15 May 2023
La reducción de la oferta de cereales y la ley contra la deforestación mundial de la Unión Europea amenaza a la industria de alimentación animal.
Este sector necesita de estrategias que le permitan reducir el coste de sus materias primas.
En este contexto, los subproductos agroalimentarios pueden suponer una vía para luchar, en la manera de lo posible, contra la escasez de insumos.
En la actualidad, los mercados alimentarios internacionales padecen una inestabilidad elevada, que han desencadenado con un incremento del precio de los alimentos
Las razones de esta casuística son diversas, aunque derivan de causas fundamentales como: la crisis sanitaria que provocó la COVID-19 o la Guerra de Ucrania; que se han expresado en forma de un incremento de los costes de la energía, los fertilizantes, el precio de los alimentos del ganado o una dificultad logística en el transporte de estos productos.
A lo que habría que unir la expansión que ha sufrido la demanda mundial de cereales, unos productos que juegan un papel fundamental en el incremento de los precios al consumo.
En primer lugar, por situarse en la base de la pirámide alimenticia del ser humano.
En segundo lugar, por ser utilizados como alimento en ganadería. La oferta de dichos productos no puede sostener el rápido incremento de la demanda, por lo que se ha recurrido a las reservas de cereal para poder saciar la demanda del producto.
Hay que resaltar que las condiciones climatológicas adversas están reduciendo la oferta de cereales
Oferta de cereales en España
En España, observando las cifras que ofrece el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para la campaña 2021/2022, la demanda de cereales para la alimentación animal supone casi tres cuartas partes del consumo interno nacional, destinándose el resto para la alimentación humana (12,7 %), los usos industriales (8,4 %), las semillas (2,7 %) y las pérdidas de producción (1,5 %).
La previsión para la campaña 2022/2023 es similar entre las distintas subcomponentes, aunque existen fuertes variaciones anuales en las partidas de alimentación anual (-10,9%), la alimentación humana (2,0%) y su destino para el uso de semillas (-2,3 %).
Analizando la relación que existe entre la producción, las importaciones y las existencias de los cereales comunicadas por el Gobierno español podemos apreciar su dependencia del comercio exterior para este producto.
La producción interna supuso en la campaña 2021/2022 el 55,5 % de la disponibilidad de cereales, suponiendo las importaciones y las existencias el 37,1 % y el 7,4 %, respectivamente
La evolución prevista en España para la campaña 2022/2023 contempla una reducción del 23,9 % de la producción y del 12,3 % de las existencias, a la vez que se expanden las importaciones en un 18,0 %, lo que afecta a la regulación del precio del cereal en los mercados.
Sin embargo, a la previsión realizada por el Gobierno puede verse modificada por las condiciones climatológicas adversas que ha padecido España en forma de sequía, donde la precipitación anual se ha reducido y gran parte del territorio español ha obtenido menos de 250 mm en el actual año hidrológico a 20 de abril de 2023.
La mayoría de la superficie del cereal en España se encuentra en régimen de secano
Por otra parte, los cultivos de regadío también van a sufrir una reducción de la dotación hídrica, pues diversas cuencas hidrográficas, como la del Guadalquivir, han comunicado fuertes reducciones de agua con destino agrícola con el fin de garantizar el consumo humano.
Balance hídrico nacional a 20 de abril de 2023. Fuente: Ministerio para la Transición Ecológica.
En otros periodos históricos, la regulación del precio de los cereales ha jugado un papel fundamental en el ajuste de los gastos de explotación de las explotaciones ganaderas
La reforma de la Política Agraria Común realizada por MsSharry, con la que se limitó el precio de intervención, redujo un 29 % el precio de los cereales en la Comunidad Económica Europea entre las campañas 1991/1992-1995/1996, lo que descendió los costes de producción de la ganadería.
Oferta de piensos en España
Según CESFAC, la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para animales, la industria de alimentación animal produjo 26.764.500 t de pienso compuesto en 2021, destinándose el 95,8 % de la cantidad a alimentos para granjas de media en el periodo 2016-2021.
Sin embargo, tal y como indica el MAPA, esta cantidad no recoge la producción propia de las granjas para autoconsumo, cifras que indica dicho organismo en el anexo II de su estadística.
Por ello, la cantidad producida por España, incorporando el autoconsumo, ascendió en 2021 hasta las 38.553.750 t, presentando una tasa de variación anual del 2,3 % con respecto a 2019.
La proporción de pienso producido por los propios productores agropecuarios supone el 30,1 % de la cantidad comunicada por el MAPA para el periodo de 2016-2021
El territorio español se posiciona como el principal productor de piensos de la Unión Europea, generando el 17,0 % de la cantidad producida por la industria especializada de territorio europeo.
Hay que destacar que las cifras indicadas en las siguientes gráficas hacen referencia a la producción industrial y no al pienso de autoconsumo.
