigo debido a una pequeña reducción respecto a las de la campaña pasada del 0,6%, se mantienen como las segundas más altas de los últimos años. La reducción de la una disminución en la superficie cultivada en EE. UU. y condiciones climáticas adversas en regiones clave como Ucrania, serían compensadas parcialmente por la gran cosecha de Brasil.
A pesar de ello, el crecimiento de la economía mundial se estima que el consumo vuelva a crecer, salvo en Europa o China que siguen afrontando ciertas dificultades económicas, y supere de nuevo la producción, lo que situaría las reservas mundiales (excluyendo las de China) en niveles preocupantes.
A pesar de ello, el aumento de la producción en varios de los principales países importadores de Asia, Oriente Próximo e incluso España podría reducir las necesidades de importación, lo que contribuiría a mantener los precios ligeramente por debajo de los niveles de 2023. Sin embargo, estos precios estarían sujetos a una alta volatilidad debido a factores geopolíticos y climáticos, especialmente considerando los bajos niveles de reservas.
En Europa, se anticipa una disminución del 4 % en la cosecha de trigo y un aumento del 9 % en la producción de maíz. Las condiciones climáticas han afectado negativamente a algunas regiones, lo que podría impactar los rendimientos. No obstante, se espera un incremento del 3 % en la producción total de cereales en comparación con la campaña pasada.
En España, se proyecta una significativa mejora en la producción de cereales de invierno, con estimaciones de incrementos que varían entre el 80% y el 150% en comparación con la campaña anterior, que supondrían una cosecha entre los 16 y los 19 millones de toneladas. La producción de maíz también aumentará, impulsada por mejores reservas hídricas. Las importaciones que han crecido debido a la baja cosecha del año pasado, sitúan a Ucrania como un proveedor clave por su competitividad en precios, aunque el diferencial de precios será cada vez más reducido.
En conjunto, aunque se espera una mejora en la producción de cereales a nivel nacional y europeo, los desafíos en el mercado internacional, como la competencia y las condiciones climáticas, continuarán influyendo en los precios y la disponibilidad.
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