13 February 2023
Las enfermedades fúngicas de la madera de la vid (EMV) son uno de los retos más importantes que actualmente debe afrontar la viticultura en todo el mundo para su sostenibilidad. Estas enfermedades causan daños severos en el viñedo todos los años y su incidencia está creciendo rápidamente en todos los países productores (De la Fuente et al., 2016).
Las EMV están causadas por varios hongos patógenos que viven y colonizan la madera de los órganos perennes, causando necrosis y decoloración de la madera, infecciones vasculares, y descomposición esponjosa seca.
Las viñas afectadas muestran, externamente, un decaimiento general y progresivo (retraso de la brotación, yemas muertas, decaimiento de la planta, parada del desarrollo, clorosis, apoplejía, etc.), generalmente asociado a unos síntomas foliares acordes a las diferentes enfermedades, que inicialmente pueden causar pérdida de productividad y eventualmente la muerte de las plantas (Gramaje et al., 2018).
Situación actual
En España, se estima una media del 3 % de plantas afectadas por EMV, aunque existen plantaciones recién establecidas en las que su incidencia podría superar el 20 %, generando pérdidas económicas anuales muy elevadas (De la Fuente et al., 2016). Según estimaciones recientes, el coste anual de replantar el 1 % de vid del cultivar Tempranillo en La Rioja debido a las EMV asciende a 7,16 millones de euros anuales (Martínez-Diz et al., 2019). En Francia, se estima que aproximadamente un 12 % de los viñedos son improductivos debido a las EMV, causando unas pérdidas anuales de 1 billón de euros (Lorch, 2014).
Figura 1. Podemos agrupar las EMV en enfermedades que afectan a las plantas jóvenes (arriba) y enfermedades de plantas adultas (abajo).
Podemos agrupar las EMV en enfermedades que afectan a las plantas jóvenes pocos años después de la plantación (enfermedad de Petri y pie negro) y enfermedades de plantas adultas, que suelen aparecer más tarde en el viñedo ya establecido (yesca, eutipiosis y los decaimientos por Botryosphaeria y Diaporthe) (Figura 1).
Estas enfermedades causan pérdidas importantes de producción y suponen elevados costes económicos adicionales, debido a la necesidad de replantación de las plantas muy afectadas o muertas (Armengol, 2017).
En la Figura 2 se muestra el detalle de la sintomatología que se puede observas en varias de estas enfermedades fúngicas.
El incremento global en incidencia de las EMV, junto con la dificultad de desarrollar estrategias de manejo efectivo, han situado a las EMV como una de las principales prioridades de investigación para las industrias vitivinícola y de uva de mesa en todo el mundo. Aunque la reducción en la disponibilidad de materias químicas efectivas para el control de las EMV ha jugado un papel importante en el impacto que estas enfermedades han tenido en la sanidad vegetal de las viñas, éste es también consecuencia de los cambios experimentados en la viticultura durante los pasados 30 años.
Entre otros se pueden señalar: el incremento en la densidad de plantas en los viñedos; el aumento en el uso del doble cordón; la realización de podas más cortas; y la mecanización de prácticas del viñedo, en especial la poda, que han favorecido el incremento de las infecciones causadas por hongos asociados a las EMV en viñas. Además, el aumento de los costes de producción, en particular de la mano de obra, reduce la capacidad de los agricultores para incrementar los insumos, como la protección de heridas de poda (Gramaje et al., 2018).
Figura 2. (a) Síntoma en viñedo del decaimiento por Botyrosphaeria: desecación de sarmientos y muerte del brazo. (b) Necrosis sectoriales en la madera que toman color marrón oscuro y consistencia dura asociadas a eutipiosis, decamiento por Botryosphaeria y Diaporthe. (c) Síntomas externos de yesca asociados a la forma lenta o crónica: coloraciones internerviales en hojas que toman progresivamente una coloración rojiza en las de uva tinta. (d) Síntomas externos de yesca asociados a la forma rápida o apopléjica: muerte repentina de la planta; síntomas de yesca en madera de vid: punteaduras necróticas en el xilema (e) y podredumbre esponjosa de color blanco–amarillento (f). (g-h) Síntomas externos de eutipiosis: brotes débiles, con entrenudos cortos, hojas más pequeñas y algo deformadas, cloróticas y con necrosis, generalmente marginales. (i) Necrosis oscuras y grietas superficiales en la corteza asociadas a excoriosis (foto: J.L. Ramos Sáez de Ojer).
Estrategias de manejo: control biológico
La sostenibilidad ambiental de la producción vitícola es una exigencia del consumidor y la legislación cada vez restringe más el uso de fungicidas que se han utilizado tradicionalmente (bencimidazoles carbendacima y benomilo), lo que está aumentando el interés por otras estrategias para el control de enfermedades causadas por hongos en el cultivo de la vid, como es el control biológico.
