02 June 2023
La producción de alimentos con la carne de vacuno puede tener una huella medioambiental muy importante en lo que a emisiones de carbono se trata. Sin embargo, un nuevo estudio refleja cómo algunos de los alimentos básicos pueden acarrear, igualmente, pérdidas de la biodiversidad muy altas.
La dificultad de esta medición radica en la superposición de áreas identificadas como de prioridad ‘alta’ para su conservación, tal y como se manifiesta en un reciente artículo publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.
El profesor asociado del Instituto de Investigación para la Humanidad y la Naturaleza (RIHN) en Kyoto y uno de los autores de este artículo, Keiichiro Kanemoto, explica que “la producción de alimentos sigue siendo la principal causa de pérdida de biodiversidad”. “Sin embargo, existe una dolorosa falta de datos sistemáticos sobre qué productos y qué países contribuyen más a esta pérdida. Nuestra investigación combina información sobre uso de tierras agrícolas con hábitats de especies para identificar qué cultivos causan la mayor presión sobre la biodiversidad”.
El estudio, en el que ha participado el autor, clasifica qué productos provienen de regiones con alta prioridad para la conservación y, en base a ellas, se espera que los nuevos resultados ayuden con la formación de políticas que protejan la biodiversidad y preserven la seguridad alimentaria mundial.
Todos los resultados obtenidos son público a a través de Google Earth Engine, plataforma de computación en la nube utilizada para análisis ambientales.
El estudio cubre 50 productos agrícolas procedentes de 200 países y se basa en datos agrícolas, una base de datos de cadenas de suministro mundiales, y nuevos modelos ecológicos con datos de conservación para más de 7.000 especies para estimar el valor de conservación de diferentes áreas
¿Qué productos dejan la mayor huella de carbono?
Investigadores de Noruega, Países Bajos y Japón han dividido las zonas agrícolas del mundo en cuatro niveles diferentes atendiendo a su prioridad de conservación de menor a mayor riesgo. Además, establecieron qué productos agrícolas se producen en dichos niveles.
Así, hallaron que un tercio de toda la agricultura se desarrolla en áreas que se consideraron de mayor prioridad de conservación. En paralelo, esclarecieron que productos básicos como el vacuno, el arroz y la soja son producidas en dichas zonas de alta prioridad de conservación. En paralelo, cebada y trigo se localizaban en áreas calificadas de menor riesgo.
"Una conclusión sorprendente para mí fue cuánto puede variar el impacto del mismo cultivo en función de dónde proviene", explica Daniel Moran, científico senior del Instituto Noruego de Investigación del Aire (NILU) y profesor de investigación en el Programa de Ecología Industrial (NTNU) de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, también coautor del estudio.
Un ejemplo de zonas donde predomina la producción de carne de vacuno y soja calificada como de riesgo para su conservación es Brasil
Del mismo modo, el trigo se cultiva en áreas prioritarias de menor prioridad de conservación en Europa del Este que en Europa Occidental.
El comercio internacional es un factor
El estudio refleja otros ejemplos de cultivos en áreas de alta prioridad de conservación, tales como el café y el cacao en las naciones ecuatoriales, productos consumidos en naciones ricas como Estados Unidos o países miembro de la Unión Europea. Este fenómeno refleja cómo el comercio internacional es un factor determinante en la disposición geográfica actual sobre los riesgos en determinadas zonas del mundo.
China, con su alta demanda de múltiples productos básicos, tiene la mayor influencia en la producción de alimentos en áreas de conservación de alta prioridad
Otro fenómeno es cómo hay diferentes naciones que pueden tener huellas alimentarias de biodiversidad muy diferentes. Son los casos de Estados Unidos, la UE, China y Japón, que dependen en gran medida de las importaciones para satisfacer su demanda de carne de vacuno y lácteos.
"Eso sugiere que hay oportunidades para cambiar la huella de biodiversidad del consumo de alimentos, simplemente cambiando nuestro abastecimiento de productos alimenticios", asegura Kanemoto.
Es sabido que el ganado, la soja y el aceite de palma se concentran en áreas de alta prioridad de conservación. Sin embargo, el estudio encontró que otros productos, tales como el maíz, la caña de azúcar y el caucho, también problemáticos y que merecen más atención.
Los resultados se pueden ver en un mapa interactivo en https://agriculture.spatialfootprint.com/biodiversity
Fuente: Red Science X - Phys.org - Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología.