
07 April 2025
En un mundo donde la innovación agroalimentaria avanza a pasos agigantados, un grupo de investigadores españoles ha logrado un hito en la biofortificación de cultivos: la creación de lechugas doradas, una variedad mejorada con un alto contenido en antioxidantes y vitamina A.
El hallazgo ha sido posible gracias al trabajo conjunto de científicos del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), la Universidad Politècnica de València (UPV) y el centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Este desarrollo, impulsado por la necesidad de mejorar la calidad nutricional de los alimentos, se enmarca en la tendencia creciente de la biofortificación.
La industria agroalimentaria ya mira con interés esta nueva variedad, que no solo promete beneficios para la salud, sino que también abre nuevas perspectivas en la producción de alimentos funcionales.
Pero, ¿qué implica realmente la biofortificación de alimentos? ¿Qué hace a estas lechugas tan especiales? ¿Cómo han sido desarrolladas y qué impacto pueden tener en la alimentación y la salud?
Qué es la biofortificación de alimentos
La biofortificación de alimentos es una técnica innovadora en el ámbito agroalimentario que busca aumentar el valor nutricional de los cultivos, sin necesidad de suplementos artificiales, a través de técnicas de mejora genética y biotecnología.
A diferencia de la fortificación convencional, donde los nutrientes se añaden a los alimentos durante su procesamiento, la biofortificación permite incrementar la presencia de vitaminas, minerales y/o antioxidantes directamente en las plantas durante su crecimiento.
Este método ha cobrado especial relevancia en la lucha contra la malnutrición y las deficiencias vitamínicas a nivel mundial. Organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa HarvestPlus han impulsado la investigación en este campo, promoviendo el desarrollo de variedades enriquecidas de cultivos básicos como el arroz o el maíz.
Existen varias estrategias para la biofortificación:
- Mejora genética tradicional: mediante técnicas de selección y cruzamiento, se desarrollan variedades con mayor contenido de ciertos nutrientes.
- Modificación biotecnológica: se emplean herramientas como la edición genética para potenciar la capacidad de la planta de absorber o sintetizar determinados compuestos.
- Optimización agronómica: a través del uso de fertilizantes especializados o cambios en las prácticas agrícolas, se incrementa la disponibilidad de nutrientes en los cultivos.

