29 May 2023
La Fageda es una reputada marca del sector alimentario que, gracias a la calidad de sus productos lácteos, se ha convertido en una de las empresas más singulares del ecosistema español.
De hecho, la misma Fageda no se autodefine como una empresa, sino como un proyecto social y su historia es conocida como ‘La historia de una locura’.
Y es que su origen hay que buscarlo en las condiciones de vida de los hospitales psiquiátricos, en la década de los setenta del siglo pasado.
En algunos de estos centros ubicados en Zaragoza, Barcelona y Girona trabajó un psicólogo aragonés con nombre de descubridor, Cristóbal Colón.
Impactado por dichas condiciones y convencido de que el trabajo puede ejercer un rol determinante en la vida de las personas por su poder terapéutico, rehabilitador e inclusivo y siempre que sea un trabajo con sentido, vistió un “sueño”. Su objetivo era el de transformar la vida de personas con enfermedad mental a través del trabajo y evitar que volvieran a vivir entre aquellas paredes de los “manicomios”.
Con este propósito consiguió que el alcalde de Olot, Joan Sala, le cediera en el año 1982 un pequeño local de un antiguo convento de la ciudad.
Colón empezó a dar alas a su sueño con quince personas con enfermedad mental creando una cooperativa y bautizándola con el nombre de La Fageda.
Cristóbal Colón, fundador de La Fageda.
Eligió ese nombre, que responde a un bosque de hayas, porqué es un lugar idílico de la comarca que le cautivó la primera vez que lo vio. Lo que no sabía, era que al cabo de pocos años la cooperativa se trasladaría en una finca de la misma fageda.
Cuarenta años atrás los colectivos de personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental mostraban una tasa de desempleo del 80 %, lo que los ponía en grave riesgo de exclusión, marginación y estigmatización
En sus inicios, la organización se dedicaba a realizar trabajos de manipulación y jardinería para terceros hasta que, en 1984, lograron obtener financiación para adquirir una finca en la ubicación ideal, la Fageda.
Este hecho les permitió cumplir su sueño de situar el proyecto en un entorno natural y aprovechar sus beneficios terapéuticos.
En 1987 se trasladaron a la Fageda y comenzaron a desarrollar viveros y una granja de vacas que, en la década de los 90, contaba con más de cien reses cuya leche vendían
Esto les permitió generar empleo y fortalecer su cadena de valor. No obstante, surgió una amenaza cuando la Comunidad Económica Europea limitó la producción de leche debido a su excedente, asignándoles una cuota inferior a la que producían. Así, frente a la disyuntiva de despedir trabajadores o buscar alternativas, decidieron mantenerse fieles a su misión.
En 1992 optaron por transformar la leche en yogures, lo que marcó un punto de inflexión en el proyecto
A pesar de la inexperiencia, apostaron por un producto de calidad y elaborado con leche fresca, lo que se convirtió en un auténtico yogur de granja.
Esta arriesgada apuesta se ha convertido en el mayor logro empresarial que ha posicionado a la marca en la sociedad
La producción y comercialización de lácteos se ha convertido en la principal actividad empresarial que sustenta el proyecto social, permitiendo generar empleo para personas en situación de vulnerabilidad y posicionando a la marca en un lugar privilegiado.
La Fageda cuenta con una estrategia basada en un producto de calidad, en el control integral de la cadena de producción y una política de comunicación cercana al consumidor, lo que ha consolidado su reputación y estima
Después de cuatro décadas, La Fageda, gestionada por una fundación sin fines de lucro, conserva su ethos original.
En el año 2022, la compañía vendió una cantidad impresionante de casi 100 millones de unidades de yogures y postres
Sin embargo, lo más importante de La Fageda no es su éxito empresarial, sino su impacto social.
Gracias a su modelo de trabajo inclusivo ha logrado mejorar la calidad de vida de muchas personas ofreciéndoles una oportunidad de desarrollo y de integración laboral en la sociedad.
Además, la iniciativa ha inspirado a muchas otras empresas a seguir su ejemplo y a apostar por un modelo de negocio más humano y sostenible.
Sílvia Domènech, directora general adjunta, destaca que las actividades empresariales como la elaboración de yogures, helados o mermeladas: “Las creamos para cumplir nuestra misión. No somos una empresa convencional, sino que nuestra empresa está al servicio del proyecto social".
Sílvia Domènech, directora general adjunta de La Fageda.
Además de producción alimentaria, La Fageda ofrece otras actividades económicas, como las visitas a su finca en Santa Pau, donde cada año más de 40.000 personas descubren su proyecto
Toda la facturación de La Fageda (en 2022 fue cercana a los 28 millones de euros) tiene un único objetivo: seguir creando oportunidades, siendo una fundación sin fines de lucro, los beneficios se destinan siempre a mejorar las instalaciones o impulsar nuevas iniciativas.
La organización cuenta con un Centro Especial de Empleo, una empresa de inserción, un servicio de inserción a la empresa ordinaria, un servicio ocupacional, hogares-residencia y actividades de ocio.
La formación es una de las últimas apuestas de La Fageda: "Durante 40 años hemos demostrado nuestra capacidad para generar actividades que permitan la inserción laboral de personas con certificado de discapacidad, ahora y en colaboración con el Ayuntamiento de Olot, hemos iniciado un nuevo capítulo enfocado a la formación con la creación de ‘Noima’, una Escuela de Nuevas Oportunidades para jóvenes".
Aquel proyecto iniciado en 1982 con quince personas acoge hoy a más de medio millar, y el 80 % de ellas son personas en situación de vulnerabilidad.
En definitiva, La Fageda es un ejemplo de que es posible crear empresas rentables y sostenibles con un impacto relevante en la sociedad.
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