25 July 2023
Los precios de aceite de oliva se encuentran actualmente en niveles históricamente elevados, que están tensionando fuertemente el mercado.
El principal motivo de esta situación es la disminución de la producción. La situación meteorológica en España ha afectado a la oferta nacional y mundial de aceite de oliva en las dos últimas campañas, lo que ha causado un incremento de los precios en todo este periodo.
En 2021/22 el balance fue positivo para los agricultores a pesar del encarecimiento de los insumos de producción. Sin embargo, en 2022/23 la baja producción y los elevados precios han provocado una contracción del consumo local y de las exportaciones que está condicionando la rentabilidad, especialmente en el olivar de secano más afectado por la sequía que la producción en regadío.
Asimismo, la falta de oferta y las dificultades para abastecer el mercado puede tener consecuencias negativas en el futuro.
De cara a 2023/24 la situación de la producción es muy incierta. Si las condiciones son favorables durante el otoño, el volumen de oferta no será especialmente abundante pero sí superior al actual.
De momento las olas de calor y la falta de lluvias durante el verano no son favorables a la producción, pudiendo ser la próxima campaña igual o más corta en toneladas que la actual.
A continuación, se analiza qué ha ocurrido en 2022/23 y cómo se ha llegado a la actual situación del mercado.
¿Por qué han aumentado tanto los precios?
En España la producción se ha reducido a la mitad
La producción provisional en 2022/23 según los Boletines de Mercado del Aceite de Oliva del MAPA, asciende a 662,4 mil toneladas, cifra que representa la mitad del valor medio de la producción española de los últimos 15 años y un descenso del -55,6 % respecto a la campaña anterior.
La producción española cae un -55,6 % respecto a la campaña 2021/22, lo que representa la mitad de la producción media de los últimos 15 años
Tan solo en 2012/13 se alcanzaron niveles ligeramente inferiores al actual, aunque con un 5,9 % menos de superficie cultivada.
Como se ha indicado anteriormente, la reducción de la cosecha se ha debido a las olas de calor durante el periodo de floración y cuajado de fruto, así como a la sequía sufrida durante 2022 y parte de 2023, que ha afectado a los volúmenes finales de producción, especialmente en los cultivos de secano.
Aunque la sequía ha sido generalizada en todo el territorio nacional, es especialmente significativo el retroceso productivo que ha tenido lugar en Andalucía, la principal región productora de aceite de oliva, que ha experimentado un descenso del -55,0 % comparado con la campaña 2021/22.
La oferta final en 2022/23 ha sido mayor a la producción, ya que las existencias iniciales de la campaña se situaron en la media quinquenal (454,6 mil toneladas).
Este buen nivel de existencias tuvo lugar gracias a que la producción en 2021/22 fue un +14,2 % superior a la media de los 10 años y ello a pesar de que las previsiones de producción en 2021/22 eran de baja producción y de que la invasión de Rusia a Ucrania hizo que se disparase la demanda española de aceite de oliva, dejando un menor volumen de existencias disponibles para la siguiente campaña.
Con todo, la oferta española en 2022/23 (producción + existencias) ha sido inferior a la de un año estándar, que suele situarse entre los 1.500 y 2.000 miles de toneladas, con un total de 1.117,0 miles de toneladas.
El bajo nivel de existencias en mayo de 2023 hace prever un posible desabastecimiento de aceite de oliva en los próximos meses
Las existencias en el mes de mayo se han situado en 529,9 mil toneladas, un -44,2 % comparado con 2021/22 y muy por debajo del histórico reciente, por lo que se estima que la campaña finalice con un volumen de stock muy bajo, e incluso se ha planteado que pueda llegar a producirse cierto desabastecimiento.
No obstante, el incremento de los precios que se encuentran en máximos históricos y la consecuente reducción del consumo podría alejar esta posibilidad.
Almazaras y demás operadores están realizando un gran esfuerzo para mantener un mínimo de existencias de enlace hasta la próxima cosecha y poder atender las necesidades de sus clientes
Cae también la oferta europea y global
La producción global ha alcanzado las 2.588 mil toneladas en 2022/23 lo que representa un descenso del -20,8 % respecto a 2021/22.
Sin embargo, este descenso se debe principalmente a la menor producción europea, liderada por los descensos experimentados por España, Italia y Portugal, mientras que la producción extracomunitaria se ha mantenido estable.
