01 July 2023
El tomate es el rey de las hortalizas: supone el 17 % de todas las compras hortícolas en los supermercados europeos. Solo la zanahoria y las cebollas se le acercan en la ensalada.
Estos datos se trasladan al comercio: de los 17.800 millones de euros de compra-venta de productos hortícolas en 2022 (suma de las exportaciones e importaciones en la UE y Reino Unido), el tomate representa aproximadamente el 13 %.
Pero, al margen de las cifras: ¿por qué es tan importante este producto? Pues sencillo, se ha convertido en el caballo de Troya, la punta de lanza, el estandarte, la avanzadilla que muestra dónde está Marruecos como suministrador hortícola global.
El tomate es la avanzadilla de la oferta hortofrutícola marroquí en el mercado global
Las noticias se suceden: “En total, este año se han plantado más de 22.000 hectáreas de tomates como parte del programa de plantación anual en la región de SoussMassa, con una producción esperada de más de 1,6 millones de toneladas" (F&H, mayo de 2023); “La Asociación Marroquí de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (APEFEL) anunció sus planes para duplicar las exportaciones de tomate, y por ahora, Marruecos ha exportado 670.000 toneladas, lo que supone un aumento del 19 % en comparación con la temporada anterior” (FRESHPLAZA, junio de 2023).
Y la inquietud se extiende: “En 2022 Marruecos es ya el segundo proveedor por volumen de sandía suministrada a los estados miembros desbancando a Italia de ese lugar” (AENVERDE, marzo de 2023); “Marruecos, a la conquista verde: multiplica por cuatro sus ventas de frutas y verduras a España en la última década” (EL PAÍS, febrero de 2023).
Continuemos con el caso tomatero. Lo siguiente es preguntarse cómo podemos competir. Apelar a los cumplimientos legales y preferencias comunitarias nunca sirvió. Esquivar campañas por problemas ajenos tampoco es la solución.
Lo único que nos queda es la competencia directa en el mercado gracias a nuestra experiencia, marcando el paso.
Aprovechar nuestra experiencia y posición en el mercado es la única vía para competir con el tomate de Marruecos
Por el lado del consumo, lo bueno es que son muchas las tipologías en tomate y los huecos de mercado donde poner los huevos. Sin embargo, al final parece que el consumidor se está segmentando hacia una calidad superior y otra estándar.
Dentro del premium, los datos reflejan que en la UE se apuesta por el sabor y las categorías pequeñas. El ecológico, en tiempos de incertidumbre y costes altos, pierde temporalmente el atractivo, pero la tendencia a largo plazo sigue siendo positiva.
El mercado nacional –recordemos que España es el primer consumidor de tomate en Europa (19 kg per cápita)–, es todavía más complejo de describir porque la estacionalidad de la oferta y la variedad de gustos es alta.
De este totum revolutum, por lo menos podemos extraer que las recetas únicas, fijándonos en el consumidor, son complejas. También que debemos alejarnos un poco y ver toda la cadena de suministro para aprovechar las oportunidades que esta nos ofrece.
Las empresas españolas que producen y comercializan tomate forma parte de un engranaje que incluye una variedad amplia de empresas: obtentores de semillas, suministradores de inputs, comercializadoras, intermediarios, minoristas y consumidores. Todos aportan, más o menos, y de su combinación aparecen innumerables oportunidades de negocio.
Las dimensiones que cubrir y las opciones de colaboración se abren en abanico, no solo vertical u horizontal, sino en forma de red, quizá con entidades que sobrepasen la esfera económica.
Esto ayudará al mantenimiento en el Sureste de España de un ecosistema industrial auxiliar que consiga aplicar sus innovaciones en la propia área, confiriendo una ventaja perdurable en aspectos clave como material vegetal, gestión del agua, control de plagas, optimización de estructuras, etc.
En esta cadena debemos seguir mejorando la calidad del servicio, el producto lo doy por descontado, ser un socio fiable, proactivo y que soluciona problemas.
La digitalización juega aquí un papel crucial ya que facilitará la comunicación de toda la red. De manera interna, la automatización de procesos (campo y manipulado) es algo que también nos puede hacer mejorar en costes y aumentar en competitividad: si en el escandallo de costes, la desventaja en mano de obra es 1 a 7, algo habrá que hacer.
Y todo esto aliñado con el concepto de producto europeo de proximidad. Aquí es donde entra el marketing y la colaboración sectorial. Se quiera asumir, o no, el tomate español es el más equilibrado del mercado cuando consideramos la calidad general, el precio y la sostenibilidad.
En otras palabras, la fórmula y el manejo de producción, unido a un transporte equilibrado (aquí hay otro reto por delante), ponen a disposición del cliente del continente la mejor opción en tomate. De hecho, recientes estudios, ponen de manifiesto el diferencial positivo de la huella de carbono del tomate patrio en relación con el marroquí.
La internalización de las externalidades en el precio al consumidor nos deja mejor situados. En gestión logística, no olvidar que las Administraciones deben alinearse: primar las opciones que favorezcan al sector, por ejemplo, el corredor ferroviario mediterráneo, y no el central, que no sólo abre las mercancías perecederas del norte de África a Europa, sino que perjudica a las nacionales.
Resumiendo, queda mucho juego por delante. La competitividad en tomate posee múltiples dimensiones donde seguir mejorando, en muchas seguimos siendo referentes. El que se mueva no sale en la foto.
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