18 December 2020
Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, digitalización es la acción y el efecto de digitalizar y define digitalizar como registrar datos en forma digital. Es decir, convertir nuestro mundo en dígitos, en ceros y en unos, para ser incorporados a sistemas de tratamiento de información.
Y es en este punto en el que arranca el verdadero poder de la digitalización porque los datos de nuestro mundo, tanto los que percibimos los humanos como aquellos que son percibidos a través de sensores, algunos de los cuales escapaban a nuestra percepción hasta hace poco, una vez incorporados a un sistema de tratamiento de la información, pueden ser utilizados por los programas adecuados de forma que nos permitan extraer y mostrar información, tomar decisiones y controlar nuestros procesos automáticamente entre otras muchas cosas.
¿Por qué digitalizar?
Pero la digitalización no solo permite hacer más cosas, en menos tiempo, mejor hechas y de forma más eficiente, aunque solo con esto ya sería interesante digitalizar los procesos. También nos va a permitir hacer cosas nuevas, cosas que, sin la digitalización, serían sencillamente imposibles.
Se suele poner el ejemplo de la empresa que, teniendo 100 personas en su departamento de administración antes de la aparición de los ordenadores, necesitaba 20 días laborables para obtener un balance contable.
Si era necesario acelerar el proceso, se podían incorporar más personas pero ese tiempo tenía un límite inferior: por muchas personas que se incorporaran, había un tiempo mínimo del que no se podía bajar porque mientras más personas se empleaban, más coordinación entre ellas se requería y esa coordinación, a su vez, también requería tiempo.
Hoy, con los sistemas de tratamiento de la información que existen en cualquier empresa, el tiempo de obtención de un balance contable es inmediato. Esto era imposible antes de la aparición de los ordenadores.
Pero los efectos positivos que la digitalización genera en una empresa no quedan ahí. Estos efectos se pueden conectar con los efectos positivos que la digitalización está generando en otras empresas y sectores y estos, a su vez, con los cambios tecnológicos y sociológicos que se están produciendo en la sociedad. Y, como ejemplo, citemos el caso del comercio electrónico.
La venta por internet
Se puede decir que hoy es fácil vender por internet. Cualquier empresa lo puede hacer a través de una tienda online propia y/o a través de distintas plataformas de comercio electrónico.
Sin menospreciar el trabajo que supone organizar la producción, la disponibilidad de existencias, la financiación de las operaciones y otros asuntos relevantes, los doy por resueltos porque quiero centrarme en otros aspectos. Y estos aspectos son la excelencia que han alcanzado las empresas de logística, las empresas de acceso a internet y las empresas de cobros y pagos a través de la red.
Este proceso, además se ha beneficiado de la excelencia de las empresas que fabrican y comercializan terminales de acceso a internet, ya sean ordenadores portátiles, tablets o los omnipresentes teléfonos móviles. Y esto, a su vez, se ha beneficiado del cambio sociológico que supone que los consumidores entren a las tiendas online para realizar sus compras, algunos por necesidad y otros por ocio.
Todos estos cambios excelentes se han conectado entre sí y han hecho posible un gigante como el comercio electrónico, algo que hace unos pocos años era imposible. Bueno, más que imposible, impensable.
En otras palabras, existen mundos de nueva creación que ofrecen nuevas oportunidades de negocio y a los que se accede por la vía de la digitalización. Sin la digitalización, esos mundos no pueden ser aprovechados por la empresa que no se digitaliza. Simplemente, no existen para ella. Pero sí existen para sus competidores.
El conocimiento de los procesos
Y hay más. La digitalización permite a una empresa conocer sus operaciones con un nivel de detalle imposible de alcanzar sin ella.
Este conocimiento permite a las empresas optimizar sus operaciones con la consiguiente mejora del rendimiento económico y de calidad de sus procesos y productos. La sensorización de equipos es potente y económica. Son muchas las aplicaciones que se pueden potenciar con estos datos.
Una de ellas es el mantenimiento predictivo. Las empresas han ido pasando del mantenimiento correctivo al mantenimiento preventivo y ahora, con los medios de la digitalización, el mantenimiento predictivo es una realidad en muchos equipos industriales.
De forma obvia, una empresa que pueda digitalizar una operación, podrá ejecutarla y/o controlarla automáticamente mediante los sistemas de tratamiento de la información. Las fábricas manejadas por ordenadores, totalmente automatizadas, son las llamadas “fábricas de luces apagadas”.
Ya existen hoy estas fábricas, en las que los operarios humanos solo supervisan que todos los sistemas realicen su trabajo y se ocupan del mantenimiento de los mismos. Esto, que es una realidad en el sector de la microelectrónica, es casi una realidad en el sector de la automoción y todos los sectores, a distintas velocidades, van encaminados hacia este fin.
Y podemos seguir citando casos de uso de la digitalización de las empresas. Y todos estos casos, que son de muy variada índole, efecto y aplicación, conjuntamente, son los que forman el concepto de Industria 4.0 o de la llamada cuarta revolución industrial.
Sin perdernos en la jungla de nombres, conceptos y siglas, lo que debemos sacar en claro de todo esto es que la digitalización permite introducir en un sistema de tratamiento de la información un proceso, de forma que humanos y ordenadores puedan trabajar conjuntamente, mejorando ese proceso y conectándolo con otros procesos, tanto internos de la misma empresa como externos realizados por otras empresas.