Disminuye la producción de la mayoría de los principales productores: España, Italia, Portugal, Túnez y Marruecos. Los aumentos de Grecia y Turquía no pueden compensar el descenso productivo del resto
En cuanto a la cosecha europea, esta se ha reducido un -33,8 %, con un total de 1.498,7 mil toneladas. Es evidente que los volúmenes españoles han tenido una gran influencia en este descenso.
Sin embargo, gran parte de los principales productores del Mediterráneo han visto reducida su producción en 2022/23 por las elevadas temperaturas y la falta de precipitaciones:
- Italia, Portugal y Túnez: además de las mermas productivas causadas por el calor y la sequía hay que añadir que se ha tratado de un periodo de descarga, dada la vecería del cultivo.
- Marruecos: al igual que en España las elevadas temperaturas y la sequía han afectado a los rendimientos de cultivo.
- Grecia: es el único país de la Unión Europea que mejora sus cifras de producción (+45,4 %) debido a que las altas temperaturas afectaron solo a unas pocas áreas de cultivo y su verano fue más suave que en el resto de Europa.
- Turquía: ha presentado una producción récord por la extensión de este cultivo y el incremento de los rendimientos medios durante 2022/23, alcanzando las 275 mil toneladas. Esto ha favorecido su comercio exterior, especialmente en un contexto de escasez como el actual.
La reducida oferta internacional hace prever unas existencias globales al final del periodo de 345 mil toneladas, un -40,3 % respecto a 2021/22.
En cuanto al volumen de enlace en la UE se espera que sea inferior a las 300 mil toneladas, concretamente 269 mil toneladas que representan un -49,6 % menos que en la campaña anterior.
Cotizaciones en máximos históricos
La situación de elevados precios comenzó la campaña 2021/22 tanto por unas perspectivas de escasa cosecha que no se materializaron finalmente, como por el efecto de la invasión de Rusia a Ucrania, que tensionó aún más el mercado de los aceites vegetales en general, y el de oliva en particular, además de agudizar el incremento de los costes de producción.
En julio el precio medio del AOVE ha superado los 700 €/100 kg y el AOV y el lampante han cotizado por encima de los 600 €/100 kg
Posteriormente la sequía, el descenso de los rendimientos en España, así como la menor disponibilidad global de aceite de oliva en un contexto de inflación y el mantenimiento de unos costes elevados, han contribuido al incremento de los precios, que actualmente registra valores históricamente altos.
Así, el precio medio en origen en 2022/23 desde el inicio de la campaña hasta mediados de julio es superior a los 500 €/100 kg tanto para el AOVE como para el AOV.
En el caso del AOVE, desde mayo la cotización media supera los 600 €/100 kg y en la primera quincena de julio este ha situado por encima de los 700 €/100 kg.
Los precios del AOV y lampante han superado los 600 €/100 kg a partir de junio, lo que representa valores excepcionalmente elevados.
En Italia y Grecia las cotizaciones aumentan por encima del 40 % en todas las categorías: AOVE, AOV y lampante
En Italia y Grecia, grandes productores europeos de aceite de oliva tras España, las cotizaciones medias han experimentado también un fuerte crecimiento por la tensión en los mercados que está generando la escasez global de este producto.
En general, el aceite español es el que más ha incrementado sus precios medios, con variaciones superiores al 60 % para el conjunto de las categorías.
Tan solo la cotización media del AOV italiano ha aumentado en mayor proporción. En todos los países la cotización del aceite lampante ha sido inusualmente elevada con valores absolutos más propios del AOVE.
Habitualmente, cuando el precio medio supera los 400 €/100 kg se considera lo suficientemente elevado como para que el consumo muestre signos de deterioro, por lo que las cotizaciones actuales muy por encima de este valor ponen de manifiesto el fuerte desajuste existente entre la oferta y la demanda.
Consecuencias
Caída del consumo tanto en Europa como en España
Una de las principales consecuencias de esta falta de volumen e incremento de los precios es la caída del consumo.
Así, según los datos publicados por el USDA, se estima que el consumo mundial y europeo caiga en 2022/23 un -11,2 % por el ya comentado incremento de los precios y por el efecto de la situación económica en la renta disponible para el consumidor.
Una de las principales consecuencias de esta falta de volumen e incremento de los precios es la caída del consumo, en el mundo y Europa se estima una caída del -11,2 %
En España, la situación de consumo no está siendo muy diferente, mostrando el mercado interno un deterioro considerable con una reducción del -39,0 % respecto a 2021/22 (datos de octubre a mayo).
