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Más de 800 millones de platos vacíos

26 September 2022
Desarrollo Rural
Economía Agroalimentaria
Según la FAO, actualmente 821 millones de personas sufren hambre severa en el mundo, y se estima que cerca de 670 millones seguirán desnutridas en 2030. Un dato alarmante que nos aleja de conseguir el ODS 2: hambre cero
Antecedentes del concepto de crisis alimentaria mundial.
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26 September 2022

En 2015 se establecieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible y su cumplimiento para el año 2030. El segundo de ellos está enfocado a combatir el hambre en el mundo, uno de los principales problemas a escala global.

Siete años después, lejos de reducirse y mejorar, las cifras han alcanzado alarmantes números con alrededor de 821 millones de personas que sufren hambre en nuestro planeta. Estos datos nos muestran que nos estamos alejando del cumplimiento del Objetivo 2 para el año 2030.

ODS 2: objetivo hambre cero

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 (ODS 2) es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por las Naciones Unidas en 2015. El Objetivo Hambre Cero busca poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible a su meta en el año 2030.

 

¿Qué es la seguridad y soberanía alimentaria?

La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sostenibles de producción, distribución y consumo de alimentos.

La seguridad alimentaria hace referencia a la garantía para la población del acceso suficiente a los alimentos, tanto en términos de calidad como de cantidad, y a la capacidad de afrontar su coste. Cuando esto no sucede hablamos de inseguridad alimentaria, que puede ser:

  • Inseguridad alimentaria moderada: la población se enfrenta a incertidumbres a la hora de conseguir alimentos, viéndose obligada a aceptar menos cantidad o calidad de los mismos.
  • Inseguridad alimentaria grave: sucede cuando la población suele quedarse sin alimentos y en los peores casos pasa varios días sin comer.

Fuente: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

 

¿Cuáles son las metas del ODS 2?

Según las Naciones Unidas, las metas del ODS 2: hambre cero son: 

  1. Poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las personas en situaciones vulnerables a una alimentación sana, nutritiva y suficiente 
  2. Poner fin a todas las formas de malnutrición y abordar las necesidades de nutrición de las adolescentes, las mujeres embarazadas, lactantes y las personas de edad avanzada.
  3. Duplicar la productividad agrícola y aumentar los ingresos de los productores de alimentos, en particular de las mujeres, los pueblos indígenas, los agricultores familiares, los pastores y los pescadores, llevando a cabo acciones como garantizar el acceso seguro y equitativo a las tierras, insumos, conocimientos, servicios…
  4. Asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción, contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, mejoren la calidad del suelo y fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos como las sequías, las inundaciones, etc.
  5. Mantener la diversidad genética de las semillas, las plantas cultivadas y los animales de granja domesticados y sus especies silvestres conexas, entre otras cosas mediante una buena gestión y diversificación de los bancos de semillas y plantas.
  6. Aumentar las inversiones en la infraestructura rural, la investigación agrícola y los servicios de extensión, el desarrollo tecnológico y los bancos de genes de plantas y ganado a fin de mejorar la capacidad de producción agrícola en los países en desarrollo.
  7. Corregir y prevenir las restricciones y distorsiones comerciales en los mercados agropecuarios mundiales.
  8. Adoptar medidas para asegurar el buen funcionamiento de los mercados de productos básicos alimentarios y sus derivados y facilitar el acceso oportuno a información para limitar la extrema volatilidad de los precios de los alimentos.

 

¿Cuáles son las causas del hambre en el mundo?

Son muchos los factores que contribuyen al hambre en el mundo. Es difícil enumerarlos a todos, pues la mayoría están conectados entre sí y se retroalimentan. Además de las causas generales, hay que destacar el impacto que ha tenido en los últimos años sucesos como la Guerra de Ucrania y la covid-19.

