16 August 2022
Las olas de calor que este verano han asolado Europa han traído de la mano una ola de incendios que ha puesto en jaque a todo el continente. Estos voraces incendios ya han quemado miles de hectáreas y obligado a evacuar a decenas de miles de personas.
Aunque los incendios en verano son algo ‘normal’, la característica más destacable de esta ola de incendios es que está catalogada como inusual debido a:
- Incendios fuera de estación. Lo normal en verano es que la alerta de incendios aumente en agosto y que al principio del verano no sean tan frecuentes ni extremos.
- Alta intensidad de los incendios. La mayoría de incendios actuales son difíciles de extinguir, mueren por inanición cuando han quemado todo lo que se podía quemar o bien porque llueve. Se dice que llegan a liberar la misma energía que una o más bombas atómicas y los recursos para la extinción se quedan cortos. Este tipo de incendios son cada vez mayores.
- Simultaneidad de grandes incendios. Lo que los hace muy inusuales no es el número, sino la simultaneidad de incendios de gran intensidad, activos a la vez y casi imposibles de apagar, que dificultan las labores de extinción.
Sin embargo, lo más preocupante es que esta inusual y terrible situación, en unos años, acabará siendo algo normal en el continente.
Incendio forestal en Ourense, Galicia.
¿Cuáles son las causas de la ola de incendios en Europa?
Los incendios forestales siempre han existido y, dentro de unos límites, ayudan a la regeneración de los ecosistemas.
Como hemos comentado arriba, el problema es que estos incendios no son normales. Los bomberos los catalogan de incendios de 5.º o incluso 6.º grado por su frecuencia e intensidad. Existen diferentes tipos de incendios y pueden clasificarse en 6 generaciones:
- Incendios de Primera Generación: los fuegos ganan velocidad en zonas de cultivo sin utilizar. Se caracterizan por su continuidad.
- Incendios de Segunda Generación: la vegetación empieza a expandirse por los cultivos abandonados. Como cada vez hay más masa de vegetación continua por la que el fuego puede avanzar, estos incendios se propagan rápidamente, siendo esta su principal característica.
- Incendios de Tercera Generación: la población se concentra en las grandes ciudades mientras que el campo se vacía. Sin vigilancia ni cuidado los incendios ganan intensidad y consumen toda la masa forestal de la zona en la que se inician. Se caracterizan por su intensidad y por ser capaces de generar nuevos focos a largas distancias.
- Incendios de Cuarta Generación: suelen producirse en urbanizaciones y extenderse por casa y jardines. Son incendios muy voraces y peligrosos.
- Incendios de Quinta Generación: se caracterizan por la simultaneidad. Son grandes incendios dinámicos y de mayor alcance que se desatan a la vez lo que produce el colapso de los servicios.
- Incendios de Sexta Generación: el cambio climático ha creado las condiciones perfectas para desencadenar el fuego. Son impredecibles y pueden incluso cambiar las condiciones atmosféricas o el clima, desatando tormentas de fuego, por lo que solo se puede llevar a cabo una estrategia defensiva y de prevención.
Una de las principales causas, o más bien agravante del riesgo de incendios en el territorio europeo, la encontramos claramente en el cambio climático y los efectos derivados del mismo. Aunque no es la única. Existen diversos factores que provocan y aumentan el riesgo de que se produzcan incendios.
Cambio climático
El cambio climático aumenta las condiciones cálidas y secas que ayudan a que los incendios se propaguen rápidamente, ardan por más tiempo y avancen con mayor intensidad.
La sequía, las altas temperaturas y las tormentas eléctricas son los efectos más destacados derivados del calentamiento global, que propician la aparición y propagación de los incendios.
Las zonas más húmedas que solían actuar como cortafuegos, por ejemplo fondos de valle, se vuelven tan secas como las de su alrededor. Es decir, el paisaje se vuelve uniformemente seco.
Las dos olas de calor que han asolado Europa en lo que va de verano han dejado récords históricos de temperaturas en algunos países. El clima cálido extrae la humedad de la vegetación, convirtiéndola en combustible seco que ayuda a que los incendios se propaguen. Estas elevadas temperaturas empujan los incendios forestales a regiones que no están acostumbradas a ellos y, por tanto, menos preparadas para hacerles frente.
A esto hay que sumarle la potencial sequía en la que se encuentra Europa, debido también a la escasez de lluvias, las altas temperaturas y el deficiente uso del agua.
Todo esto ocurre especialmente en el sur de Europa, donde el aumento de las condiciones meteorológicas que propician los fuegos (altas temperaturas, sequías, tormentas eléctricas y fuertes vientos) hacen que los incendios de verano sean una terrible y nueva ‘normalidad’.
Éxodo rural
Los expertos defienden que, aunque el cambio climático sea un agravante de los incendios forestales, la principal causa de estos es el éxodo rural.
