La digitalización del sector hortofrutícola

La transformación digital y sus avances tecnológicos asociados están generando un cambio estructural en el tejido económico español y, uno de los sectores donde su impacto comienza a ser más evidente, es en la agricultura. 

Tradicionalmente percibida como una actividad arraigada a métodos convencionales, la agricultura se está viendo transformada de manera significativa por la incorporación de estas innovaciones digitales, y más aún en nuestro sector de frutas y hortalizas en invernadero.

La precisión en el uso de insumos ligado a la eficiencia es una vía para mejorar la rentabilidad de las explotaciones. Entre sus ventajas destaca ser más eficiente y sostenible con los recursos naturales.

Un ejemplo de ello es cómo, a través de sistemas de riego inteligente, se puede optimizar el uso del agua, asegurando que cada gota se utilice de manera efectiva.

De manera similar, el uso de fertilizantes y fitosanitarios puede ser ajustado con precisión en función de las necesidades específicas de cada explotación, reduciendo el impacto ambiental y mejorando la calidad del suelo a largo plazo.

El empleo de sensores en suelo es muy importante para conocer en todo momento los nutrientes del mismo, así como su grado de humedad

La implementación de aplicaciones móviles que permiten el cálculo de la dotación del agua de riego necesaria para los cultivos se ha visto incrementada durante las últimas campañas. Sin embargo, en lo referente al cálculo de un plan de fertilización adaptado a las necesidades del cultivo en todo momento no está tan implantado. 

Desde Plataforma Tierra, ponemos a disposición de los agricultores herramientas digitales tanto de riego como de fertilización para favorecer esta importante digitalización.

El uso de plataformas digitales para la alerta o detección de plagas y enfermedades es aún bajo, habiendo conseguido avances relevantes en los últimos años. De hecho, desde nuestra Estación Experimental Cajamar ‘Las Palmerillas’ estamos trabajando en distintos proyectos vinculados con esta temática.

Es importante destacar que existe un alto interés por parte del sector productor en robotizar algunas tareas, como recolección y control de plagas, entre otras, para poder optimizar los costes de explotación.

Aun así, el grado de inversión en soluciones digitales que se lleva a cabo en nuestro sector hortofrutícola está por encima de la media de la Unión Europea.

Otro aspecto relevante es la trazabilidad y seguridad alimentaria. Las nuevas tecnologías permiten un seguimiento detallado del recorrido de los productos agrícolas desde la semilla hasta el consumidor final, lo que fortalece la transparencia y confianza en la cadena de suministro. 

Además, la automatización y la robotización están permitiendo que tareas tradicionalmente intensivas en mano de obra se realicen de manera más eficiente y minimizando los errores humanos.

La digitalización ha permitido automatizar los procesos de recolección de datos y mejorar la toma de decisiones gracias a técnicas innovadoras de análisis de información.

En cuanto a los desafíos a los que nos enfrentamos, en este ámbito pueden destacar la resistencia al cambio, mejorar la capacitación de los agricultores, analizar el retorno de estas inversiones, seguir implantando medidas en ciberseguridad, así como marcar una estrategia digital clara que pueda favorecer esta transformación.

La formación es fundamental para poder contribuir a la implementación de estas nuevas tecnologías y desde Cajamar seguiremos apoyando al sector a través de nuestra extensa oferta formativa a través de jornadas, webinars, cursos, etc. 

Recientemente hemos llevado a cabo un curso titulado 'Tecnología y digitalización para producción de cultivos hortícolas en invernadero' dirigido a agricultores de cultivos hortícolas en invernadero, donde se abordaron temáticas tan importantes como gestión y control del clima, riego y fertilización, plagas y enfermedades, gestión de la explotación y robotización-mecanización. 

Cada uno de estos bloques contaba con una parte teórica y otra práctica, donde los agricultores pudieron interactuar con herramientas digitales, aplicaciones y tecnologías, a través de talleres demostrativos y visitas a pilotos en campo, donde participaron empresas e instituciones de referencia.