20 January 2023
La evolución agrícola ha llevado a desligar la intervención humana de las actividades del campo. En la actualidad, diversas empresas tecnológicas han desarrollado tractores que permiten desde mejorar la conducción de los equipos de potencia hasta la conducción autónoma por la explotación agropecuaria.
El ser humano ha perseguido mejorar la eficiencia de las tareas para aumentar su productividad. Por ello, ha pretendido mecanizar y automatizar las tareas y, actualmente, desea robotizarlas. Tal y como recoge el Diagnóstico y análisis de la situación de partida del Observatorio para la Digitalización del Sector Agroalimentario.
El acto de mecanizar se define como la implantación de máquinas para realizar las operaciones de campos diversos, automatizar se define como la conversión de ciertos movimientos en movimientos automáticos o indeliberados, mientras que robotizar se refiere a automatizar acciones u operaciones mediante la utilización e instalación de robots.
La implementación de robots al campo puede hacer más atractiva la agricultura para los jóvenes
De la motorización a la robotización
El surgimiento de la motorización del campo agrícola comenzó con la Revolución Industrial en Inglaterra. En dicho periodo la ejecución de actividades como la labranza de los cultivos comenzaron a realizarse con locomóviles.
Con este primer hito, se consiguió disminuir progresivamente la mecanización animal por unidades de potencia que dependían de fuentes de energía externas, las cuales aumentaban la capacidad de trabajo y disminuían la mano de obra que demandaban los campos agrícolas.
Sin embargo, dicha motorización no adquirió un crecimiento hasta la llegada de la Revolución Verde. Asimismo, la producción de alimentos comenzó a expandir su demanda de petróleo para satisfacer los requerimientos de energía de la nueva maquinaria agrícola que podían hacer frente a superficies de cultivo mayores con unas cargas de trabajo más altas.
Los usos de esta maquinaria son diversos, pues se pueden emplear en numerosas actividades agrícolas como la rotulación del terreno, el trasplante, la aplicación de fertilizantes y fitosanitarios o la recolección de los productos alimentarios, entre otros.
Asimismo, en España, se inscribieron 35.505 unidades de maquinaria en 2021, de las cuales 11.593 correspondían a tractores, por lo que continúa el crecimiento que experimentó el parque de tractores español desde 1961. A pesar de las cifras, la inscripción de las unidades de potencia ha disminuido en los últimos tres lustros, por lo que la tasa de ascenso anual también ha descendido.
El registro de maquinaria en España ha descendido un 30,9 % desde 2007
Actualmente, se desea aplicar una nueva transformación en el sistema agroalimentario en materia de maquinaria, la cual consiste en robotizar el campo. Se pretende desligar por completo la mano de obra que demanda la agricultura en tareas como, por ejemplo, la rotulación del terreno o la recolección de los productos agroalimentarios por unidades de potencia totalmente autónomas que operan con complejos sistemas de inteligencia artificial.
Las razones por las que se pueden demandan dicho cambio son varias, pero una de las principales es la pérdida de rentabilidad que han sufrido las explotaciones agropecuarias en los últimos años, a causa de la estabilidad de los precios en origen que han padecido algunos subsectores y el incremento generalizado de los costes de producción. La robotización puede permitir, en primer lugar, reducir la dependencia de mano de obra y, en segundo lugar, lograr una jornada ininterrumpida de trabajo que puede expandir la productividad del campo.
Niveles de conducción
En la actualidad, los sistemas de conducción asistida o autónoma de la maquinaria agrícola se pueden dividir en tres niveles:
- El primero de ellos es el más básico y consiste en dotar al conductor de la maquinaria agrícola de una asistencia de conducción a través del sistema de navegación por posicionamiento, sin que este pierda el control sobre el tractor.
- En el segundo nivel, el conductor pierde el control del sistema de dirección del vehículo, que es dirigido a través de un mecanismo electrohidráulico o mecánico mediante la señal que recibe desde el sistema de navegación por posicionamiento de la maquinaria que, además, puede coordinar la logística de cooperación de vehículos. Con ello, el operario puede centrarse en controlar los equipos que puedan ir conectados a las tomas de fuerza de la maquinaria, tales como pueden ser aperos para la preparación del terreno, trasplantadoras, equipos de aplicación de agroquímicos, sembradoras, etc.
Los equipos acoplados en los dos primeros niveles de conducción pueden ser robots inteligentes que realicen de forma automática las operaciones (por ejemplo, trasplante, aclareo de lechuga o escardado mecánico), quedando relegado el operario, en algunas ocasiones, como un mero espectador que supervisa una acción repetitiva.
- Con el tercer nivel se consigue desligar por completo la acción y supervisión humana de la maquinaria y los equipos que puedan ir adheridos a esta (robots autopropulsados), lo cual supone una gran revolución para la agricultura. A través de un vasto conjunto de sensores, el sistema de navegación por posicionamiento, procesadores y técnicas de inteligencia artificial se consigue dotar de una autonomía total al tractor, permitiéndole identificar aquellos obstáculos que se encuentren en su trayectoria, guiar a la maquinaria y controlar a los equipos adheridos a ella.
En siguiente gráfico se muestra el número de robots disponibles para distintos sistemas de cultivo en la actualidad.
Algunos equipos autónomos han incorporado fuentes de energía renovables. Algo que se ha conseguido a través de la instalación de placas solares en los equipos, con lo que se consigue descender la emisión de gases de efecto invernadero y dotarle de autonomía.
El control de los robots puede realizarse a través de apps instaladas en dispositivos como smartphones o tablets, lo que facilita su programación.
Su desarrollo, sin duda, permite expandir la sostenibilidad de los modelos agrícolas a través de aplicar una precisión milimétrica a las distintas operaciones de cultivo e insumos aplicados a los sistemas agrícolas
Mercado de robots agrícolas
La previsión para 2026 es que se incremente un 244 % el número de equipos agrícolas autónomos frente a los registrados en 2020. Además, se estima que su mercado alcance el valor de 150.000 millones de dólares en 2031. Algunos de los principales grupos empresariales de maquinaria agrícola ya cuentan con prototipos de equipos autónomos o kits de reconversión para disminuir el impacto económico de la transformación.
Kubota X Tractor, eléctrico y controlado por inteligencia artificial.
Reflexión final
Uno de los cambios que persigue la revolución digital del sector agroalimentario es la robotización de las actividades ejecutadas en cada uno de sus eslabones.
En la fase de transformación de los alimentos, este deseo se facilita ante el entorno cerrado y controlado en el que se ejecutan las acciones. Sin embargo, en los campos agrícolas la acción adquiere una complejidad mayor ante el ambiente natural al que deben enfrentarse las máquinas y la gran cantidad de obstáculos no identificados a los que deben enfrentarse.
A pesar de estas barreras, el sector agrotech ha desarrollado robots equipados para realizar las actividades agrícolas. Los instrumentos que ha traído consigo la digitalización han permitido dotar de una completa autonomía a los tractores, que les permiten enfrentarse a las condiciones arbitrarias de las explotaciones agrícolas, postulándose como la próxima gran revolución de la agricultura. Tanto es así, que se proyecta un crecimiento exponencial en su mercado para los próximos años.