29 January 2025
Las políticas migratorias de Estados Unidos impulsarán la automatización de la recogida de frutas y hortalizas
Transcurrida una semana desde la toma de posesión de Donald Trump como 47.º presidente de los Estados Unidos, el mundo se ha volcado a analizar las repercusiones de las órdenes ejecutivas que su equipo tenía lock and loaded, es decir, listas para ser firmadas el mismo “día 1”, escenificando así el tan anunciado “cambio dramático de dirección” de la política norteamericana.
En esta entrada abordaré uno de los muchos impactos que tendrán sobre el sistema alimentario, las órdenes ejecutivas firmadas por Trump, en este caso sobre la intensificación de la automatización y robotización en la agricultura como consecuencia de la interrupción brusca de los flujos migratorios hacia los Estados Unidos. El efecto previsible, a corto plazo, será una drástica reducción de la disponibilidad de mano de obra migrante para el sector agrario norteamericano. Veamos.
En las órdenes firmadas el 21 de enero, la Administración Trump declara la emergencia nacional en la frontera con México para detener la entrada de migrantes ilegales. Además, ha prohibido el derecho de asilo, ha suspendido el programa de admisión de refugiados y ha puesto final al derecho de los nacidos en Estados Unidos para obtener automáticamente la nacionalidad de ese país.
Desde el punto de vista humano, se trata de una situación dramática que truncará las expectativas vitales de millones de personas. Desde el punto de vista del mercado laboral, supondrá una disrupción en la disponibilidad de mano de obra para muchos sectores y para el sector agrario en particular.
La mano de obra en el sector agrario, en Estados Unidos y también en España, es mayoritariamente migrante
Hay un titular del New York Times de finales de 2018 que me llamó mucho la atención en su momento. Decía algo así como: “A medida que escasean los trabajadores agrícolas inmigrantes, los robots sustituyen a los humanos”.
Entonces era el primer mandato de Trump y las consecuencias de su política de inmigración, la de entonces, ya se hacía sentir en el sector agrario en uno de los principales estados agrícolas, California.
También me llamó la atención en ese artículo, que se mencionaba a una empresa española, de La Palma del Condado, en Huelva, Agrobot, que entonces probaba un prototipo de máquina autónoma para recoger fresas en los campos californianos.
La noticia se hacía eco de cómo empresas tecnológicas y empresarios agrícolas habían volcado su interés y sus inversiones en la automatización y robotización de los procesos agrícolas, para asegurar sus producciones, muy dependientes de la mano de obra migrante.
Y es que la mano de obra en el sector agrario norteamericano es mayoritariamente extranjera, entre un 50 y 80 %. Aunque existe un modelo de visa específico para los trabajadores agrícolas migrantes, la H-2A, lo cierto es que la mayoría trabaja de manera más o menos irregular. En total se estima que en el sector agrario de California trabajan 150.000 migrantes.
Se calcula que solo en la agricultura californiana trabajan unos 150.000 migrantes, la mayoría de forma más o menor irregular
En España la recogida de frutas y hortalizas sigue siendo una de las principales bolsas de empleo temporal para migrantes. La campaña de fruta de hueso enlaza con la de pepita, desde las zonas más tempranas de la Región de Murcia hasta las más tardías de Lleida, pasando por Extremadura, cubriendo aproximadamente el período que comprende desde abril a septiembre.
Para hacernos una idea, en Aragón se emplean aproximadamente 15.000 personas; en Cataluña la patronal del sector ha llegado a reclamar 35.000 trabajadores temporales para la campaña de recogida. En Huelva, 13.800 personas trabajan en la recogida de la fresa, en el marco de uno de los mejores esquemas de contratación en origen implantados en nuestro país.
En todos los casos, el denominador común es la mayoritaria presencia de migrantes y también, en todos los casos, coincide la preocupación de la cada vez mayor dificultad para contratar la mano de obra necesaria, no ya solo para completar las cuadrillas en campo, sino también para completar las líneas de confección en las centrales hortofrutícolas.
