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Francesc Reguant Economista experto en sistemas agroalimentarios
9 min

El valor estratégico del modelo de las 'dos agriculturas'

30 June 2024
Desarrollo Rural
Economía Agroalimentaria
Agricultura intensiva frente a agricultura tradicional

30 June 2024

Desde la publicación de mi artículo “Dos agriculturas, las dos necesarias” –hace ahora casi un año–, he recibido diversas muestras de interés acerca de este enfoque estratégico, como modelo para comprender la estructura y los vectores de desarrollo de la agricultura española. 

Intentaré, con este artículo, dar respuesta a algunos porqués que desde diversos entornos me plantean. 

El siguiente cuadro detalla las ideas clave para interpretar el modelo: 

 

Esquema del Modelo Dos Agriculturas

 

Sin embargo, más allá del esquema básico, el modelo contiene explícita o implícitamente una manera propia de ver las cosas, y las bases para el diseño de estrategias operativas sostenibles en el ámbito agroalimentario.

 

Pasar de ver arboles a ver bosques

Es un modelo explicativo. Esta es la primera función, comprender la realidad y comprender la posición de cada unidad productiva en el conjunto. Si sabemos dónde estamos podemos actuar con mayor efectividad. 

Es un modelo socioeconómico, una simplificación para acercarnos a una realidad compleja; pero no es un modelo rígido, al contrario. Existen miles de maneras de producir alimentos. Cada producto alimentario tiene su propio proceso de producción. Asimismo, factores de ubicación o características físicas y climáticas requieren diferentes sistemas de producción. 

Hay, por tanto, miles de agriculturas, pero para abarcarlas y operar sobre ellas debemos alejar nuestra mirada

Se trata de observar el conjunto: debemos pasar de ver árboles a ver bosques. Y los bosques son dos agriculturas distintas con estrategias de desarrollo también distintas. La simplicidad del modelo facilita su comprensión, pero, sin duda, la realidad contiene muchos matices. 

Efectivamente, el modelo no es dicotómico en el sentido de dos realidades excluyentes. Es decir, no se está dividiendo el sector agrario entre verdes y amarillos o, incluso peor, entre buenos y malos. Precisamente, de esto se huye. Al contrario, es un modelo integrador. Cualquier combinación real entre las dos agriculturas es posible si ofrece opciones de viabilidad

El modelo, simplemente, intenta orientar acerca del marco estratégico más operativo atendiendo a los condicionantes de cada empresa. En este sentido, la flexibilidad es imprescindible para lograr una buena adaptación de la empresa a los condicionantes del entorno. 

Contra el idealismo

En las antípodas del modelo 'dos agriculturas' se encuentran las propuestas idealistas que abogan por el retorno a la pequeña dimensión y la precariedad tecnológica como paradigma de bondades. Desde el populismo y desde visiones románticas de cultura urbana se defiende el pesebrismo agrario como único modelo con derecho a existir. 

Desde este entorno cultural frecuentemente se miente sobre la viabilidad económica y sobre la efectividad de las propuestas para dar respuesta eficaz a los grandes retos medioambientales. Pero, francamente, cuesta mucho contradecir las imágenes románticas si no incluimos en la ecuación la seguridad de proveimiento alimentario global y la viabilidad de las empresas agrarias. 

La realidad exige compromiso y resultados, pero en el mundo de las ideas todo es posible. Además, las ideas son gratuitas, las posibilidades de diseños maravillosos están al alcance de cualquier utopista. 

A menudo se aceptan discursos sin sentido de realidad, pero gustan por su carácter inocente y estético, aunque inaplicable de manera generalizada. Sin embargo, son propuestas que comprometen el futuro, aunque se hagan en nombre del ecologismo. 

Ecologismo real

Empieza a ser hora de distinguir entre ecologismo real, es decir, el ecologismo aliado con la ciencia, del ecologismo utópico, aunque se disfrace de ciencia. Es hora de valorar el ecologismo que avanza en los objetivos de mitigación del cambio climático y de defensa de la biodiversidad, sin olvidarse de las demandas sociales críticas y de bienestar. 

Un ecologismo anclado en la realidad, que incorpora para ello la complejidad que supone atender objetivos diferentes pero todos necesarios. Una opción que busca el óptimo entre los vectores de sostenibilidad, suficiencia alimentaria, asequibilidad de los alimentos y viabilidad de las explotaciones. 

Siempre existe una resultante óptima de estos cuatro vectores, pero todas las resultantes posibles son insuficientes e imperfectas cuando solo contemplamos un vector. La realidad estropea el relato romántico, pero si se olvida la realidad todos los relatos son posibles. 

Sería bonito que el mundo Heidi existiera. Lo bonito atrae, aunque sea mentira. Por eso cuesta tanto contradecirlo. 

Agricultura potencialmente competitiva

El modelo 'dos agriculturas' es un modelo integrador. Por una parte, defiende una agricultura potencialmente competitiva, capaz de defenderse en el mercado global. Por ello la dimensión importa, dado que la escala de producción favorece la competitividad en costes. 

Sin embargo, la agricultura potencialmente competitiva, nunca puede olvidar el compromiso con la calidad, imprescindible para hacer frente a mercados competidores con costes menores en recursos humanos o ventajas geo-climáticas. 

La competitividad agraria tiene una dependencia importante del agua como primera materia prima. En este sentido, la ubicación de esta agricultura se situará preferentemente en áreas de regadío o de secano húmedo. 

Más allá de este esquema hay que considerar, también, en esta categoría potencialmente competitiva la ganadería intensiva, con una relación sinérgica con los cultivos extensivos y vinculada al mercado global para la adquisición de las primeras materias para alimentación animal. 

