15 November 2020
La cooperativa de Ivars d’Urgell trazó hace unos años una estrategia de sostenibilidad en la producción ganadera. Quieren contribuir a la mitigación del cambio climático a través de un conjunto de medidas que incluye el uso de energía renovable, la utilización de piensos más eficientes, con materias primas locales, y el compostaje del estiércol.
Su director comercial nos explica en esta entrevista cómo se puede abordar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y, a la vez, mejorar la rentabilidad en las explotaciones de vacuno de carne.
Eliseu, ¿qué importancia tiene el vacuno de carne en vuestro entorno y en la COOPIVARS?
El sector vacuno de carne tiene un gran peso específico en Lleida, con más de 1.300 explotaciones y casi 250.000 animales.
En nuestra cooperativa también tiene gran importancia:
- Cerca del 40% del pienso elaborado en nuestras instalaciones se destina a esta especie
- Contamos con 128 socios activos, en cuyas instalaciones se acaban unos 40.000 terneros al año
- El conjunto de la actividad, considerando los piensos, las leches maternizadas, el personal, los servicios y productos veterinarios, la compra de pequeños, etc., nos permite llegar a un volumen de facturación de 38,4 millones de euros anuales
¿Qué os mueve a innovar en la cooperativa en vacuno de carne? ¿en qué ámbitos estáis trabajando?
Como cooperativa que somos, nuestros socios son nuestros clientes.
Nuestro compromiso y obligación son claros: tenemos que ayudarles a ser competitivos en un sector de tanta complejidad. Perseguimos una mejora continua en todos los aspectos que son relevantes para la producción de terneros. Después de la crisis de precios de las materias primas en 2008, vimos la necesidad de tener granjas experimentales para testar los piensos, el manejo, los forrajes, y los diferentes tratamientos veterinarios.
A partir de ahí, estamos innovando para poder responder a lo que pensamos que van a pedir los mercados.
En esta línea, creemos que es importante minimizar el impacto medioambiental de la producción ganadera, y especialmente la huella de carbono, de nuestros productos. Por ello, hemos puesto en marcha un conjunto de medidas que incluyen la utilización de energías renovables en la fabricación del pienso, algunos cambios en el aprovisionamiento de las materias primas, la producción de piensos más digestibles y el compostaje de los estiércoles.
Aquí, en nuestras instalaciones, a pie de fábrica, tenemos una planta fotovoltaica, con la que cubrimos una parte de las necesidades de energía para la producción de piensos.
El sector vacuno de carne tiene un gran peso específico en Lleida, con más de 1.300 explotaciones y casi 250.000 animales
Realmente estáis abordando ya una buena parte de los objetivos que la estrategia de la granja a la mesa, que la Comisión Europea ha planteado para el sector agroalimentario. Vamos a centrarnos en el cambio climático. Los dos elementos esenciales para reducir las emisiones en vacuno son la alimentación y el manejo de estiércoles. ¿Qué hacéis en alimentación?
Nuestra estrategia se basa en suministrar a los terneros piensos de elevada digestibilidad, porque sabemos que eso significa reducir las emisiones de metano entérico.
Para ello, aplicamos una tecnología de expansión y granulación de la harina; aplicando a las materias primas unas condiciones de presión y temperatura determinadas, incrementamos la gelatinización del almidón y mejoramos la digestibilidad del alimento.
En las materias primas también hemos hecho cambios importantes:
- El primero es buscar el Km 0 para aprovisionarnos de cereales. El hecho de ser una cooperativa agroganadera permite la utilización de cereales de nuestros propios socios. Así, conseguimos autoabastecernos de gran parte del cereal que utilizamos en nuestras fórmulas.
- El segundo es eliminar la soja. Sabemos que uno de los factores que más peso tiene en la huella de carbono de la carne de vacuno es el empleo de soja como fuente proteica; el continente europeo depende totalmente de las importaciones de soja del continente americano, y una parte ella procede de zonas deforestadas recientemente en la selva amazónica.
La utilización de fuentes proteicas alternativas a la soja, como pueden ser el DDG de maíz o la colza, contribuyen de forma positiva a preservar el medioambiente. Hemos dirigido nuestra estrategia a sustituir el 100% de la soja de los piensos por fuentes proteicas mucho más sostenibles consiguiendo así piensos libres de soja.
- El tercero está relacionado con uno de los proyectos más ambiciosos en los que ha estado trabajando la cooperativa: la implantación de un modelo de doble cosecha. Este modelo permite duplicar las toneladas de cereal producidas en la misma superficie, reduciendo la dependencia de materias primas provenientes de otros continentes, sustituyéndolas por cereal de Km 0. El modelo de doble cosecha contempla el cultivo de un cereal de invierno como podría ser la cebada seguido de un maíz de ciclo corto.
