21 June 2021
La técnica de injerto es uno de los mejores ejemplos de práctica cultural sostenible en agricultura.
Es una técnica eficiente para luchar contra plagas, enfermedades y condiciones abióticas como la salinidad, sequía, asfixia radicular, condiciones extremas de temperaturas, utilizando patrones o portainjertos tolerantes o resistentes a estas condiciones, destacando que es totalmente compatible con la normativa de agricultura ecológica.
En plantas leñosas, esta técnica fue conocida por los chinos 1.000 años antes de Cristo. Durante el Imperio romano se desarrollaron diferentes técnicas de injerto y a partir del Renacimiento hubo un interés renovado por estas prácticas. Aunque hay alguna cita en Corea en el siglo XVII del empleo en cucurbitáceas, no es hasta principios del siglo XX cuando hay referencias de la utilización del injerto herbáceo en sandía. En hortalizas se empieza a vislumbrar la posibilidad de su empleo en los años 70 del siglo pasado.
El empleo del injerto en hortalizas se encuentra implantado desde hace muchos años, principalmente para la producción de solanáceas y cucurbitáceas, siendo los cultivos de sandía, tomate y berenjena, proporcionalmente, los más importantes.
El injerto es una alternativa ecológica al uso de fumigantes de suelo para el control de plagas y enfermedades, así como para el complejo conocido como cansancio del suelo. Puede influir sobre el nivel de presencia de los fitoquímicos, estando descrita la reducción en un 1 % de nicotina en plantas de tabaco injertadas sobre tomate. Generalmente cuando se utiliza material vegetal que confiere un mayor vigor a la variedad, se puede mejorar la producción, modificando los ciclos alargándolos, y en la mayor parte de las aplicaciones se aconseja reducir la densidad de plantación.
Una de sus aplicaciones más interesantes es para el cultivo de variedades locales (variedades población), sobre las que no se realizan programas de mejora genética y por lo tanto, no se han introducido resistencia a plagas y enfermedades. Su finalidad es la de cultivar una planta con el sistema radicular de otra, que es la que aporta las resistencias, asegurando la afinidad entre los materiales.
Condiciones para el éxito de prendimiento del injerto en horticultura
En el proceso de unión del injerto y el patrón influyen factores como la temperatura, que tiene un efecto marcado sobre la formación del tejido del callo. En general se recomiendan temperaturas superiores a los 15 ºC y que no excedan de los 33 ºC. En cuanto a la humedad relativa, para facilitar la unión del injerto se recomienda valores elevados siendo aconsejable del 80 al 90 %, esos deben ir acompañados de una baja luminosidad para impedir la marchitez de los brotes.
Debe garantizarse una superficie de contacto y disposición de los haces vasculares de las dos plantas. Si los diámetros de la variedad y el patrón son similares, la proximidad de los haces vasculares es máxima y por lo tanto la facilidad de unión. Por esta razón es conveniente que el grosor de los tallos del portainjerto y variedad sean similares y en ese sentido, sincronizar los momentos de siembra de portainjerto y variedad es tan necesario. Para asegurar el éxito de prendimiento es también importante evitar contaminación por patógenos.
La posible incompatibilidad entre el injerto y el patrón se manifiesta con la aparición de un miriñaque, enrollamiento de las hojas o la muerte prematura de plantas. Para evitarla es importante utilizar especies botánicamente muy próximas.
Utilización del injerto en horticultura
Como ya se ha indicado, cuando se utiliza la técnica del injerto se previene la contaminación de enfermedades cuyo inóculo permanece en el suelo y a partir de ahí, a través de las raíces, invade la planta. Por esa razón la utilización de portainjertos resulta conveniente para evitar enfermedades de suelo, producidas por hongos, nematodos y algún virus.
En tomate los patógenos que pueden combatirse con el uso del injerto son:
- Raíz acorchada o “corky root” (Pyrenochaeta lycopersici).
- Fusariosis vascular (Fusarium oxysporum lycopersici).
- Verticilosis (Verticillium dahliae). Fusarium oxysporum f.sp. radicis-lycopersici.
- Nematodos (Meloidogyne spp.): entre los nematodos formadores de nódulos que son endoparásitos sedentarios destaca Meloidogyne incógnita.
