Este artículo habla de paisaje, de patrimonio muy nuestro, de cultura, de ciencia y de personas.
Vivimos en uno de los países de la Unión Europea con mayor riqueza natural. Más del 80 % del total de especies de plantas vasculares que hay en Europa y más del 50 % de las especies animales se concentran en España, que tiene la mayor variedad de aves, mamíferos y reptiles y ocupa el tercer puesto en diversidad de anfibios y peces.
Toda esa riqueza es también parte de la marca España, de eso que nos gusta denominar muy nuestro.
¿Qué nos diferencia de otros países europeos para tener este rico patrimonio? Sin lugar a dudas, la respuesta incluiría muchísimos factores, pero hay uno que es clave: España es el país de la UE con mayor superficie de sistemas agrarios y ganaderos de alto valor natural. Esto implica que gran parte de nuestro patrimonio natural depende de manera directa de la existencia de actividades agrícolas y ganaderas de baja intensidad.
Un ejemplo lo tenemos en el millón de hectáreas de pastos de alto valor natural que se encuentran amenazadas por la escasa presencia de pastoreo.
España es un tesoro natural en Europa, no por tener territorio virgen, sino por tener un paisaje rural con agricultura y ganadería de altísima calidad.
España es el país de la UE con mayor superficie de sistemas agrarios y ganaderos de alto valor natural
Dentro de ese gran tesoro de la biodiversidad vinculada a la ganadería, tenemos un patrimonio único: nuestras razas autóctonas de ganado. Según datos oficiales, de las 184 razas autóctonas presentes en el catálogo oficial, 157 (el 82 %) están en peligro de extinción.
No hay duda de que el ganado es, por tanto, una pieza fundamental en la conservación de nuestro patrimonio natural. Pero esta pieza nunca podrá ejercer su función si no lo hace pastando. ¿Por qué la ausencia de pastoreo es en la actualidad una de las principales amenazas para la conservación de nuestro biodiversidad? ¿Tenemos menos ganado en España ahora que antes? La respuesta es claramente negativa.
En el último siglo se ha triplicado el número de cabezas de ganado y, sin embargo, ha disminuido el número de las que se encuentran pastando. Un ejemplo es la carne de vacuno, cuya producción ha aumentado considerablemente, pero no en el número de animales que existen en nuestros campos, sino en el número que se engordan en nuestro país.
En España se ceban cerca de un millón de terneros que provienen de otros países. Es decir, la actividad económica del sector ha aumentado al mismo tiempo que ha disminuido la actividad ganadera con base territorial.
Esta situación supone en la actualidad una gran oportunidad económica, social y ambiental. Parte de la carne que acaba en nuestros hogares y restaurantes, es un producto local, de alta calidad y que contribuye de manera directa a conservar nuestra biodiversidad. Sin embargo, no existen prácticamente iniciativas impulsadas por el propio sector que nos permitan a los consumidores elegir un producto que provenga de una ganadería real frente a otro de origen foráneo.
Necesitamos un sector cárnico que quiera poner en valor la contribución de la ganadería con base territorial y extensiva al desarrollo rural y la conservación de nuestra biodiversidad, como ya está sucediendo en otros países europeos.
Según datos del MAPA, en España llevamos cinco años de un incremento de dos dígitos en el mercado ecológico interior. Se podría pensar que este dato no es representativo del consumo de productos cárnicos. Sin embargo, la carne supone un 12,87 % de la compra ecológica en España, siendo el porcentaje más alto de todos los productos ecológicos.
Esto quiere decir que la línea de productos de Carnes y Elaborados Cárnicos, ya en 2018, contó con la mayor presencia en la cesta de la compra de los productos ecológicos en el mercado español. Suponiendo en términos de valor económico el 20 % del volumen económico total.
Pensar que no existen oportunidades económicas detrás de la diferenciación de determinadas producciones de carne supone, no solo una pérdida económica para el sector, sino que se deja pasar una gran oportunidad para conservar nuestros paisajes y nuestra biodiversidad.
Referencias
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