07 June 2023
Con la poda invernal buscamos la carga óptima (número de yemas por parra) que resulte en una producción en cantidad y calidad año tras año.
Esta carga se establece a priori, considerando el porcentaje de brotación y la fertilidad propias de la variedad.
Tras la poda, una vez cubiertas las necesidades de frío y con la llegada de temperaturas más benignas, tiene lugar el desborre y crecimiento de los brotes, hojas y racimos.
Pasado cierto tiempo se podrá comprobar el porcentaje de brotación real y la fertilidad real del año en curso y se deben hacer los ajustes necesarios para mejorar la productividad y calidad de la cosecha.
Las tareas que se llevan a cabo tras la brotación de las yemas durante el crecimiento vegetativo se denominan operaciones en verde.
Figura 1. Organografía de la uva de mesa.
Objetivos
- Mantener el equilibrio entre el crecimiento vegetativo y reproductivo de la planta tras la poda invernal.
- Mejorar la productividad y calidad de la cosecha.
Destallado
La brotación en la vid es acrótona, es decir, las yemas situadas en el extremo apical de la varas (sarmientos) brotan y se desarrollan en general antes que las basales.
En variedades con problemas de brotación es aconsejable eliminar los brotes terminales o punteros cuando éstos se desarrollan en exceso, para favorecer la brotación de las yemas basales y medias.
Si se trata de variedades poco fértiles y el brote presentara racimo se realizaría un despunte
Figura 2. Acrotonía en uva de mesa. Brotación y excesivo desarrollo en el extremo terminal y falta de desborre en la zona basal y media de la vara.
Los pámpanos en desarrollo compiten inicialmente entre ellos por las reservas. La eliminación temprana de aquellos que no serán de utilidad como productores o futuros cargadores mejorará el desarrollo de los que queden.
Una vez que se produce el desarrollo de los brotes o pámpanos y se ve con certeza la presencia o ausencia de racimos (la muestra) (15-20 cm) se eliminarán aquellos brotes que no portan racimo, situados en la zona media o en el final de la vara, respetando los de la zona basal por su posible utilización como uveros la próxima campaña.
No obstante, la eliminación debe ser racional, manteniendo el equilibrio, de manera que actuaremos con mayor intensidad en las variedades poco vigorosas y con menor intensidad en variedades más vigorosas.
Hay que respetar los brotes formados en los pulgares
En algunos casos, con variedades de escaso vigor y elevada fertilidad, puede ser aconsejable eliminar algunos brotes aunque porten racimo, para favorecer el vigor de los restantes.
En algunas variedades es frecuente la presencia de brotes dobles, que también deben eliminarse, aunque porten racimo.
Estos brotes se desarrollan a partir de yemas secundarias y ejercen una gran competencia sobre el brote principal. Se distinguen bien, ya que inicialmente son menos vigorosos.
Además, deben eliminarse los brotes con malformaciones (tallos planos), o con bifurcaciones, asociados a degeneración del material vegetal y virosis, y los brotes mal situados.
Por último, también se deben suprimir los chupones, que son los brotes que aparecen sobre madera vieja (tronco o brazos), a excepción de aquellos que pudieran aprovecharse como uveros (poda renovación).
Figura 3a, 3b y 3c. Brotes dobles, brotes con malformaciones y chupones.
Con estas actuaciones se regula la carga, se crea un buen microclima en la zona de racimos y se distribuye adecuadamente la producción, evitando zonas de aglomeración de pámpanos y otras desnudas de vegetación
Figura 4. Vista de un parral tras pase eliminando brotes.
Atado y descuelgue de racimos
Una vez realizado el destallado, cuando la unión de la base del brote al sarmiento se ha endurecido (longitud de 30-40 cm), se procede a la conducción y distribución de los pámpanos de manera regular sobre el emparrillado, atándolos al tejido de alambre.
En zonas muy expuestas al viento se puede realizar el atado con pámpanos más cortos, aunque si los brotes están demasiado tiernos corremos el riesgo de romperlos por el punto de inserción.
Esta operación se realiza normalmente con atadora mecánica de cinta. En la misma operación también se deslían los racimos (alambre del emparrillado y zarcillos) y se descuelgan para que su desarrollo sea adecuado y para facilitar las operaciones que deben realizarse, imprescindibles en las variedades apirenas (tratamientos fitosanitarios, giberelinas para aclareo y engorde, poda, etc.).
Figura 5. Atado y descuelgue de racimos.
Despunte
Consiste en la eliminación del extremo de los brotes en crecimiento, que incluye el ápice y algunas hojas aún en crecimiento.
Esta operación es recomendable para variedades muy vigorosas con problemas de cuaje, variedades sensibles al corrimiento o en primaveras frescas y lluviosas, con la finalidad de mejorar el cuajado y el aspecto y tamaño de los racimos.
Los fotoasimilados sintetizados en las hojas van a los órganos en crecimiento (inflorescencias y ápice del pámpano). Con el despunte eliminamos el ápice y todos los fotoasimilados se redistribuyen a las inflorescencias, favoreciendo el cuaje y su desarrollo.
Sin embargo, si realizamos el despunte demasiado pronto, podemos anticipar la aparición de nietos (brotes anticipados), que compiten aún más, en contra del efecto buscado.
Por tanto, debe realizarse en plena floración o al final de la floración. Más tarde no tiene un efecto significativo sobre el cuaje.
Los brotes muy vigorosos, que destacan sobre el resto (como los punteros), también se deben despuntar para favorecer el crecimiento del resto y mejorar la uniformidad
Deshojado y desnietado
El deshojado consiste en la eliminación de algunas hojas en la zona del racimo con la finalidad de mejorar la aireación y evitar enfermedades. Además, se realiza para mejorar el efecto de los productos fitosanitarios y de los tratamientos con giberelinas para mejorar la calidad de los racimos.
La eliminación de hojas supone la reducción momentánea de fotosíntesis y durante la floración puede ser contraproducente afectando al cuajado.
Por tanto, solo se eliminarán hojas durante la floración cuando se precisen tratamientos con giberelinas para aclareo y engorde de las bayas. Si no es así, el deshojado se llevará a cabo una vez que las bayas tengan tamaño de guisante.
A veces, junto con el deshojado, se eliminan los nietos de la zona del racimo (desnietado) con el mismo objetivo, mejorar la ventilación y facilitar las operaciones sobre el racimo.
Los nietos son brotes anticipados que aparecen sobre los pámpanos a partir de la yema llamada pronta. También es aconsejable eliminar los nietos en floración, o antes, en parras muy vigorosas con exceso de vegetación y un gran desarrollo de anticipados, en variedades con marcado desarrollo de nietos y con problemas de cuajado, o cuando la primavera es lluviosa y fresca.
El exceso de temperatura y la insolación directa merman la calidad de los racimos, por lo que el deshojado y desnietado debe ser moderado en todo caso, y nunca por encima del racimo
Aclareo de racimos
Consiste en la eliminación de racimos completos con el objetivo de incrementar la calidad del fruto.
Al reducir el número de racimos se incrementa la relación hojas/racimos (número de hojas por racimo) por lo que éstos recibirán más fotoasimilados.
Esta operación se realiza en variedades con más de un racimo por pámpano, cuando la planta no es capaz de desarrollarlos con la calidad suficiente (falta de tamaño y problemas de maduración).
Además, se llevará a cabo antes de la floración, cuando tenemos problemas de cuaje, pero es más aconsejable intervenir después del cuajado, debido a las incidencias que pueden sobrevenir durante la fase crítica de floración, como por ejemplo corrimiento.