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Eduardo Moyano EstradaDoctor ingeniero agrónomo y sociólogo
6 min

Lorenzo Ramos, un líder discreto

21 February 2025
Desarrollo Rural
Economía Agroalimentaria
Lorenzo Ramos

21 February 2025

La influencia de un sindicato agrario como la UPA no solo depende de su capacidad para movilizar a sus bases sociales (agricultores y ganaderos), sino también de la solvencia y respetabilidad de sus dirigentes.

El protagonismo de la UPA ha tenido mucho que ver con el liderazgo discreto de Lorenzo Ramos, que se ha retirado después de más de 20 años al frente de esta organización. 

Tras ocupar diversos puestos de responsabilidad en la estructura de la UPA de Extremadura, su región natal, Ramos asumió en 2004 la secretaría federal sustituyendo a Fernando Moraleda, tras la asunción de este de responsabilidades políticas en el primer Gobierno socialista de Zapatero.

 

 

La UPA era ya entonces un sindicato autónomo respecto de la FTT (Federación de Trabajadores de la Tierra), de donde había surgido al comienzo de la transición democrática, pero sin que esa autonomía significara renunciar a los vínculos históricos con la UGT. 

Además, la UPA que recibía Ramos estaba ya consolidada en el panorama sindical agrario de nuestro país al haber sido reconocida como una de las tres OPA más representativas (junto a ASAJA y COAG), teniendo, además, presencia en el COPA de la UE. 

Eso añadía un plus de responsabilidad a la que asumía Ramos al aceptar dirigir esta organización.

 

Un agricultor al frente de UPA

En la historia del sindicalismo agrario de raíz ugetista, el acceso de Ramos a la secretaría general de UPA significaba que, por primera vez, y de forma prolongada, un agricultor asumía la máxima responsabilidad de la organización. 

En el caso de Ramos, era un agricultor que llevaba de forma directa las riendas de su explotación familiar en el municipio pacense de Valdelacalzada en las vegas del Guadiana.

Esto, tan habitual en el sindicalismo agrario europeo, no lo era en la UPA, ni tampoco en su predecesora FTT. En las cúpulas dirigentes de ambas organizaciones había predominado históricamente la presencia de personas vinculadas al mundo de la abogacía, la enseñanza, la ciencia o la política activa, siendo muy contadas excepciones los dirigentes de extracción agrícola.

La llegada de Ramos a la cúpula de UPA en 2004, y su prolongada estancia como secretario general, significó, de algún modo, quebrar esa anomalía e incorporar en sus órganos directivos una cultura de base rural y agraria que aún perdura y que ya forma parte de su identidad sindical.

El nuevo agrarismo de UPA

Pero lo que distinguía entonces a la UPA, y la sigue ahora distinguiendo, es que su cultura rural y agraria está muy alejada del viejo agrarismo corporativista que aún impera en algunos círculos de opinión y en algunas organizaciones. 

El nuevo y renovado agrarismo de UPA, que ya impulsó Moraleda y que Ramos ha sabido darle continuidad, se basa en una actitud no cerrada, sino abierta a la construcción de alianzas con el mundo urbano y con la comunidad científica y académica, siendo éste uno de los rasgos distintivos del sindicato.

La apuesta de Ramos por este modelo de sindicalismo se ha reflejado en su apoyo a la continuidad de la Fundación de Estudios Rurales y del Anuario que va ya por su XXXII edición, así como a los Premios Orgullo Rural y al concurso de fotografía. 

Todo ello ha sido fiel reflejo de la firme voluntad de Ramos por que la UPA mantuviera abierta una ventana al mundo del estudio, la innovación y la cultura, convencido como estaba de que una organización moderna tiene que salir del cerrado ámbito de los temas agrarios para impregnarse de otras ideas, al tiempo que tiene que hacer valer la importancia de la agricultura en el conjunto de la sociedad.

Asimismo, Ramos ha sabido captar el signo de los tiempos, impulsando el papel de la mujer dentro de UPA con la creación de FADEMUR, e impulsando la presencia del sindicato en foros sobre desarrollo rural, medio ambiente, sostenibilidad y cambio climático. 

Además, y no solo por razones prácticas, sino también morales, Ramos no ha olvidado la importancia para el sector agrario de una buena gestión del fenómeno migratorio que asegure a los trabajadores condiciones laborales y sociales dignas, impulsando para ello plataformas y redes de contratación en origen, en sintonía con lo que ha sido la tradición obrera de un sindicato de raíz ugetista como UPA.

Ramos ha sabido también mantener en alto la bandera del diálogo y la negociación con los poderes públicos, que siempre ha caracterizado a UPA desde su fundación, sin renunciar por ello a la reivindicación y defensa de un modelo de agricultura de tipo familiar e integrado en el territorio

Esa combinación de estrategias, unida a su realismo a la hora de plantear las reivindicaciones y demandas del sector, ha hecho de la UPA una organización solvente, y de Lorenzo Ramos un dirigente respetable.

Un liderazgo discreto y dialogante

No ha necesitado subirse con un micrófono a un tractor o lanzar soflamas apocalípticas a los agricultores para hacerse respetar. Le ha bastado su actitud discreta y siempre dialogante, así como su coherencia a la hora de argumentar sobre los problemas del sector, para construir un liderazgo sereno y tranquilo.

Ramos ha sabido hacer de la UPA un valor seguro en un panorama sindical tan volátil como el actual, un panorama en el que, a golpe de WhatsApp, TikTok o Instagram, cualquiera puede ser capaz de movilizar hoy a los agricultores, aunque luego no sepan qué hacer con sus reivindicaciones.

Con independencia del color político de quien gobierne, UPA siempre ha estado presente en el panorama sindical agrario como una organización con la que se puede contar por la solvencia de sus técnicos y la actitud siempre dialogante y constructiva de su equipo directivo. 

Esa cultura dialogante y cooperadora es el legado que recibió Ramos de Moraleda en 2004, y el que ahora transmite a Cristóbal Cano, el nuevo secretario general de UPA.

 

 

Se retira Ramos sabiendo interpretar bien el final de la trama, como dice el poeta Gil de Biedma en un célebre poema. Se retira con la satisfacción del trabajo bien hecho y de haber organizado un relevo tranquilo al frente de UPA. 

Se va, en definitiva, habiéndose ganado el derecho a disfrutar de una vida beata junto a su familia en Valdelacalzada.

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