28 October 2024
La Unión Europea (UE) dispone de una red de 42 acuerdos preferenciales, que comprenden a 74 socios comerciales (los acuerdos integran, en ocasiones, a más de un país, como es el caso del que integra a 26 países de África, Caribe y Pacífico o el acuerdo con Colombia, Ecuador y Perú), y representan el 49,6 % del valor en el la exportación de bienes y el 42 % en valor de las importaciones (2023).
Con ello, durante los últimos diez años, la UE ha sido capaz de mantener de manera relativamente estable su participación del 17 % del valor del comercio mundial, pese al auge de China en este ámbito durante estos años, siendo el líder mundial en este tipo de acuerdos.
Esta red de acuerdos comerciales ha permitido a la UE resistir mejor a los shocks geopolíticos, el más reciente la invasión ilegal de Ucrania por parte de Rusia, tanto desde el lado de las exportaciones, con más posibilidad para diversificar los países de destino y, desde del lado de las importaciones, con una gama más amplia de países desde los que poder importar materias primas y productos necesarios para abastecer las cadenas de suministro necesarias para el buen funcionamiento del sistema productivo comunitario.
La Organización Mundial de Comercio (OMC) sigue jugando un papel muy importante en las relaciones comerciales internacionales de la UE. Así, la OMC sigue siendo una herramienta muy importante para la solución de disputas comerciales, tanto con países socios con los que se mantienen acuerdos comerciales preferenciales, cuando los mecanismos del propio acuerdo no son suficientes, como con el resto de los países. Todo ello, a pesar de la falta de operatividad del Órgano de Apelación de la OMC, por el bloqueo que, desde 2019, mantiene los Estados Unidos a su renovación.
La UE también traslada sus prioridades políticas a las relaciones comerciales internacionales. Así, de los acuerdos en vigor, en los que se afectan a 19 socios comerciales, tan importantes como Japón, Canadá, Nueva Zelanda o América Central, existe un capítulo sobre Comercio Sostenible y Desarrollo (Trade and Sustainable Development), que incluye el respeto de los principios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la aplicación efectiva del Acuerdo de París sobre el cambio climático, la aplicación efectiva de su propia legislación medioambiental y laboral, el comercio sostenible de los recursos naturales, como la madera y la pesca, combatir el comercio ilegal de especies de fauna y flora amenazadas o en peligro de extinción, entre otros aspectos.
Esta es la manera que emplea la UE para introducir criterios de sostenibilidad en los acuerdos comerciales, tanto en la renovación de los existentes como en los nuevos acuerdos que se encuentran en fase de negociación. Esta es también una de las vías por las que la UE puede ir avanzando hacia la reciprocidad en determinados ámbitos, como el relativo al uso de productos fitosanitarios. La otra vía es haciendo uso de las excepciones generales que permite el Acuerdo de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias de la OMC, siempre que, simplificando mucho, las medidas que se apliquen no sean discriminatorias y se basen en información o datos científicos internacionalmente reconocidos.
Entre los acuerdos comerciales que se encuentran en negociación, merece la pena destacar, por su relevancia, los relativos a los países del Sureste Asiático y Oceanía, Australia, India, Indonesia, Filipinas, Singapur y Tailandia que, de concluirse, podrán contribuir a diversificar e incrementar las exportaciones agroalimentarias españolas en esa zona del planeta.
En el caso de la India, que ya va por la novena ronda de negociación, por la complejidad del propio país, se antoja difícil, pero es de esperar que, en la mayoría del resto de los casos, las negociaciones den sus frutos en el medio plazo, constituyendo este bloque el último gran capítulo de las negociaciones comerciales pendientes de la Unión.
Y decimos del último gran capítulo, porque con los Estados Unidos, tras el fracaso del TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership), es difícil pensar que se puedan retomar las negociaciones, ni a un lado ni al otro del Atlántico y, particularmente, considerando la fase actual neoproteccionista por la que atraviesan los norteamericanos, que va más allá del color político que pueda tener la Administración de turno, como llevamos comprobando desde la Administración Obama.
Mercosur, cuyo acuerdo fue alcanzado en 2019, todavía está pendiente de ratificación, una fase que podría estar a punto de suceder a tenor de las señales que llegan de Bruselas, casi 25 años después de que comenzaran las negociaciones. Se trata de uno de los grandes acuerdos pendientes que, en el ámbito agroalimentario, reúne a dos de las grandes potencias exportadoras mundiales, Argentina y Brasil.
