23 December 2022
Los mercados de los cereales y oleaginosas atraviesan un momento de relativa calma, gracias a la prolongación del acuerdo que permite la salida marítima de grano de Ucrania. Pero el sector alerta de que la volatilidad continúa porque la crisis de la agricultura mundial generada por la invasión rusa es crónica.
Cumplidos nueve meses desde el inicio de la guerra, la coyuntura crítica por el alza de costes y de la materias primas se ha cronificado, pero tiene altibajos que en este momento son el alivio por el acuerdo sobre los cereales y la preocupación por los fertilizantes.
La prórroga de cuatro meses del acuerdo entre Rusia y Ucrania -con la mediación de Turquía y la ONU- para exportar grano por vía marítima ha rebajado las tensiones y está garantizando el abastecimiento. En consecuencia, las curvas de los precios del grano y de oleaginosas están en un momento de "valle" frente a "picos" como los registrados en primavera, según los datos del sector comercial y de redes gubernamentales de datos, pero la volatilidad está latente.
Ucrania es el primer proveedor de maíz de España -país deficitario- y el cuarto exportador mundial; también lidera las exportaciones globales de aceite de girasol y es el primer suministrador de este producto en el mercado español.
Rusia es el segundo exportador de trigo (contando la Unión Europea como bloque en primer lugar) y lo vende principalmente en Oriente Medio y en el norte de África; Ucrania es el quinto. En fertilizantes, Rusia lidera también la exportación, con un 15 % del suministro mundial.
El pacto para la salida del cereal ucraniano y las estadísticas de organismos como el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés) sobre la suficiencia de las cosechas han rebajado las tensiones mercantiles.
Del tránsito del cereal de Ucrania depende que en los mercados haya "20 millones de toneladas más o menos" y con la prórroga del acuerdo -con España entre los más beneficiados- se garantiza el abastecimiento, según declara el secretario general de la patronal de comerciantes de cereales Accoe, José Manuel Álvarez.
En lo que va de mes, las cotizaciones del trigo blando han caído un 5,27 %, las del maíz un 4,69 %, las de la cebada un 4,77 % y las del trigo duro un 1,31 %
Según las últimas cotizaciones de los mercados mayoristas españoles, con datos hasta el 25 de noviembre, los precios medios mayoristas son: en trigo blando, 356,66 euros/tonelada; en maíz, 335,03 euros/tonelada; en cebada, 337,35 euros/tonelada, y en trigo duro, 489,75 euros/tonelada.
El secretario general de Accoe, José Manuel Álvarez, ha señalado que los precios están "en una meseta", si se comparan con los registrados en primavera o verano. Pero según los analistas, la situación puede variar en cualquier momento y además, el grano se vende más caro que a principio de año.
Respecto a julio, el precio del trigo blando ha caído un 7,12 %; el maíz un 10,6 %; la cebada un 5,88 % y el trigo duro un 8,24 %
En comparación con enero de 2022, antes del inicio de la guerra de Ucrania, la cotización del trigo blando ha subido un 17.84 %, la del maíz un 19,25 % y la de la cebada un 16,22 %. Sin embargo, el trigo duro ha reducido su precio un 8,46 % respecto al primer mes del año.
España importa 15 millones de toneladas de cereales al año y entre seis o siete millones de toneladas de oleaginosas, materias primas fundamentales para los piensos y para la ganadería
Queda patente que no hay problema de abastecimiento en la UE, pero otros países importadores podrían tener dificultades derivadas de su coste.
En el campo preocupa el gasto en fertilizantes, que se ha triplicado o quintuplicado en lo que la Comisión Europea (CE) define como la crisis más grave de estos productos desde hace 50 años.
No obstante, se ha superado "la época más complicada" de precios del gas natural -en verano provocó cierres de plantas de amoniaco-, con lo que si se logra reanudar la producción europea de abonos nitrogenados y fosfatados bajarán los precios, según declaró en un acto en Zaragoza el secretario general de Agricultura, Fernando Miranda.
Los Gobiernos de la UE están debatiendo medidas para paliar este problema, tales como ayudas de Estado o la prioridad a los fabricantes de abonos en el uso del gas si se interrumpe el suministro.
Frente a la guerra, Bruselas ha mostrado flexibilidad puntual en algunas normas de la Política Agrícola Común (PAC), para favorecer la siembra agrícola, pero sigue firme en sus propuestas para acelerar una transición verde.