07 November 2023
Del 4 al 6 de octubre, la Presidencia española de la Unión Europea organizó un Congreso Internacional sobre los Seguros Agrarios en el Actual Contexto Climático, su situación y sus perspectivas.
Tuve la suerte de poder asistir al Congreso en su totalidad. A ver si soy capaz de contarles una parte al menos de lo que aprendí y de compartir con ustedes algunas de las reflexiones que me fueron surgiendo a lo largo de las tres jornadas.
Mis opiniones solo me comprometen a mí, y tampoco estoy seguro completamente que así sea.
Primer día del Congreso Internacional sobre seguros agrarios
El lugar de celebración del congreso fue inigualable, La Yeguada de la Cartuja en Jerez de la Frontera, y la organización irreprochable.
El primer día fue moderado por el conocido periodista agrario Jorge Jaramillo. Por la mañana, dos ponencias abordaron el impacto del cambio climático en los sistemas alimentarios:
- Primero, con una visión desde la FAO
- Segundo, desde el sector agrario
Esta última charla corrió a cargo de Isabel Bardají, la directora del CEIGRAM, el Centro de Investigación de los Riesgos Agrarios y Medioambientales, un centro mixto de la Universidad Politécnica de Madrid con la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA) y con AGROSEGURO.
Por la tarde, desde la Dirección General de Agricultura de la Comisión Europea nos presentaron primero cómo habían quedado las herramientas para la gestión del riesgo en los Planes Estratégicos de la PAC, esquemas de seguros agrarios.
Luego, Miguel Pérez Cimas (director de ENESA) presento su visión de la situación actual y las perspectivas de futuro del Sistema de Seguros Agrarios en España.
Segundo y tercer día del Congreso Internacional sobre seguros agrarios
Me tocó moderar el segundo día del Congreso. Nos permitió conocer primero, y debatir luego con los ponentes, sobre los sistemas de seguros agrarios existentes en países tan distintos, pero tan interesantes, como Brasil y Argentina en Suramérica, Francia e Italia en Europa y los Estados Unidos.
En el tercero, y último día del Congreso Internacional sobre seguros agrarios en el contexto del cambio climático, se pudieron oír las opiniones de las Organizaciones Profesionales Agrarias consideradas como representativas y Cooperativas Agroalimentarias, que hicieron un loable esfuerzo de acuerdo constructivo entre ellas.
También se tuvo en cuenta el punto de vista de las entidades aseguradoras expresado conjuntamente por la Agrupación Española de Entidades Aseguradoras de los Seguros Agrarios Combinados (AGROSEGURO); la importancia del tema para la Comunidad Autónoma anfitriona, Andalucía y las reflexiones que desde fuera del sector agrario se hacen desde el Consorcio de Seguros Agrarios.
La clausura fue asegurada por el ministro de Agricultura en funciones, Luis Planas.
Una pieza clave de la política agraria española
La ley de seguros agrarios fue una de las primeras leyes que se aprobaron en 1978 una vez que los españoles nos dimos una Constitución democrática.
Fruto de los acuerdos de los Pactos de la Moncloa, cuando Jaime Lamo de Espinosa era nuestro ministro de Agricultura, ha gozado hasta ahora de un amplio consenso y apoyo político.
Pero hoy, y por esto el tema ocupó la primera mañana del Congreso, el cambio climático está castigando nuestra agricultura y, por lo tanto, el sistema de seguros agrarios.
Como afirmó el ministro en sus conclusiones:
“En los últimos años, los seguros agrarios han tenido que hacer frente a un incremento de la siniestralidad sin precedentes. Así, en los nueve primeros meses de este año, las indemnizaciones peritadas por AGROSEGURO ya superan los 1.000 millones de euros, una cantidad récord en la historia de los seguros agrarios combinados, con más de 3 millones de hectáreas siniestradas”.
El cambio climático está castigando nuestra agricultura y, por lo tanto, el sistema de seguros agrarios
El cambio climático y sus consecuencias en los seguros agrarios
El cambio climático tiene otra consecuencia, no perceptible por los agricultores, pero de gran importancia para las compañías de seguros, los modelos disponibles pueden llegar a no servir si los cambios son exponenciales y no lineales, como los cambios para los cuales están diseñados los modelos hasta ahora.
