21 November 2024
Desde hace tiempo se sabe que cada persona puede responder de manera diferente a la misma dieta, aunque todavía no se comprende del todo por qué sucede, se cree que la principal razón puede ser la genética.
Esta nueva rama de estudio, conocida como nutrigenómica, empieza a transformar varios sectores, incluido obviamente el agroalimentario.
Las investigaciones en el campo de la nutrigenómica persiguen cambiar tanto la forma en que cultivamos, como la manera en que nos alimentamos, especialmente en lo que a producción de alimentos más saludables y personalizados se refiere.
Al comprender qué nutrientes son más adecuados para cada tipo de población, los agricultores y los científicos del sector pueden centrarse en cultivar alimentos que mejoren nuestra calidad de vida.
Qué es la nutrigenómica
La nutrigenómica es una rama científica encargada de estudiar qué relación hay entre los nutrientes que consumimos y nuestro ADN.
Se centra en cómo los alimentos pueden afectar la expresión de los genes, es decir, cómo activan o desactivan ciertas funciones dentro de nuestro organismo, afectando a nuestra salud.
Aplicada a la agricultura, permite producir alimentos personalizados que se ajustan a la genética de cada persona. Por ejemplo, una persona que tiene predisposición a desarrollar intolerancia al gluten, puede nutrirse a base de alimentos preconcebidos para evitar problemas digestivos.
Diferencia entre nutrigenómica y nutrigenética
Aunque ambos términos son frecuentemente confundidos y buscan utilizar la nutrición para mejorar la salud, representan dos enfoques distintos dentro de la investigación conocida como genómica nutricional.
- Nutrigenómica: tal y cómo hemos comentado, investiga cómo los nutrientes que consumimos pueden influir en la activación o desactivación de ciertos genes, y cómo esto puede afectar a nuestra salud. Por ejemplo, el consumo de ácidos grasos omega-3 puede influir en la expresión de genes que reducen la inflamación en el cuerpo.
- Nutrigenética: analiza cómo las variaciones genéticas de cada persona afectan en cómo procesamos los alimentos, haciendo a una persona más susceptible a ciertas enfermedades o su determinación a desarrollarlas. Por ejemplo, algunas personas tienen una variación en un gen que afecta cómo procesan la cafeína haciéndolos más o menos susceptibles.
Relación de la nutrigenómica con los alimentos funcionales y la nutrición personalizada
Entendemos por alimentos funcionales aquellos que, además de nutrir, ofrecen beneficios adicionales para la salud, como la prevención de enfermedades.
Estos productos se distinguen por un alto contenido de ingredientes activos como vitaminas, minerales, antioxidantes o probióticos, y pueden ser tanto de origen natural como desarrollados artificialmente mediante técnicas como la biofortificación.
Un ejemplo claro son los alimentos nutrabióticos, caso de los lácteos enriquecidos con probióticos, que favorecen la salud intestinal, o los alimentos ricos en omega-3, conocidos por sus efectos positivos en la salud cardiovascular.
La doctora Dolores Corella Piquer, científica e investigadora española, catedrática de Medicina Preventiva y doctorada en Farmacia, ha publicado un manual titulado 'Nutrición personalizada: nutrigenética y nutrigenómica', donde aborda temas como la diferencia entre 'hiporrespondedores', personas que muestran pocos cambios ante ciertos alimentos, e 'hiperrespondedores', quienes experimentan respuestas más marcadas.
La nutrición personalizada, de la mano de la nutrigenómica, también conocida como nutrición de precisión, permite diseñar dietas que no solo cubren las necesidades nutricionales, sino que también se adaptan a las particularidades genéticas de cada persona, mejorando la eficacia en la prevención de enfermedades y el bienestar general.
Para diseñar una dieta personalizada, lo principal después el estudio de genética, es identificar si la persona tiene alguna intolerancia o alergia alimentaria. Además, se deben tener en cuenta, sus gustos, estado emocional y nivel de actividad física que realiza.
