17 May 2024
“Las políticas agrarias y alimentarias” fue la primera sesión online del ciclo de webinarios agrupados bajo el título “¿Hacia dónde va la agricultura europea?”, que durante mayo y junio de 2024 organiza Grupo Cajamar en colaboración con la Asociación de Periodistas Agroalimentarios de España, APAE.
En dicha sesión, moderada por la presidenta de APAE, Elisa Plumed, el director de Innovación y Desarrollo Agroalimentario de Grupo Cajamar, Manuel Lainez, explicó que el planteamiento de este ciclo se realiza por la necesidad de debatir, de cara a las próximas elecciones europeas, diversos aspectos del sector agrario europeo que han quedado en entredicho en los últimos años tras la última reforma de la PAC, el Green Deal, y las manifestaciones de los productores agrarios en gran parte de los estados miembro.
El primer participante de la sesión, el director del Servicio de Estudios de Grupo Cajamar, Ignacio Atance, resumió la evolución de la PAC desde su nacimiento, hace más de 60 años, señalando como importantes giros de timón la Reforma McSharry de 1992; el desacoplamiento de las ayudas de las producciones, de 2003; y la actual reforma de 2023, con la condicionalidad reforzada, los ecoesquemas y la nueva gobernanza de la PAC a través de un Plan Estratégico de la PAC por cada estado miembro.
Atance sintetizó que, en los últimos años, la PAC se ha basado en dos líneas principales que además, se han enfrentado: por una parte unas ayudas PAC que apoyen las rentas del sector productor, y por otra, unas ayudas PAC que acompañen a la transformación ambiental del sector productor.
Desde su punto de vista, en sus seis décadas de existencia, la PAC progresa adecuadamente en algunos puntos, pero necesita mejorar en conseguir una remuneración adecuada y un correcto acompañamiento de los agricultores.
Y para ello propuso que, en un futuro, esta política mejore sus herramientas de asistencia técnica de los productores, fomente la inversión y la innovación del sector, potencie las herramientas de gestión de riesgos y actualice el presupuesto corriente de sus ayudas, ya que, a pesar de ser el más amplio de la Unión Europea, sus cifras siguen siendo las mismas, cuando su valor, a causa de la inflación, ha bajado.
Este primer webinario del ciclo se completará con otros tres más que se celebrarán el 28 de mayo, 11 y 25 de junio
El segundo ponente en intervenir fue el jefe de unidad adjunto en la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea, Ricard Ramón, quien adelantó que en los próximos años el debate de la PAC se centrará en si los requisitos de sostenibilidad ambiental serán de obligado cumplimiento o serán incentivos voluntarios para los productores.
Ramón resaltó que el Green Deal o Pacto Verde Europeo es una estrategia que continúa vigente, aunque actualmente se esté replanteando cuál es su camino a seguir. Precisamente, en esta línea, el representante de la Comisión Europea destacó el diálogo estratégico abierto recientemente desde Bruselas, donde el objetivo es evitar la polarización entre producción agraria y sostenibilidad ambiental.
También indicó la necesidad de profundizar en el debate sobre la autonomía estratégica abierta planteado en la Unión Europea e impulsado por la presidencia española del Consejo del pasado semestre tras los acontecimientos de los últimos años (pandemia del covid 19, guerra en Ucrania, etc.) y en garantizar la resiliencia de las explotaciones agrarias para que sean sostenibles económica, ambiental y socialmente.
Por último, el catedrático de Economía Aplicada en la Universitat Politècnica de València, José María García Álvarez-Coque, dividió la historia de la PAC en dos épocas: una primera más proteccionista, y otra segunda con una mayor liberalización de los mercados. En ambos períodos, el descenso del número de explotaciones agrarias es importante.
“Con PAC o sin PAC tenemos una crisis de la agricultura”, ha afirmado Álvarez-Coque. En este sentido, el catedrático consideró que la productividad agraria crecerá gracias a un mayor nivel tecnológico, y ha señalado como estrategias de futuro apostar por modelos de la especialización y por la cooperación y el asociacionismo de los productores.
Debate
Tras las tres intervenciones, comenzó el debate y la primera pregunta trató sobre el presupuesto que la Unión Europea destina a la Política Agraria Común, que es una de las principales partidas (alrededor de un tercio del total) y que cada vez se destina a medidas que van más allá de lo puramente agrario.
En este sentido, Ignacio Atance, de Cajamar, señaló que el presupuesto de la Unión Europea se conforma solamente con la aportación del 1 % de del PIB de cada Estado miembro y que hay que trabajar con coherencia si se quiere caminar hacia la autonomía de estrategia abierta que planteó la UE a finales de 2023.
A esto, desde la Comisión Europea Ricard Ramón añadió que “no es tan fácil pedir más dinero”, y por ello propuso buscar otras estrategias y sinergias colaborativas.
Por su parte, José María García Álvarez-Coque puso el foco en las ayudas de la PAC y planteó la necesidad de debatir si es necesario contar con un pago básico que sea como un “café para todos” o hacer ciertas diferenciaciones.
El catedrático en Economía Aplicada también hizo hincapié en la oportunidad de contar con Administraciones autonómicas con músculo (que son las que gestionan las ayudas europeas) para aprovechar al máximo los fondos que les llegan desde la Unión Europea.
Otra cuestión sobre la que también se debatió fue sobre la propuesta de la Comisión Europea de crear una normativa relacionada con los sistemas agroalimentarios sostenibles de la Unión Europea. En relación a esta medida (que en principio, se ha dejado aparcada), Ricard Ramón reconoció su complejidad y afirmó que va más allá de la Política Agraria Común.
Desde el ámbito de la universidad, Álvarez-Coque coincidió en la dificultad de la propuesta, pero afirmó que “aunque sea difícil, no hay que dejar de intentarlo”.
Por último, algunos de los comentarios de los asistentes en el chat del webinario hicieron referencia a la dificultad de los jóvenes para acceder a las tierras; a cómo se puede mejorar el relevo generacional; y a la necesidad de que la sociedad conozca el campo de una forma más objetiva para reducir la falta de reconocimiento o incluso bulling rural que sienten los productores de alimentos por un parte de los ciudadanos.