Y este concepto es nuevo y su novedad nace de la disponibilidad y abaratamiento de los costes de computación, almacenamiento de datos y redes de comunicaciones.
La inteligencia artificial
No quiero dejar de mencionar a la inteligencia artificial, concepto íntimamente relacionado con la digitalización y que hace posible, fundamentalmente, la extracción de información a partir de la ingente cantidad de datos que generamos y soporta la toma de decisiones por parte de los programas de ordenador.
Muchos de los métodos que hoy se agrupan bajo el concepto de inteligencia artificial se basan en desarrollos matemáticos que ya eran conocidos hace más de 300 años pero que hoy, con la potencia de almacenamiento de datos y cómputo disponible, han empezado a tomar relevancia hasta el punto de pasar a formar parte de la cultura popular.
Un plan de digitalización
Hasta ahora hemos hablado de algunas de las herramientas que forman parte del universo de la digitalización. Para digitalizar una empresa se necesita una idea, un proyecto, un plan.
Un plan que solo podemos crear las personas. Y aquí es donde las empresas tienen que demostrar su visión de futuro. Las empresas que tiene un plan podrán ponerlo en marcha y la digitalización les aportará sin duda herramientas muy poderosas para su consecución.
Existen ayudas públicas a fondo perdido para la elaboración de auditorías sobre el estado de digitalización de las empresas y elaboración, a partir de ahí, de planes de digitalización.
Y que nadie vaya a pensar que la digitalización es el bálsamo que todo lo cura. No es así. Como ya se ha dicho es una herramienta que nos permite pensar a lo grande, pensar en cosas nuevas, en cosas imposibles de hacer hace apenas unos años. Y su coste no suele ser el problema, cualquiera que sea el tamaño de la empresa.
La digitalización entraña también peligros con los que es necesario contar desde el principio. En este sentido, los elementos de ciberseguridad deben acompañar a todo proyecto de digitalización desde su fase de definición.
Todo el mundo sabe que los adivinos pueden predecir el futuro. En realidad cualquiera puede hacerlo. Solo es necesario predecirlo desde el pasado. Por ejemplo, supongamos que estamos en 1980 y somos propietarios de una librería cercana a la Facultad de Medicina de la universidad local. La librería mantiene un buen nivel de ventas y de beneficios al centrarse en distintas asignaturas de medicina y libros de ficción.
Un día cogemos la bola de cristal para predecir el futuro y vemos lo que ocurre en 2020:
- Las clases son online
- Los libros se venden por internet
- Y los estudiantes ya ni siquiera pasan por delante de las librerías
- Los precios de venta de los libros están tan optimizados que es casi imposible competir con las grandes plataformas de distribución
- Solo queda un puñado de librerías especializadas en la ciudad, que se mantienen gracias a una clientela de nicho y, además de la tienda física, tienen una tienda online por la que hacen la mayoría de sus ventas
¿Qué habríamos hecho con nuestra librería al conocer lo que iba a ocurrir en 2020? Posiblemente no habríamos podido hacer nada porque ¿dónde estaba internet en 1980? ¿quién impartía y quien asistía a clases online? ¿con qué medios tecnológicos se podían plantear esas plataformas online de venta de libros? Había tal cantidad de impedimentos prácticos que era simplemente imposible hacer nada desde nuestra posición de librero de 1980.
Pero sí podíamos haber hecho una cosa: seguir los movimientos del sector, intentando identificar aquellos que apuntaban en la dirección que nosotros ya sabíamos, gracias a nuestra bola de cristal, que iban a acabar triunfando y adecuar nuestro negocio a ellos.
Eso mismo lo podemos hacer ahora, con la pequeña diferencia de que no sabemos lo que ocurrirá en nuestro sector en, digamos, 2030. Pero sí podemos identificar claramente movimientos en los sectores económicos y tratar de identificar aquellos que nos resulten más razonables para nuestra empresa.
Para terminar, solo decir que la Unión Europea basa el desarrollo de la industria europea en el decenio 2020-2030 en dos pilares: la digitalización y la sostenibilidad. A todos los niveles, desde gobiernos a asociaciones empresariales, existen iniciativas para apoyar a las empresas en sus procesos de digitalización.
La empresa que no esté digitalizada tiene una oportunidad extraordinaria para hacerlo ya. Y la digitalización no se hace una vez y ya está. Esta requiere de una permanente actualización para mantener la competitividad que exige cada sector de actividad. Sencillamente porque la tecnología evoluciona y ofrece a las empresas nuevas oportunidades de acción en sus operaciones.
Las empresas tienen una tarea titánica ante sí. La tecnología ha puesto a todas las empresas a competir en la misma arena. La digitalización proporciona las herramientas para competir en esta lucha. No se trata de que el empresario se tenga que convertir en un tecnólogo.
Solo se trata de que el empresario tome la decisión de digitalizar su empresa y utilice algunos de los numerosos recursos que la industria de la tecnología pone a su alcance. La empresa que no esté en esta dinámica, desgraciadamente, acabará perdiendo competitividad y terminará por desaparecer.
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