21 July 2023
Como todos los años, con el aumento de las temperaturas, comienzan las restricciones para actividades en las zonas forestales y las campañas de concienciación para evitar los tan temidos incendios en estas zonas.
Los incendios forestales pueden causar daños significativos a los ecosistemas locales, afectar a la calidad del aire y representar un gran riesgo para la naturaleza y las comunidades cercanas.
Precisamente para este verano, la Unión Europea ha elevado la alerta por incendios después de lo sucedido en 2022 y advierte de que tenemos que estar más concienciados y preparados que nunca.
En paralelo, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés: ‘World Wildlife Found’) ha publicado un informe llamado ‘Incendios extremos e inapagables. Propuestas para favorecer paisajes vivos, diversos, resistentes y resilientes’, donde se aborda el problema de los incendios forestales y su evolución en España, así como posibles medidas y soluciones.
Un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza destaca que 2023 podría llegar superar a 2022 en siniestralidad, ya que los incendios forestales son cada vez más extremos, devastadores y difíciles de apagar
El cambio climático, el aumento de la temperatura, los períodos de sequía extrema y la aridificación del suelo son algunas de las causas que hacen que cada vez se den con más frecuencia las condiciones perfectas para que se produzcan oleadas de incendios.
Este hecho también ha provocado que la intensidad y peligrosidad de los grandes incendios no haya parado de crecer en los últimos años.
Evolución de los incendios forestales en España
Según el estudio de WWF, en los últimos 20 años el número de incendios refleja una tendencia a la baja en España. Esto ha sido gracias a la concienciación ciudadana, el endurecimiento de la ley y especialmente a la creación del Ministerio de Medio Ambiente en 2007.
Entre 2013 y 2022 el número de siniestros disminuyó un 39 % en España con respecto a la década anterior
Esto ha provocado que, en líneas generales, la superficie quemada por estos incendios también sea menor.
Hasta 2022, la media de la superficie afectada se había reducido en un 21 % con respecto a la década anterior.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. A pesar de esta reducción, los incendios forestales son cada vez más grandes, destructivos y difíciles de apagar.
El año 2022 pasó a la historia como uno de los más devastadores en cuanto a incendios forestales se refiere. Se quemaron alrededor de 310.000 hectáreas por todo el país, lo que supuso un 40 % de la superficie total que ardió en Europa. Esto convirtió a España en el país europeo con mayor superficie quemada en 2022.
A pesar de la reducción del número de incendios forestales, estos son cada vez más grandes, destructivos y difíciles de apagar
Además, se identificaron 61 grandes incendios forestales (GIF), tres veces más que el promedio anual de la década, según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS).
Otro característica preocupante del informe de WWF, es el aumento en de la intencionalidad en los incendios forestales, ya que casi el 55 % de los incendios son intencionados. Dato que ha experimentado un ascenso y que revela la existencia de graves conflictos sociales y económicos en el medio rural.
El 55 % de los incendios son intencionados
Este verano, a juzgar por cómo fue 2022 y cómo han transcurrido los primeros meses de 2023, hay que estar muy alerta en las zonas con alta probabilidad de incendios para intentar evitar la propagación de grandes fuegos.
2023 podría ser el año con mayor superficie quemada de los últimos 10 años
En 2023, la temporada de los incendios empezó antes de tiempo, algo que pudo estar propiciado por las anómalas y altas temperaturas de primavera y la alarmante sequía.
Según los últimos datos de EFFIS (actualizados a 16 de julio de 2023), en lo que llevamos de año, los incendios forestales ya han quemado alrededor de 70.000 hectáreas de superficie en España.
Esta cifra, que en mayo era de 47.784,98 hectáreas, ya suponía casi el triple de hectáreas quemadas que en el mismo período de 2022.
A mes de mayo del presente 2023, en España ya se había quemado el triple de hectáreas que en el mismo periodo de 2022
De hecho, estos datos representan el 54,5 % de la superficie quemada en ese período en los 23 países de la Unión Europea, de los que EFFIS ofrece información.
Esto convierte a 2023 en el año con mayor superficie quemada en la temporada enero-mayo de los últimos 10 años.
Sin embargo, el número de incendios registrados en ese período en 2023 ha sido de 4.308, que en comparación con los 4.179 de 2022 no representa un cifra tan distante.
Estos datos reflejan que, aunque este año no se han producido muchos más incendios, estos han quemado más hectáreas que los del año pasado en ese período.
Por tanto, la diferencia está en el aumento de los grandes incendios (GIF), es decir incendios que superan las 500 hectáreas de tierra quemada.
De enero a mayo de 2023, 15 de los incendios fueron catalogados como GIF. Un dato alarmante, en comparación con los cuatro de media de la última década.
El primer GIF del año en España quemó cerca de 5.000 hectáreas en el Alto Mijares (Teruel y Castellón), con un comportamiento absolutamente atípico para esa fecha.