La mayor demanda la realizan las explotaciones de porcino, bovino y avicultura
Entre estas tres demandaron el 88,52 % del pienso producido por la industria de alimentación animal o el generado mediante autoconsumo en España.
El sector porcino demandó el 49,2 % del pienso producido en España en 2021
Según el MAPA, los cereales constituyen el principal ingrediente de los piensos de consumo animal.
En el periodo 2016-2021 los cereales supusieron el 67,4 % del contenido total de los pienso producido por la industrias o el autoconsumo de España, el segundo componente más importante fueron los granos de leguminosas y sus derivados (17,8 %).
No obstante, es necesario manifestar que, a parte de la reducción en la oferta de cereales comentada en los apartados anteriores, la garantía del suministro de algunas de las materias primas empleadas para la síntesis de piensos agrícolas también se encuentra en entredicho por una cuestión de normativa europea y por su dependencia del mercado exterior, caso de los piensos con soja.
En la Unión Europea, según FEFAC, la importancia de la harina de soja en los piensos se encuentra en el 29,0 % mientras que en España, según el MAPA, alcanza el 11,3 %
Se calcula que la oferta de soja por parte de Brasil puede reducirse en un 29,0 % por no cumplir con el nuevo reglamento de la Unión Europea.
“La legislación añadirá todavía más presión sobre los costes en el sector de piensos en un contexto de máximos históricos en los mercados, al tiempo que recuerdan que ya se promocionan prácticas de producción responsable, como en el caso de la soja sostenible", Ana Hurtado de CESFAC.
El Parlamento Europeo aprobó el pasado 19 de abril la ley para luchar contra la deforestación mundial, lo que puede contraer la oferta de las materias primas, al afectar a la soja; y expandir el precio del alimento para el ganado.
Esta ley tiene como objetivo combatir el cambio climático y reducir la pérdida de biodiversidad y obliga a las empresas que los productos comercializados por estas no hayan contribuido ni a la deforestación ni a la degradación forestal.
Afecta a el ganado, el cacao, el café, el aceite de palma, la soja, la madera y otros productos que se hayan alimentado o fabricado con estas materias primas (por ejemplo, cuero o muebles).
La aplicación del reglamento irá desde los 12 a los 24 meses a partir de su entrada en vigor, tal y como se indica en su artículo 36
Economía circular, aunque con precauciones
Ante la dependencia externa que presenta la ganadería de los cereales y su importancia dentro de la fabricación de piensos para estos, es necesario identificar nuevas fuentes de alimentos para el ganado o incrementar el uso de aquellas vías que pueden tener un empleo minoritario o moderado en la actualidad, pero que pueden llegar a tener un gran potencial si se aplican las estrategias y planes de acción adecuados.
En esta situación, la economía circular nos puede ayudar con ello. Este sistema económico, que se encuentra de moda en los últimos años por su adopción por parte de la Unión Europea en 2015 como modelo de crecimiento, tiene su génesis teórica en las últimas dos décadas de los noventa.
Así, se fundamenta en la reducción de insumos, la reutilización de subproductos, el reciclaje de residuos y la reparación de daños.
La reutilización de subproductos para la fabricación de piensos es una técnica utilizada antaño por la industria de alimentación animal, aunque también presenta algunas externalidades negativas.
A finales del siglo XX y principios del siglo XXI, los subproductos de origen animal utilizados en piensos llegaron a crear una alerta sanitaria en ganadería, por la encefalopatía espongiforme bovina, una enfermedad neurológica progresiva causada por un prion.
Los subproductos obtenidos de bovinos eran utilizados para fabricar piensos de alimentación animal que se destinaban a la misma especie, por lo que los restos utilizados que provenían de animales enfermos servían como fuente de inóculo.
La encefalopatía espongiforme bovina es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a los bovinos.
La expresión visual de los síntomas se suele mostrar a partir del quinto o sexto año desde la infección del animal, siendo el periodo de incubación del patógeno, donde este solo puede ser detectado a partir de un kit de detección o un análisis de tejidos del cerebro.
Ante esta situación, muchos subproductos obtenidos de animales enfermos eran utilizados como materia prima para fabricar alimentos que servían como inóculo para las siguientes generaciones
Esta situación provocó que diversas instituciones, como la Unión Europea, prohibiese la utilización de dichos u otros subproductos de origen animal como materia prima para la fabricación de piensos en 2001 tras lo indicado en el Reglamento (CE) nº 999/2001 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 22 de mayo de 2001.
Aunque con el paso de las décadas se ha liberalizado su uso bajo unas condiciones de empleo estrictas, como se verá a continuación.
A pesar de las externalidades negativas, la diversidad de subproductos que se obtienen de las actividades que componen al sector agroalimentario pueden suponer una fuente alternativa de alimento y proteína para los diversos animales criados en las granjas.
