19 August 2022
Los efectos de la inflación, potenciada por el aumento de la demanda en el periodo Covid, la subida de los precios de la práctica totalidad de los insumos y los cambios de hábitos de la población después de las medidas sanitarias más restrictivas, están teniendo repercusiones importantes en el mercado.
Uno de los casos más claros se refleja en el consumo de aceite, que cayó en volumen un 13 % anual en 2021, sin grandes cambios en la distribución de los hogares y con las personas retiradas como las que consumen en mayor proporción y los jóvenes independientes, los que menos.
En estos datos, aún no se ha registrado la influencia de la invasión rusa a Ucrania.
Así se desprende del último informe de consumo alimentario elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) y que recoge Efe Agro, el cual muestra como la compra de aceite se redujo el 13,1 % en los hogares españoles, que gastaron un 0,9 % menos en ese producto respecto a 2020.
La diferencia de porcentajes se explica por el aumento del precio, que a cierre de 2021 se situaba en 2,7 euros por litro, el 14,1 % más que el año anterior
Consumo desagregado
En líneas generales, los hogares gastaron más en aceite de oliva virgen (+9,2 %) y de girasol (7,6 %), mientras que pagaron menos por el virgen extra (-5,6 %) y el de oliva (-1,7 %).
El aceite de oliva (incluido el de oliva, el virgen y el virgen extra) obtuvo una cuota del 67 % en volumen y del 82 % en valor, por su mayor precio de mercado, frente al aceite de girasol, más barato y con una cuota del 29 % en volumen y del 14,8 % en valor.
Solo el aceite de oliva tuvo la mayor cuota en volumen (34,9 %), pese a perder un 13,2 % del consumo que tenía en 2020, según los datos del MAPA
De media, cada español tomó 11,51 litros de aceite el año pasado, de los que 4 litros fueron de aceite de oliva; 3,36 litros, de girasol; y 3 litros, de oliva virgen extra.
Los grupos que superan la media nacional son personas retiradas, adultos independientes y parejas adultas sin hijos, mientras que los que menos consumen se corresponden con parejas con hijos pequeños, parejas jóvenes sin hijos, jóvenes independientes y hogares monoparentales.
El perfil del consumidor de aceite suele ser el de una persona mayor de 50 años (los de más de 65 años toman hasta 19,5 litros por persona y año), algo que se repite en los casos del aceite de oliva y del girasol
Los retirados son las personas que más aceite toman (el 29,60 % del volumen) y, en cambio, los jóvenes independientes son quienes compran aceite en menor proporción, con un peso del 1,83 %, cuando lo esperado debería ser al menos su peso poblacional (5,48 %).
Baleares, Galicia, País Vasco y Castilla-La Mancha son las comunidades más intensivas en la compra de aceite y en el lado opuesto están Castilla-La Mancha, Murcia, Comunidad Valenciana y Madrid.
La respuesta del sector
El director de la Asociación de Industriales, Envasadores y Refinadores de Aceites (Anierac), Primitivo Fernández, subraya que, frente al mayor gasto doméstico de aceite en 2020 por la pandemia, en 2021 los españoles empezaron a salir más y consumir menos en los hogares.
"No son años normales, estamos lejos de alcanzar el equilibrio de 2019 y en 2022, con la guerra de Ucrania, va a ser todavía muy complicado llegar a esa estabilidad", apunta Fernández.
A su juicio, los hábitos se mantienen en los hogares: los jóvenes "hacen lo que ven en casa o encargan comida", las parejas con hijos pequeños "miran mucho lo que gastan"; y los mayores de 50 años y jubilados están más acostumbrados a guisar con productos de calidad, también porque "sus rentas se lo permiten".
Fernández lamenta que el aceite de oliva no haya podido recuperar la cuota de consumo perdida y reconoce que se requieren años para cambiar los hábitos en alimentación, así como inversiones en "formación e información para que el consumidor elija lo que quiera".
La gerente de la Interprofesional del Aceite de Oliva, Teresa Pérez, ve un "comportamiento normal" en la estadística del MAPA, de la que destaca el consumo más elevado para el perfil senior y la reducción del volumen por el incremento de precios del aceite de oliva en 2021 respecto a 2020.
"En la salida del confinamiento por la Covid, la gente vuelve a los patrones de consumo fuera del hogar y deja de estar tanto en la cocina, lo que lleva asociada una menor ingesta de aceite de oliva", argumenta.
Pérez añade que en 2022 está por ver el efecto de la guerra en Ucrania, que ha influido en un encarecimiento de los aceites vegetales, por lo que durante meses muchos clientes de la industria y la restauración dirigieron sus compras al sector del oliva en lugar del girasol.
Para el futuro, aboga por fomentar el aceite de oliva en el hogar y atraer a los más jóvenes hacia ese producto para rejuvenecer el perfil del consumidor.
Con ese propósito, la asociación interprofesional está trabajando con la restauración colectiva para que en las escuelas se cocine con aceite de oliva y los niños aprendan a comer sano, intentando llegar así a las parejas con niños pequeños, que suelen consumirlo menos.