20 June 2022
El chirimoyo (Annona cherimola Mill.) pertenece a la familia de las Anonáceas, que incluye también frutas menos conocidas como la guanábana, el anón y la atemoya.
Es originario de Perú y Ecuador, y en España empezó a tener cierta relevancia a partir de mediados del siglo pasado, en concreto en la vega del río Verde, en Jete (Granada), donde sustituyó algunas plantaciones de naranjo y de caña de azúcar.
Actualmente la costa granadina concentra casi el 95 % de la producción de chirimoya en España. La superficie nacional se mantiene por encima de las 3.000 ha y la producción está estabilizada en los últimos años en torno a las 45.000 t.
Estas cifras nos convierten en el líder mundial en el cultivo de chirimoya
Plantación de chirimoya en la costa tropical de Granada.
El chirimoyo es un árbol frondoso de ramificación baja con hojas simples y enteras, que permanecen unidas al árbol hasta pasado el invierno en los meses de febrero-marzo. La caída de la hoja libera a la yema, situada bajo el peciolo, de restricciones mecánicas para brotar. Tras la pérdida de la hoja, la yema floral se desarrolla y el árbol florece de mayo a agosto con junio y julio como los meses de plena floración.
Las flores se presentan comúnmente solitarias o en grupos de 2-4, generalmente sobre los ramos de un año. En su región de origen, las flores son polinizadas por un tipo de escarabajo, pero allí donde su cultivo ha sido introducido, la falta de polinización natural representa un grave inconveniente, que en España se ha solventado mediante polinización manual.
La recolección se concentra en otoño, entre octubre y diciembre, aunque combinando técnicas de poda y defoliación se ha conseguido ampliar el calendario, comenzando en septiembre y terminando en abril-mayo.
Sin duda alguna la deficiente polinización natural del chirimoyo fuera de su área de origen representa el más serio desafío en su producción
Dos factores inciden para causar este problema de deficiente polinización: por un lado, la falta de su polinizador natural y por otra parte la dicogamia de la especie, esto es, la maduración de los órganos masculinos y femeninos de la flor en distinto momento.
La flor del chirimoyo es protogina, es decir, el estigma madura con antelación a la dehiscencia de las anteras; cuando estas abren, el estigma, por lo común, ya no es receptivo y la adhesión del grano de polen no se produce interrumpiendo desde el comienzo el proceso de fructificación.
La flor del chirimoyo dura dos días. Durante el primer día la flor abre en su fase femenina; a la tarde del día siguiente, sin cierre intermedio, la flor entra en su fase masculina. Durante el comienzo de la fase femenina los pétalos están ligeramente abiertos y apenas dejan ver el cono estigmático. Conforme el ciclo avanza los pétalos se extienden y la presencia de exudado estigmático se hace patente.
En la fase masculina, los pétalos están completamente expandidos, pero los estigmas han perdido receptividad. Es entonces cuando los estambres situados en la base del cono estigmático abren y dejan caer el polen.
En el siguiente video se explican con detalle los fundamentos de la polinización del chirimoyo:
La separación de las fases femenina y masculina es, salvo excepciones, completa lo que evita la autogamia. Es bastante común que, durante buena parte del periodo de floración del chirimoyo, se produzca una sincronización entre las fases femenina versus masculina de todas las flores abiertas en cada árbol, incluso entre árboles del mismo genotipo en la misma parcela.
Esta sincronización se interpreta como un mecanismo para dificultar la geitonogamia (polinización entre flores del mismo individuo).
Flor de chirimoya en estado de preantisis (A), flor en fase femenina (B) y flor en fase masculina (C).
A la falta de autogamia y geitonogamia, se le une una también una deficiente polinización cruzada debido a la ausencia o inadecuación de polinizadores. El chirimoyo en los valles interandinos parece polinizado por escarabajos nitidúlidos, que no se presentan en España.
Por otro lado, las flores son poco atractivas y por ello escasamente visitadas por otros polinizadores como abejas o mariposas. Obviamente, también dificulta su fructificación, el ser una especie que precisa de la fecundación de un elevado número de carpelos para el adecuado desarrollo del fruto.
Por todo ello, salvo en enclaves privilegiados, la escasa polinización natural en España, y las exigencias del mercado en cuanto a la calidad del fruto (tamaño y forma) hacen casi imprescindible llevar a cabo una polinización artificial a mano, con polen previamente recolectado.
En general se recomienda recogerflores cuando comienzan a desplegar sus pétalos para evitar pérdidas de polen y favorecer una mayor longevidad de este (fase femenina primer día) a mediodía.
Las flores donantes de polen se llevan a almacén, donde se propicia la dehiscencia de las anteras, y por la tarde se extrae el polen y se conserva en frigorífico durante breve tiempo. A la mañana siguiente temprano, evitando las altas temperaturas, se aplica el polen sobre las flores femeninas de segundo día, cuando presentan aún el estigma de color blanco y con un exudado pegajoso.
La polinización se realiza comercialmente con pistolas polinizadoras.
En este taller práctico sobre polinización se explica todo el proceso de recolección de las flores, extracción y conservación del polen:
Es necesario realizar varias polinizaciones en un mismo árbol a lo largo de la floración para conseguir el nivel de carga óptimo. Lo habitual es organizar los árboles de la parcela por bloques, recolectando flores en un bloque y polinizando un bloque diferente, con el fin mejorar la eficiencia en la recolección y aplicación.
Aplicación de polen mediante pistola polinizadora.
En el siguiente pase de polinización se realiza la operación a la inversa y así sucesivamente hasta completar la carga. El porcentaje de frutos cuajados tras la polinización artificial es muy elevado superando el 90 %. No obstante, es conveniente marcar varias flores polinizadas en cada operación para comprobar el cuajado y corregir posibles problemas de falta de cuaje.
La dependencia casi absoluta de la polinización manual en las zonas de nuevo cultivo del chirimoyo supone un elevado coste, justificado económicamente por el interés que tiene esta fruta y el valor que puede alcanzar en el mercado.
No en vano, la producción ha pasado de las 30.000 t anuales en el periodo 2001-2010 a las 45.000 t en 2011-2020, gracias a la adopción generalizada de la polinización artificial por parte de los agricultores, y el precio percibido por estos se ha incrementado hasta un 30 % en la última década.
La polinización manual también permite un exhaustivo control sobre el nivel de carga frutal, que puede ser decidido por el propio agricultor. Experimentación extensa indica que la producción de hasta 400 frutos por árbol (30 t ha-1) es posible, sin afectar negativamente al calibre en árboles adultos y bien llevados del cultivar Fino de Jete.
El control de la polinización, cuando se realiza manualmente, también permite al agricultor decidir las fechas de polinización y la ubicación de la fruta dentro de la copa. En este sentido se sugiere polinizar ramos de un año de buen vigor, preferentemente las flores de los nudos basales y al alcance de la mano.
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