De acuerdo con datos de FEPEX, el sector de las frutas y hortalizas da empleo a 350.000 personas en España, el 41 % del sector agrario, de las cuales, 80.000 trabajan en tareas de manipulación y comercialización en las zonas de producción.
La reducción brusca de la disponibilidad de mano de obra acelerará la robotización en agricultura en los Estados Unidos
Sin tener que remontarnos a la invención de la cosechadora y del tractor y por poner tan solo unos ejemplos breves, hemos sido testigos en estas últimas décadas de cómo la robotización ha llegado y se ha implantado en el ordeño en vacuno, o como la recogida de aceituna y la vendimia se han mecanizado completamente en plantaciones intensivas, con máquinas autopropulsadas que, en no demasiado tiempo, con el autoguiado, podrán ser autónomas.
Sin embargo, hasta ahora, la automatización y la robotización se resisten en la recogida de frutas y hortalizas frescas, de manera que este subsector es todavía uno de los principales demandantes de mano de obra. Con la reducción brusca de mano de obra migrante, el proceso se acelerará.
La reducción brusca de mano de obra migrante acelerará el proceso de automatización y robotización de la recogida de frutas y hortalizas frescas, que hasta el momento se ha resistido debido a múltiples obstáculos pendientes
La automatización o robotización de la recogida de frutas y hortalizas frescas, ya sea al aire libre o en invernadero, se enfrenta a numerosos problemas que tienen que ver con el ambiente tan variable en el que se desenvuelven las máquinas y dispositivos en campo.
Aunque parezca que el titular de 2018 está cercano en el tiempo, el caso es que, en estos últimos años, ha llovido mucho en el mundo de la tecnología, particularmente en el ámbito de la inteligencia artificial y en el de la velocidad de computación, en donde los avances han sido exponenciales, como también han sido enormes los avances en todos los aspectos que tienen que ver con los sistemas electromecánicos y los materiales con los que se construyen las máquinas y robots.
Para la fruta de hueso, de pepita, cítricos o también kiwi y fresa, los avances son muy prometedores, casi espectaculares. Se han desarrollado multitud de prototipos con sistemas de visión automatizados que pueden procesar un número ingente de imágenes por segundo para determinar si el fruto está o no maduro y, por tanto, listo para ser recogido.
Todo ello gracias al empleo de software de inteligencia artificial, entrenado con millones de imágenes para incrementar su eficacia mediante machine learning. Sin embargo, todavía quedan obstáculos que superar.
El ambiente en las parcelas de cultivo al aire libre no facilita el trabajo de los dispositivos; el color, tamaño y disposición de los frutos es variable, como lo son las condiciones en campo, la luz, lluvia, polvo, vegetación, que dificultan mucho la automatización del proceso.
Para mejorar la eficiencia, las plantaciones también se deberán adaptar al tipo de maquinaria, tanto en la disposición o conducción de los cultivos, como de las propias calles por las que deben circular.
Con todo, el porcentaje de precisión en la recogida de frutos, y la velocidad o frutos recogidos por minuto están muy próximos al umbral a partir del cual se pueden escalar comercialmente los prototipos, unido a la simplificación de sus estructuras y de su manejo para reducir los costes.
En hortícola de invernadero existe ya una amplia familia de máquinas o robots que pueden trabajar de manera continua en el ambiente más controlado y regular del invernadero. La estructura de los invernaderos en calles muy regulares se presta muy bien a la automatización de la mayor parte de las tareas de campo.
De nuevo, los sistemas de visión automatizada y los nuevos implementos para recoger los frutos y realizar todo tipo de tareas, están haciendo enormes progresos hacia la automatización, requiriendo cada vez un grado más reducido de asistencia a medida que ganan precisión.
En hortícola al aire libre, sobre todo en hortícola de hoja, ya hay máquinas comerciales plenamente operativas, complejas de manejar, dada la sensibilidad del producto y, aunque se ha alcanzado un elevado grado de mecanización, con tecnología igualmente puntera, todavía es necesaria la asistencia por operarios que, además de guiar las máquinas, realizan las primeras labores de acondicionamiento en campo.