En cuanto al consumo en los hogares españoles, este se ha reducido en menor proporción, un -16,8 % por lo que la contracción en la industria y canal horeca ha sido más acusada.
Sin embargo, el importe destinado a la compra de aceite de oliva en el hogar ha aumentado un 6,8 %, respecto al mismo periodo de 2021/22 (octubre-abril).
La cantidad de aceite consumida en los hogares españoles cae un -16,8 %, pero los consumidores pagan un +6,8 % más
El descenso en las toneladas exportadas se ha dejado notar en prácticamente todos los mercados, aunque de forma más acusada en el mercado italiano y estadounidense, cuyos envíos se han reducido un -53,7 % y un -29,8 %, respectivamente.
Si se compara la evolución de las exportaciones hacia el top 10 de nuestros mercados en la última década, estas han caído un -21,6 % (octubre-abril), siendo los envíos a Italia y China los que más se han deteriorado.
Los volúmenes enviados a los 10 principales destinos han disminuido un -21,6 % respecto a la media de la última década
A pesar de la contracción de la comercialización en 2022/23, las toneladas enviadas a Alemania y EEUU se mantienen por encima de la media de las 10 últimas campañas.
La escasez nacional, no ha sido compensada con las importaciones por la falta de producto global y el incremento de los precios. Tal y como muestra el descenso en volumen que ha tenido lugar, un -6,6 % respecto a 2021/22 (octubre-mayo).
La escasez nacional no ha sido compensada con las importaciones que han disminuido en volumen un -6,6 % respecto a 2021/22
Asimismo, el incremento de los precios ha provocado un mayor gasto en las comercializadoras para poder abastecerse, concretamente, un 31,6 % más hasta mayo.
Esta contracción del comercio exterior se estima que continúe hasta la próxima campaña y que revierta o no dependerá del volumen final de la próxima cosecha.
Soluciones y perspectivas
Aún es muy pronto para hacer una previsión de cosecha en España de cara a 2023/24, ya que va a depender de la evolución de las condiciones meteorológicas y de la recuperación del olivar de secano muy dañado por la sequía.
De momento han tenido lugar dos episodios con consecuencias opuestas:
- Por un lado, las elevadas temperaturas de abril han afectado negativamente a la floración de las zonas más tempranas, que prácticamente dan por perdida la cosecha.
- Por otra parte, las lluvias de mayo han sido positivas para los cultivos con una floración más tardía que no se ha visto afectada por las altas temperaturas y que presentan buenas perspectivas de producción.
Por tanto, las primeras cifras dependerán del efecto definitivo de estos episodios, así como de las temperaturas del verano y las posteriores precipitaciones que puedan caer, que son clave para conocer el comportamiento futuro de la oferta.
Las previsiones nacionales no son muy optimistas para la próxima campaña debido a la situación hídrica y meteorológica actual, apuntando a una producción que oscilaría entre las 700 y las 800 mil toneladas de aceite, lo que llevaría a una situación de mercado tan complicada como la actual al partir con un nivel bajo de existencias.
Una nueva campaña con niveles bajos de producción supondría que los precios se mantuviesen elevados, un deterioro mayor del consumo y la comercialización, así como de la posición de España en los mercados internacionales.
Una cosecha inferior a las 800.000 toneladas llevaría a una situación de mercado tan complicada como la actual y erosionaría aún más el consumo, la comercialización y la posición de España en los mercados
No obstante, en 2023/24 podría producirse una cierta recuperación de volúmenes si la climatología acompañase durante el otoño. En esta línea se presentan las previsiones mundiales de producción de aceite de oliva publicadas por el USDA, que prevé una recuperación de la producción y consumo global y europeo.
Este organismo internacional estima una cosecha mundial de aceite de oliva de 3.249 miles de toneladas, cifra similar a la de 2021/22 y un 25,5 % superior a 2022/23.
Las previsiones para Europa son de 2.100 mil toneladas, lo que supone un 35,5 % más que en esta campaña y un 6,2 % por encima de la media de las cinco últimas.
Respecto a la evolución de la producción en los principales productores extracomunitarios, Túnez, Turquía y Marruecos, también se espera que incrementen su producción, siendo la cosecha tunecina la que más aumentaría en un 38,9 %, seguida de la turca (16,4 %) y de la marroquí (15,4 %).
Independientemente de cómo se desarrolle la producción en España en 2023/24, es conveniente establecer estrategias para evitar en mayor medida de lo posible oscilaciones de cosecha que puedan alterar y desestabilizar el mercado.
