14 July 2023
Probablemente no
Los que hacemos seguimiento de lo que ocurre en el sector agroalimentario, y en las diferentes producciones, nos animamos de vez en cuando a intentar prever lo que pasará en el futuro. Y la verdad es que al final siempre nos equivocamos.
Durante muchos años tenía muy claro que el aceite de oliva virgen extra no superaría nunca más los 4 euros por kilogramo. Está claro que me equivoqué.
Pero continuando con la pregunta que aparece en el título de este artículo, hay dos motivos por los que creo que no es bueno que el precio haya alcanzado niveles tan elevados.
El primero es por las causas que lo han provocado. El segundo es por las consecuencias que puede tener. Analicemos cada una de las cuestiones por separado.
Fuerte caída de la producción
Entre 1985 y 1989 la producción media de aceituna para almazara en España fue de 2,5 millones de toneladas, frente a los 7,0 millones de toneladas entre 1996 y 2000.
Sin embargo, durante la última campaña la producción ha sufrido un gran retroceso hasta los 3,7 millones de toneladas. Es decir, prácticamente la mitad de la media de los últimos años.
Este descenso se inició con la sequía sufrida durante la pasada campaña, que supuso la caída anteriormente indicada. Y probablemente se ha acentuado ante las previsiones de una reducción aún mayor en la próxima, porque la escasez de lluvias se ha mantenido. Hay que recordar que el 77,6 % de la superficie de olivar en España es de secano.
Reducción de la demanda
Lógicamente, ante los precios tan elevados que está alcanzando el aceite de oliva muchos consumidores van a buscar alternativas de menor precio. Tanto en España como en los mercados incipientes, en los que muchas empresas de sector han hecho un gran esfuerzo para introducir el aceite de oliva en las mesas de los hogares y de los restaurantes.
Probablemente este proceso de sustitución se mantenga incluso cuando los precios vuelvan a niveles más moderados. Y volverá a ser necesario un gran esfuerzo para reintroducirlo.
Son muy escasos los productos que pueden sufrir oscilaciones de más del 100 % en sus precios de venta al consumidor. Y estas oscilaciones provocan incertidumbre y recelo de cara al futuro.
Se incentivarán las inversiones en nuevas plantaciones
Otra consecuencia es que estos precios tan elevados pueden suponer grandes rentabilidades para aquellas plantaciones que tienen las condiciones adecuadas para no verse muy afectadas en épocas de bajas precipitaciones. Y muchas de estas nuevas plantaciones puede que se desarrollen en países competidores.
No sabemos cuánto tiempo durará esta situación de altos precios. Solo bajarán o porque se reduzca la demanda o porque vuelva a subir la oferta. Esperemos que la causa sea esta segunda.
Tampoco sabemos cuándo volveremos a sufrir una situación de sequía tan acentuada como la actual. Pero seguro que se repetirá.
Deberíamos ponernos a trabajar ya para intentar minimizar los impactos que esas bajas precipitaciones tienen sobre la producción de aceituna. Y sobre el resto del sector agrario español.
Pero hablar sobre agua será el motivo de una próxima reflexión.
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