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Tomás García AzcárateEconomista especializado en PAC y mercados agroalimentarios
10 min

Tsunami normativo: ¿está perdiendo el norte Europa?

16 October 2023
Cadena de Valor
Economía Agroalimentaria
Normativa Europea ¿está perdiendo el norte Europa?

16 October 2023

El 29 de septiembre pasado, en el marco de la Asamblea Anual de Coexphal en Almería, tuve el honor de participar en una mesa redonda cuyo título era exactamente el de este artículo. 

Compartí mesa con dos grandes profesionales y amigos: 

  • José María Pozancos (director general de FEPEX) 
  • Ramón Armengol, presidente del COGECA (la representación en Europa de las cooperativas agroalimentarias)

El tema se las trae, los oradores y el público también. Por eso, intenté en los 15 minutos que me fueron acordados como presentación inicial, antes del interesante debate, abordar el tema con el máximo rigor del que soy capaz. 

 

 

Veamos, primero, las ventajas del desarrollo normativo europeo, a continuación los retos que este plantea, para luego concluir esbozando algunas pistas de los avances. 

Ventajas del desarrollo normativo europeo

  • Tenemos en Europa los mejores productos, con mayor garantía sanitaria y gustativa.
  • Ello nos obliga a mejorar constantemente, tanto a nivel de producción como de las industrias de insumos, de manipulación y conservación del producto y de cadena comercial.
  • Esta mejora requiere de un sólido clúster de empresas que acompañe a unos productores cada vez más profesionalizados. Esta es una ventaja comparativa europea frente a terceros países, menos desarrollados.
  • La calidad y garantía europea es reconocida por los consumidores de todo el mundo. Cuando empezaron a morir niños (¡únicos!) chinos por culpa del consumo de leche maternizada contaminada, ¿dónde fueron a buscar la leche con plena garantía los consumidores chinos? A Europa.
  • Sorprendentemente, esto es menos cierto en Europa. El consumidor da por hecho la calidad y seguridad de los productos, lo que le lleva a menudo a no diferenciar el origen.
  • Como regla general, el sistema de control en Europa funciona, el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) también y las distintas administraciones colaboran bastante eficazmente.
  • El cambio climático es una realidad. España, Almería, está en primera línea europea, pero algunos de nuestros competidores, como Marruecos o Turquía, están todavía mucho más afectados que nosotros.
  • Esta carrera constante hacia la excelencia recompensa a los mejores productores, sean grandes empresas (propiedad a menudo de fondos de inversiones o de inversores), sea organizaciones de productores cada vez más profesional y de mayor tamaño.
  • Tenemos una normativa europea que promueve la organización de la producción y su adaptación en cantidad y calidad a la demanda.

Tenemos en Europa los mejores productos, con la mayor garantía sanitaria y gustativa

