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Esperando a Hansen y a su “hoja de ruta” para el sector vitivinícola

04 March 2025
Economía Agroalimentaria
Cadena de Valor
El Grupo de Alto Nivel (GAN) sobre Política Vitivinícola impulsado por la Comisión Europea ha presentado una serie de recomendaciones para asegurar la competitividad de la oferta vitivinícola de la UE ante los retos del cambio climático y la evolución del mercado global
El comisario Hansen

04 March 2025

En la Comunicación de la Comisión Europea “Una Visión para la Agricultura y la Alimentación”, presentada el miércoles 19 de febrero, se incluía ya en el apartado de “Apoyar la resiliencia de los mercados agrícolas” un mención concreta para abordar “la situación específica del sector vitivinícola que requería una respuesta”, es decir, a “actuar rápidamente cuando la situación del mercado se deteriora”, recalcando que “la Comisión avanzará hacia la aplicación en 2025 de las recomendaciones del Grupo de Alto Nivel (GAN) sobre Política Vitivinícola, presentadas el pasado 16 de diciembre, con la presencia del propio comisario de Agricultura, Christophe Hansen.

Pocos días antes, ante la Comisión de Agricultura (Comagri) del Parlamento Europeo, Hansen volvió a pronunciarse sobre la “difícil situación del sector vitivinícola europeo” y su intención de responder a la mayor brevedad posible con un paquete de medidas específicas (“hoja de ruta” o road map), sin esperar para ello a la revisión de la Organización Común de Mercado (OCM) de la Política Agraria Común (PAC).

Allí, Hansen apuntó al mes de marzo para presentar estas medidas que irán en línea con las recomendaciones acordadas por el GAN para el sector del vino, y expresó su confianza en que la Eurocámara fije rápido también su posición para que el proceso legislativo a poner en marcha no se demore más de la cuenta. 

Según las conclusiones del GAN del Vino, este sector se enfrenta a un escenario repleto de desafíos. Entre ellos, el cambio de hábitos de consumo, que exige una rápida y progresiva adaptación de la oferta; una sobreproducción que ya se refleja en algunas regiones vitivinícolas y en segmentos concretos de mercado, motivada por el cambio de preferencias de los consumidores; las perturbaciones derivadas de las adversidades meteorológicas extremas, que inciden en la oferta de vino (por fortuna para la estabilidad de precios y mercados, a la baja en estas últimas campañas); el incremento de los costes de producción, que en buena parte se mantienen más altos que en la fase prepandemia de covid con dificultades para trasladarlo al consumo; así como las tensiones geopolíticas (guerra en Ucrania…) y sus consecuencias, que han llevado a una inflación de precios. 

Por si fuera poco, ahora está presente la amenaza de aranceles por parte de Trump en un mercado, como es el de Estados Unidos, mayor importador y consumidor de vino en volumen y valor del mundo, sin olvidarnos de la persistente reiteración desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), y también desde la propia Comisión Europea, sobre la estrecha relación entre consumo de alcohol y cáncer, sin que se diferencie por muchos motivos a un producto como el vino de los destilados industriales de alcohol, ni se tenga en cuenta el esfuerzo de autorregulación prudente (Wine in Moderation) que viene realizando el propio sector vitivinícola desde hace ya bastantes años. 

Sin presupuesto adicional

A la espera de conocer qué medidas selecciona e incluye Hansen en su “hoja de ruta” para el sector del vino, parece bastante claro que, sean las que sean, estas no van a suponer que la Comisión Europea aporte dinero “fresco”, dinero “extra” de apoyo –otra cosa es que los Gobiernos nacionales o regionales lo hagan con ayudas de Estado previamente autorizadas por Bruselas o sin necesidad de tener que serlo (de minimis)–.

Lo que tenga que apoyarse con fondos comunitarios deberá salir del presupuesto ya asignado a la Intervención Sectorial Vitivinícola (ISV) hasta 2027.

La ISV, que sustituye a los Planes nacionales de Apoyo al Sector del Vino (PASV), cuenta en el periodo 2024-27 con 1.061,04 millones de euros anuales de fondos comunitarios, distribuidos entre 16 de los 27 Estados miembros productores, entre ellos España, que tiene una asignación de algo más del 19 % del total, solo por detrás de Italia y Francia. 

Esta partida presupuestaria va destinada a cofinanciar una serie de medidas en este sector, de entre el menú de medidas habilitado por el Reglamento PEPAC. En nuestro país, la reestructuración y reconversión de viñedos, información y promoción del vino en terceros países, inversiones tangibles e intangibles en las empresas vitivinícolas, destilación de subproductos y, en su caso, la cosecha en verde.