Asimismo, el desperdicio alimentario generado por la Unión Europea asciende a 87,6 millones de toneladas, donde el hogar genera la mayor cantidad de residuos alimentarios (59,0%), seguido del sector especializado en realizar el procesado de los alimentos (19,0 %), el sector servicios (12,0 %), la producción primaria (11,0 %) y los mercados mayoristas y minorista (5,0 %).
Desperdicio alimentario originado por diversos sectores en la Unión Europea. En millones de toneladas
Principales subproductos
Según el INTA, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, los subproductos empleados o con aptitud para ser utilizados por la industria especializada en producir piensos para ganadería pueden proceder de distintas fuentes a partir de los residuos obtenidos desde las industrias lácteas, pesquera, frigorífica, olivarera, molinera, hortofrutícola, azucarera, cervecera, vitivinícola, de panadería y pastas alimenticias, maderera, papelera o desde la propia producción animal.
La siguiente tabla muestra un resumen donde se relaciona el contenido de energía con su cantidad de Proteína Bruta.
La siguiente tabla muestra un resumen del contenido en Proteína Bruta de diversos subproductos obtenidos en el sector agroalimentario, segmentado a partir de su origen: animal o vegetal.
Como se ha indicado anteriormente, el empleo de subproductos de origen animal, como alimento para el ganado, pueden estar restringidos por motivos de seguridad alimentaria, por lo que la permisión de uso va a depender de la normativa de cada territorio en particular
La Unión Europea, tras el Informe de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo sobre el desarrollo de proteínas vegetales, indicó que era necesario reducir la dependencia de proteína de terceros países estableciendo lo siguiente: “Desde el punto de vista nutricional, las proteínas animales transformadas son una materia prima para piensos excelente, con una elevada concentración de nutrientes muy digestibles, como aminoácidos y fósforo, y un alto contenido en vitaminas. La autorización de nuevo de utilizar proteínas animales transformadas derivadas de no rumiantes en la alimentación de animales no rumiantes reduciría esta dependencia de proteínas de terceros países”.
Ello llevó a autorizar de nuevo el uso de subproductos animales en la alimentación de cerdos, aves, peces y otros animales a través del Reglamento (UE) 2021/1372 de la Comisión, de 17 de agosto de 2021.
Aunque para ello es necesario cumplir algunas condiciones estrictas específicas como la reutilización interespecífica (rehuir del canibalismo), evadir la contaminación cruzada y controlar la trazabilidad y estudio oficial de los piensos.
La siguiente tabla resume la prohibición o permisión del uso de subproductos de origen animal en la dieta de estos.
*Prohibición (en rojo) o permisión (en verde) del uso de subproductos de origen animal como fuente de alimentación animal.
El número indica el año donde se volvió a permitir su uso como alimento animal. Fuente: FEFAC.
La transformación que debe aplicarse a las PAP se recoge en la sección 1 del capítulo II del X Anexo del Reglamento (EU) 142/2011. Estas técnicas consisten en aplicar procesos de temperatura y presión durante un tiempo determinado para aplicar un correcto saneamiento a los subproductos utilizados.
Uso actual de subproductos del sector agroalimentario
En la Unión Europea, según FEFAC, el uso total de subproductos obtenidos del sector agroalimentario y la industria del bioetanol como materia prima para la fabricación de piensos de alimentación animal alcanzó el 11,0 % en 2021, lo que equivale a 18 millones de toneladas.
En España, según el MAPA, el nivel de aprovechamiento de subproductos del sector agroalimentario se encuentra aproximadamente el 9,6 % en 2021, aunque estos datos no reflejan completamente el posible incremento que ha podido provocar la permisión realizada por la Unión Europea de las PAP en 2021 por la fecha de las últimas estadísticas publicadas, siendo el consumo de PAP de 276.060 t.
Según el MAPA, algunos de los subproductos procedentes de la industria agroalimentaria que se emplean para la fabricación de piensos son productos derivados de granos de cereales, como los obtenidos de destilería o cervecería; pulpa de remolacha, granilla de uva, pulpa de cítricos u otras frutas, pulpa de tomate, lactosuero, PAP, chicharrones, productos sanguíneos, plumas, residuos de cocina, etc.
Reflexión final
Las materias tradicionales empleadas por los piensos agrícolas pueden reducir su oferta en los próximos años en la Unión Europea, tanto por cuestiones normativas internas del territorio europeo, a través de la ley para luchar contra la deforestación mundial; como por la reducción de la oferta que esta sufriendo el mercado de los cereales, la principal fuente de insumos de los piensos.
Ante esta situación, la reutilización de subproductos agroalimentarios, bajo protocolos estrictos de higienización para evitar las externalidades negativas que ha sufrido el sector ganadero en el pasado, puede ser una vía para aumentar el precio y evitar una escalada en la cotización precio del alimento y los costes de producción de las granjas.