21 December 2023
Introducción
El año 2023 nos ha guiado por un recorrido económico lleno de desafíos, enfrentándonos a complejas situaciones a escala mundial que han suscitado una persistente incertidumbre económica.
Entre los aspectos más destacados de este año se encuentra una inflación descontrolada y una política constante de aumento de los tipos de interés. Estos elementos han ejercido una innegable influencia tanto en la producción como en el consumo, y se prevé que seguirán siendo determinantes a lo largo del 2024.
A finales de 2023 también se ha hecho público el primer paquete de reforma de la legislación sobre el bienestar animal y que afectaría al transporte de animales.
Esta propuesta propone acortar la duración de los traslados y proporcionar descansos durante los viajes largos. Los tiempos de viaje internos propuestos para animales afectarían sobre todo a los animales destinados para la cría o engrode, ya que entre el 9 % y el 16 % superarían los umbrales actualmente.
También propone aumentar el espacio disponible y restringir el transporte a temperaturas extremas
Estas normas serán aplicables también a la exportación de animales hasta su llegada a destino y, según el informe de impacto, supondrían en conjunto un incremento del coste de medio de producción de 0,014 €/kg. La mayor parte de este incremento se atribuye al aumento del espacio en los vehículos.
La exportación de animales vivos supone un 40 % del valor de nuestras exportaciones, preferentemente a países de Oriente Próximo y del Norte de África.
Contexto europeo
El conjunto de la producción de carne ovina y caprina de la UE en primavera se prevé que cierre este 2023 con un descenso que afectaría a muchos de los grandes productores europeos, especialmente a los mediterráneos, a pesar de los picos puntuales por las festividades religiosas.
La menor disponibilidad de pastos en el sur de Europa, el elevado costes de los piensos y los brotes de fiebre aftosa, unido a los brotes de viruela ovina en España y recientemente en Bulgaria han provocado un descenso del sacrificio de los animales que se espera sea de la 3 % en el conjunto de la UE para este año según la Comisión Europea.
La bajada de la producción en el mercado europeo ha mantenido los precios comparativamente altos durante este año, que actualmente en el caso de España son un 20 % mayores a los de diciembre del año pasado, situándose entre los más altos de Europa.
La escasa producción y los elevados precios en el mercado interno han dejado su huella en el comercio exterior comunitario, afectado también por restricciones comerciales derivadas de causas sanitarias. A pesar de que las exportaciones de carne de ovino de la UE al Reino Unido se mantuvieron estables, las ventas a otros destinos, como Omán, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, experimentaron una disminución del 13,2 % en el primer semestre del año.
Contrariamente, la escasez de pastos en el norte de África debido a la sequía y las festividades religiosas, especialmente la celebración del sacrificio en junio, propiciaron un aumento en las exportaciones comunitarias de animales vivos. Las significativas ventas a Libia y Marruecos lograron compensar las caídas en Jordania, Arabia Saudita e Israel, culminando con un incremento del 1,7 % en el primer semestre.
Esta coyuntura también ha propiciado un alza en las importaciones de carne de ovino, que aumentaron casi un 15 % en el primer semestre, provenientes principalmente de Nueva Zelanda y el Reino Unido.
En cuanto al consumo, a pesar de ser una de las carnes más costosas y enfrentarse a presiones inflacionistas, la Comisión Europea anticipa un balance anual positivo después de la disminución del año pasado. Este repunte se espera, en parte, gracias a festividades religiosas o culturales, y se proyecta mantenerse estable en 2024.
La esperada prolongación de los elevados precios internos y de una demanda estable no será suficiente para estimular la producción interna menos competitiva. Por lo tanto, se prevé un aumento adicional del 4,7 % en las importaciones de la UE para 2024, especialmente teniendo en cuenta la falta de dinamismo en la demanda asiática.
Situación en España
Durante los últimos meses de 2022 y la primera mitad de 2023, el sector ovino enfrentó desafíos significativos, encontrándose en una situación complicada de la cual aún no se divisa una solución clara.
La sequía, que incrementó los costos de alimentación, y la viruela del ovino, detectada por primera vez en septiembre de 2022 en Granada y posteriormente extendida a otras regiones, como Castilla-La Mancha, impactaron negativamente en la producción y aceleraron la reducción de la cabaña.
Esta situación, junto con otras de carácter estructural contribuye a reforzar un mayor abandono del sector, que ha visto como desaparecían un 2 % de las explotaciones en los últimos 5 años y empresas como Murgaca.
No obstante, las lluvias de este otoño en muchas zonas de la Península y la recuperación del estatus de país libre frente a la viruela ovina y caprina podrían ayudar a estabilizar la situación.