La CE podría facilitar un mejor aprovechamiento de los fondos asignados al sector para que no se pierda ningún euro por falta de ejecución. Por ejemplo, el sector vitivinícola español dejó sin gastar en el ISV del ejercicio 2024, dotado con casi 202,15 millones de euros, un 11,5 % y algo más de 23 millones del “sobre” asignado, tras gastar o ejecutar algo menos de 177 millones de euros de los fondos de la ISV.

 

Recomendaciones del GAN

Como se ha indicado arriba, el pasado 16 de diciembre se presentaron las conclusiones-recomendaciones del Grupo de Alto Nivel (GAN) de Política Vitivinícola, aprobadas por todos sus miembros (AREV, CEEV, ECVC, CEVI-ECIW, COPA-Cogeca, EFOW, IFOAM), tras valorar las aportaciones de los Estados miembros, y que fueron apoyadas firmemente por el comisario Hansen en uno de sus primeros actos al frente de la Comisión de Agricultura y Alimentación de la UE. 

A nivel de nuestro país, el Ministerio de Agricultura mantuvo también un par de reuniones con las CCAA y los representantes del sector para plantear propuestas propias consensuadas y hacer un seguimiento y supervisión de las cuatro reuniones del GAN desde el pasado mes de septiembre.

Las tres recomendaciones políticas principales, adoptadas por el GAN a través de una serie de medidas a corto y medio plazo, y otras a más largo plazo (reforma de la PAC post 27), fueron la gestión del potencial de producción; la resiliencia del sector frente al mercado cambiante y el cambio climático, y la adaptación a las nuevas tendencias y a aprovechar las oportunidades del mercado.

 

Grupo de Alto Nivel de Política Vitivinícola

Gestión del potencial

En cuanto a la gestión del potencial productivo, las medidas propuestas por el GAN hicieron referencia a la puesta en marcha de un Enfoque Estratégico Nacional; a lograr un mayor equilibrio entre el potencial productivo y la demanda real; y a garantizar la eficiencia, la rentabilidad y la coherencia de las medidas estructurales.

En este punto, se abrió también la posibilidad de permitir el arranque definitivo de viñedo; para cuya financiación se permitiría conceder ayudas de Estado (de minimis nacionales o regionales), sin menoscabo de estudiar otras opciones de apoyo a través del presupuesto de la PAC o del asignado a la ISV no utilizado para otras medidas de gestión de crisis. 

El objetivo de esta medida estructural sería resolver problemas específicos de regiones o segmentos del mercado del vino, estableciendo criterios comunes de elegibilidad y prioridad, pero a la vez manteniendo el uso agrícola de la tierra previamente plantada con viñedo y siendo coherente con otras medidas destinadas también a gestionar el potencial de producción.

Hacer hincapié sobre la gestión del potencial productivo permitiría intervenir también sobre el actual sistema de autorizaciones de plantaciones de viñedo, abriendo la posibilidad a reducir el permiso administrativo para plantar nuevas cepas al 0 % a nivel regional o de una Indicación Geográfica (DOP/IGP) determinada, así como a conceder una mayor flexibilidad en la asignación y gestión en este sistema, en coherencia con el Enfoque o Estrategia Sectorial Nacional.

Más en concreto, el GAN recomendó ampliar los plazos desde el arranque de cepas a la autorización de replantación, desde los 2 años actuales hasta los 5 años, una medida para lo cual no parece que vaya a haber problemas de implantación; aumentar la vigencia de las autorizaciones de replantación desde los 5 a los 8 años; eliminar la sanción por no ejecución; modificar el sistema de autorizaciones de nueva plantación de viñedo en cuanto a plazos y sanciones; y que el viticultor pueda renuncia a plantar sin ser penalizado por ello en las autorizaciones ya concedidas hasta 2024.

El GAN propuso también en la gestión del potencial una mayor coherencia entre las medidas a adoptar y determinados condicionantes, permitiendo la subsidiariedad para limitar rendimientos en reestructuración/reconversión de viñedo y condicionar la concesión de autorizaciones de plantación y replantación, incluso para limitar las transferencias dentro de la misma explotación, evitando aumentar rendimientos o, en su caso, la reducción excesiva de superficie de viñedo en regiones sensibles.

El GAN recomendó en la medida de la cosecha o vendimia en verde la posibilidad de aumentar las opciones de financiación con fondos no utilizados de ejercicios anteriores y/o modificando la OCM (artículo 216), así como habilitar mecanismos para que las organizaciones de productores (OP), las interprofesionales (OIA) y las Asociaciones de Productores (AP y AOP puedan estabilizar el rendimiento en zonas específicas o la retirada concertada de una parte del volumen producido, según el artículo 167 del Reglamento de la OCM).

