16 January 2025
Una amplia coalición de los más grandes pensadores del mundo han firmado la carta: Hunger’s tipping point, an urgent call to transform food and nutrition security, donde hacen un llamamiento de urgencia para demandar los esfuerzos necesarios para resolver el “trágico desajuste entre la oferta y la demanda mundial de alimentos”.
Más de 150 Premios Nobel y del World Food Prize han hecho un llamamiento sin precedentes para obtener respaldo financiero y político para desarrollar tecnologías que posibiliten evitar una catástrofe de hambre en los próximos 25 años.
En una carta abierta firmada por 133 ganadores del Premio Nobel y del Premio Mundial de la Alimentación, los firmantes advirtieron que el mundo “no está ni cerca” de satisfacer las necesidades alimentarias futuras, ya que se estima que 700 millones de personas pasan hambre hoy y que habrá que alimentar a 1.500 millones de personas más en 2050.
En la carta se asegura que la humanidad se enfrentará a un “mundo aún más inestable e inseguro en materia de alimentos” a mediados de siglo, a menos que la comunidad internacional aumente su apoyo a las últimas investigaciones e innovaciones.
Advierten que el mundo “no está ni cerca” de satisfacer las necesidades alimentarias futuras
Citando desafíos como el cambio climático, los conflictos y las presiones del mercado, piden “esfuerzos ambiciosos y respetuosos con el planeta que conduzcan a saltos sustanciales, no solo incrementales, en la producción de alimentos para la seguridad alimentaria y nutricional”.
Entre quienes respaldan la carta se encontraban Robert Woodrow Wilson, que ganó el Premio Nobel de Física en 1978 por su descubrimiento que apoyaba la teoría de la creación del Big Bang; Wole Soyinka, el primer africano negro que ganó el Premio Nobel de Literatura; Sir Roger Penrose, cuyo trabajo avanzó en la comprensión de los agujeros negros, y el 14.º Dalai Lama.
Entre los firmantes también se encontraban Joseph E. Stiglitz, que ganó el Premio Nobel de Economía en 2001 y, junto con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el Premio Nobel de la Paz en 2007. Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, que compartieron el Premio Nobel de Química en 2020 por descubrir las tijeras genéticas CRISPR/Cas9, también firmaron la carta.
El llamamiento fue coordinado por Cary Fowler, co-ganador del Premio Mundial de la Alimentación 2024, que también es el enviado especial saliente de Estados Unidos para la Seguridad Alimentaria Mundial.
Otros galardonados con el Premio Mundial de la Alimentación que se sumaron al llamamiento fueron la científica climática de la NASA Cynthia Rosenzweig, la fitomejoradora etíope-estadounidense y ganadora del Premio Nacional de Medios Científicos de Estados Unidos Gebisa Ejeta y Akinwumi Adesina, presidente del Banco Africano de Desarrollo.
“Toda la evidencia apunta a una disminución creciente de la productividad alimentaria si el mundo continúa como hasta ahora”, dijo Fowler. “Con 700 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria hoy en día y una población mundial que se espera que aumente en 1.500 millones para 2050, esto deja a la humanidad frente a un mundo tremendamente desigual e inestable. Sabemos que la investigación y la innovación agrícolas pueden ser una palanca poderosa, no solo para la seguridad alimentaria y nutricional, sino también para mejorar la salud, los medios de vida y el desarrollo económico. Necesitamos canalizar nuestros mejores esfuerzos científicos para revertir nuestra trayectoria actual, o la crisis de hoy se convertirá en la catástrofe de mañana”.
Los galardonados destacaron la amenaza que supone el cambio climático para la producción de alimentos, en particular en África, donde la población crece más rápidamente pero se prevé que los rendimientos del maíz, un cultivo básico, disminuyan en casi toda su zona de cultivo.
Otros factores que socavan la productividad de los cultivos son la erosión del suelo y la degradación de la tierra, la pérdida de biodiversidad, la escasez de agua, los conflictos y las políticas que restringen la innovación agrícola.
“Los efectos del cambio climático ya están reduciendo la producción de alimentos en todo el mundo, pero en particular en África, que tiene poca responsabilidad histórica por las emisiones de gases de efecto invernadero, pero que ve cómo las temperaturas aumentan más rápido que en otros lugares”, explica el presidente Adesina, que recibió el Premio Mundial de la Alimentación en 2017. “Se espera que los futuros aumentos de temperatura sean más extremos en los países con una productividad ya baja, lo que agravará los niveles existentes de inseguridad alimentaria. En los países de bajos ingresos, donde la productividad debe casi duplicarse para 2050 en comparación con 1990, la cruda realidad es que es probable que aumente menos de la mitad. Tenemos solo 25 años para cambiar esto”.
La carta cita una lista de los avances científicos más prometedores y los campos de investigación emergentes que podrían priorizarse para impulsar la producción de alimentos, a pesar de los desafíos existentes y futuros.
Estos incluyen mejorar la fotosíntesis en cultivos básicos como el trigo y el arroz para optimizar el crecimiento; desarrollar cereales que puedan obtener nitrógeno biológicamente y crecer sin fertilizantes; así como impulsar la investigación en cultivos autóctonos resistentes y ricos en nutrientes que en gran medida se han pasado por alto para las mejoras.
Los galardonados también describieron los objetivos de 'lanzamiento a la luna' de mejorar el almacenamiento y la vida útil de las frutas y verduras, y crear alimentos ricos en nutrientes a partir de microorganismos y hongos.
Mashal Husain, presidente entrante de la Fundación del Premio Mundial de la Alimentación, dijo: "Este es un momento de 'verdad incómoda' para el hambre mundial. Tener las mentes más brillantes del mundo unidas detrás de esta llamada de atención urgente debería inspirar esperanza y acción. Si podemos poner un hombre en la luna, seguramente podemos reunir la financiación, los recursos y la colaboración necesarios para poner suficiente comida en los platos aquí en la Tierra. Con el apoyo adecuado, la comunidad científica puede lograr los avances necesarios para prevenir una inseguridad alimentaria catastrófica en los próximos 25 años”.
“La revolución verde impulsada por la investigación que ha reducido drásticamente la desnutrición en todo el mundo durante los últimos 60 años está perdiendo impulso, con la inseguridad alimentaria aumentando una vez más y una crisis inminente que emergerá en 2050. La inversión en investigación, especialmente en los lugares que probablemente se verán afectados en el futuro, mejorará la seguridad alimentaria ahora y ayudará a aliviar posibles crisis futuras”, explica Brian Schmidt, Premio Nobel de Física 2011. “Este es un problema eminentemente solucionable, relativamente económico, con una recompensa que beneficiará a toda la humanidad”.
Fuente: World Food Prize.
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