11 May 2023
La palabra sostenibilidad se ha puesto de moda en los últimos años. Esta es una variable tridimensional que se encuentra formada por tres subcomponentes:
- Económica,
- Social
- Y medioambiental
Con ella se trata de reflejar el concepto de Desarrollo Sostenible o Duradero que fue acuñado durante la Conferencia de Río de Janeiro de 1992.
El Desarrollo Sostenible o Duradero se define como “la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”
La firma de la Agenda 2030 por parte de los Estados miembros de la ONU en el año 2015 ensalzó el término.
En ella se tratan las cuestiones de mayor importancia a escala mundial y se establecieron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que se descomponen en 169 metas.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible continúan el camino de los Objetivos de Desarrollo del Milenio propuestos por la ONU en el año 2000
Entre los 17 ODS se identifica a la sostenibilidad de la producción de alimentos como una cuestión capital. Así, a partir del segundo ODS y su meta 2.4 se indica:
“Para 2030, asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción, contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos, las sequías, las inundaciones y otros desastres, y mejoren progresivamente la calidad del suelo y la tierra”.
Los Planes de Acción de la Unión Europea conducen a medir la sostenibilidad de las unidades productivas de todos los sectores, incluido el agroalimentario
Ante esta situación, aparte de identificar las técnicas de producción que otorguen un mayor desarrollo socioeconómico y sean más amigables el medioambiente, es necesario cuantificar la sostenibilidad de la producción primaria y su industria de transformación para desarrollar estrategias de gobernanza.
Sobre todo cuando la producción de alimentos, principalmente, la de carácter intensivo, ha generado impactos negativos sobre el equilibrio de los ecosistemas y es una actividad que tiene una importancia capital para mantener la soberanía y la seguridad alimentaria de los Estados.
Se ha descrito como la producción de alimentos ha generado externalidades negativas, favoreciendo la pérdida de biodiversidad de los ecosistemas, la erosión de los suelos, la contaminación física de plásticos en los entornos naturales y en el estómago de animales de consumo humano, la eutrofización de masas de agua, el incremento de metales pesados en los suelos agrícolas, la emisión de microbianos al medioambiente, etc.
En España se han aprobado recientemente una batería de normativas que afectan al sector agroalimentario en materia de sostenibilidad medioambiental
Sin embargo, la cuantificación de la sostenibilidad, ya sea desde un punto de vista cualitativo o cuantitativo, puede traer consigo grandes quebraderos de cabeza, pues la sostenibilidad de cada sistema de producción de alimentos depende de sus características propias, que vienen dadas por la interacción que existe entre el entorno socioeconómico, las tecnologías usadas o los medios de producción, algunos específicos de cada modelo agropecuario industria agroalimentaria.
El objetivo de este artículo es identificar los principales metodologías que se han desarrollado para determinar la sostenibilidad de la agricultura, la ganadería o la industria agroalimentaria
Interés por medir
A pesar de la idiosincrasia propia que posee la sostenibilidad de cada subsector alimentario, existen tres reglas básicas que definen a este concepto en la agroalimentación.
En primer lugar, se debe asegurar la estabilidad ecológica de los territorios donde se emplaza el modelo de producción. En segundo lugar, la rentabilidad económica de las unidades productivas tiene que estar asegurada. Y, en tercer lugar, el sistema de producción debe garantizar la continuidad sociocultural del territorio.
Con este criterio, diferentes instituciones públicas nacionales, organizaciones internacionales, investigadores y empresas privadas han desarrollado diferentes marcos metodológicos para estimar la sostenibilidad agroalimentaria.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) identificó algunas de estas instituciones, tal y como se indican en la siguiente tabla.
Problemática asociada
Sin embargo, existe una problemática ligada a la cuantificación cualitativa o cuantitativa de la sostenibilidad a partir de los modelos propuestos:
- Se puede desatacar que existe un escaso consenso sobre qué modelo utilizar para la determinación de la sostenibilidad del sistema agroalimentario, por lo que los resultados obtenidos pueden no ser comparables entre sí.
- La utilización de cuestionarios con escalas graduadas puede conducir a que la percepción del encuestado influya sobre la determinación de la sostenibilidad.
- Las metodologías pueden tener un carácter multisectorial, pudiendo no adaptarse a los subsectores agroalimentarios que requieren de indicadores de actividad específicos.
- Los protocolos pueden especializarse en determinar algunas de las subcomponentes de la sostenibilidad.
- Los resultados pueden ofrecer datos cualitativos y no cuantitativos, por lo que puede dificultarse la implantación de una escala.
- La metodología puede requerir a personal especializado para su aplicación, pues los requisitos de gestión auditables.
El MAPA identificó en 2016 un total de 93 modelos especializados en determinar la sostenibilidad de actividades. Este organismo realizó un cribado para descartar aquellas metodologías que poseían un alcance limitado.
La siguiente tabla ofrece un resumen de los principales modelos para determinar la sostenibilidad del sistema agroalimentario.
Modelo eSIAB
Ante la situación comentada, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación desarrolló el ‘Programa para la Sostenibilidad integral de la Industria Agroalimentaria’.
Este tenía como objetivo normalizar y adaptar al territorio español los criterios empleados para cuantificar la sostenibilidad del sector agroalimentario.
El programa se llevó a cabo con la colaboración de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR).