Esta incertidumbre suplementaria puede llegar a hacer muy difícil el calculo de las primas. Los seguros agrarios tienen como objetivo el acompañar a los agricultores para que puedan hacer frente a riesgos coyunturales, a accidentes climáticos pero no a riesgos sistemáticos.
Frente a estos últimos, la respuesta no puede ser otra que la adaptación, con cambios de técnicas de cultivo, de variedades o incluso de las propias producciones.
Mal gestionado, el seguro agrario puede incluso ser un freno al necesario proceso de adaptación, si en un caso extremo, algún productor agrario cree que éste puede asegurar sin riesgos comerciales la rentabilidad de su explotación.
Por esto y para que la adaptación sea una necesidad, pero posible sin sobresalto, se tienen que, progresivamente, adaptar las primas y los riesgos cubiertos.
En el marco de este proceso paulatino se ha de incluir un protagonismo creciente del Estado, una expresión de la solidaridad nacional para con los productores agrarios, los que consideramos como "esenciales" durante la pandemia.
Esto justifica que la ayuda estatal a los seguros agrarios se sitúe este año en 358 millones de euros, una cifra récord, “para hacer la carga más liviana a agricultores y ganaderos y fomentar la contratación del seguro”, en palabras del propio ministro.
Justifica también que la adaptación al, y mitigación del, cambio climático sea una de las prioridades de los PERTE y del Plan Estratégico Español de la Política Agraria Común (PEPAC).
Muchos temas a debate tras el Congreso Internacional de seguros agrarios
La verdad es que hemos presenciado durante estos tres días muchos debates interesantes. Aquí voy a apuntar algunos sobre los cuales he tomado nota:
Seguros agrarios indexados
Se trata de seguros con una cobertura a partir de un parámetro predefinido no directamente vinculado a una pérdida real en la cosecha, por lo que quedan eliminadas algunas de las desventajas que conllevan los productos tradicionales del seguro de garantía de rendimiento individual.
En vez de una valoración en campo de las perdidas reales registradas, se sigue un indicador (o una combinación de indicadores) como pueden ser la temperatura registrada en la zona o la pluviometría.
La figura puede aparecer interesante, pero está teniendo poca aceptación entre los agricultores porque sienten que hay disimetría en la información disponible.
Los seguros agrarios en el segundo pilar de la PAC
La PAC actual incorpora en su segundo pilar distintos instrumentos de gestión de riesgos. Otros Estados miembros están iniciando esta vía; con mayor o menor entusiasmo.
España, pionera en el tema, sigue apostando por las ayudas del Estado, por dos razones:
- La primera es que el dinero que drenaría la nueva medida se haría en detrimento de otras medidas actuales, como pueden ser las ayudas a las inversiones, las medidas agroambientales o, incluso, las ayudas directas
- La segunda es que las flexibilidades que permite actualmente el régimen de ayudas de estado son mayores que las permitidas en el segundo pilar
¿Subir las pólizas del seguro agrario?
El subir el coste de la suscripción de las pólizas por los agricultores podría aparecer como una solución, y quizás pueda formar parte de la ecuación final.
Esta subida puede tomar distintas formas como son:
- Una subida directa del coste
- Una disminución de las garantías
- Una disminución de las coberturas, de los rendimientos de referencia
Pero esta vía tiene sus límites ya que acabaría expulsando del sistema a los agricultores con menos riesgos, concentrando el seguro en los más arriesgados.
Expulsar del sistema a los reincidentes crónicos
Según dijeron en el Congreso, hay un pequeño porcentaje de asegurados que concentran un gran volumen de indemnizaciones y contribuyen significativamente a poner en peligro el conjunto del equilibrio del sistema.
Menos del 4 % de los asegurados concentrarían el 33 % de las indemnizaciones, un porcentaje muy superior al capital que tienen asegurados.
Aunque la solución pueda aparecer como evidente, la distribución espacial y productiva de este pequeño grupo de asegurados lo transformaría en un tema de gran sensibilidad geográfica y política.
Pero, a mi juicio (y disfruto de la ventaja de ser ahora un irresponsable), entendido como el no tener en esta fase de mi vida responsabilidad operativa alguna, esto debería formar parte, de alguna forma, de una respuesta coherente e integral a los retos que se discutieron durante todo el Congreso.