Mayor resiliencia

En segundo lugar, para fortalecer la resiliencia del sector vitivinícola en un mercado cambiante y su adaptación al cambio climático, el GAN recomendó reforzar la posición de los viticultores en la cadena de valor y llevar a cabo una estrategia ambiciosa de exportación.

También, como se propone en la “Visión”, el GAN recomienda explorar mecanismos de reaseguro o coaseguro de la UE; la adaptación de las normas de la PAC y de las ayudas estatales para tener en cuenta el impacto del cambio climático en el cálculo de las pérdidas para los sistemas de compensación climática, así como mejorar la prevención de pérdidas de cultivos y la adaptación al cambio climático a través de planes sectoriales de adaptación, en coherencia con el conjunto de medidas.

Ese fortalecimiento de la resiliencia del sector pasaría, además, por una flexibilidad mayor en la gestión financiera de los programas sectoriales vitivinícolas entre ejercicios financieros (pagos anticipados o transferencia de presupuesto asignado entre tipos de intervenciones), permitiendo medidas excepcionales con procedimientos rápidos y flexibles dentro de la ISV del Plan Estratégico de la PAC (PEPAC) en caso de perturbaciones del mercado.

El GAN no se olvida tampoco de la necesidad de reforzar la aplicación de la Directiva sobre Prácticas Comerciales Desleales y las disposiciones  de la UE para mejorar la capacidad de negociación de los productores en la cadena de valor; reconocer a las cooperativas y a las OP de este sector como pyme a los efectos de la PAC y siempre que todos sus miembros tengan ese estatus y la mayoría sean viticultores, así como solicitar al Grupo de Expertos de Asesoramiento Técnico sobre Producción Ecológica que evalúe los procesos de desalcoholización de productos parcialmente desalcoholizados; revisar el uso del fosfonato de potasio como fitosanitario, y mejorar la divulgación de los avances en adaptación al cambio climático y el apoyo financiero a su implementación.

Adaptarse al mercado

En tercer lugar, la adaptación del sector vitivinícola a las tendencias del mercado y aprovechar las oportunidades, el GAN recomienda, además del Enfoque Estratégico antes indicado, reforzar el Observatorio del Mercado del Vino de la UE (mayor capacidad para recopilar y analizar información sin más carga administrativa); monitorizar la evolución de la demanda y las preferencias de los consumidores, y establecer la seguridad jurídica requerida para recopilar y utilizar los datos.

El GAN demanda también un estatus especial para el vino, en el que se dé valor a sus características inherentes (tradición, sostenibilidad de las zonas rurales, protección del paisaje, cultura, gastronomía, turismo…) tanto en la UE como en los mercados de exportación.

Al respecto, pide también apoyo al turismo enológico, aprovechando todas las medidas disponibles, con acciones coordinadas promovidas por las OIA, OP y las AP, que gestionan indicaciones geográficas, así como a las ventas transfronterizas a distancia (impuesto especial sobre las ventas a distancia de alcohol y bebidas alcohólicas y soluciones que simplifiquen y faciliten estas ventas, estableciendo un Sistema de Ventanilla Única de Importación –IOSS–).

Asimismo, ve necesario fomentar la investigación e innovación en todas las fases desde la producción hasta más allá del producto, haciéndola accesible a los productores, mediante formación específica, servicios de asesoramiento y otras herramientas, y explorar opciones para adaptar la normativa (prácticas enológicas, envasado y presentación) a nuevas demandas y tendencias de consumo para facilitar la comercialización, sin menoscabo de la integridad del sector y de la reputación de los vinos de la UE.

Etiquetado y promoción

El GAN plantea una armonización del etiquetado electrónico para ahorrar tiempo y costes en etiquetas física, facilitar el comercio y las exportaciones, a la vez que se protege a los consumidores y se garantiza su derecho de fácil acceso a información obligatoria.

En el importante ámbito de la promoción, el GAN pide orientarla mejor a las nuevas tendencias sociales y a grupos demográficos y culturales específicos en terceros países, así como aumentar la duración del apoyo para consolidar el mercado y explorar cómo crear un régimen simplificado para los pequeños productores. Adaptar y flexibilizar las condiciones exigidas en la medida de la ISV para aprovechar mejor y al máximo los fondos comunitarios disponibles es otra de las demandas que viene reclamando el propio sector desde hace tiempo.

Por último, en materia de salud pública, el GAN recomienda incorporar las consideraciones en este ámbito, poniendo énfasis en la moderación y, como una vía a explorar, en los esfuerzos de promoción de vinos sin alcohol o con bajo contenido de alcohol