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Francesc Reguant Economista experto en sistemas agroalimentarios
13 min

Qué dice y qué no dice la FAO sobre la ganadería

16 January 2024
Producción Animal
Cambio Climático
Informe FAO sobre Ganadería 2023

16 January 2024

En diciembre pasado se celebró la cumbre COP 28 sobre el cambio climático. Tras la cumbre los presagios no pueden ser optimistas. El mismo presidente del COP28, el sultán Ahmed al Jaber, dijo que “no existe evidencia científica de que el descenso progresivo de combustibles fósiles ayude a alcanzar el objetivo de no sobrepasar un incremento de 1,5 ° [de temperatura media global]”. 

Parece, pues, que van a establecerse todos los aplazamientos posibles para no realizar lo que debe hacerse ya: eliminar la combustión de combustibles fósiles. 

Con prisas y sin soluciones efectivas se ha identificado a la ganadería y sus productos derivados (carne, leche, huevos) como el enemigo a combatir

Desde el ideologismo y, desde posiciones interesadas por parte de los promotores de la proteína alternativa, se está proponiendo la eliminación impuesta de una parte muy significativa de la cabaña ganadera. Con el apoyo de poderosos medios de comunicación se está consolidando una cultura de rechazo a la proteína animal

En contrapartida se promueve, legítimamente, sustituir la proteína animal por alimentos basados en plantas (plant based), alimentos derivados de fermentación y, en el futuro, carne cultivada, como opción supuestamente ahorradora de emisiones de gases efecto invernadero (GEI). 

Con el apoyo de poderosos medios de comunicación se está consolidando una cultura de rechazo a la proteína animal

A menudo estas opiniones se defienden con datos que no responden a la realidad o que no consideran objetivamente los diferentes impactos, un hecho que distorsiona el diálogo y aleja las soluciones. A veces se focaliza la necesaria reducción de emisiones en reducir la proteína animal, olvidando que la medida clave es el imprescindible y urgente abandono de la combustión de combustibles fósiles, la principal causa del cambio climático

Entre los axiomas o verdades evidentes preferidos por estos foros anti-ganadería hay una exageración de las emisiones de GEI, el rechazo casi emocional de la palabra "intensivo", la criminalización específica del sector porcino, la inocuidad medioambiental de los productos híper-procesados de la proteína alternativa, etc. 

Para mejor comprensión basta un ejemplo: ha llegado a mis manos un documento de la empresa de investigación de mercados Profundo Research & Advice, redactado por Barbara Kuepper, con una vaca en la portada y con el siguiente título y subtítulo: Impacts of a shift to plant proteins. Effects of reduced meat production on GHG emissions, land, and water use

 

Impacts of a Shift to Plant Proteins

Este documento plantea que si la ganadería genera emisiones de GEI, ocupa suelo y gasta agua y la sustituimos por proteína vegetal, se produce un gran ahorro en emisiones GEI, uso del suelo y consumo de agua. 

El informe insinúa que estas medidas de drástica reducción de la ganadería nos darían tiempo y nos debería permitir avanzar en la lucha contra el cambio climático sin tanta urgencia. Podríamos seguir quemando petróleo mientras trivializamos el grave problema del cambio climático. Un mundo feliz; sin ganadería, sin embargo. 

Ante esta avalancha de desinformación, la FAO ha considerado que valía la pena aportar datos y propuestas. Así la FAO acaba de publicar un documento clarificador titulado Pathways towards lower emissions

Este documento nos aporta información que nos deben permitir, por un lado, objetivar y por otro, contradecir opiniones alejadas de la complejidad del hecho alimentario y, por tanto, de la realidad: 

Pathways towards lower emissions

Los datos

Según el IPCC, la principal fuente de emisiones de GEI proviene del CO2, mayoritariamente resultado del uso de combustibles fósiles, que provoca el 77 % de las emisiones. Al metano (CH4) le corresponde el 14 % y al óxido nitroso (N2O) el 8 %. 

Avanzar en la reducción de los tres gases parece necesario y oportuno. Pero en una escala de prioridades el CO2 es, claramente, la primera prioridad, lo que no quita que hay que actuar en todas las direcciones. 

La FAO, en el documento de referencia, señala que globalmente la producción de proteína animal está asociada aproximadamente con un total de 6,2 Gt CO2eq de emisiones, que constituyen aproximadamente el 12 % del total de las emisiones de origen antropogénico

Lógicamente, si la ganadería emite el 12 % de las emisiones GEI, otros sectores, otras actividades producen el 88 %. Parece coherente abordar todas las fuentes de emisiones GEI pero hay que situar las prioridades en relación a las magnitudes de cada fuente y su criticidad. 