 

Causas generales

  • Pobreza, inestabilidad laboral y exclusión. La pobreza es la mayor causa de hambre en el mundo. La mayoría de las personas que sufren hambre viven en la pobreza extrema. Y es que no es de extrañar que para las personas que viven con menos de 1,25 $ al día el acceso a los alimentos sea complicado. En los países más desarrollados, en general, el hambre es causada por la pobreza que genera la falta de trabajo o los bajos salarios y la exclusión social de ciertos colectivos.
  • Desperdicio de alimentos y escasez. La escasez alimentaria en los países en desarrollo es muy común. Las personas más afectadas son los pequeños agricultores que viven de la explotación de los recursos naturales para su subsistencia. Por otro lado, y aunque resulte paradójico, no hay que olvidar que un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se acaba desperdiciando. La FAO estima que a nivel mundial 1300 millones de toneladas de alimentos se desperdician anualmente,
  • Infraestructura deficiente. Muchos países en vías de desarrollo carecen de maquinaria, instalaciones y recursos, como el acceso a agua o semillas, suficientes para producir alimentos. Esto impide que se produzcan alimentos para todos, pero además hace que los pocos alimentos que hay sean muy caros. A esto se le suma que las dificultades en el transporte, almacenaje o riego en algunas zonas dificultan o imposibilitan el acceso a los alimentos.
  • Mercados inestables. En los países en desarrollo, la especulación y fluctuación de los precios, debido generalmente a la falta de regulación, dificulta que la gente con menos recursos pueda acceder a una alimentación adecuada, con suficientes nutrientes.
  • Cambio climático. Consecuencias como inundaciones, altas temperaturas, la escasez de agua y la desertificación están afectando a la producción de alimentos. La escasez de tierra fértil también hace que exista mucha mayor competencia, provocando una escasez de recursos e incremento de precios.
  • Calidad nutricional. Todas las personas que padecen de hambre están desnutridas. Sin embargo, hay una forma de desnutrición que tiene que ver más con la calidad de los alimentos que con la cantidad. No se consumen los nutrientes necesarios y esto provoca enfermedades, atrofias durante el crecimiento e incluso la muerte.
  • Guerras y conflictos. El hambre es una de las consecuencias más graves de la guerra. Muchas personas se ven obligadas a abandonar sus hogares. El abandono, la violencia y la destrucción provocados por los conflictos y las guerras afectan y deterioran enormemente la cadena de producción. Esto dificulta el acceso a los alimentos. En muchos casos, el hambre incluso se llega a usar como arma o estrategia de guerra.

Impacto de la guerra de Ucrania

Ucrania ha sido catalogada como el granero de Europa, ya que es el primer país en superficie de tierra cultivable. Según el World Factbook de la CIA, el 56,1 % de sus tierras son cultivables. Se calcula que con los productos agrícolas de Ucrania 600 millones de personas

En 2021, Ucrania y Rusia se encontraban entre los cinco principales exportadores de trigo, entre otros productos alimenticios. Numerosos países en desarrollo de Oriente Medio, Asia y África, como Turquía, Yemen, Líbano o Egipto, son altos dependientes de estas importaciones, llegando a ser del 70-90 %

La guerra dificulta la exportación, siembra y cosecha de grano, por lo que el precio del trigo y otros alimentos básicos se dispara. A esto se le suma el aumento del precio de los fertilizantes y la energía, que aumentan los costes de producción para agricultores y transportistas.

Esta situación supone una amenaza para las personas más pobres de países en desarrollo. Según la Organización de Naciones Unidas, la guerra en Ucrania puede provocar que aumente en 13 millones más el número de personas que actualmente padecen hambre en el mundo.

 

Impacto de la covid-19

El colapso de los sistemas de salud y la crisis económica de 2020 provocada por los confinamientos y el cierre de las fronteras, negocios y mercados a causa de la covid-19, ha llevado a decenas de millones de personas a pasar hambre, especialmente a las personas más desfavorecidas, afectando sobre todo a países de renta baja y media. Más de 40 millones de personas han sufrido niveles extremos de inseguridad alimentaria, principalmente como consecuencia de los impactos económicos de la pandemia.

