Digitalización, ¿es el futuro o la puerta a la expulsión de los agricultores?

(Publicado en Agronegocios el 24 de marzo 2023) 

Xavier Iraola, desde Euskadi, nos regala cada semana un artículo de opinión escrito que da voz a los agricultores y ganaderos euskaldunes. En una reciente, y muy emotiva, entradilla dedicada entre otros a glosar la figura de su amigo Joxemari, demasiado pronto desaparecido, aborda el espinoso tema de la digitalización del campo, promovida últimamente por las reglas de aplicación de la nueva PAC . 

Sostiene Xavier que: 

Se mire por donde se mire, creo humildemente que todos los pasos que se están dando, en nombre de la modernidad y de la puñetera digitalización, van encaminados a conformar un sector productivo donde los titulares se transforman en meros administrativos y supervisores de las diferentes tareas de los diversos departamentos de su explotación, más pendientes de cumplir con la normativa, que los papeles vayan bien cumplimentados, con la firma y el sello bien estampados y no tanto, de manejar bien las fincas o gestionar el rebaño. 

O en su caso, si ese no es el caso, un titular cuyas múltiples tareas administrativas y burocráticas sean subcontratadas a entidades y gestorías con lo que, una vez más, se incrementa el gasto y con ello, merma la rentabilidad

Un salto cualitativo 

La nueva PAC 2023-2027 representa un salto cualitativo importante en este proceso de digitalización. No solo estamos hablando de análisis periódicos de suelos y aguas sino, también y entre otros:

• Del futuro cuaderno electrónico de campo
• Del sistema informático central de control de prescripciones veterinarias de antibiótico
• De la solicitud electrónica de las ayudas PAC

¿Quiere esto decir que Planas “y sus mariachis” viven alejados a la realidad, como se argumenta a veces? mi respuesta es que no. 

Las tecnologías digitales son imprescindible para la competitividad económica y medioambiental del sector agroalimentario, no solo mañana sino ya hoy. La transición digital es una de las palancas para construir un futuro del campo y del medio rural. 

Ya lo hemos explicado otras veces. Si queremos avanzar hacia una agricultura sostenible económica, social y medioambientalmente, solo hay dos caminos.

El primero nos lleva a un callejón sin salida porque irrita a los mejores agricultores y actores del medio rural. Es el camino del “chocolate para todos". 

En una de mis vidas anteriores, fui enseñante en la que, en la época, se llamaba la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid. Había unos, pocos, profesores que no cumplían su horario, que venían poco e, incluso, llegaban tarde a clase. Eran de todos conocidos, incluso alguno con apellidos ilustres en nuestra profesión o en nuestro país. Pero la dirección de la Escuela, en lugar de tener la valentía de abordar de frente el problema directamente con los interesados, decidió hacernos fichar a todos. 

El “chocolate para todos” provocó el consiguiente desagrado por parte de todos los que cumplíamos.

Juntos, sí se puede

La otra alternativa, en el caso que nos ocupa hoy, es utilizar las nuevas tecnologías que nos brindan los tiempos modernos. Permiten, por un lado, conocer los datos reales de cada productor y, por otro, divulgar las mejores prácticas destacando a los vecinos cuyos resultados destacan con respecto a la media.

¿Quiere esto decir que mi amigo Xavier se equivoca en el diagnóstico que recogía al principio de este articulo? Mi respuesta también aquí es negativa pero solo parcialmente, condicional. 

Hace tiempo que expresé una formulación provocadora y por lo tanto algo exagerada. Refiriéndome al agricultor y ganadero familiar, afirmé que, si estaba solo, si se mantenía erre que erre con una postura individualista, estaba en realidad muerto. 

Utilicé el símil de los árboles que, una vez muertos, siguen en pie durante cierto tiempo hasta que una tormenta o el viento los tumba. Están muertos y no lo saben. Como en este magnífico libro de Gabriel García Márquez, el Otoño del Patriarca, el problema es encontrar a alguien que se lo diga. Pues aquí tenéis un voluntario. 

La tecnología es futuro, es una herramienta indispensable, no la única pero sí una herramienta útil. No puede, por sí sola, conseguir una agricultura y un mundo rural que se adapte al (y contribuya a) la mitigación de cambio climático. 

Pero, para todos aquellos que defendemos una posición ideológica favorable a la agricultura familiar, que militamos para mantener una agricultura de tamaño humano que contribuya a conseguir unos pueblos y unos mundos rurales lo más vivos posibles (insisto, es una actitud ideológica, otras opiniones y creencias son perfectamente legítimas también), la cooperación entre agricultores y ganaderos, las asociaciones de productores bajo sus diversas formas son la única esperanza. 

No solo se trata de crear valor con los productos, no solo se trata de conseguir un equilibrio suficiente de fuerzas en la cadena alimentaria que asegure un reparto equitativo de dicho valor, no solo se trata de que un producto digno tenga un precio digno. 

Muchas veces miramos del lado de los outputs y nos olvidamos del de los inputs. 

Su compra a precios asequibles, su gestión a lo largo de la campaña, su uso racional, son todas variables que requieren organización, formación, acompañamiento técnico objetivo y neutral, extensión agraria, investigación y desarrollo e innovación. 

Todas estas variables son inasequibles al productor familiar individual y hacen aún más difícil el relevo generacional.