Por especies, el bovino es, sin duda, el primer contribuyente a la emisión de GEI, con un 62 % de emisiones GEI del total de la producción de proteína animal. El cerdo tiene una contribución mucho más reducida, con un 14 %; los pollos con un 9 %, el búfalo un 8 %, las cabras un 4 % y el 3 % los corderos.

Por producto, la carne es responsable del 67 % de las emisiones GEI de la producción de proteína animal, la leche el 30 % y los huevos el 3 %.

Los orígenes de las emisiones antropogénicas en la producción de proteína animal son, según la FAO,los siguientes:

Origen de las emisiones GEI de la ganadería

El caso del metano, una oportunidad para la reducción rápida de emisiones

El gas metano en conjunto tiene un efecto más limitado en el conjunto de emisiones, pero tiene un interés singular en la reducción global de emisiones por su un efecto multiplicador. El efecto invernadero del metano es 25 veces superior que el CO2: reducir una determinada cantidad de metano equivale a reducir 25 veces de CO2. Pero también hay que saber que, contrariamente al CO2, el metano desaparece en el plazo aproximado de doce años.

Las emisiones de metano provienen en parte de la fermentación entérica de los rumiantes (vacas, búfalos, cabras y ovejas), pero el metano lo producen también otros procesos de descomposición o putrefacción de materia orgánica, en la gestión de residuos orgánicos urbanos, agrícolas o ganaderos, en los procesos naturales en los humedales, o en el cultivo del arroz. 

La reducción de las emisiones de metano de las granjas es posible y, además, es una fuente de energía renovable

Al mismo tiempo, preocupan las emisiones de metano derivadas de fugas en la explotación de petróleo. Precisamente la Administración Biden de Estados Unidos acaba de anunciar medidas para reducir millones de toneladas de emisiones de metano exigiendo a los productores de petróleo que detecten y reparen las fugas. 

Pero la principal preocupación sobre el metano es su existencia masiva en el permafrost helado. En la medida en que el calentamiento provoque la liberación de este gas, hoy enterrado, las consecuencias pueden ser muy graves. 

Para evitarlo hay que detener el cambio climático rápidamente, pero para obtener este objetivo hay que actuar, básicamente, sobre la causa principal, que son los combustibles fósiles. Olvidar poner este objetivo en primera línea sería equivocarse.

La reducción de las emisiones de metano de las granjas es posible y, además, es una fuente de energía renovable. Es decir, el mejor camino no es eliminar la ganadería, el camino adecuado es gestionarla adecuadamente atendiendo a los procesos de bioeconomía circular

El Dr. Xavier Flotats, ingeniero industrial, profesor emérito de la Universitat Politècnica de Catalunya y referente del tema del biogás, ha dirigido un estudio sobre las emisiones de GEI de granjas de porcino de 1.000 madres comparando cuatro diferentes sistemas de gestión de las deyecciones y estimando las emisiones GEI de cada uno de ellos. 

 

En síntesis, estos son los resultados:

Ensayo granja de cerdas

De acuerdo con este estudio, las emisiones de GEI pueden reducirse hasta el 91,5 % si optamos por la opción 3 con planta de biogás y almacén posterior cubierto.

Se demuestra, asimismo, la importancia de una relativa dimensión de las granjas, ya que es la que permite rentabilizar las inversiones necesarias. Cabe aclarar que los cálculos se han hecho con los valores medios que señala el IPCC, pero usando los valores más indulgentes.

En general, la ganadería española está mejorando enormemente en eficiencia y precisión con la ayuda de las mejores tecnologías, digitales, la robótica, la sensórica y la biosensórica. 

El ciclo productivo se está diseñando dentro de estrategias de bioeconomía circular. Ello ha supuesto progresos evidentes en reducción de emisiones GEI. 

Por ejemplo, tal y como nos remarcaba Manuel Lainez, según el MAPA el 75 % de las granjas porcinas han implementado las mejores técnicas disponibles para reducir los niveles de emisiones en sus instalaciones.

Proteína animal versus proteína alternativa de origen vegetal

La comparación entre las dos opciones de proteína, animal versus vegetal, es compleja. La carne, la leche y los huevos son productos con alto contenido dietético (proteínas, vitaminas, minerales y nutrientes diversos). 100 g de carne de cerdo no equivalen a 100 g de garbanzos. Por lo tanto, no se puede realizar esta comparación de manera simple. 

Para equipararlo habrá que poner más garbanzos (más proteína vegetal) añadiendo otros nutrientes y proteínas de orígenes diversos tales como algas, hongos, cianobacterias u otros. Todo ello requerirá un procesamiento más o menos costoso en recursos y en emisiones. Si, además, deseamos que el producto se parezca a un producto de proteína animal (hamburguesa, huevo, queso, yogur), el procesado será superior y habrá que añadir especies saborizantes, edulcorantes, colorantes, etc. 