En muchos países, las propias medidas de confinamiento impidieron a millones de personas salir a trabajar a diario para procurarse un sustento básico. Las pérdidas de empleo, la reducción de la venta informal y el aumento de precios por los cortes en las cadenas de suministros sacaron a la luz el hambre oculta, pues mucha gente que sobrevivía al día con lo mínimo vieron como su acceso a los alimentos era imposible.

Se estima que los efectos de la pandemia pueden afectar en los próximos años a más de 30 millones de personas

En España, por ejemplo, hay más de 2,5 millones de menores en riesgo de pobreza o exclusión social tras la crisis económica y social provocada por la pandemia, según el INE.

Consecuencias del hambre en el mundo

La principal consecuencia del hambre es el hambre en sí misma, situación que si se alarga, puede presentar malnutrición, inanición y la muerte.

Existe un círculo vicioso entre la pobreza y el hambre. El hambre y la malnutrición hacen que las personas tengan menos fuerza y energía, sean menos productivas y más propensas a sufrir enfermedades, por lo que no pueden aumentar sus ingresos y mejorar sus medios de vida. Algo que directamente frena y afecta al desarrollo económico de los países.

Además de la alteración social, movimientos de población y algunas veces disturbios civiles, las consecuencias graves que siguen a la falta de alimentos en las hambrunas son las epidemias o el aumento y gravedad de las enfermedades infecciosas.

Si no actuamos desde ya, no solo aumentará el nivel de pobreza y la inseguridad alimentaria, sino que esto desestabilizará las regiones más vulnerables y abrirá las puertas a nuevos conflictos y guerras.

Informe de la FAO: una historia de platos vacíos

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, ONUAA, o más conocida como FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations) ha publicado el informe 'Una historia de platos vacíos', donde se muestran datos sobre la situación del hambre en el mundo, la inseguridad alimentaria y las previsiones de futuro. En este informe se puede apreciar que se está produciendo está produciendo un retroceso en los esfuerzos por eliminar el hambre y la malnutrición.

 

¿Cuántas personas padecen hambre en el mundo?

Se estima que entre 702 y 828 millones de personas se vieron afectadas por el hambre en 2021.

Esto es 18 veces la población de España. En el siguiente gráfico podemos observar que el continente más afectado con relación a población afectada frente a población total es África, donde se calcula que un 20,2 % de la población padece hambre (278 millones) seguido de Asia con un 9,1 % de la población (424,5 millones).

 

     

¿Cuáles son las previsiones de futuro?

El número de personas afectadas ha crecido en unos 150 millones desde el estallido de la pandemia de covid-19. 

Las estimaciones de la FAO sobre la prevalencia de la subalimentación en el mundo aumentaron del 8 % en 2019 a cerca del 9,3 % en 2020, y después al 9,8 % en 2021.

Se estima que cerca de 670 millones de personas seguirán desnutridas en 2030, el 8 % de la población mundial. Estas previsiones, que tienen en cuenta el impacto de la pandemia por covid-19, vislumbran un aumento del hambre en África y un pequeño descenso en el resto de regiones para 2030.

 

 

¿Cuántas personas padecen inseguridad alimentaria en el mundo?

Como definimos más arriba, la inseguridad alimentaria moderada se define como la incertidumbre de las personas a la hora de conseguir alimentos, viéndose obligados a reducir la cantidad o la calidad de estos y con la inseguridad alimentaria grave, las personas pueden quedarse sin alimentos y llegar a pasar varios días sin comer.

Como se aprecia en el gráfico inferior, las regiones más afectadas son África, donde el 57,9 % de la población sufre inseguridad alimentaria, siendo el 23,4 % inseguridad grave, y en segundo lugar Asia, donde el 24,6 % de la población sufre inseguridad alimentaria, siendo el 10,5 % grave.

Según el informe, en España 900.000 personas sufren inseguridad alimentaria grave, lo que supone un 2 % de la población total.

 

 

Soluciones para conseguir el ODS 2: hambre cero

Por si todo esto fuera poco, la ONU calcula que para 2050 habrá que dar de comer a 10.000 millones de personas, para lo que se prevé que la producción de alimentos en los próximos 30 años tendrá que aumentar un 70 %.

