14 October 2024
Resumen
A escala global, el mercado ovino experimenta un moderado optimismo debido a un progresivo equilibrio entre los precios y los costes de producción, a lo que hay que unir la mejora del clima en algunas zonas productoras.
En Europa, durante la última década, la producción de carne alcanzó su pico en 2019. Sin embargo, desde entonces ha ido registrando una bajada paulatina aunque con diferencias entre países, para caer de forma notable y de forma generalizada en 2023. Este descenso se debe principalmente a condiciones climáticas adversas y a un incremento en los costes de producción. Este fenómeno ha impactado a la mayoría de los grandes productores europeos, que han visto reducciones anuales en su producción de entre el 2,1 % y el 2,9 %. De cara a 2024, se espera que la situación se deteriore aún más, con reducciones proyectadas del 6 % al 10 %, especialmente en Grecia y España.
La escasez de oferta en toda Europa ha provocado un notable incremento en los precios de la carne ovina durante 2024, con subidas de hasta un 20 % en los corderos pesados y un 25 % en los ligeros en España. Este aumento de precios genera preocupación por una posible mayor contracción del consumo, el cual ya ha venido disminuyendo desde 2023, influido tanto por el encarecimiento de los productos como por la pérdida de poder adquisitivo. Aunque el gasto en carne ovina se ha mantenido estable, el volumen de consumo ha disminuido tanto en los hogares como en el sector de la restauración.
En el ámbito comercial, las exportaciones de carne fresca y animales vivos han aumentado, especialmente hacia el norte de África y Europa Occidental, mientras que las ventas de carne congelada han descendido, en particular hacia Oriente Medio, debido a la competencia de Oceanía y los conflictos en la región. En total, las exportaciones han crecido durante los primeros siete meses de 2024, alcanzando los 347 millones de euros, lo que ha impulsado la balanza comercial con un incremento del 27 %, situándola en 307 millones de euros.
Introducción
A continuación, se ofrece un análisis pormenorizado sobre la situación actual del sector ovino a nivel internacional, con un enfoque en la evolución de los precios, la producción, el consumo y el comercio de carne ovina. Comienza destacando el comportamiento de los precios internacionales de la carne ovina y de los cereales debido a factores como los políticos y climáticos. Luego, examina las diferencias entre los principales países exportadores, como Australia y Nueva Zelanda, así como la evolución del mercado europeo, con un énfasis en la producción y el consumo en España. Además, se analizan las dinámicas del comercio y del consumo de nuestro país en un contexto de alta inflación y cambios sociales, ofreciendo una visión completa de las tendencias y perspectivas del mercado ovino en 2024.
Mercado internacional
El panorama internacional del sector ovino refleja un moderado optimismo, impulsado por el incremento sostenido en los precios internacionales de la carne ovina desde la primavera, en un contexto de estabilidad en los precios de los cereales debido a cosechas muy buenas. Sin embargo, las adversas condiciones climáticas están afectando las previsiones para el maíz en gran parte de Europa del Este, Europa Central y en la región del Mar Negro. Esta situación también está retrasando las siembras de trigo en Ucrania y Rusia, lo que ha generado un nuevo repunte en los precios a partir de septiembre.
El comercio mundial de carne ovina está dominado por dos grandes actores: Australia y Nueva Zelanda, que concentran el 40 % y el 30 % de las exportaciones globales, respectivamente. Gran parte de estas exportaciones tienen como destino China, que absorbe el 40 % del total y se posiciona como el principal importador mundial. En comparación, las exportaciones de carne de la Unión Europea representan apenas el 3% del comercio global principalmente a Oriente Medio y el Norte de África.
El sector ovino en Australia ha crecido significativamente hasta 2024, alcanzando un rebaño de 79,1 millones de cabezas, el mayor desde 2007, y logrando niveles récord de producción y exportación de carne de cordero y oveja. Además, el alto sacrificio de animales por la sequía, y los altos costes de producción impulsados por la inflación ha provocado un descenso de los precios debido a un exceso de oferta. A esto hay que unirle la debilidad del dólar australiano ha hecho que las exportaciones sean más competitivas, aunque también ha aumentado el coste de los insumos importados.