Cómo son las lechugas doradas biofortificadas
En el caso de las lechugas doradas, los investigadores españoles han aplicado la biofortificación para aumentar significativamente el contenido de beta-carotenos, precursores de la vitamina A, una vitamina esencial para la salud ocular, el sistema inmunológico y la protección celular frente al estrés oxidativo.
Este desarrollo es fruto de un proceso de mejora genética en el que los investigadores han conseguido potenciar la capacidad natural de la lechuga para producir este componente, llegando a tener hasta 30 veces más vitamina A que las lechugas convencionales.
A diferencia de otros cultivos biofortificados, las lechugas doradas han sido desarrolladas mediante un proceso no transgénico, por lo que no tienen las restricciones regulatorias asociadas a los organismos modificados genéticamente (OGM).
El distintivo color dorado de estas lechugas se debe a la acumulación de betacarotenos en sus hojas, un proceso similar al que ocurre en zanahorias o calabazas
A diferencia de la lechuga convencional, que es rica en clorofila y por ello presenta un color verde intenso, en estas plantas la síntesis de clorofila es menor, lo que permite que los pigmentos de los betacarotenos, llamados carotenoides, dominen en la coloración.
Gracias a esta técnica, se ha logrado desarrollar un alimento funcional que no solo mantiene las propiedades organolépticas de la lechuga convencional, sino que también ofrece un perfil nutricional superior.
Un desarrollo español con potencial nutricional innovador
El desarrollo de las lechugas doradas biofortificadas es el resultado de años de investigación por parte de un equipo de científicos españoles especializados en biotecnología vegetal.
El proyecto ha sido liderado por el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMC) en colaboración con centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), consolidando a España como un referente en innovación agroalimentaria.
Para desarrollar estas lechugas enriquecidas en betacarotenos, los investigadores comenzaron sus ensayos en plantas de tabaco, utilizadas comúnmente en biotecnología vegetal debido a su rápido ciclo de crecimiento y facilidad de manipulación.
A partir de estos experimentos iniciales, los investigadores trasladaron su conocimiento a las plantas de lechuga, aplicando un método que optimiza la síntesis y almacenamiento de betacarotenos dentro de la planta, mediante la exposición a luz de alta intensidad.
El hallazgo clave de este estudio fue la combinación de dos procesos naturales en la planta:
- Producción de betacarotenos en plastoglóbulos, pequeñas estructuras dentro de los cloroplastos donde se acumulan estos compuestos.
- Síntesis de betacarotenos fuera de los cloroplastos, lo que aumenta la capacidad de almacenamiento sin afectar el desarrollo de la planta.
Para desarrollar estas lechugas, los científicos emplearon herramientas avanzadas de edición genética y mejora vegetal, identificando y regulando los genes implicados en la acumulación de carotenoides en las hojas de la lechuga.
Este enfoque permitió que la planta generara hasta 30 veces más vitamina A que una lechuga convencional, sin alterar significativamente su sabor o textura.
El impacto de este proyecto ha sido reconocido a escala nacional e internacional. Recientemente, el desarrollo de las lechugas doradas fue galardonado con el IV Premio de Investigación en Nutrición y Salud de la Fundación Vicky Foods, un reconocimiento que subraya su relevancia dentro del sector agroalimentario.
Además, la comunidad científica ha mostrado gran interés en este logro, considerándolo un ejemplo de cómo la agricultura del futuro puede integrar la biotecnología y la sostenibilidad para ofrecer alimentos más saludables y accesibles.

Beneficios de las lechugas doradas
Las lechugas doradas ofrecen una combinación de alto valor nutricional y facilidad de consumo, convirtiéndose en un alimento funcional con múltiples ventajas:
- Fuente natural de vitamina A: gracias a su alto contenido en betacarotenos, estas lechugas contribuyen a la salud ocular, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la regeneración celular, favoreciendo el buen estado de la piel.
- Propiedades antioxidantes y neuroprotectoras: los compuestos presentes en las lechugas doradas ayudan a reducir el estrés oxidativo, lo que podría beneficiar la salud cardiovascular, la protección de la piel frente a la radiación UV y la prevención de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
- Potencial para mejorar la memoria y la función cognitiva: investigaciones preliminares sugieren que su contenido antioxidante podría ayudar a reducir la inflamación neuronal y mejorar el rendimiento cerebral, lo que las hace especialmente interesantes para la prevención del deterioro cognitivo asociado a la edad.
- Sabor y textura similares a la lechuga convencional, lo que permite su fácil integración en la dieta sin alterar la experiencia gastronómica.
- Una herramienta contra la deficiencia de vitamina A, con el potencial de contribuir a una mejor nutrición a escala global.

Perspectivas de futuro y mercado de las lechugas doradas
El desarrollo de las lechugas doradas marca un avance significativo en la biofortificación de cultivos y abre nuevas oportunidades en la industria agroalimentaria.
Desde la investigación, se sigue explorando la posibilidad de aplicar este método de biofortificación a otros cultivos, lo que podría ampliar la gama de alimentos enriquecidos de forma natural.
A nivel comercial, de momento no se están comercializando, debido a las regulaciones y la legislación Europea. Sin embargo, actualmente, se están llevando a cabo estudios para evaluar su rendimiento en distintos entornos de producción y garantizar su viabilidad económica para los productores.
En los próximos años, podrían incorporarse a la oferta de supermercados y distribuidores especializados en alimentación saludable, ofreciendo una alternativa innovadora dentro del sector agroalimentario. Su éxito dependerá tanto del respaldo científico como de la aceptación del consumidor, sentando las bases para futuras estrategias de biofortificación en otros cultivos.