Comienza una carrera tecnológica
En febrero del año 2024, el entonces primer ministro británico, Rishi Sunak, ante la asamblea de la National Farmers Union, principal sindicato agrario británico, según el titular de prensa, decía que “los robots transformarán la agricultura y reducirán la dependencia de la mano de obra inmigrante”, para anunciar un paquete de ayudas al sector de 220 millones de libras para que los agricultores adquirieran equipamiento con el que suplir la escasez de mano de obra que sufre el Reino Unido tras el brexit.
En la misma asamblea había prometido 55.000 visas para temporeros, que parecían no ser suficientes para cubrir la demanda. No es fácil encontrar una referencia tan explícita y directa de un jefe de gobierno al sector agrario para que se robotice y así reduzca su dependencia de la mano de obra migrante.
Cuando uno ve las fronteras a las que está llegando la robotización en todos los ámbitos, incluso con el desarrollo de robots de aspecto y movimientos humanos, la idea que una completa robotización de la recogida de fruta, con máquinas trabajando 24/7, de manera constante y previsible, no parece ni mucho menos inalcanzable, sobre todo teniendo en cuenta que la distancia, en términos de desarrollo tecnológico, está al alcance de la mano.
En este contexto, vamos a ser testigos de una suerte de carrera en la que el primer llegado será el primer servido en cuota de un mercado de alto valor añadido. Y el que está mejor posicionado es Estados Unidos.
Por una parte, no tiene más remedio: con las leyes aprobadas por Trump, literalmente no tendrán con quien recoger la fruta.
Por otra parte, Estados Unidos es el tercer productor de frutas y hortalizas del mundo, con 68,7 millones de toneladas y, además, en este momento, los norteamericanos son, con diferencia, la primera potencia tecnológica del mundo y, de acuerdo con nuestros estándares, tienen una capacidad de financiación ilimitada, con la ventaja que le proporciona tener un mercado continental de verdad.
Estados Unidos va a estar en la posición de colonizar los mercados con su tecnología, con sus máquinas o con sus robots, con los que intentará resolver su problema inmediato de falta de mano de obra, pero que nos exportará, porque, finalmente, también nos harán falta para cubrir nuestra propia demanda de mano de obra e incrementar la productividad.
La Unión Europea se enfrenta también a un escenario de mayor escasez de mano de obra para los sectores más demandantes, como el de frutas y hortalizas.
Aunque la Unión tiene problemas mucho mayores que resolver en estos momentos, este se parece a otros muchos de los que tiene. Si no es capaz de concentrar los esfuerzos en las necesidades reales, desarrollando sus propias tecnologías, nos convertiremos también en este ámbito en clientes obligados. Sería la oportunidad para empresas de capital español o europeo puedan comercializar a escala internacional sus productos.
Las consecuencias serás más amplias
Que se interrumpa el flujo de mano de obra migrante de una manera tan brusca en Estados Unidos, no solo tendrá efectos sobre la aceleración de la robotización. También tendrá efectos sobre los propios cultivos, que se adaptarán a los que dispongan de soluciones de automatización o sencillamente los que necesiten menos mano de obra. Dependiendo de la intensidad del impacto, el cambio será más rápido.
También habrá un efecto colateral importante para las explotaciones medianas o pequeñas, que no se puedan permitir adquirir o arrendar equipos que, sobre todo al principio, pueden ser caros y sofisticados y que al titular de la explotación le queda muy lejos saber manejarlo y sacarle todo el provecho a través de la digitalización y el empleo de los datos.
Y, para finalizar, un apunte más personal
El fondo y las formas de las medidas anunciadas por el presidente de los Estados Unidos el día 21 son deplorables. En el caso que nos ocupa, como decía al principio, jugando con las expectativas vitales de centenares de miles de personas, es injustificable.
No quiero que dé la sensación al lector, ni por un solo momento, que, por estar interesado en la tecnología aplicada al sector agrario, se me pasa por alto que, así, no se hacen las cosas.
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