Seguridad alimentaria europea

Retos del desarrollo normativo europeo

  • Esta carrera constante hacia la excelencia expulsa a la larga de la producción a los productores de pequeña y mediana dimensión, individualistas, que no se arriman a un buen árbol, una buena organización de productores. Ya lo he dicho otras veces, el agricultor familiar individualista está ya hoy condenado a muerte, aunque no lo sepa ni se dé cuenta.
  • Nuestros costes de producción son mayores que los de nuestros competidores, en otros Estados miembros (manzanas en Polonia) o en terceros países.
  • Hay siempre una franja de consumidores cuyas compras se rigen primeramente por el precio, sobre todo en un contexto en el que todos los productos ofrecen un alto nivel de garantía. Esta franja se ve aumentado en, y tras, situaciones de crisis económica como la del 2008, crisis como la del COVID o periodos de inflación alta.
  • Un producto digno ha de tener un precio digno. Muchos políticos dicen que lo entienden, pero muchos gobiernos (y bancos centrales) se ponen nerviosos ante la “inflación alimentaria”.
  • A pesar de los progresos hechos en la organización de la oferta, persiste el desequilibrio de poder en la cadena alimentaria, particularmente en productos perecederos como la leche o muchas frutas y hortalizas. Tenemos todavía demasiadas organizaciones de productores; demasiadas OP con dimensión insuficiente, demasiadas OP no suficientemente profesionalizadas.
  • Es mejor tener una ley de la cadena alimentaria que no tenerla. Es mejor tener una ley de la cadena alimentaria con buenas intenciones que con malas. Pero, por mucho que rece la ley, el mercado es el mercado, y la organización de la producción, su capacidad de evolución y adaptación es la que hace al final la diferencia.
  • La transición ecológica, la transición agroecológica, la adaptación al (y mitigación del) cambio climático es una necesidad ineludible. 
  • La transición ecológica, la transición agroecológica, la adaptación al (y mitigación del) cambio climático ha de ser inclusiva, no puede penalizar a los ciudadanos con menor poder adquisitivo, con coches más viejos, con residencias más alejadas de sus centros urbanos y de trabajo.
  • Europa es esquizofrénica, y cuando digo Europa no hablo solo de la Comisión, o del señor Timmermans; hablo de los gobiernos nacionales y de muchas opiniones públicas. No tiene los medios de su política: estoy hablando por ejemplo de los acuerdos comerciales con terceros países, de las cláusulas espejo, de los límites máximos de residuos, de que el control sanitario en las fronteras de Europa sea nacional y no comunitario, de la reducción del numero de funcionarios encargados del control en los Estados miembros (y las comunidades autónomas) así como de los medios de los que disponen. 

Por poner unas cifras a lo que estamos, por el puerto de Róterdam pasaron un total de 468,7 millones de toneladas de carga (2021); en Hamburgo fueron 126,3 millones de toneladas (2020); en Marsella, 126,3 millones (2022); y en todos los puertos españoles 545 millones (2021).

Nuestros costes de producción son mayores que los de nuestros competidores, en otros Estados miembros. Tenemos demasiadas organizaciones de productores no suficientemente profesionalizadas

Costes de produccion elevados dentro de los países miembros

Las pistas de avances

No esperen de mí ni soluciones milagro, ni promesas incumplibles. Mi ámbito de reflexión es la “utopía posible”, lo que me hace a veces, soy consciente de ello, aparecer como timorato o demasiado prudente. 

Pero hace tiempo que no creo en los Reyes Magos, que no hay soluciones sencillas a temas complejos, que todas tienen ventajas e inconvenientes, que intento promover soluciones que mejoren en lo concreto la situación y que en un debate donde prima la demagogia y el gustar al público, tengo poco que aportar.

Me irritan los que dicen en la oposición lo contrario de lo que hicieron en el poder, los que dijeron en la oposición simplezas y se encuentran hoy en el poder donde se dan cuenta que no hacen milagros, los de donde dije “digo”, digo ahora “Diego”. Me entristecen los negacionistas o los cortoplacistas. 

  • La tecnología nos puede ayudar mucho en este camino (de nuevo, una ventaja comparativa).
  • Se podría hacer un mejor uso de los instrumentos de la Organización Común de Mercado, tanto el de las interprofesiones, superando con generosidad prejuicios históricos, culturales o regionales, como el de las asociaciones de organizaciones de productores siempre comerciales, cuyas actividades se han visto considerablemente más protegidas frente a los ayatolás del derecho de la competencia, a raíz de la sentencia “endivias” de la Corte de Justicia Europea.
  • Tenemos un arma ideológica, que nos ampara: el concepto de “una sola salud”: humana, animal y vegetal.
  • Con esta arma ideológica, podemos construir alianzas con otros productores europeos (en el sector ganadero en particular), con los consumidores, con las profesiones médicas, con los defensores del medio ambiente y de la naturaleza, con los sindicatos de trabajadores, con Caritas y los bancos de alimentos... Construir alianzas es esencial en la política europea.
  • Una primera batalla es la del control en frontera de plagas y enfermedades y los protocolos que deben respetar los productos importados

El caso de las naranjas de Africa del Sur es, este caso, muy ilustrativo. España, sector productor y Administración al unísono, peleó duro para conseguir que se aprobase un tratamiento en frio obligatorio para mitigar el riesgo de contagio por ‘falsa polilla’. Existen dudas razonables sobre su cumplimiento y su control efectivo por las Administraciones nacionales responsables.