Asimismo, la viña, como cultivo muy adaptado a entornos con ciertos grados de aridez, puede considerarse competitivo en entornos de secano con relativa aridez.

En cuanto al olivo y el almendro, que son cultivos tradicionalmente de secano, en la medida que se han incorporado nuevos sistemas productivos intensivos o hiperintensivos de regadío, hay que ubicarlos claramente en la agricultura potencialmente competitiva. Pero, dejando el olivo y el almendro de secano en una situación aun más precaria como agricultura en dificultad

Valorando la agricultura en dificultad

Por otra parte, el modelo defiende los valores de la agricultura en dificultad o de desarrollo rural. Esta es una característica para destacar. En este caso, se trata de empresas agrarias que, por razones externas al sistema de producción, tal como su ubicación en zonas de montaña, secano árido sin complemento en la ganadería o entornos periurbanos, ven afectada su capacidad competitiva. 

La globalización ha desplazado esta agricultura a la inviabilidad económica. Pero esta es una agricultura necesaria por razones de equilibrio territorial, de defensa del patrimonio cultural y arquitectónico, para la defensa de los bosques, con funciones medioambientales asociadas y para el aprovechamiento de unos recursos productivos de interés. 

En este sentido, la función prioritaria de esta agricultura es existir, es decir, permanecer. 

Para obtener su viabilidad esta agricultura forzosamente debe adoptar estrategias de diferenciación, vía calidad, origen, proximidad o cualquier valor diferencial que tenga una demanda posible. 

Entre las estrategias comúnmente adoptadas está la captación de márgenes a lo largo de la cadena, incorporando a la empresa la transformación, la distribución y la comercialización. 

Asimismo, muchas de estas empresas agrarias realizan también actividades en el ámbito de los servicios: agroturismo, ecoturismo, servicios forestales, servicios medioambientales, servicios agrarios. 

Este conjunto de opciones, incluso dentro del marco de la dificultad y/o la pequeña dimensión, pueden ofrecer los mínimos de viabilidad requeridos. 

Sin embargo, mas allá de la posible viabilidad, los servicios públicos que ofrecen estas empresas agrarias deben remunerarse. Si la sociedad necesita que exista esta salpicadura de explotaciones agrarias esparcidas por el territorio, debe contribuir a su sostenimiento mediante aportaciones públicas o a través de créditos de carbono.

Amigas de la tecnología

El modelo 'dos agriculturas' incorpora la tecnología en las dos agriculturas y en todos los ámbitos de la actividad. Los retos actuales de transformación y competitividad requieren estar en primera posición tecnológica

Pero la tecnología tiene un coste, un factor que puede dificultar su incorporación a la agricultura en dificultad. 

Ante ello, ganar dimensión aparece nuevamente como objetivo estratégico. Sin embargo, no podemos olvidar la extraordinaria versatilidad de las tecnologías digitales, capaces de ofrecer soluciones altamente operativas de reducido coste; opción que, no obstante, requiere una alta implicación del usuario.

Cooperativismo y opciones win-win

Puesto que se ha insistido en la importancia de la dimensión, debemos preguntarnos cómo ganar dimensión. La respuesta es la unidad de acción o de organización. Pero al sector agrario, y no solo agrario, frecuentemente le cuesta compartir por hábitos ancestrales orientados a la propia autosuficiencia. 

Una vía tradicional para unir voluntades ha sido y es el cooperativismo. Si las cooperativas nacieron de la dificultad, el escenario actual devuelve la dificultad. En este entorno las cooperativas tienen una nueva oportunidad para jugar un papel decisivo. 

De hecho, las cooperativas son el medio para ganar dimensión sin perder la personalidad de la explotación o empresa agraria. Sin embargo, deben vigilar los puntos débiles que les han creado dificultades a lo largo de su historia. Hablaremos de ello en un próximo artículo.

Existen también otras formas para salvar la dificultad de la insuficiente dimensión. Se trata de estrategias win-win entre distintos eslabones de la cadena. El modelo de integración ganadera tiene una larga trayectoria que ha proporcionado estabilidad al importante sector de la ganadería intensiva. Experiencias similares se están dando en el ámbito estrictamente agrícola.

Bioeconomía

Estamos en pleno proceso de cambio en las estructuras agrarias. El presente ya no es el que era, y el futuro que esperábamos tampoco. Cada vez son mas permeables las supuestas barreras entre los eslabones de la cadena

Hoy tenemos empresas (grandes y pequeñas) que abarcan toda la cadena o parte de ella. Hay distribuidores que se dirigen directamente al productor sin pasar por intermediarios. Las cooperativas suelen abarcar, al menos, la transformación y la comercialización. Algunas empresas ofrecen servicios de restauración. 

Cada vez cuesta más de distinguir entre primario, secundario y terciario en el sector agroalimentario.

Un sector que nace en la producción de las primeras materias, sigue en la propia producción, transformación, distribución, comercialización, recuperación y reciclaje de los residuos, completando el proceso de bioeconomía circular. Cada vez tiene más sentido identificar el sector agroalimentario como el sector de la bioeconomía.

La desigualdad importa

Finalmente, a lo largo del artículo me he referido a que la dimensión importa, en sentido de la pequeña dimensión. Pero la macro dimensión también importa

Grandes estructuras agrarias ahogan la viabilidad de empresas más pequeñas, rompiendo el mosaico necesario de unidades productivas distribuidas en el territorio.

La desigualdad no es el camino a largo plazo. Deberían tomarse decisiones sobre máximos, atendiendo a criterios sociales y estratégicos de impulso territorial.

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