El incendio forestal más grave de 2023 se produjo el 17 de mayo, cuando se quemaron más de 10.000 hectáreas en Pinofranqueado (Cáceres).
Además, destaca la oleada de incendios que azotó Asturias, donde se estima que se quemaron cerca de 35.000 hectáreas, convirtiendo su marzo en el peor desde 2017.
Según la página oficial de RTVE, donde podemos ver los incendios del país a tiempo real, estos han sido algunos de los grandes incendios en los 5 primeros meses de 2023:
A este gráfico se le podría añadir el actual incendio de La Palma, declarado el sábado 15 de julio en Puntagorda, y que ya ha sido estabilizado.
Se calcula que este gran incendio, el cual se ha visto alimentado por las altas temperaturas y la dirección favorable del viento, ha quemado alrededor de 3000 hectáreas y ha obligado a desalojar a unas 4000 personas. Este dato elevaría a unas 73.000 las hectáreas quemadas en España en lo que va de año.
Este contexto, marcado por un comportamiento atípico en la propagación del fuego, revela un nuevo paradigma para los incendios extremos, los cuales se están empezando a producir incluso fuera de temporada, algo que ha hecho saltar todas las alarmas.
Los inapagables y devastadores incendios de sexta generación
La cantidad de grandes incendios (GIF) en España no ha parado de crecer desde 2013, más de un 21 % respecto a la década anterior.
Los grandes incendios (GIF) solo suponen el 0,22 % del total, pero son los culpables del 40 % de la superficie afectada
Dentro de los GIF podemos encontrar un tipo de incendios relativamente nuevo, los incendios de sexta generación o megaincendios.
Estos se caracterizan por ser inestables, voraces, muy destructivos y totalmente impredecibles.
Los incendios de sexta generación son incluso capaces de modificar las condiciones meteorológicas, provocar tormentas de fuego o pirocúmulos e impactar de forma dramática en pocas horas
Este tipo de incendios también se conocen como los incendios de la era del cambio climático, ya que se atribuyen en gran medida a los efectos de este, como las condiciones más secas y calurosas, las cuales son ideales para su propagación.
Además, se caracterizan por lo difíciles que son de apagar, debido a su rápido avance y voracidad. En ellos los servicios de extinción se quedan insuficientes y se dice que la única medida eficaz es la prevención.
El riesgo aumenta por las temperaturas extremas
Hay tres factores claves que favorecen la probabilidad de incendios: la temperatura, los fuertes vientos y la baja humedad relativa.
Según los expertos, con una temperatura superior a los 30 °C, unas rachas de viento superiores a los 30 km/h y una humedad relativa menor al 30 % (regla del 30-30-30) se eleva notablemente el riesgo de que comience un incendio forestal. Condiciones que, a su vez, también hacen que sea más difícil su extinción.
Otro factor son las denominadas tormentas secas, es decir, aquellas que tienen escasas precipitaciones, pero rayos y truenos, los cuales son la principal causa de incendios naturales.
La Dirección General de Protección Civil y Emergencias del Ministerio del Interior ha advertido de la amenaza que suponen las altas temperaturas de las olas de calor este 2023 para los incendios forestales, de acuerdo con las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
Sin embargo, aunque esto potencia el riesgo de incendios, el aumento de la magnitud de estos incendios viene dado por la confluencia de diferentes factores.
En general, el fuerte despoblamiento rural, con su consecuente envejecimiento y abandono de las técnicas agrícolas tradicionales, unido a la ausencia de políticas forestales que gestionen el territorio y a las condiciones climáticas extremas, han convertido el paisaje en un caldo de cultivo perfecto para incendios.
Estas condiciones también han provocado que los períodos de máximo riesgo de incendios sean cada vez más amplios y ya no se ciñan exclusivamente a los meses de verano.
Soluciones y medidas de prevención contra los incendios forestales
El WWF y 57 miembros de la Comunidad de Incendios Forestales en España deliberaron sobre nuevas estrategias para una gestión efectiva y segura de los grandes incendios forestales.
Todos coincidieron en que, si bien no queda mucho margen temporal, aún estamos a tiempo de evitar el colapso de los sistemas forestales españoles y de proteger a la ciudadanía.
A falta de un nuevo impulso a todos los niveles en materia de prevención y herramientas de extinción, la alternativa más viable consiste en una verdadera acción colectiva y preventiva, que consiga adaptar el territorio a paisajes vivos, diversos, resistentes y resilientes a los grandes incendios. Para ello es necesario:
- Planificación y gestión del territorio eficientes: su objetivo sería crear paisajes agroforestales planificados, para lo que se necesita impulsar el desarrollo rural con sistemas de producción ecológica, ganadería extensiva y silvicultura sostenible.
- Corresponsabilidad social: la población debe estar educada en el uso del fuego y tener conciencia de su impacto y riesgo, tomando medidas preventivas como evitar hacer fuegos en épocas de alto riesgo.