24 January 2025
Cuando hace 50 años pusimos en marcha la Estación Experimental de Las Palmerillas nos enfrentábamos a lo desconocido.
Era el primer centro de innovación agraria que se creaba en Almería y había muy pocos en el resto de España. No existían, por tanto, centros que nos pudiesen servir de referencia y donde pudiésemos copiar un modelo de apoyo al desarrollo de la agricultura.
Solo partíamos de una idea clara: los países y territorios que apostaban por la tecnología contaban con mayores niveles de actividad económica y de bienestar social. Nosotros aspirábamos a asemejarnos a ellos. Solo teníamos claro donde queríamos llegar, pero sabíamos que el camino iba a ser complicado, difícil de alcanzar y con posibles obstáculos y retrocesos.
A mediados de los años 1970 la agricultura almeriense mostraba una cierta diversificación con un incipiente sector hortícola, los tradicionales cultivos de uva de mesa y cítricos, que en determinados momentos habían sido importantes en las comarcas del interior de la provincia, y las frutas de hueso y los subtropicales que también ofrecían ciertas expectativas de implantación.
Campo de pruebas para tecnologías de vanguardia
En estas circunstancias, inicialmente la Caja Rural de Almería puso en explotación cuatro fincas de ensayo situadas en los municipios de Huércal Overa, dedicada principalmente a la fruta de hueso; en Rioja, para el cultivo de naranja; y en La Mojonera y El Ejido, para la instalación de los primeros invernaderos y de las primeras plantaciones de aguacate y chirimoya, así como nuevas variedades de uva de mesa.
Al mismo tiempo, y pensando que la ganadería también podía jugar un papel en la generación de empleo, se desarrollo un proyecto integral de porcino.
A los pocos años, viendo que el invernadero acaparaba toda la atención de los agricultores, que ocupaba a muchos trabajadores y que generaba unos ingresos considerablemente superiores al resto de orientaciones productivas, se decidió concentrar toda la actividad de investigación en la Estación Experimental situada en el término municipal de El Ejido, trasladando hacia la misma algunas de las líneas de trabajo que se habían iniciado en las otras fincas.
Desde el primer momento, se le encomendó a un equipo técnico compuesto por un ingeniero agrónomo y un ingeniero técnico agrícola, que estudiasen y analizasen que hacían los países que estaban a la vanguardia de la agricultura, y que intentasen traer hasta nuestro centro aquellas novedades que nos permitiesen avanzar hacia una agricultura moderna y de vanguardia.
Al mismo tiempo que recibían ese encargo, les dieron una consigna clara: "No os preocupéis por los errores, es mejor que nos equivoquemos nosotros a que se equivoquen los agricultores".
De esta forma, empezaron a llegar diferentes tecnologías, algunas funcionaban bien, otras no tanto. Pero el balance siempre fue positivo porque los éxitos compensaron suficientemente los fracasos.
Dos objetivos
Con esta manera de hacer las cosas conseguimos dos objetivos que probablemente hayan sido esenciales para el desarrollo de todo el complejo de producción de hortalizas existente en la actualidad en Almería. Y también para el crecimiento que ha tenido Cajamar como entidad financiera.
Por un lado, los agricultores confiaron ciegamente en las recomendaciones y consejos que les dábamos. Porque conocían que ya habíamos comprobado si la tecnología era viable y porque sabían que nos jugábamos tanto o más que ellos con cada inversión que realizaban.
Por otro lado, nos permitió aprender de agricultura. Y al final sabíamos casi lo mismo que los agricultores de las dificultades que suponía producir un kilo de tomate.
Este conocimiento nos ha sido muy útil para evaluar cada una de las operaciones de financiación que nos solicitan nuestros clientes del sector agroalimentario. Y los informes realizados por nuestros técnicos en agricultura son igual o más importantes que los análisis económico-financieros.
Y también nos ha permitido conocer los retos a los que se enfrenta el sector, lo que nos ha llevado a poner todos los recursos técnicos y económicos posibles para facilitar la adaptación de nuestros socios y clientes a una realidad en permanente evolución, y donde los más innovadores y vanguardistas van a obtener cierta ventaja sobre los demás.
A lo largo de las próximas entradas a este blog iremos descubriendo las diferentes líneas de trabajo que a lo largo de estos 50 años hemos venido abordando desde Cajamar.
Espero que nos acompañéis en el recorrido.
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