Francia, tradicionalmente en contra de este acuerdo, podría estar quedándose aislada en su posición, mientras que se buscan fórmulas para atenuar el impacto en el sector productor. España, con independencia del color político de cada Gobierno, siempre ha considerado este acuerdo estratégico para sus intereses.
Por lo que se refiere a China, su incorporación a la OMC, en diciembre de 2001, supuso un gran estímulo para la que es ahora la segunda economía del mundo tras los Estados Unidos en términos de PIB. La Unión Europea concluyó en 2020 las negociaciones para un acuerdo sobre inversiones, que aún no ha sido ratificado, que daría mayor seguridad jurídica a los inversores europeos en ese país. Con la guerra comercial por el comercio de vehículos eléctricos, que dio comienzo a finales de 2023, se antoja complicado que la UE y China puedan avanzar más en sus relaciones comerciales, sin resolver antes sus disputas que, de manera colateral, han acabado afectando a los productos lácteos, el brandy y la carne de porcino europeas.
La OMC es la gobernanza del comercio mundial por defecto
Haciendo un poco de retrospectiva, en este año se cumple el 30 aniversario de los Acuerdos del GATT. Estos 30 años coinciden con la etapa más prolongada de prosperidad en la mayoría de los países del mundo, en término de condiciones de vida y muy particularmente, en los países menos desarrollados y en vías de desarrollo.
Los Acuerdos del GATT, la OMC, son la gobernanza del comercio mundial por defecto, la que se aplica cuando no hay otro tipo de relación comercial más ambiciosa entre dos partes, en ocasiones, por que no todos los países del mundo tienen la capacidad suficiente para desarrollar complejas negociaciones comerciales, sobre todo los más pequeños, los menos desarrollados y, en otras ocasiones, porque por otras razones, políticas, de competencia comercial, no es posible alcanzar acuerdos.
Siendo la UE el bloque económico, con diferencia, con más acuerdos comerciales del mundo, aun así, en valor, más de la mitad del comercio europeo todavía tiene lugar fuera de esos acuerdos comerciales, es decir, mayoritariamente bajo las reglas de la OMC.
Este es un activo que debe ser debidamente apreciado, incluso cuando, tras casi más de dos décadas, los países que integran esta organización no han sido capaces de avanzar en su seno en las negociaciones comerciales agrarias. Durante ese tiempo, los mecanismos de transparencia, información, consultas, solución de disputas, con todas sus dificultades, han facilitado la resolución de centenares de conflictos comerciales entre sus socios, allanando el camino para el buen funcionamiento del comercio internacional.
También es un valor para tener presente que, precisamente los Acuerdos de la OMC, han ofrecido una base normativa y técnica sobre la que se han construido y negociado acuerdos comerciales, bilaterales y multilaterales, no solo por parte de la UE, sino también por muchos otros países del mundo.
España es una historia de éxito en materia de comercio internacional agroalimentario
La cifra más reciente del valor de las exportaciones agroalimentarias de nuestro país es de 73.242 millones de euros (agosto 2024, año sobre año), con un saldo comercial exportador positivo de 18.441 millones de euros. El principal mercado de nuestras exportaciones es la Unión Europea, de donde procede el 67 % (2023) del valor y que es fruto del éxito de la joya de la corona de la Unión, que es el Mercado Único. En muchos productos, como el vino o el aceite de oliva, la participación del comercio internacional con destino a terceros países es mucho mayor.
De los 14 primeros destinos de las exportaciones agroalimentarias españolas, 8 tienen un acuerdo comercial con la Unión Europea (Reino Unido, Japón, Marruecos, Suiza, Corea del Sur, México, Canadá y Noruega), y uno de ellos está en fase de negociación (Filipinas).
El despegue de las exportaciones agroalimentarias españolas desde comienzo de este sigo, tiene mucho que ver, por tanto, con la consolidación del Mercado Único Europeo, al que destinamos el 67 % (2023) de nuestras exportaciones y, también, sin duda, con el despliegue de acuerdos comerciales con terceros países por la UE. Lejos queda ya las cifras exiguas de exportación y las balanzas negativas de los años noventa.
Un apunte final. El Reino Unido es el principal mercado de exportación a terceros países de la Unión Europea y de España. Visto en retrospectiva, es encomiable como, pese a toda la complejidad del brexit, la Unión supo cerrar un acuerdo que ha permitido, en muy buena medida, mantener una relación comercial privilegiada con ese país.
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