Es necesario adoptar medidas urgentes para evitar que el hambre en el mundo siga aumentando y reducir las cifras actuales. De igual modo, también se requiere una transformación de los sistemas alimentarios a más largo plazo para lograr un futuro alimentario saludable y sostenible para todos.

Existen organizaciones como Acción contra el Hambre que contribuyen con su actividad a reducir la inseguridad alimentaria o la FAO que, por su parte, impulsa importantes iniciativas como el Programa Mundial de Alimentos (WFP: World Food Programme) de la ONU.

En líneas generales, las medidas para conseguir el objetivo Hambre Cero deben estar orientadas a:

  • Invertir en el sector de la agricultura, pues es el mayor empleador del mundo y proporciona medios de vida al 40 % de la población mundial actual. Es necesario invertir en las zonas rurales y urbanas y en protección social, a fin de que los pobres tengan acceso a los alimentos y a las tierras de cultivo para que puedan mejorar sus medios de vida. Del mismo modo es necesario invertir en conservación, restauración o reforestación de especies vegetales autóctonas y ecosistemas.
  • Poner en marcha acciones para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en toda la cadena, y encontrar nuevas formas de redistribuir y aprovechar el exceso de alimentos. 
  • Proporcionar condiciones laborales dignas a los trabajadores y proveedores en países con legislaciones débiles
  • Impulsar la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca sostenibles, buscando reducir el impacto medioambiental con procesos y productos sostenibles que favorezcan el consumo responsable.
  • Asignar precios asequibles a alimentos de primera necesidad o dirigidos a grupos vulnerables como la infancia, fomentando la nutrición adecuada de la población y establecer políticas y prácticas de comunicación transparente con los consumidores sobre la información nutricional de los productos
  • Crear alianzas público-privadas con ONG y administraciones públicas y realizar proyectos de cooperación al desarrollo
  • Invertir en innovación y digitalización, en especial del sector agroalimentario como es el sector del foodtech, donde podemos hallar soluciones para mejorar la eficiencia, sostenibilidad y productividad de alimentos, reduciendo así el hambre y la inseguridad alimentaria.

 

‘Startups’ que contribuyen con el ODS 2: hambre cero

En los últimos años han surgido numerosas startups por todo el mundo relacionadas con el sector agroalimentario. Estas ofrecen soluciones en diferentes partes del sistema de producción, desde los campos hasta los platos de las personas. 

En las primeras fases de la cadena existen muchas startups cuyas soluciones van desde sensores que sirven para detectar cuando los cultivos o el ganado sufren una plaga, a sistemas de predicción de cosechas, alternativas a fertilizantes, drones para el control de los cultivos o automatización de procesos.

Hay startups que buscan ofrecer alternativas a los alimentos tradicionales, como la carne de laboratorio, los alimentos sintéticos, la impresión de alimentos 3D, alimentos plant-based, etc.

Algunas startups están orientadas a reducir el desperdicio de alimentos, como la estadounidense Shelf Engine que utiliza tecnología de machine learning para ayudar a los supermercados a predecir la demanda que van a tener de productos frescos y automatizar el proceso de pedido en función de esas previsiones.

Otras startups están enfocadas en los sistemas de donaciones de alimentos como Nadie Sin Su Ración Diaria, la cual digitaliza el sistema de donaciones de alimentos y favorece la inclusión social de las personas que sufren la necesidad de recibir la ayuda alimentaria.

Existen startups cuyo objetivo es la redistribución de los alimentos para evitar su desperdicio, como Imperfect Foods o como Too Good To Go que conecta tiendas y restaurantes que liquidan productos que ya no podrán vender con consumidores que los adquieren a un precio más bajo.

Estos son solo algunos ejemplos de las numerosas startups que existen en el sector del foodtech y agrifoodtech y que pueden suponer una gran ayuda en la batalla contra el hambre. Sin embargo, no debemos olvidar que esto es tarea de todos y que lo principal es concienciar a la población, estableciendo acciones para que toda la sociedad trabaje en la misma dirección y conseguir erradicar el hambre y la inseguridad alimentaria en el mundo.