Uno de los escenarios en viticultura donde el desarrollo y aplicación de agentes de control biológico (ACB) ha experimentado un incremento en la investigación tanto básica como aplicada es para el control de las EMV. En los últimos años se ha puesto de manifiesto el potencial de diferentes microorganismos, sobre todo hongos del género Trichoderma, para combatir los patógenos de la madera en viveros de vid.
Cabe destacar la eficacia del producto Vintec® (Trichoderma atroviride SC1), comercializado por Certis Belchim. En estudios recientes se ha demostrado que la aplicación de Vintec® en viveros reduce significativamente la incidencia de los hongos de la madera (Pertot et al., 2016; Berbegal et al., 2020).
La inoculación de planta injerto en pre-plantación con actinobacterias (Streptomyces spp.) redujo significativamente la infección por hongos asociados a la enfermedad de Petri y el pie negro en campos de vivero (Álvarez-Pérez et al., 2017).
En plantaciones adultas se suelen recomendar medidas de lucha de carácter general, como retirar y quemar los restos de poda (Elena y Luque, 2016), y proteger las heridas de poda con productos autorizados.
En este sentido, existen cuatro productos autorizados para proteger las heridas de poda en el registro de productos fitosanitarios del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA, 2023), tres basados en agentes de control biológico (ACB) y uno basado en materias activas fungicidas: Esquive® (Trichoderma atroviride cepa I-1237), Vintec® (T. atroviride cepa SC1), Blindar® (T. asperellum cepa ICC012 y T. gamsii cepa ICC080) y Tessior® (polímero líquido, piraclostrobin 0,5 % y boscalida 1 %).
Los primeros resultados obtenidos sobre la aplicación de estos productos para proteger las heridas de poda contra infecciones naturales por hongos de la madera, a través del proyecto europeo POCTEFA VITES QUALITAS EFA 324/19, indican que Esquive® y Tessior® han mostrado una elevada eficacia para prevenir la infección por la mayoría de patógenos.
En preplantación el escenario es completamente diferente. Las mejores cepas de ACB son capaces de crecer con la raíz hasta grandes profundidades bajo el nivel del suelo y persistir, y ser viables con el tiempo. Sin embargo, la mayoría de las cepas adolecen de esta capacidad. A pesar de que existen estudios prometedores sobre la eficacia de la bacteria Streptomyces sp. para reducir la incidencia de hongos de la madera en viñedo joven, otros estudios recientes llevados a cabo en España y Canadá destacan la dificultad de implantación de ACB como Trichoderma spp. y micorrizas arbusculares, con bajas tasas de establecimiento y supervivencia del ACB al cabo de los años tras la inoculación (Holland et al., 2019; Mártinez-Diz et al., 2021).
El control biológico es una de las herramientas de presente y futuro para la lucha contra las EMV
Es una opción viable y medioambientalmente sostenible. Además, debido al complejo modo de acción de los ACB, resulta muy improbable la aparición de resistencias en cepas del patógeno.
Sin embargo, la experiencia más reciente en el manejo de las EMV alerta acerca de inconsistencias y variabilidad en los resultados de biocontrol, que son probablemente consecuencia de la influencia de una variedad de factores que afectan a los patosistemas (Ej., densidad de inóculo y virulencia del patógeno, genotipo del cultivar, temperatura, humedad, pH, etc.) y de las complejas interacciones que tienen lugar entre los hongos asociados a las EMV, la planta, el agente microbiano y el ambiente.
El uso eficiente de los Agentes de Control Biológico contra las Enfermedades de la Madera de la VID aconseja, por tanto, que se les conciba como partes integrantes de programas de manejo integrado, junto con otras estrategias culturales, físicas y/o químicas.
Figura 3. El control de las enfermedades de la madera de la vid requiere programas de manejo integrado en los que se combinen estrategias culturales con los agentes de control biológico.
Bibliografía
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- Martínez-Díaz MP, Díaz-Losada E, Andrés-Sodupe M, Bujanda R, Maldonado-González Mm, Ojeda S, Yacoub A, Rey P, Gramaje D, (2021). Field evaluation of biocontrol agents against black-foot and Petri diseases of grapevine. Pest Manag. Sci. 77:697-708.
- Pertot I, Prodorutti D, Colombini A, Pasini L, (2016). Trichoderma atroviride SC1 prevents Phaeomoniella chlamydospora and Phaeoacremonium aleophilum infection of grapevine plants during the grafting process in nurseries. BioControl 61:257-267.
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