Mercosur: ¿solución o lastre para el desarrollo agroalimentario?

En las últimas semanas, la Asamblea Nacional de Francia ha emitido un juicio que arremete contra los principios agrícolas y medioambientales del acuerdo Unión Europea-Mercosur. 

Elisabeth Borne, primera ministra de Francia, indicó lo siguiente: “No podemos firmar un tratado comercial con un país que no respeta la selva amazónica, que no respeta el tratado de París (sobre el clima). Francia no firmará el acuerdo con Mercosur en estas condiciones".

En primer lugar, desde el Ejecutivo francés, se indica que el contenido del acuerdo arremete contra los principios del Desarrollo Sostenible, y llevan a no cumplir con algunas normativas que tienen como objetivo reducir la huella medioambiental de la Unión Europea, como el aprobado el pasado mes de diciembre de 2022, que pretenden reducir la deforestación causada por sus Estados miembros.

Las zonas F y G muestran los fuegos por agricultura en Brasil

En segundo lugar, también se muestra en contra de que los agricultores y los ganaderos extranjeros puedan exportar alimentos a la Unión Europea sin respetar la normativa de sanidad europea, pues supondría una competencia desleal entre los productores primarios extranjeros y los franceses, al jugar “con una reglas distintas”, donde al tejido de producción agrícola y ganadero no puede usar gran cantidad de insumos que se encuentran permitidos en los países americanos. 

Con la posición del Gobierno Francés se frena el progreso del acuerdo Mercosur. No obstante, algunos Estados miembros, como España, indican que es necesaria la firma del acuerdo para frenar la expansión de China en el mercado Sudamericano, debido a que se pueden incrementar las cotizaciones de diversos productos agroalimentarios durante los próximos años. 

Brasil es el principal proveedor de grano de la zona euro

Con las demandas francesas, aunque velan por la estabilidad de su sector primario, se busca incluir algunas barreras comerciales. Sin embargo, son de sentido común, si en el territorio europeo se encuentran vigentes diversas disposiciones y reglamentos que establecen los criterios de producción y consumo de los alimentos por parte de los europeos o la reducción de la huella medioambiental de la zona euro. 

La Unión Europea no debe “exportar” su huella medioambiental 

Desde el punto de vista normativo, soy el primero que aboga por aplicar un mayor control sobre la producción de alimentos que se realiza en la Unión Europea, para que así se reduzcan las externalidades negativas tanto de carácter socioeconómico como de carácter medioambiental. 

Acuerdos comerciales sí, pero que se garantice la competencia en igualdad de condiciones entre la producción intra y extracomunitaria

No obstante, no se puede exigir unos principios de producción más restrictivos a nuestros agricultores y ganaderos, pues supone una desventaja que se traduce con una pérdida de rentabilidad y, en consecuencia, un deterioro socioeconómico de muchos sistemas de producción locales y de carácter local, pretendiendo mejorar su estado posteriormente con inversiones públicas, cuando por otro se les lastran en gran medida.