Existen numerosos cultivares y portainjertos que llevan el gen Mi con resistencia a tres especies (M. incognita, M. arenaria y M. javanica). La resistencia de los portainjertos es similar a las de las variedades y deja de ser efectiva cuando la temperatura del suelo es elevada (>29 ºC). Marchitez bacteriana (Ralsonia solanacearum): en Europa es considerado un patógeno de cuarentena. Virus del mosaico del pepino dulce (PepMV): ocasiona el síndrome conocido como “Colapso del tomate”, se transmite por el hongo Olpidium brassicae, resulta muy eficaz el uso del injerto para el control de esta enfermedad.
Los portainjertos más utilizados para tomate son híbridos interespecíficos Licopersicum esculentum x L. hirsutum, cruce de una variedad de tomate L. esculentum por *L. **hirsutum que es resistente a Pyrenochaeta lycopersici* y Didymela y tolerante a “colapso”. Los portainjertos actuales llevan además los genes Ve, I, I2 y Mi, de resistencia a, Fusarium razas 0 y 1 y Meloidogyne (incógnita, arenaria y javanica), la mayoría también son resistentes a FORL. Como método de lucha contra Ralstonia solanacearum* se encuentra el portainjerto Solanum torvum, que en los últimos años está siendo utilizado como portainjerto en el cultivo de berenjena para reducir la incidencia de Verticillium, en sustitución al uso de portainjertos de tomate para este cultivo.
En pimiento los patógenos que pueden controlarse con el uso del injerto son:
- Tristeza (Phytophtora capcisi y V. dahliae).
- Marchitez bacteriana (Ralsonia solanacearum): como en el caso del tomate también puede afectar a pimiento y el injerto puede ser utilizado para prevenirlo en suelos contaminados.
- Nematodos: también existen portainjertos para pimiento resistentes a nematodos, pero es fácilmente remontada cuando se cultiva repetidamente.
Para el caso del pimiento sólo es compatible con otros Capsicum. Cuando se injerta sobre la misma especie no se obtiene mucha ventaja productiva. Normalmente la resistencia a patógenos va asociada a un mayor vigor del patrón. Se está investigando con nuevos patrones que proporcionen tolerancia a Phytophtora y nematodos y sean vigorosos.
Técnica del injerto en la Sandía
La mayoría de los portainjertos utilizados actualmente en sandía confieren un mayor vigor y mejoran la producción y el calibre de sus frutos. Previene de la contaminación de enfermedades cuyo inoculo permanece en el suelo y a partir de ahí, a través de las raíces, invade la planta. Se viene utilizando para soslayar problemas debidos al hongo vascular Fusarium oxysporum, aunque en los últimos años se están produciendo otros problemas sanitarios como ataque de nematodos y virus del cribado del melón (Melon necrotic spot virus).
Los híbridos de Cucurbita son los más utilizados. Se trata de híbridos interespecíficos de C.maxima x C.moschata, resistentes a Fusarium, MNSV, Colapso, Verticillium, Pythium y poco tolerantes a nematodos. Cuando hay problemas de nematodos, lo más conveniente es utilizar portainjerto que sea sandía, o bien realizar alguna desinfección de suelo con solarización o biosolarización y mantener el injerto sobre una calabaza.
Entre los inconvenientes que presenta la utilización del injerto, hay que destacar el sobrecoste de la planta: debido a la adquisición del material vegetal, la mano de obra requerida para efectuar el injerto, las instalaciones y condiciones climáticas que aseguren el éxito de su prendimiento. Existen múltiples técnicas de injerto que continúan evolucionando, hasta el punto de adaptarse para conseguir su mecanización, incluso posibilidades de robotización. Las empresas viveristas y los semilleros en general, poseen unas instalaciones cada vez más sofisticadas para garantizar una planta de calidad a un precio razonable.
Conclusiones
En suelo contaminado, hay cultivos hortícolas que injertados sobre una extensa gama de portainjertos resiste mejor las infecciones, las condiciones abióticas, el cansancio de suelos, siendo en muchos casos más productiva. En resumen, se puede decir que es un método de lucha totalmente respetuoso con el medioambiente, permitiendo ventajosamente soslayar la utilización de fumigantes a un nivel rentable y competitivo. La utilización de esta técnica está en línea con la estrategia propuesta por la Comisión Europea: de la granja a la mesa, al reducir la dependencia de los productos fitosanitarios y fertilizantes.
La calidad requerida en un portainjerto es principalmente que sea resistente al patógeno/s que se pretende controlar, que no exista cualquier otro patógeno que lo afecte gravemente, que tenga vigor y rusticidad, buena afinidad con la planta que se injerta, buenas condiciones para realizar el injerto y que no modifique desfavorablemente la calidad del fruto.