26 August 2022
La sostenibilidad se ha convertido en un pilar fundamental de la política mundial. En los países occidentales, como en los Estados miembros de la Unión Europea, se ha postulado un cambio de su entramado productivo por un modelo basado en la economía circular. El objetivo es construir una economía que no dañe al medioambiente.
Las regiones asiáticas (por ejemplo, China, India, etc.) generan la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) junto con EEUU a escala mundial. También destacan otras tantas externalidades negativas como la contaminación de masas de aguas o suelo, entre otras. Aunque los países orientales también han comenzado a tomar medidas de calado para luchar contra los impactos medioambientales.
La mitad del Producto Interior Bruto (PIB) mundial depende intrínsecamente de los sistemas naturales
Malas prácticas medioambientales
China ha acogido durante decenios la basura producida en muchas parte del mundo. Por ejemplo, varios territorios de la Unión Europea externalizaban la gestión de sus residuos en China, transportándolos hacia el territorio asiático para su “tratamiento”.
La basura mundial se ha acumulado en los ecosistemas chinos por no tratar los desechos, a pesar de poseer tecnología suficiente y de calidad para realizar su tratamiento. La situación provocó imágenes dantescas, donde se puede observar el delicado estado de salud de varios de los espacios naturales de China.
La contaminación de los ecosistemas expone el bajo control que ha realizado China sobre su cuidado y sobre el cumplimiento de los objetivos medioambientales. Aunque con el paso de los años ha desarrollado un cuerpo normativo que trata de cambiar el devenir del país, proponiendo transformar a China en una economía “verde y ecológica”.
A final de 2017, China tomó una decisión histórica: limitó la importación de algunas categorías de residuos a su territorio. En 2021 prohibió la importación total de residuos sólidos
Coste medioambiental
Muchas de las metas propuestas por China son de corto alcance hoy en día. Por ejemplo, la sanción impuesta por incumplir la cantidad de emisiones de GEI del mercado de comercio de carbono de China es de 2.960-4.450 dólares. Aunque la evolución de las iniciativas hace indicar que serán más estrictas y detalladas con el paso del tiempo.
El mayor mercado de comercio de carbono del mundo se creó en 2021 en China, compuesto por 2.225 empresas energéticas que emiten el 10-14 % de las emisiones de GEI a escala mundial
Informe y auditoría medioambiental
En febrero de 2022 entró en vigor un paquete de medias en las que se obliga a las empresas a elaborar un informe medioambiental y cargarlo en una plataforma habilitada para ello en China. Deben realizar el informe son las organizaciones que viertan sustancias contaminantes al medio, las empresas que deban ser auditadas para certificar una producción limpia y las empresas que cotizan en bolsa y emiten bonos, siempre que hayan sido sancionadas por infracciones de tipo medioambiental durante el año anterior. La sanción propuesta por el país asiático para las empresas que no implementes las acciones oscila de 1.580 a 15.805 dólares.
Según JPMorgan, le 86 % de las organizaciones que cotizan en la bolsa de Shanghái realizan dicho informe, mientas que en 2010 era del 49 %. Esta situación se ha logrado por el interés de muchas empresas de realizar dicho informe, aun cuando no están obligadas a realizarlo
Por su parte, las empresas que están obligadas a pasar una auditoría son las que exceden el límite de contaminantes, de consumo de energía o que emplean y/o vierten insumos tóxicos y nocivos. La Administración será quien identifique a las empresas que deban realizar informe. Las organizaciones que se nieguen a realizar la auditoría, falsifiquen sus controles o no informen de manera adecuada podrán ser sancionadas con multas que oscilen de 7.400 a 74.000 dólares.
Por otro lado, China concede permisos integrados para realizar vertidos de contaminantes de manera controlada al medioambiente. A mediados de la pasada década comenzó a aplicar este sistema. Anteriormente debían realizar solicitudes independientes.
Las organizaciones están obligadas a autocontrolar y conservar los registros de los vertidos, fundar un sistema contable para la gobernanza medioambiental, comunicar el estado del permiso y transferir la información pertinente a la plataforma nacional de control. La infracción en este sistema desencadena sanciones administrativas y multas de hasta 148.000 dólares, que podrán ir aparejadas de restricciones de la actividad o la clausura de la empresa.
Sistema de equilibrio
Desde 2015 China ha potenciado el desarrollo de normas para la compensación de daños ecológicos y ambientales. Por un lado el agente contaminador debe restaurar los daños medioambientales por él mismo o por un tercero encargado. Por otra parte, los daños irreparables deberán ser compensados de acuerdo con la ley e indemnizados en el marco de una restauración ecológica.
Reflexión final
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible identificados en la Agenda 2030 de la ONU ha influido en el devenir de muchos territorios. El ejemplo contenido en este artículo expone el caso de China. Se identifica cómo pretende convertirse en un “economía sostenible”. Sin embargo, algunas de las medidas e iniciativas que ha propuesto el país asiático pueden tener poco o ningún efecto en la implantación de un desarrollo sostenible en su economía.
Las sanciones económicas que puede imponer a las empresas contaminantes obedecen al principio de “quién contamina paga”, pero dicha cantidad puede ser insignificante para muchas de las grandes corporaciones de China.
El sistema de compensación de daños ecológicos también debería contemplar el reparo de los impactos medioambientales causados antes de la implantación de dicho sistema. La contaminación de muchos de los ecosistemas chinos supera con creces los valores máximos de sustancias contaminantes.
En un futuro cercano, China debería incrementar las exigencias medioambientales de su producción e implementar la triple vertiente de la sostenibilidad. Ello podría ir acompañado por una pérdida de competitividad frente al exterior. Aunque el desarrollo sostenible debe ser un criterio común por todas las sociedades del planeta.