Pues ello lleva a un deterioro de la rentabilidad de productores y empresas, así como de los resultados de comercialización y cuota de mercado que tanto esfuerzo ha costado conseguir.
Entre las posibles estrategias a seguir para minimizar las oscilaciones productivas se encuentran: aumentar el regadío, optimizar al máximo el uso del agua en las explotaciones y realizar infraestructuras que permitan dicho regadío
Ello requiere de la implicación tanto del sector productor/comercializador, como de las administraciones públicas, siendo algunas de las estrategias que se podrían llevar a cabo:
- Aumentar la superficie de regadío en la medida que las dotaciones de agua lo permitan para minimizar la vecería y retrocesos de cosecha derivados de la sequía como los que han tenido lugar en esta campaña.
- Maximizar la optimización del uso del agua y del riego en las explotaciones para que el agua tenga el máximo aprovechamiento posible.
- Que las Administraciones públicas tomen medidas y realicen/mejoren las infraestructuras necesarias para poder dotar de agua a dichas explotaciones a través de sistemas de almacenamiento y del empleo de las diferentes fuentes disponibles: en superficie, reutilizada/depurada, desalada, etc.
Conclusiones
La campaña 2022/23 está desarrollando de forma inédita por el incremento de los precios, que se encuentran en niveles históricamente altos.
El principal motivo es la caída de la producción. Si bien es cierto que no es la primera vez que la producción española se encuentra en los niveles actuales, las existencias y la oferta internacional habían restado tensión a los mercados.
Sin embargo, en el periodo en curso a los bajos niveles de oferta en España, 1.117,0 miles de toneladas (producción + existencias), y en el resto de principales productores (a excepción de Grecia y Turquía), se ha sumado la inflación y un elevado coste de los insumos de producción.
Esto ha llevado a ver cotizaciones medias superiores a los 700 €/100 kg para el AOVE y superiores a 600 €/100 kg para AOV y lampante desde finales de junio.
Este incremento de los precios ha tenido una serie de consecuencias como la contracción del consumo y del comercio exterior.
El mercado interior ha retrocedido hasta mayo un -39,0 % respecto a la campaña anterior, con una caída porcentual inferior en el consumo en los hogares (-16,8 % hasta abril) que apunta a una contracción más acusada en la industria y el canal horeca.
Las exportaciones han disminuido en volumen un -32,5 % con un total de 481,7 mil toneladas comercializadas fuera de nuestras fronteras (octubre-mayo), tendencia a la baja que ya comenzó la campaña anterior. También se ha producido un retroceso en términos económicos del -4,6 % (octubre-mayo). Estos datos muestran una contracción de la rentabilidad para 2022/23 respecto a la campaña anterior.
Otra de las consecuencias del bajo nivel de oferta actual es la dificultad que están teniendo las empresas comercializadoras para abastecer a sus clientes y cumplir sus contratos con la distribución, lo cual puede tener consecuencias negativas de cara a futuro si el sector no consigue regular sus niveles productivos para que sean más estables.
Además, de la reducción de las ventas a la distribución, está teniendo lugar un menor uso en la industria alimentaria y una cierta sustitución por aceites más económicos.
Respecto a 2023/24, la incertidumbre es máxima por la sequía y las elevadas temperaturas. Las primeras previsiones nacionales apuntan a una producción escasa que oscilaría entre las 700 y las 800 mil toneladas. Estas cifras mantendrían precios elevados y llevarían a un deterioro mayor del consumo y la comercialización, así como de la posición de España en los mercados internacionales.
No obstante, podría producirse una cierta recuperación de la producción sin alcanzar grandes volúmenes si la climatología acompañase durante el otoño.
Las perspectivas inciertas para 2023/24 y dependientes de la meteorología de los próximos meses, ponen de manifiesto la conveniencia de establecer estrategias en la gestión de las explotaciones y del regadío que minimicen los efectos del cambio climático y de la vecería en este sector.
Entre las posibles medidas a tomar para disminuir las oscilaciones productivas se encuentran: un aumento del regadío, optimización máxima del uso del agua en las explotaciones, así como la realización/mejora de infraestructuras que permitan la ampliación y abastecimiento de dicha superficie regada.
Una mayor estabilidad de la oferta en el tiempo permitirá un avance más robusto en los diferentes mercados, un aumento del consumo y, por tanto, mejores resultados económicos para agricultores y empresas comercializadoras.