03 October 2023
Estiércol animal, paja y rastrojos; bagazo de caña de azúcar y vinaza. Además de su olor pestilente, todos estos residuos tienen otras dos características en común: son subproductos generados en actividades agrícolas y poseen potencial para convertirse en recursos útiles y biorremediadores, es decir descontaminantes.
Se trata de una paradoja dado que, a pesar de su aparente insignificancia, en estado de deshecho todos estos residuos son altamente perjudiciales para el medioambiente.
Sin embargo, como ocurre con prácticamente todos los materiales reutilizables, una vez sometidos a los tratamientos adecuados, los desechos pueden transformarse en biofertilizantes, biorremediadores y otros recursos que, de hecho, benefician al entorno.
Este también es el caso del alpechín, un subproducto líquido de las almazaras y contenedor de compuestos orgánicos y sustancias tóxicas que representan un desafío para su adecuada gestión.
En contraste, y como ocurre con otros residuos de la agricultura, una vez tratado también posee cualidades ventajosas, como su capacidad de limpiar aguas residuales.
En este beneficio se centra un equipo de investigación de la Plataforma Solar de Almería (CIEMAT-PSA) y Smallops SL, que han generado nanopartículas de hierro ‘reutilizables’ elaboradas con alpechín.
Fases del proceso de descontaminación.
En forma de polvo
Aunque estas nanoestructuras se habían empleado con anterioridad para obtener biofertilizante y biogás, los expertos han demostrado que también pueden retirar del entorno acuático sustancias como el paracetamol, cafeína y plaguicidas, entre otras.
Además, las nanoestructuras pueden separarse de forma física del medio acuático para emplearse de nuevo en otra ocasión.
Esta propuesta podría emplearse como un primer tratamiento biorremediador para aguas residuales, principalmente urbanas, dado que logra reducir a la mitad la concentración de contaminantes de los entornos acuáticos.
La investigadora de la Plataforma Solar de Almería (CIEMAT-PSA) Isabel Oller. Imagen: Carlos Barba/ EFE Verde.
“Además, son fáciles de utilizar porque visualmente tienen forma de polvo (cada unidad es más pequeña que un grano de sal) y pueden separarse del medio hídrico mediante métodos físicos clásicos”, comenta la investigadora de la Plataforma Solar de Almería (CIEMAT-PSA), Isabel Oller.
Los investigadores comprobaron que en 120 minutos las nanopartículas eliminan hasta un 50 % de los contaminantes del medio acuático
La empresa Smallops SL ha creado las nanopartículas a partir del alpechín, un subproducto de la producción del aceite de oliva en estado líquido.
Este residuo, contaminante para el entorno, si no se somete a un tratamiento previo de depuración, normalmente suele emplearse como combustible para producir biogás o como biofertilizante para suelos agrícolas.
“Aunque en años recientes se han estudiado sus cualidades biorremediadoras, en este trabajo hemos comprobado por primera vez su eficacia para limpiar entornos acuáticos”, explica Oller a la Fundación Descubre.
Reutilizables
Tal y como explica el grupo científico en su trabajo publicado en Catalysis Today, las nanopartículas están compuestas por una cubierta de carbono que encapsula hierro a partir del alpechín en estado sólido. Éstas activan sus funciones biorremediadoras cuando reciben fotones, es decir, las partículas que contienen energía procedentes de la luz solar.
Añaden que, para reutilizarlas, tan solo hay que detener el movimiento del agua y esperar a que se depositen en el fondo. Luego, emplearon un sencillo método de separación para aislar las nanopartículas del agua tratada y, de este modo, podrían volver a usarse.
Para reutilizarlas, tan solo hay que detener el movimiento del agua y esperar a que se depositen en el fondo.
La labor de estos científicos ejemplifica que el aprovechamiento de los residuos agrícolas puede ser beneficioso para el entorno, ya sea como fuente de nutrientes para los cultivos o como agentes biorremediadores en procesos de tratamiento de las aguas. De este modo, contribuyen a una gestión más sostenible de los recursos aparentemente contaminantes, a la economía circular y al cuidado del medioambiente.
Equipo de investigación.
Fuente: Fundación Descubre.
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