En contraste, Nueva Zelanda ha visto una contracción en su rebaño ovino, que se estima ha caído un 4,3 % en 2024 debido a la sequía y cambios en el uso del suelo. Aunque su producción y exportaciones han aumentado ligeramente, la demanda de su principal mercado, China, ha disminuido, limitando su capacidad competitiva en el mercado global. Mientras Australia se beneficia de una mayor producción y la debilidad de su moneda, Nueva Zelanda enfrenta dificultades para mantener su cuota de mercado.
Mercado europeo y nacional
Los precios europeos se sitúan en septiembre alrededor de un 20 % por encima de las cotizaciones del año pasado. En el caso de España esta diferencia sería aún mayor, en concreto un 20 % para los corderos pesados y del 25 % para los más ligeros. Por lo general, los corderos pesados (de más de 13 kg) se crían en Irlanda y los corderos ligeros en los países meridionales como Grecia e Italia, mientras que la producción de España y Francia es mixta.
Gran parte de la evolución de los precios está directamente vinculada a los cambios en la producción. Después de varios años de disminución en la producción de carne de ovino, el sector en Europa logró estabilizarse e incluso registrar un ligero crecimiento entre 2017 y 2019. Sin embargo, a partir de entonces, la producción volvió a caer, con una notable disminución en 2023 derivada de las condiciones climáticas y del incremento de los precios de la alimentación.
Entre los principales países productores, solo Irlanda ha mantenido un crecimiento sostenido, mientras que naciones como Grecia e Italia han experimentado una caída continua durante la última década.
El pequeño crecimiento que vivió España hasta 2019, o el estancamiento en el caso de Francia, no ha impedido que la producción en ambos países caiga desde entonces a ritmos del 2,9 % y del 2,1 % anual respectivamente, muy parecidos al que habían venido cayendo la producción de Italia y Grecia. En general, la pérdida de producción se ha acelerado en toda la UE e incluso Irlanda crece a un menor ritmo.
Esta situación contrasta con otros países de nuestro entorno como Turquía, uno de los grandes productores del Mediterráneo, que no ha dejado de crecer estos años, e incluso cada vez lo hace más rápido.
A pesar de que aún no disponemos de los datos completos de 2024, las proyecciones de la Comisión basadas en los datos de censo y de producción de carne indican que la caída que pudimos observar en 2023 se acentuaría aún más en 2024 especialmente en España y Grecia, donde la producción podría llegar a caer en torno a un 10 %-11 % en el primer y segundo semestre. La reducción sería menor en el resto de los países, aunque los datos provisionales remitidos por los EE. MM. de los 6 primeros meses hablan de bajadas similares a las nuestras.
Estos datos para España coinciden con la evolución del censo que muestra los datos de SITRAN. Aunque con menos intensidad, el censo de reproductoras y corderos correspondiente a julio ha caído 4 puntos en el último año, hasta situarse en un 90 % de las que había en 2019 en el caso de las reproductoras tras 5 años de continuo descenso.
Consumo
Aunque la caída del censo y de la producción es multifactorial, parte de debe a la progresiva caída del consumo. El consumo de los hogares ha ido descendiendo progresivamente desde los máximos de la pandemia, aunque el gasto de los hogares no se ha resentido tanto.
La constante subida de los precios en los lineales en estos últimos cuatro años, explica esta discrepancia entre volumen y gasto, y más en un contexto de control general de la inflación como el que estamos viviendo por fin en 2024.
La pérdida de poder adquisitivo asociada a la escalada de precios se puede estar notando también en las tasas de consumo aparente, que englobaría también a la restauración. El consumo se habría estabilizado e incluso crecido en 2022 debido al fin de las restricciones, pero habría caído con fuerza a partir de 2023 por la pérdida de poder adquisitivo.
Comercio
El comercio del sector de ovino tiene una clara y creciente vocación exportadora, aunque las condiciones productivas en 2023 desencadenaron un descenso del 4 % en las exportaciones y un aumento del 9 % en las importaciones. Mirando más allá podemos observar una trayectoria de desarrollo y adaptación, que ha permitido solo en los últimos 5 años, un crecimiento del 2 % anual en exportaciones mientras que las importaciones han bajado a un ritmo del 1 % cada año.
La distribución temporal de las importaciones de cordero varía según el tipo de producto. Las importaciones de carne fresca o refrigerada, así como de animales vivos, comienzan a aumentar en octubre y alcanzan su punto máximo en diciembre, coincidiendo con la campaña navideña. Además, experimentan un segundo pico, aunque menos intenso, entre marzo y abril coincidiendo con la Semana Santa.