Beneficios de nutrigenómica para la salud
La investigación nutricional y del comportamiento del ADN, permite diseñar alimentos más saludables, que ayuden al bienestar general de cada persona.
Algunos de los beneficios más destacados para la salud son:
- Alimentación personalizada: permite diseñar dietas basadas en el perfil genético de cada persona para cuidar de su salud.
- Ayuda a prevenir enfermedades: identifica la predisposición genética que puede tener una persona a padecer algunas enfermedades como diabetes, obesidad, cáncer, etc.
- Mejora del rendimiento físico: al adaptar una dieta a tu perfil genético, puede acelerarse la recuperación, gracias a la disposición de los nutrientes.
- Reduce las reacciones adversas de algunos alimentos: ayuda a identificar qué intolerancia puede tener una persona para eliminar el consumo de dichos alimentos.
- Mejora de la salud mental: algunos nutrientes influyen en la función cerebral, y la nutrigenómica puede ayudar a identificar los alimentos que mejor funcionan para cada persona.
Nutrigenómica aplicada en el sector agroalimentario
En el sector agro, la nutrigenómica ha abierto la puerta a diferentes aplicaciones. Desde diseño de cultivos, hasta control de alimentación para el ganado:
– Creación de alimentos más nutritivos
La nutrigenómica puede aplicarse en la agricultura, ayudando a crear cultivos enriquecidos con nutrientes clave, también conocidos como cultivos biofortificados.
Por ejemplo, se pueden aumentar los niveles de vitaminas, minerales o antioxidantes en alimentos básicos como el arroz, el maíz o el trigo.
Estos alimentos pueden complementar la nutrición de las personas, aportando de nutrientes necesarios para mejorar la salud o prevenir enfermedades.
– Desarrollo de cultivos resistentes a las condiciones adversas
La ingeniería genética aplicada a la agricultura también permite desarrollar cultivos más resistentes a condiciones desfavorables externas como la sequía, las plagas o suelos pobres en nutrientes.
Al igual que en las personas, la nutrigenómica puede aplicarse a las plantas centrándose en cómo los genes de las plantas responden a los nutrientes bioactivos, por ejemplo a la hora de potenciar las respuestas inmunitarias contra los patógenos.
Estas plantas modificadas genéticamente aseguran producciones más estables de alimentos por su alta resistencia a condiciones climáticas extremas.
Otro rasgo importante es que al aumentar su resistencia, se reduce significativamente la necesidad de usar pesticidas o los recursos destinados al riego, por lo que se están desarrollando cultivos más sostenibles.
– Mejora de la salud animal y su nutrición
La nutrigenómica también se puede aplicar a la ganadería, estudiando como mejorar la genética de los animales para cambiar la forma en que se alimentan y cuidar de su salud.
Esto ha permitido observar cómo sumar o eliminar nutrientes de la dieta puede afectar al crecimiento o rendimiento de los animales.
Con la modificación genética y una alimentación personalizada, se obtiene una mayor resistencia a enfermedades por parte de los animales y una mayor calidad de los productos derivados, como la carne, la leche o los huevos.
Por ejemplo un grupo de investigadores del CICYTEX han conseguido mejorar la calidad de la carne de cerdo ibérico con piensos biofortificados agronómicamente.
En definitiva, la nutrigenómica no solo está afectando a la nutrición humana, sino también al sector agrícola y ganadero.
Al permitir que los alimentos se ajusten a nuestras necesidades genéticas estamos dando un paso hacia una nutrición más eficaz, capaz de prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida.
En el ámbito agrícola, esta ciencia está impulsando la creación de cultivos más resistentes y nutritivos, ofreciendo soluciones sostenibles y eficientes.
Ahora, la gran cuestión es: ¿cómo seguirá evolucionando esta tecnología? ¿Podremos llegar a un punto donde cada persona tenga acceso a una dieta completamente adaptada a su genética?