El resultado del proyecto fue la aplicación eSIAB, que en la actualidad se encuentra en su versión 2.1.
Enlace a la herramienta: https://esiab.ecoavantis.com/login.php
Figura 1. Acceso a eSIAB. Fuente: eSIAB.
Así, tras indicar la razón social, CIF, tamaño y especialización subsectorial de la empresa, el usuario debe cumplimentar uno de los dos cuestionarios disponibles para evaluar la sostenibilidad de la industria agroalimentario: nivel básico o avanzado.
El cuestionario básico consta de 18 cuestiones de carácter social, 20 ambientales y 22 económicas, mientras que el avanzado se compone de 28 preguntas de índole social, 32 ambientales y 40 económicas
Figura 2. Interfaz de sSIAB. Fuente: eSIAB.
Tras cumplimentar el cuestionario, eSIAB muestra un apartado de resultados, indicando la puntuación obtenida por dimensión y entre las diversas variables determinadas:
- Vertiente económica: agentes de interés, cadena de suministro, consumidores, gobernanza y recursos económicos.
- Vertiente social: agentes de interés, cadena de suministro, consumidores, gobernanza y recursos humanos.
- Vertiente medioambiental: agentes de interés, cadena de suministro, gobernanza y recursos ambientales.
Figura 3. Ejemplo de los resultados ofrecidos por eSIAB para una industria agroalimentaria por dimensión y por variables medidas. Fuente: eSIAB.
Posteriormente, eSIAB ofrece un informe completo, un informe simplificado y un plan de acción, que contienen recomendaciones personalizadas para mejorar la sostenibilidad de la empresa evaluada. Para después mostrar un decálogo, constituyendo “una declaración pública del compromiso de la empresa por la mejora de su sostenibilidad”.
Este ha sido fundamentado en 10 principios relacionados con los criterios de evaluación y se muestra el grado de cumplimiento específico y general:
- Cadena de suministro
- Economía local, agentes de interés y consumidores
- Trabajadores
- Gestión en materia de huellas ambientales
- Gestión de la energía
- Conducta ética
- Agricultura y ganadería sostenible. Biodiversidad
- Eco-diseño
- Residuos
- Investigación, innovación y desarrollo
Figura 4. Decálogo de eSIAB. Fuente: eSIAB.
Finalmente, el modelo eSIAB ofrece la posibilidad de comparar la sostenibilidad de la industria evaluada frente a las registradas por el modelo por subsector y por tamaño de empresa.
En total, 584 industrias agroalimentarias han sido evaluadas con esta propuesta metodológica.
Solo el 1,9 % de las industrias agroalimentarias de España han sido evaluadas por el modelo eSIAB
Con carácter subsectorial dentro de las empresas evaluadas, la mayor sostenibilidad económica y social la ha obtenido la industria de los productos para la alimentación animal con una puntuación de 7,4 y 6,7, respectivamente.
El 50,9 % de las empresas evaluadas por eSIAB se dedican a la fabricación de bebidas
En cuanto a la subcomponente medioambiental, la industria de molinería y almidones ha sido la que obtuvo el mayor valor de 6,4.
La variabilidad subsectorial entre el valor mínimo y máximo de la sostenibilidad económica y social es baja, mientras que en la vertiente medioambiental existe una alta dispersión, siendo del 60,0 %
En cuanto a la sostenibilidad global de la industria agroalimentaria de España, la industria especializada en la fabricación de productos para la alimentación animal y molinería y almidones son las empresas que obtuvieron los mayores valores. Sin embargo, existe una baja dispersión entre el mayor y menor valor, de tan solo el 27,5 %.
Una herramienta de futuro
La nueva realidad que ha provocado que la mayor conciencia de la población y las fuerzas políticas entorno al desarrollo sostenible o duradero en la alimentación ha desembocado en la promulgación de normativas que requieren de cuantificar cualitativa o cuantitativamente la sostenibilidad de la producción y transformación de alimentos.
Sin embargo, para ello debemos solventar algunas barreras que influyen sobre la precisión de las medidas, siendo la principal, quizás, el marco metodológico usado en el estudio, a consecuencia de la diversidad de metodologías que existen en la actualidad.
Por tanto, es necesario tener sumo cuidado a la hora de realizar comparativas entre la sostenibilidad sectorial, pues las diferencias cualitativas o cuantitativas pueden venir por estas.
Ante esta situación, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en colaboración con AENOR, ha desarrollado una metodología que permite cuantificar la sostenibilidad de la industria de alimentación y bebidas a partir de un cuestionario estructurado.
No obstante, la producción primaria no se encuentra integrada dentro de este modelo y las evaluaciones realizadas sobre el total de las industrias agroalimentarias apenas llega al 2,0 %.
De esta forma, deben desarrollarse estrategias para que el modelo y el software sean compatibles con los programas de gestión de las empresas agroalimentarias, con el objetivo de facilitar a las empresas el acceso del modelo.
Para la producción primaria, el cuaderno de campo, en agricultura; o el libro de explotación, en ganadería; suponen unas herramientas de interés que sirvan para cuantificar la sostenibilidad de las unidades productivas, ya sea a partir de los datos contenidos por las propias herramientas o mediante el desarrollo de un cuestionario específico que permita cuantificar la sostenibilidad económica, social y medioambiental de las explotaciones agrícolas o granjas.