  • Una segunda batalla es la de los Límites Máximos de Residuos. Debe exigirse que, en todos los casos, se apliquen los mismos límites para los productos importados y los comunitarios, y se controlen con la misma intensidad en ambos casos. Ello exige, en varios casos, modificar Acuerdos comerciales actualmente en vigor.
  • Ambos temas anteriores pueden llevar a medidas comerciales de retorsión por parte de estos países terceros. Este riesgo, qua ya se ha manifestado en las reuniones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Ginebra. De hecho, África del Sur ha denunciado ante la OMC el nuevo protocolo.
  • En cuanto a la exigencia del respeto de otras reglas y exigencias, hay que diferenciar entre aquellas que están amparadas por un acuerdo global de aquellas que no. Como ejemplo de las primeras, y de nuevo con fuertes tensiones con los países terceros afectados, cabe subrayar la reciente entrada en vigor del Reglamento que obliga a las empresas el garantizar que una serie de productos no proceden de tierras deforestadas.
  • En el caso de no existir acuerdo internacional al respecto, y de tratarse del uso de productos cuyos residuos que no aparecen en los productos importados, la única vía posible es la negociación directa con el país exportador. Suponiendo que tiene la capacidad administrativa de control de este tipo de obligaciones (lo cual es mucho suponer), el país tercero exigirá compensaciones para aceptar el trato, sea bajo la forma de nuevos contingentes arancelarios sea bajo la forma de financiación directa.
  • Los obstáculos políticos en este camino no deben ser subestimados. Por un lado, los países e intereses importadores se resisten a la adopción de medidas que califican de no proporcionadas. Por otro, no olvidemos que Europa disfruta (y España también) de un excedente comercial agroalimentario, 16 billones de euros en 2022 y la amenaza de medidas comerciales de retorsión vuelve particularmente nerviosos a los sectores exportadores. 
  • Hay que dar tiempo al tiempo. En nuestros países, no tiramos unos zapatos viejos si no tenemos otros nuevos. Necesitamos más investigación, más presupuesto (europeo y nacional) para esta investigación; más presupuesto (europeo y nacional) para las frutas y hortalizas huérfanas con productos de tratamiento sin homologar porque no les interesa comercialmente a las firmas financiar su reconocimiento; más presupuesto (europeo y nacional) para financiar la transición agroecológica; más presupuesto (europeo y nacional) para ayudar a nuestros conciudadanos que sufren de la “inflación” (“normativa” o no) el llegar a fin de mes. 
  • “Si la educación sale cara, pruebe la ignorancia”, nos recuerdan los sabios. Si la adaptación al (y mitigación del) cambio climático sale cara, pruebe la acumulación de catástrofes (sequías, inundaciones, gotas frías, incendios, emigración climática...). El negacionismo climático también toma la forma de las promesas de ciertos políticos de disminuir los impuestos o de hacerlos menos progresivos.

Conclusión

Almería es la gran huerta europea de invierno. Necesitamos un mercado único que funcione; carreteras en las que los nacionalistas de nuestros mercados de destino no nos quemen los camiones, vacíen las estanterías de los supermercados cuando tienen nuestros productos o envíen cartas amenazantes a estos mismos supermercados; una Europa donde el esfuerzo que realizáis diariamente con la lucha integrada y la agricultura ecológica sea reconocido.

Hay un refrán chino que dice: “Se equivocan los que levantan alto la piedra para dejarla caer sobre sus pies”. Necesitamos más Europa, una Europa más fuerte y más política, nos urge menos nacionalismo y más europeísmo.

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