Lógicamente, para producir todo ello harán falta fertilizantes, probablemente químicos ya que la fuente principal de fertilizantes orgánicos (la ganadería) la hayamos puesto en cuestión. Los residuos de la producción de estos alimentos vegetales requerirán también un tratamiento y también generará unas emisiones. En fin, la proteína vegetal no saldrá gratis en emisiones GEI.

Finalmente, no es intrascendente que los productos de proteína alternativa hayan salido al mercado a precios mucho más altos que el equivalente tradicional de proteína animal. Se trata todavía de un mercado muy joven, habrá que ver cómo evoluciona. Pero a menudo un precio más alto significa un mayor uso de recursos que acaban generando más emisiones

Habrá que afinar los estudios para poder comparar mejor. En cualquier caso la proteína alternativa tendrá un lugar en la dieta del futuro que compartirá con las fuentes tradicionales de proteína.

El consumo de proteína animal

La carne forma parte de la dieta del hombre desde siempre, con un rol muy importante en la cultura gastronómica de los diferentes pueblos. La ganadería, con una carga adecuada, tiene una función esencial en la fijación de la población en el territorio y en la defensa de los espacios naturales. 

En España la ganadería es una pieza principal de nuestro sistema alimentario. Sin embargo, hoy, en el mundo desarrollado, hay un consumo excesivo de proteínas y, en general, proteína animal. En este sentido abogar por una reducción de este consumo es una medida sanitaria y medioambientalmente adecuada. 

Una reducción no debe provenir de la imposición sino del impulso cultural hacia una alimentación dietéticamente más equilibrada. No comparto las propuestas que pretenden imponer por decreto la reducción de este consumo. 

Si tenemos que centrar la atención sobre las emisiones de GEI no es en el 12 % de las emisiones de la producción animal, sino en el porcentaje restante el 88 % con el objetivo central y evidente que es dejar de quemar combustibles fósiles. En este sentido, convendría no convertir la guerra contra la ganadería en un green-washing que justificara dilatar la eliminación de las auténticas soluciones.

Convendría no convertir la guerra contra la ganadería en un green-washing que justificara dilatar la eliminación de las auténticas soluciones

Este proceso de reducción de la demanda de la proteína animal ya se está produciendo en los países más desarrollados, entre ellos España, de una manera claramente sensible. Sin embargo, este proceso es inverso en los países menos desarrollados. En la medida en que mejora su economía la demanda de proteína crece. Así, se espera un incremento importante de la demanda de carne en África y América latina. 

De acuerdo con informaciones de National Geographic, en los últimos cuarenta años la demanda de carne en los países en vías de desarrollo se ha triplicado y el consumo de huevos se ha multiplicado por siete

Las medidas de la FAO

La FAO propone una batería de medidas que pueden llevar al equilibrio de la ganadería en las emisiones a 2050, incluso considerando el incremento de la demanda tal y como está prevista:

  • Cambio a dieta más saludable.

  • Reducción del desperdicio alimentario. 

  • Incremento de la productividad. En este aspecto los datos hablan, con una gran diferencia, a favor de la ganadería intensiva dentro de una gestión adecuada en términos sanitarios y de bienestar.

  • Mejora genética hacia razas más eficientes en términos medioambientales.

  • Manipulación del rumen de los rumiantes hacia disminución de metano. 

  • Mejora de la gestión del estiércol. 

  • Mejora en la nutrición animal. 

  • Mejora en el bienestar animal. 

  • Secuestro de carbono. 

  • Bioeconomía circular, desde donde aprovechar el metano como energía renovable, tal y como nos propone el Dr. Xavier Flotats.

  • Atención al uso de energía en la granja. 

  • Mejora en la gestión del estiércol. 

En resumen

Qué dice la FAO:

  • Hay que eliminar la combustión de combustibles fósiles.

  • Debe optimizarse la producción ganadera reduciendo su impacto ambiental con bioeconomía circular y otras medidas.

  • Es preciso avanzar hacia una alimentación dietéticamente más equilibrada. 

Qué no dice la FAO: 

  • Que el objetivo sea eliminar la ganadería de manera parcial o total por decreto ley. 

La ganadería forma parte del ciclo natural de la alimentación humana. Si el futuro es bioeconómico y circular, la ganadería es uno de los eslabones de la cadena. El cambio climático y la transformación verde está tensando economías, avistando costes importantes y creando ansiedad. 

Ante ello, el camino de las soluciones fáciles es el peor camino, por una razón elemental: las soluciones no van a ser fáciles

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