La migración masiva del campo a las ciudades en las últimas décadas ha dejado los bosques y zonas rurales descuidados, expuestos a las sequías y las olas de calor
Los bosques están llenos de material combustible. Esto incluye cosas como troncos de árboles muertos, ramas caídas, hierba y hojas secas. Las zonas agrícolas abandonadas empiezan a cubrirse de estos bosques y por tanto de más combustible.
Es este el motivo por el que tenemos un riesgo de incendios sin precedentes, porque nunca ha habido tanto material inflamable y una pequeña chispa puede desatar un enorme incendio.
Negligencias y descuidos
En Europa, al menos 9 de cada 10 incendios son causados por actividades humanas: incendios provocados, barbacoas, cigarros, vehículos, fallos eléctricos, cristales, etc. Aquí se incluyen tanto los incendios provocados de manera intencional por intereses económicos o personas con patologías que les empujan a ello, como los provocados por descuidos y de manera no intencionada. Y por supuesto, también entra en juego la mala gestión por parte de las administraciones públicas en algunos territorios o la gestión forestal y de los recursos.
Se estima que entre los causados por el ser humano, alrededor del 40 % son debidos a negligencias, malas prácticas o accidentes de las personas. Y nada menos que el 35 % son intencionados
¿Cuáles son las consecuencias de los incendios en Europa?
Los incendios forestales producen diversos y graves daños ambientales.
No todos los incendios y sus consecuencias son de la misma magnitud. Hay incendios especialmente violentos que obligan a desplegar un gran número de efectivos como es el caso de los incendios de quinta o sexta generación.
También se conocen como incendios de última generación. Son calificados así por su capacidad destructiva, pero si hay algo que los distingue del resto es su agresividad y lo difícil que puede llegar a resultar su extinción, como ha sido el caso de buena parte de los incendios actuales. Entre algunas de las consecuencias más importantes podemos destacar:
Pérdida de biodiversidad
En los bosques el fuego puede tener efectos catastróficos para las especies de fauna y flora, no solo porque les causa la muerte por quemadura o asfixia, sino también porque a la larga provoca efectos indirectos como la desaparición de hábitats o ecosistemas, territorios, protección y comida. Esto desequilibra el desarrollo de la vida cotidiana de todas la especies y por ende, de la cadena alimentaria.
Calidad del aire y cambio climático
Los incendios forestales emiten dióxido de carbono, aumentando los niveles de este en la atmósfera y contribuyendo al efecto invernadero y al cambio climático. Además generan cenizas y destruyen nutrientes, empeorando notablemente la calidad del aire.
Otra consecuencia destacable es que los incendios pueden crear su propio clima y generar nuevos focos. Las columnas de humo de los incendios se elevan, se enfrían y forman unas nubes llamadas pirocumulonimbos que pueden provocar tormentas eléctricas cuyos rayos lleguen a causar más incendios.
Erosión del suelo
Tras el fuego el terreno queda completamente erosionado, y su capacidad de regeneración natural disminuye. La propia erosión también llega a provocar inundaciones torrenciales y corrimientos de tierra. Cuando las temperaturas de la superficie alcanzan niveles de entre 176 y 204 °C la capacidad del suelo de retener el agua disminuye, lo que se traduce en que el agua de las lluvias corra y no se absorba. Así el suelo comienza un proceso de desertificación, donde puede llegar a morir por completo.
Un problema de salud pública
Lamentablemente se sabe que la frecuencia e intensidad de las olas de calor aumentará con el cambio climático. Durante estas, la mortalidad aumenta porque el organismo se descompensa, afectando sobre todo a personas mayores o con patología previas.
Además, a nivel mundial, los incendios forestales son responsables del 5 % al 8 % de los 3,3 millones de muertes prematuras anuales por la mala calidad del aire, según el grupo climático Carbon Brief.
Principales países afectados por la ola de incendios
Julio se ha caracterizado por la ola de incendios que ha barrido el continente. Los servicios de extinción han luchado las últimas semanas contra numerosos incendios en la zona sur de Europa. El Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS) anunció que 19 países estaban en peligro extremo. Los países mediterráneos han sido los territorios más afectados por los incendios forestales.
Grecia
Grecia ha llegado a sufrir hasta 53 incendios en 24 horas. Una deflagración alimentada por vientos huracanados ha arrasado montañas al norte de Atenas, que ha obligado a múltiples evacuaciones. El incendio más destacable ha sido el del parque Nacional de Dadía, donde se han quemado hasta 2.500 hectáreas de parque nacional.
Francia
Ha vivido una situación crítica con dos grandes focos el departamento de Gironde, cerca de la ciudad de Burdeos, que han arrasado hasta 21.000 hectáreas de vegetación. Estos se han caracterizado por la dificultad para poder controlarlos y porque han provocado la evacuación de unas 37.000 personas.