Las características de humedad de este maíz en el momento de la cosecha son perfectas para ensilarlo y transformarlo, a través de una fermentación ácido-láctica, en pastone. Evitamos el secado del maíz, reduciendo las emisiones de CO2 a la atmósfera. El pastone es una materia prima altamente digestible, con un elevado contenido en ácidos orgánicos. Lo incorporamos a nuestros piensos como una materia prima más.
El doble cultivo supone también un incremento de la extracción de nitrógeno del suelo, en relación con el modelo de cosecha simple, reduciendo la filtración de nitratos a los acuíferos.
Para completar esta estrategia, hemos decidido aplicar un sistema de alimentación por fases, con cinco tipos de pienso diferentes a lo largo de todo el periodo de cebo.
De esta forma adaptamos el contenido de cada tipo de pienso a las necesidades nutricionales de cada etapa de crecimiento, optimizando al máximo los requerimientos del animal en cada una de sus fases. Conseguimos disminuir el nitrógeno y fósforo del estiércol y las emisiones de amoníaco.
¿Cómo trabajáis en la gestión de los estiércoles?
Sabemos la trascendencia que tiene la gestión del estiércol para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso hemos optado por extender el uso del compostaje. Nuestro objetivo es promoverlo en todas las explotaciones de nuestros socios. En las de cierto tamaño ya han empezado a construir plantas para poder llegar a vender un compost de máxima calidad. Serán plantas legalizadas para producir fertilizantes. En las explotaciones más pequeñas nos estamos limitando a hacer un compost más sencillo, de tres meses, para reducir el volumen, higienizarlo y aplicarlo en las tierras contiguas, por ejemplo, en frutales, horticultura, etc.
Con esta estrategia, reducís el uso de fertilizantes de origen inorgánico. Hacéis economía circular. ¿En qué ámbito territorial trabajáis? ¿Qué % de autoabastecimiento de materias primas conseguís en vuestra cooperativa?
Sí, efectivamente, reducimos el consumo de fertilizantes de síntesis.
El ámbito de actuación de la cooperativa es principalmente la provincia de Lleida, aunque tenemos socios con granjas en Barcelona y Huesca. A nivel agrícola, se reduce mucho el territorio en el que nos movemos, limitándose a aproximadamente 30 km a la redonda de Ivars d’Urgell. El nivel de autoabastecimiento en la fábrica de pienso de terneros en Torregrossa viene a ser del 70 %.
Entonces debemos ser optimistas, ¿podemos decir a los ganaderos que es posible avanzar hacia la reducción de emisiones y, a la vez, mantener la rentabilidad? ¿Habéis hecho un cálculo de vuestras emisiones de GEI?
Claro que sí. Podemos decirles que, incluso, es factible sacar una pequeña rentabilidad extra con la venta del compost, que alcanza precios entre 10 y 40 €/t, en función de la calidad.
Nosotros todavía no hemos podido hacer el cálculo de nuestras emisiones, comparando nuestro modelo actual con el anterior, pero en las próximas semanas vamos a hacerlo por dos métodos.
Otro de los objetivos de la estrategia de la granja a la mesa es reducir el empleo de antibióticos. ¿Qué estáis haciendo en ese ámbito?
En cuanto al empleo de los antibióticos somos muy sensibles; fuimos la primera empresa en unirnos al PRAN (Plan Nacional de Resistencia a Antibióticos). Desde el año 2018 no usamos antibióticos en pienso. Además, cada año calculamos los PCUs, los mg de antibiótico por kg de carne producida, y tenemos una gráfica bastante clara donde se ve el descenso anual. Además, seguimos trabajando en nuestras granjas experimentales en un uso racional.
¿Crees que la sociedad valora suficientemente el esfuerzo que estáis haciendo? Y los consumidores y clientes, ¿Cómo lo ven?
Creo que no se sabe el trabajo que estamos haciendo en las explotaciones ganaderas y en el conjunto de la producción. Siempre tenemos la sensación de que el mundo rural y el urbano estamos muy alejados. Desde el sector se hacen muchos esfuerzos para mostrar las mejoras que hacemos, pero es difícil que se vean.
Por este motivo, estamos convencidos de que las asociaciones, y en particular desde Provacuno, debemos de esforzarnos más en transmitir nuestro modelo productivo, además de las bondades de la carne.
Muchas gracias Eliseu; un placer conocer desde cerca la realidad de vuestra cooperativa y el esfuerzo de los ganaderos, técnicos y gestores.