Menos del 4 % de los asegurados concentrarían el 33 % de las indemnizaciones
Hacer el seguro obligatorio
Algún participante defendió que la suscripción del seguro agrario sea obligatoria. Esto resolvería el problema de la “selección inversa” y distribuiría el riesgo sobre todo el territorio nacional, evitando su concentración en las zonas más sensibles.
Desde el punto de vista técnico, la respuesta que se dio en el debate fue doble:
- Primero, cuando hacemos frente a calamidades a gran escala, como ha acontecido estos últimos años con la sequía o las heladas, la distribución geográfica del riesgo no es una solución.
- Segundo, habría que determinar los elementos a incluir en esta póliza obligatoria.
Desde el punto de vista de la gestión administrativa, es más fácil de organizar el financiar los seguros a partir del sobre comunitario de ayudas directas y liberar a los agricultores de la gestión administrativa de la póliza.
Reducir los costes administrativos del sistema
También se planteó si había margen para reducir los costes administrativos del sistema, que se sitúan en torno al 14 % o 15 % del valor de las primas, en particular aquellos pagados totalmente por los agricultores.
Reducir las primas si se toman medidas de adaptación
En vez de penalizar a los “malos”, se trataría de primar a los virtuosos que hayan adoptado medidas de adaptación, muchas de ellas elegibles tanto al desarrollo rural como a los fondos operativos de las frutas y hortalizas.
Promover más pólizas asociativas
Al facilitar la gestión y la tramitación de los seguros, estas pólizas contribuyen a la mutualización y generalización del seguro.
Seguramente que podrían formar parte de la solución.
Primar a los virtuosos que adopten medidas de adaptación o promover pólizas asociativas
Subir la subvención pública a los seguros
Actualmente, entre las subvenciones previstas por el estado central y las orquestadas por ciertas comunidades autónomas, el porcentaje subvencionado medio ronda el 50 %.
Cabría, si hay disponibilidades presupuestarias para ello, pensar en un aumento de este porcentaje, acercándolo al límite máximo permitido por la legislación europea, del 70 %.
Pero este aumento no puede ir en perjuicio de la indispensable adaptación a la nueva realidad del cambio climático, como ya hemos señalado. Puede formar parte de la solución, de hecho, así ha sido estos últimos años, pero integrada en una visión de futuro mucho más global.
Una propuesta interesante
La propuesta de los representantes de los agricultores se basa, según mis notas, en diferenciar entre los riesgos “ordinarios” y los “extraordinarios”.
- Los riesgos “ordinarios” deberían ser cubiertos por el sistema actual de seguros, en base a los ingresos de las pólizas y, en años “malos”, de las reservas que el sistema ha ido creando a lo largo de los años “buenos”.
- Los riesgos “extraordinarios” no deberían ser cubiertos por el sistema de seguros agrarios sino mediante mecanismos “extraordinarios”, como puede ser el consorcio de seguros o dotaciones públicas ‘extraordinarias”.
Por supuesto, esta propuesta no es la panacea. Queda por definir por ejemplo la definición de riesgo “ordinario” y de riesgo “extraordinario”; luego deben hacerse cálculos presupuestarios para simular lo que habría acontecido en el pasado si se hubiera implementado estas definiciones.
Hay que negociar con las compañías de seguros el papel que el Consorcio jugaría en estos casos…
Pero he de decir que una de las gratas sorpresas del Congreso fue escuchar estas propuestas, hechas con gran sentido de responsabilidad y de común acuerdo. De hecho, el ministro en sus conclusiones las califico como interesantes y se comprometió a estudiarlas a fondo y con interés.
Las 10 conclusiones clave del Congreso Internacional de Seguros Agrarios
El Congreso terminó con la lectura de unas conclusiones de las que, por su interés, reproducimos a continuación un amplio extracto:
- Con las distintas intervenciones a lo largo del Congreso se ha constatado la necesidad general de seguir proporcionando a los productores sistemas de gestión de riesgos, como son los seguros agrarios.
- También se han expuesto los puntos de vista de organizaciones internacionales, como la FAO y la Comisión Europea, así como de centros universitarios de investigación de riesgos, como el CEIGRAM.