La caída de la cabaña, que hasta el verano había sido mayor que la producción de carne, fue reduciendo la reposición en el primer semestre, lo que provocó que los precios se incrementasen a partir del verano sobre todo en los de mayor peso, los que se dedican mayoritariamente a la exportación, mientras que el del pienso iba disminuyendo progresivamente, lo que también ha ayudado a mejorar las perspectivas.
Los altos precios internos y las restricciones impuestas por varios países por los casos de viruela han tenido un impacto notable en la exportación que ha retrocedido un 7 % en los 9 primeros meses de 2023 respecto al año pasado medida en toneladas equivalentes en canal. Esta reducción contrasta con el aumento de las importaciones, que se han incrementado hasta un 30 % en el mismo periodo.
Las exportaciones de animales vivos han experimentado una disminución generalizada, con excepción de los casos de Libia y Marruecos. A pesar del notable incremento en las exportaciones hacia estos dos destinos, impulsado por la escasez interna para festividades religiosas, las ventas experimentaron un retroceso del 7 % hasta septiembre en comparación con el año anterior.
Igual porcentaje disminuyeron las ventas de carne de ovino, siendo Alemania y Qatar los destinos que más se resintieron de esta situación.
Los cambios en el comercio han supuesto una bajada del superávit comercial del 11 % en los 9 primeros meses de 2023 respecto al mismo periodo del año pasado, pasando de los aproximadamente 350 millones de € a los 310 millones este año.
Los altos precios internos se han ido trasladando al consumidor, siendo la carne de cordero junto la del porcino que mayor crecimiento ha experimentado en este 2023, situándose el IPC un 127 % superior al valor de 2021, si bien la del cordero tiene un carácter más estacional.
A pesar de este encarecimiento, el consumo de carne de cordero en los hogares parece mostrar signos de estabilización en 2023. Tras una caída continua sólo interrumpida por el COVID, actualmente representa algo menos del 60 % del consumo de 2018.
La información sobre el consumo total refleja claramente esta tendencia a la baja de manera constante. A pesar de que no todo lo sacrificado llega al mercado de manera inmediata, dado que una parte se somete a procesos de congelación, un análisis detallado de la producción y el comercio señala que el consumo aparente podría experimentar una nueva disminución en 2023.
Este fenómeno se presenta a pesar de la gradual reactivación del sector hostelero a lo largo de 2021 y del crecimiento económico que España ha experimentado en los últimos dos años, lo que permitió mejorar las cifras en 2022.
El paulatino enfriamiento de la economía y el peso de la inflación que se ha ido notando en la hostelería a partir del segundo semestre hace prever que el consumo total seguirá a la baja el próximo año.
Conclusiones
La producción de carne ovina y caprina en la UE para el 2023 se proyecta a la baja debido a diversos factores, como la escasez de pastos en el sur de Europa, altos costos de piensos, brotes de fiebre aftosa y viruela ovina. Este descenso ha mantenido los precios internos elevados, especialmente en España, donde los precios son un 20 % más altos que en diciembre del año anterior.
En cuanto a comercio exterior, las exportaciones de carne de ovino de la UE al Reino Unido se mantuvieron estables, pero las ventas a otros destinos, como Omán, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, cayeron un 13,2 % en el primer semestre. No obstante, las exportaciones de animales vivos aumentaron debido a la escasez en el norte de África y festividades religiosas, compensando las caídas en algunos destinos.
La persistencia de los altos precios internos hace esperar un aumento adicional de las importaciones de 4,7 % en las importaciones de la UE en 2024, principalmente del Reino unido y Nueva Zelanda, considerando la falta de dinamismo en la demanda asiática.
En cuanto a España, el sector ovino ha enfrentado desafíos significativos, como sequías, viruela ovina, lo que ha llevado una reducción de la reposición de la cabaña. La caída en la producción ha llevado a un aumento de precios, afectando tanto a la exportación como al mercado interno. Aunque la situación sigue siendo complicada, las lluvias en muchas zonas de la Península y la recuperación del estatus sanitario permiten ser más optimistas.
Las exportaciones españolas de animales vivos han disminuido, excepto en los casos de Libia y Marruecos. Mientras, las ventas de carne de ovino han caído un 7 %, principalmente destinos como Alemania y Qatar. Esto ha contribuido a una reducción del superávit comercial del 11 % que se sitúa en los 310 millones de euros en los 9 primeros meses, y a un encarecimiento de la carne de cordero en el mercado interno.
A pesar de los desafíos, el consumo de carne de cordero en los hogares muestra signos de estabilización en 2023, aunque representa ya menos del 60 % del consumo de 2018. Aunque la disminución en el consumo total no se anticipa tan pronunciada, la inflación y las perspectivas económicas podrían afectarlo aún más en los próximos meses.