Por otro lado, las de carne congelada presentan una distribución más uniforme a lo largo del año, con dos picos significativos entre abril y junio, y otro entre octubre y noviembre. Este último patrón se ajusta al calendario de festividades y a los períodos en los que la actividad de sacrificio alcanza sus niveles mínimos en España y en Europa. Lo mismo sucede con las exportaciones, que muestran mínimos en los picos de demanda en nuestro país.
Esta estacionalidad afecta al análisis de importaciones, que no puede ser completa hasta tener los datos anuales, y aunque los datos de 2024 de importaciones todavía pueden cambiar, sí que se pueden ver importantes cambios paulatinos en el comercio por tipo de producto.
En primer lugar, las exportaciones, que muestran una tendencia creciente a exportar animales vivos, pero sobre todo carne fresca o refrigerada a países de la cuenca mediterránea como Italia, Marruecos o Argelia, mientras que la carne congelada tiende a disminuir, sobre todo por la caída de las ventas en Oriente Medio debido la mejor competitividad de la carne de Oceanía y al conflicto en la zona.
En las importaciones llama la atención el aumento de la partida de animales vivos en 2023 y lo que llevamos de 2024, acercándose a los de carne fresca debido a la caída del censo en España. La participación de la carne congelada se ha ido reduciendo en los últimos años, aunque el aumento de 2024 es todavía provisional, ya que aún queda por incorporar los datos completos del año.
Teniendo en cuenta solo los resultados de los siete primeros meses, podemos observar como la importación de carne congelada es la que más se ha incrementado en lo que llevamos de 2024, aunque los datos globales muestren una mejora importante de la balanza comercial.
En total, las exportaciones han crecido durante estos primeros siete meses hasta alcanzar los 347 millones de euros, con incremento de la balanza positiva del 27 %, sobre un total de 307 millones de euros.
Las exportaciones de animales vivos han experimentado un notable aumento, impulsadas principalmente por las compras de Marruecos, que ha sufrido un segundo año consecutivo de sequías. En 2024, las adquisiciones del reino alauita crecieron un 350 % (en 2022 no se registraron compras), lo que ha llevado a que el conjunto de los países del norte de África represente el 61 % de nuestras exportaciones de animales, frente al 30 % del año anterior. Esto ha sido posible a pesar de la caída de hasta un 30 % en mercados como Libia.
En cuanto a la carne fresca o refrigerada, las ventas a países de Europa Occidental y Central han aumentado casi de forma generalizada en 2024, con un incremento de 1.267 toneladas respecto a los primeros siete meses de 2023. Cabe destacar el regreso de las exportaciones a Argelia, tras la pausa derivada de la crisis diplomática. En 2024, las ventas se han reanudado con fuerza, alcanzando las 2.200 toneladas de carne equivalente en canal.
Por otro lado, las ventas de carne congelada a Oriente Próximo han sufrido una disminución significativa de casi 3.600 toneladas, lo que representa un descenso del 70 %. Este retroceso ha impactado el balance global de este producto, con una caída del 36 % en las exportaciones totales. Las reducciones más pronunciadas se han registrado en Emiratos Árabes Unidos, Israel y Arabia Saudita, con caídas del 80 %, 70 % y 60 % respectivamente, como resultado del aumento de las tensiones en la región y la competencia de precios más bajos provenientes de Oceanía.
En resumen, Europa sigue siendo nuestro principal mercado para este tipo de producto, con Francia a la cabeza, debido a su significativa población que, por razones culturales y religiosas, mantiene una alta demanda de esta carne. No obstante, destaca el importante crecimiento del mercado alemán. Aunque las exportaciones hacia nuestros socios de la UE aumentaron cerca de un 40 % entre 2018 y 2021, el impacto de la inflación ha revertido esta tendencia, llevando las cifras de ventas de vuelta a los niveles de hace ocho años.
De cara al futuro, aunque la exportación de animales vivos ha vuelto a crecer con fuerza por las necesidades del norte de África, si se modifica la normativa europea de transporte se necesitarán adaptaciones importantes de la cadena para adaptarse.
Por otro lado, exportaciones de carne congelada a Oriente Medio seguirán estando condicionadas a la evolución del conflicto en la zona, especialmente en lo referente al tráfico por el Mar Rojo y a las relaciones internacionales con los países en litigio.
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