Hemos tenido ocasión de escuchar a cada uno de los actores que componen el sistema de seguros agrarios español, desde el punto de vista de los representantes de los agricultores y ganaderos, el de las entidades aseguradoras, del Consorcio de Compensación de Seguros, de ENESA y de los representantes de comunidades autónomas.
En todas las intervenciones se han puesto de manifiesto las dificultades del sistema en España ante la creciente siniestralidad y la necesidad de adoptar medidas para garantizar la permanencia de esta herramienta de gestión de riesgos.
- El cambio climático es una realidad y un reto de primer orden a escala global, cuyos efectos también son globales, dado que afecta al conjunto de la ciudadanía, y a nuestros medios de vida, a todas las actividades económicas, ecosistemas, medio ambiente y territorios:
“La evolución de las temperaturas y de las precipitaciones confirman la tendencia de calentamiento asociada al cambio climático, con una tendencia creciente a eventos extremos relacionados con temperaturas máximas y sequías y tendencia decreciente en los relacionados con temperaturas mínimas, de ahí el ejemplo del uso de variedades que precisan un menor número de lo que en definitiva provocará una mayor intensidad y frecuencia de eventos extremos, disminución de las disponibilidades de agua y por tanto el endurecimiento de las condiciones para el desarrollo de la agricultura y la ganadería”.
- Considerando los retos medioambientales a los que se ve expuesto el sector agrario, producir más alimentos y de la manera más eficiente y sostenible posible representa un gran desafío.
Por ello, alcanzar una mayor resiliencia de las explotaciones agrarias es un objetivo común para todos los sistemas agroalimentarios a escala mundial.
- La importancia de los mecanismos de gestión de riesgos en las explotaciones agrarias es creciente. Debido a las características propias del sector agrario, este constituye una actividad económica especialmente vulnerable a los cambios medioambientales y, por tanto, a los efectos que conlleva el calentamiento global y el cambio climático.
- El seguro agrario representa un instrumento eficaz para la gestión de los riesgos en las explotaciones agrarias, y en particular, para aquellos derivados de los eventos climáticos adversos. Sin embargo, el riesgo transferido a la parte aseguradora no puede ser ilimitado y estará determinado por los umbrales que garanticen la propia sostenibilidad del sistema.
- Es necesario mantener la sostenibilidad de los seguros agrarios, y otros instrumentos de gestión de riesgos, como garantes de la viabilidad de las explotaciones agrarias que garantizan la seguridad alimentaria, ante una demanda creciente de alimentos debido al esperable aumento de la población mundial, que se prevé supere los 9.600 millones de personas en 2050.
- Las modificaciones para llevar a cabo en los seguros agrarios deberán complementarse necesariamente con medidas de mitigación y de aquellas otras de adaptación que resulten más apropiadas según las características de la explotación agraria y sector.
El uso de nuevas tecnologías, cambios a variedades más adaptadas al medio y resistentes, cambios en las fechas de siembra, una mejora de la gestión de los recursos hídricos, así como el desarrollo de la agricultura de precisión y el uso de razas autóctonas en ganadería son algunos ejemplos de medidas que pueden acompañar al sector agrario.
El apoyo público percibido por el sector a través de otras políticas representa un incentivo para su adopción. Adicionalmente, son fundamentales las actuaciones en materia de investigación, desarrollo e innovación, así como la transferencia del conocimiento.
- Así mismo, es imprescindible que la Administración continue con el apoyo público para garantizar el acceso de los productores al seguro, y a otros mecanismos de gestión de riesgos. Además, el reaseguro ha de adaptarse a la nueva realidad climática manteniendo una reserva suficiente que garantice la viabilidad del sistema.
- Ante un desafío global, procede dar una respuesta también global, por lo que es necesario realizar una gestión integral del riesgo en las explotaciones agrarias.
Para ello, será imprescindible que las diversas administraciones realicen el mayor esfuerzo que les resulte posible en apoyar los seguros agrarios.
Igualmente, la implicación pública será necesaria para favorecer y fomentar la resiliencia de las explotaciones agrarias mediante las oportunas medidas de adaptación, en estrecha colaboración con el sector productor, sin cuya participación en esta labor no será posible avanzar en la dirección correcta
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