Italia
En Italia, la situación es muy grave, considerado uno de los países más perjudicados. Se han llegado a producir hasta 30.000 incendios en el último mes. Las temperaturas han alcanzado los 42 grados, manteniendo activos hasta 25 incendios durante varios días de grandes dimensiones alimentados por la sequía extrema.
Hace una semana, 16 grandes ciudades (incluyendo Roma, Florencia, Génova, Milán y Turín) activaron el máximo nivel de emergencia por las altas temperaturas.
Según un informe publicado este viernes por el Instituto Italiano para la Salud del Planeta (LIPH), hasta la fecha en Italia se han quemado 159.537 hectáreas.
Portugal
Una de las regiones más afectadas, ha llegado a tener hasta 120 fuegos activos a la vez. La última semana seguía en alerta, pero con los incendios controlados. Estos incendios han acabado con más de 12.000 hectáreas.
Los más preocupantes se produjeron cerca de la ciudad de Pombal, donde se extendieron rápidamente debido a que la zona estaba ocupa por pinos y eucaliptos, que son altamente inflamables.
Imagen de los incendios activos en tiempo real en Europa proporcionada por la NASA el 26/07/2022.
Los incendios en España
El 38 % de toda la superficie quemada en Europa en 2022 está en España. En lo que va de año, el fuego ha arrasado en total más de 222.800 hectáreas, según las estimaciones del Sistema de Información Europeo de Incendios Forestales (EFFIS), convirtiendo a nuestro país en uno de los más afectados y a 2022 en el peor año del siglo XXI en cuanto a número de hectáreas afectadas.
Galicia es unas de las comunidades más dañadas con cerca de 37.000 hectáreas arrasadas por los incendios según el satélite Copernicus. Dentro de los incendios más grandes de la región nos encontramos con el de O Courel, Valdeorras o Arbo en Pontevedra.
Los peores incendios han coincidido con las dos grandes olas de calor del año, y en ambos casos el fuego más grave ha afectado a la Sierra de la Culebra, en Zamora.
Estos no han sido los únicos, también se han producido otros grandes fuegos en Andalucía, Valencia, Navarra, Nonaspe y Ateca (Zaragoza), Los Realejos (Tenerife), el Bages (Barcelona), Ladrillar (Las Hurdes) y el Jerte (Extremadura). Todos ellos han obligado a evacuar alrededor de unas 11.000 personas.
Desde finales de los setenta, nuestro país ha sido víctima de más de 620.000 incendios. Aunque la despoblación ha marcado la dinámica de los incendios forestales. El incremento de la intencionalidad es uno de los factores más preocupantes: solo en la última década, más de la mitad han sido provocados.
En el siguiente gráfico se puede apreciar el volumen de hectáreas que se han quemado por país en Europa en lo que va de año.
El Gobierno aprobó este mes un decreto para reforzar la coordinación en la prevención y extinción de incendios, así como para la restauración de las zonas afectadas. Todas las administraciones competentes deberán tener planes de defensa de incendios todo el año.
Ante estas medidas, agricultores y ganaderos insisten en la necesidad de su inclusión en los planes contra incendios, ya que son los que están en el terreno todo el año y los que mejor podrían gestionarlo.
La organización COAG pide que se integre la ganadería extensiva en los planes de prevención y gestión forestal, pues ayuda a la regeneración y conservación del ecosistema aportando diversos beneficios:
- El pastoreo elimina material de combustible
- Reduce el carbono del suelo
- Mantiene vivos los pueblos
- Produce alimentos
- Sirve para controlar los posibles incendios y reducir sus consecuencias
¿Cómo podemos prevenir estos incendios?
La zona de incendios se está expandiendo en latitud y en altitud. Los grandes incendios en zonas de Europa donde hasta ahora eran raros, como los países del norte, son cada vez más comunes. Incluso zonas de montaña, como los Alpes y los Pirineos, son cada vez más inflamables.
La época en la que los incendios se apagaban con agua se ha acabado. Estamos viendo el resultado de décadas de dejadez en la gestión del territorio y el cambio climático
Pretender que no haya incendios tampoco es la solución ni algo realista, así como culpar en exclusiva al cambio climático. La solución al problema de los incendios forestales es compleja.
Dado que la nueva generación de incendios supera nuestra capacidad de extinción, la principal medida que debemos tomar es aumentar el control y la prevención extrema de los mismos. Es fundamental que la población tome conciencia del riesgo y extremen las precauciones. Se puede consultar el índice de riesgo de incendios por zonas en nuestro país en el mapa de incendios publicado por AEMET.
Por otro lado, quizás una de las mejores maneras de prevenir el fuego sea, como hemos visto en el punto anterior, intentar devolver la actividad a las zonas rurales y gestionar mejor los recursos, recuperando y apoyando actividades como las trashumancia y la ganadería extensiva.
Hay que centrar los esfuerzos en promover y generar economía rural, consiguiendo así un mayor control de las zonas forestales y reduciendo la cantidad de combustible para el fuego en sitios estratégicos.