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Manuel Lainez AndrésDirector de Innovación y Desarrollo Agroalimentario de Cajamar
7 min

El gasto en I+D agroalimentaria recuperó el ritmo prepandemia en 2023

20 January 2025
Economía y Empresa
Transformación Digital
Inversión en I+D en el sector agroalimentario.

20 January 2025

La innovación es una herramienta fundamental de las empresas para adaptarse y superar los retos a los que se enfrentan. Además, es una estrategia de crecimiento, tanto económico como organizativo, y facilita la diferenciación en el mercado. 

El sector agroalimentario está sometido a desafíos permanentes, que vienen desde el mercado, cada vez más competitivo, la regulación, especialmente la derivada del Pacto Verde, o las condiciones agroclimáticas.  

En este contexto, en la cadena alimentaria, la innovación es imprescindible tanto para obtener la rentabilidad de la explotación agraria o la industria alimentaria, como para mejorar la posición competitiva sectorial.

El INE publicaba a finales del pasado diciembre los datos de evolución de actividades de I+D de la economía española correspondientes al año 2023. En el conjunto de la economía española el gasto en I+D aumentó un 15,8 % en 2023 y alcanzó, en conjunto, el 1,49 % del PIB. En el sector empresas el crecimiento del gasto en I+D ha sido del 11,6 %.  

En el conjunto del sector agroalimentario este incremento del gasto de las empresas ha sido ligeramente inferior, quedándose en un 10,1 %, alcanzando un valor absoluto de 389 millones de €. 

Esta cifra viene impulsada por el crecimiento de la inversión en la producción primaria, que ha experimentado un crecimiento del 31,5 % con respecto a 2022, mientras que en la industria alimentaria ese aumento se ha quedado en un 4,3 %.

En la gráfica 1 se muestran los datos de inversión en I+D interna de las empresas de sector primario (agricultura, ganadería, silvicultura y pesca) y de la industria de alimentación, bebidas y tabaco (CNAE 10, 11 y 12). 

En 2023 se han superado los niveles de gasto previos a la pandemia. Mientras en la producción primaria las cifras de gasto se recuperan, superando los valores del 2021, acercándose a las del año récord, que fue 2020, en la industria de alimentación y bebidas se mantiene el ritmo de crecimiento que ya se observó en 2022, logrando un máximo histórico de 289 millones de €.

 

 

Detrás de los datos globales se observan comportamientos diferentes entre el sector primario y en la industria alimentaria, tal y como se presenta en la Tabla 1. Tomando como base el año 2019, al que se le asigna un valor de 100, se ha calculado el porcentaje de incremento o disminución de la inversión en cada uno de los cuatro ejercicios posteriores. 

Este cálculo se ha realizado tanto para los gastos totales como para los corrientes y de capital y cada una de las partidas de las que se informa en los resultados de la encuesta publicados por el INE.

EL gasto interno en I+D, en las empresas que conforman la producción primaria, aumenta un 3 % en 2020, que se pierde en ese mismo porcentaje en 2021 y cae hasta el 24 % en 2022. Sin embargo, y este es un dato significativo, se recupera en 2023, superando el valor de partida en un 6 %. 

En el capítulo del gasto corriente se recupera el gasto en personal especializado y de apoyo, que se había reducido sensiblemente en el ejercicio anterior. Destaca el incremento en la inversión en capital, tanto en equipos e instrumental como en software especifico, cuyo gasto casi duplica el de 2019. 

El crecimiento es todavía mayor en la adquisición de terrenos y edificios, donde los valores son un 120 % superiores a los de año de referencia.

La industria alimentaria llegó a un máximo de gasto en 2020, en plena pandemia de COVID. Sin embargo, ese crecimiento se perdió en 2021, para recuperarlo en 2022 y volver a un nuevo máximo en 2023, tal y como se recoge en la Tabla 1.  

En gasto corriente la mayor caída se produjo en 2020, seguido de 2021. En 2023 se ha vuelto a superar la inversión de los años previos. Merece destacar el crecimiento en personal investigador, cuyo gasto es un 24,4 % superior al del año de referencia. También aumenta el gasto en otros técnicos y auxiliares, manteniéndose en los gastos corrientes. En el capítulo de gastos en software se observa un crecimiento del 70 % sobre las cifras de 2019, aunque el mayor crecimiento se constata en terrenos y edificios.

 

 

El 90,5 % de los fondos destinados a la inversión en I+D en la producción primaria son recursos propios de las empresas, mientras que en la industria alimentaria es del 90,3 %. Son datos promedio de la serie analizada, entre 2019 y 2023. Este porcentaje cayó a los niveles más bajos en el sector primario en 2021, llegando al 83,5 %, mientras que en la industria lo hizo en 2021, bajando al 89,4 %. 

El resto de los fondos procede, mayoritariamente, de las administraciones públicas, tanto la AGE como las CCAA o las administraciones locales, así como de la UE, destacando los valores de la Administración del Estado, que alcanzan el 3,5 y el 4,5 % en la agricultura y en la industria alimentarias, respectivamente. Llama la atención que los fondos de la UE, en ambos casos, solo suponen un 0,5 %.

En la Tabla 2 se muestran datos correspondientes al origen y evolución de los fondos utilizados para financiar el gasto interno en I+D. La utilización de fondos propios en la producción primaria cayó en 2021, haciéndolo de manera significativa en 2022; en 2023 se han superado los valores de fondos propios de 2019. 

En la industria de alimentación y bebidas se inició la recuperación en 2022, manteniéndose en 2023. 

La utilización de recursos externos en la producción primaria mantiene la misma tendencia a la baja de años anteriores, que se explica por la caída de los fondos de la UE; sin embargo, en la transformación alimentaria se observa un incremento significativo, aunque la causa es el comportamiento de los fondos de las CCAA y los fondos UE. No encontramos una justificación clara al distinto comportamiento de esos fondos europeos en los dos eslabones de la cadena de valor.

 


Los resultados de las encuestas reflejan la realidad del conjunto del sistema agroalimentario en los últimos años. Durante la pandemia, tras la suspensión de la actividad laboral en España, con las excepciones aplicadas a la producción de alimentos, tras un periodo de ajuste, el conjunto de la cadena funcionó con normalidad. 

Después, como consecuencia del incremento de los costes de la energía, iniciados en 2021, y de la guerra de Ucrania, a principios de 2022, se produjo un incremento de los costes de producción que se mantuvo hasta casi finales de 2022. 

Mientras tanto, los precios de los alimentos al consumidor final subieron, de manera casi imperceptible hasta octubre de 2021, y de forma más significativa en la segunda mitad de 2022.

La consecuencia del recorte de márgenes, especialmente en determinados sectores de la producción primaria, supuso un freno a la inversión en I+D en el conjunto de la cadena en 2021, y en la producción primaria en 2022. El contexto económico del sistema alimentario en 2023 ha llevado a recuperar la senda de la inversión en I+D.

 

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Conclusión

La recuperación de los márgenes económicos en muchos ámbitos del sector agroalimentario, en 2023, ha supuesto un incremento de la inversión en I+D, alcanzando los niveles previos a la pandemia

Los aumentos más significativos de gastos en innovación se han producido en la partida de investigadores, en la industria alimentaria, y en los gastos de capital, especialmente en terrenos y edificios, y en menor medida en software específico, en todos los eslabones de la cadena alimentaria.

 

*Artículo publicado originalmente en El Economista.

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