Economía Circular en Agricultura

Cambio Climático
Economía Circular y Bioeconomía
Manejo de Cultivos
Producción Vegetal
Sostenibilidad
Nuevas fuentes nutricionales de origen natural y producidas de modo más sostenible.

Centro y equipo del proyecto

Responsable del proyecto

  • Foto de Alicia González Céspedes
    Estación Experimental Cajamar

Ámbito y alcance

  • Ámbito del proyecto:Autonómico
  • Tipo de financiación:Propio
  • Línea de trabajo:Bioeconomía
  • Taxonomía:Economía circular

Contenido

La agricultura intensiva almeriense es un ejemplo de producción sostenible, donde se hace un uso eficiente de los recursos y un menor impacto en términos de huella ecológica. La producción hortofrutícola española es un sector clave de la nueva bioeconomía y debe mantenerse sostenible económica, social y ambientalmente. El rápido desarrollo de nuevas variedades es hoy habitual y la eficiencia en el uso de fertilizantes y enmiendas orgánicas, agua y energía, los sistemas integrados de control de plagas, enfermedades y malas hierbas, así como la agricultura de precisión son imprescindibles. Los nuevos biofertilizantes y fitosanitarios permiten a los cultivos adaptarse a las nuevas condiciones agroecológicas, resistir a estreses bióticos y abióticos, o incorporar nuevas funcionalidades. Sin duda, la reutilización de todos los propios residuos y subproductos de su entorno, para la obtención de productos fertilizantes de valor añadido adecuados a los cultivos hortofrutícolas supondrá una mejora en la eficiencia y sostenibilidad de estas actividades.

El sector de las frutas y hortalizas supone la mitad del valor de la producción agraria andaluza. La mayor parte del mismo se debe a la horticultura intensiva, un sector dinámico, donde gran porcentaje de las producciones se destinan a la exportación. En la campaña 2017/18 la producción de hortalizas en Almería se cifró en 3.256.594 t, donde el 80 % se destinó a la exportación, por valor de más de 2.400 millones de euros, según el Informe hortofrutícola de la campaña 2017/18 de Cajamar.

Uno de los problemas que tiene la agricultura intensiva es el volumen de residuos vegetales que genera. Además del calendario para esto, ligado a los ciclos de producción de los diferentes cultivos a lo largo de todo el año, en los invernaderos, se generan residuos vegetales que están formados por destallados, deshojados y frutos no comerciales.

Se debe analizar y avanzar en modelos de producción agrícolas sostenible en consonancia con las tendencias en economía circular y eficiencia en el uso de los recursos. En el modelo actual, los nutrientes para fertirrigación proceden de fertilizantes minerales de fuentes fósiles, que incrementan la huella de carbono de los productos agrícolas y reducen su aceptación por parte de los consumidores.

Los objetivos que se plantean en este proyecto son analizar y evaluar nuevas fuentes nutricionales de origen natural y producidas de modo más sostenible, unido a un uso más eficiente del agua de riego y el control biológico de plagas y enfermedades, y contribuir así a una agricultura más sostenible en todas sus vertientes. Estudio de nuevos biomateriales, como bioplásticos, para empezar a reducir el uso de plásticos de origen fósil, empezando por aquellos plásticos que se usan en la industria agroalimentaria y plásticos de menor densidad que se usan en agricultura como los acolchados.

Coordinador:

Fundación GRUPO CAJAMAR