blog author
Ignacio Atance MuñizDirector del Servicio de Estudios de Grupo Cajamar
12 min

Cuatro datos y cuatro claves mirando al futuro del sector hortofrutícola español

18 March 2024
Economía Agroalimentaria
Cadena de Valor
Mapa de España de frutas y hortalizas

18 March 2024

El peso del sector de frutas y hortalizas de España es uno de los rasgos más diferenciales de nuestra agricultura en comparación con el conjunto de la Unión Europea. Si a escala comunitaria se trata de un sector que aporta el 23 % del valor de la producción agraria, en España aporta el 39 % (Cuentas Económicas de la Agricultura, 2023). 

 

En este enlace puedes consultar la presentación que preparó el autor con motivo de su intervención en la Asamblea General de Fepex 2024:  

https://drive.google.com/file/d/19MuzSp0SiYtEJUCj8f13cZJFhLDJd7LQ/view?usp=sharing

Datos: un sector quizá aun más grande de lo que aparenta ser

En este apartado queremos centrarnos en cuatro datos que sirven de indicadores de las características principales del sector en España: 

  1. Su capacidad de generar valor
  2. El tejido social existente en torno a la producción hortofrutícola
  3. La capacidad de generación de empleo 
  4. Y su contribución al comercio exterior

En todos ellos subyace una característica común: al profundizar en los datos más frecuentemente empleados, se descubren otros que muestran que la magnitud del sector es posiblemente aún mayor de la que habitualmente se considera

Valor de la producción y perfil 

Comenzando por el valor de la producción, las Cuentas Económicas de la Agricultura indican que, en 2023, el sector de frutas y hortalizas alcanzó un valor de su producción de 25.081 millones de euros, representando el 38,5 % de la valor de la producción agraria de España. 

Las Cuentas Económicas no imputan consumos intermedios por subsectores, por lo que no es posible obtener a partir de ellas valores añadidos brutos o rentas agrarias de carácter sectorial.

Sin embargo, sí es posible realizar una estimación de las mismas a partir de las estructuras sectoriales de costes que proporciona la Red Contable. Haciendo dicho ejercicio, llegamos a la estimación de que el sector de frutas y hortalizas genera el 48 % del valor añadido bruto de la agricultura de España: casi uno de cada dos euros de valor añadido bruto del sector agrario se generan en este sector.

Frutas y hortalizas generan casi uno de cada dos euros del valor añadido bruto del sector agrario español

¿Cuántas explotaciones generan este valor? El número de explotaciones agrarias de España difiere en función de la fuente y de la definición que la misma emplee de qué es una explotación agraria. 

Si nos quedamos en la fuente anterior, Red Contable, para la Red las explotaciones de orientación comercial de España son aquellas que generan una producción de al menos 8.000 euros brutos al año

En España hay 455.000 explotaciones de este tipo, que generan el 97 % del valor de la producción agraria. Pues bien, de ellas, 118.000 explotaciones corresponden al sector hortofrutícola. Es decir, el 28,1 % de las explotaciones con orientación comercial de España pertenecen al sector.

El 28 % de las explotaciones agrarias españolas que presentan orientación comercial están especializadas en frutas y hortalizas

Empleo

El dato anterior es un importante indicador de la capacidad de creación de tejido social del sector, pero la misma aumenta si tenemos en cuenta el empleo creado. 

El Censo Agrario informa de que el 28 % del empleo agrario en España (medido en unidades de trabajo anual -UTA-, asalariadas y no asalariadas) corresponde a explotaciones cuya orientación técnico-económica (OTE) corresponde a frutas y hortalizas. 

Al trabajar con UTA, el cómputo de las asalariadas siempre es más preciso que el de las no asalariadas (mano de obra del propio titular de la explotación y de sus familiares fundamentalmente). Por este motivo se considera que, de nuevo, trabajar solo con las explotaciones comerciales representadas en RECAN permite una estimación más precisa del empleo por sectores. 

Tomando esta base, las explotaciones de frutas y hortalizas generan el 41,4 % del total del empleo agrario en España. De hecho, mientras la media de empleo generado por una explotación comercial en España es de 1,8 UTA, la media en frutas es de 2,0 y en horticultura de 4,3.

Comercio exterior

El cuarto dato hace referencia a la capacidad exportadora, perfectamente conocida, pero quizá no tanto hasta qué punto determina el total del comercio exterior de España. 

En el año 2023, tomando los datos y agregaciones del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, solamente en fresco el sector exportó por valor de 18.841 millones de euros, representando el 26,8 % del total de exportaciones agroalimentarias de España (70.431). 

El saldo positivo del sector alcanzó 12.458 millones de euros, muy cercano al total nacional (15.472 millones de euros).

Claves para el futuro 

Es muy posible que las claves para el futuro del sector hortofrutícola no difieran de las que, con carácter general, se pueden identificar para el sector agrario en España: profundizar en aspectos de sostenibilidad para garantizar capacidades productivas futuras; invertir en innovación e incorporación de conocimiento; trabajar en la integración y la generación de valor añadido y dar respuesta a los retos existentes en relación con el empleo. 

Sin embargo, tienen particularidades sectoriales que intentaremos describir en los siguientes párrafos.

Sostenibilidad

En materia de sostenibilidad, la gran particularidad del sector es su mayoritario desarrollo en regadío; por tanto, el acento lo pondremos en la utilización del agua. 

En el conjunto de la agricultura española, desde 2004 se ha reducido un 13 % la utilización del agua en la agricultura, al tiempo que aumentaba un 35 % el valor de la producción vegetal, por lo que la productividad del uso del agua, medida en euros producidos por cada metro cúbico empleado, ha aumentado en más de un 50 % (ver al respecto el capítulo de Alberto Garrido e Irene Blanco en el libro recientemente publicado por Cajamar 'Regadío y seguridad alimentaria'). 

El regadío español ha sido capaz de incrementar un 50 % la productividad del uso del agua en apenas 20 años

El descenso en el consumo de agua se ha producido por la combinación de tres factores: el cambio en los sistemas de riego, la reducción de las dosis medias de riego en todos los sistemas y el cambio en el mix de cultivos de regadío, con incremento de cultivos leñosos como el olivar, viñedo y frutos secos con gran capacidad de adaptación a riegos deficitarios. 

El sector de frutas y hortalizas mantiene una situación intermedia en este cambio. Superficies y consumos están estabilizados, representando en ambos casos en torno al 25 % del total de superficie regada y de agua empleada para el riego. 

El sector ha venido liderando la productividad en euros/m3 del uso del agua en la agricultura española, solo superados en las dos últimas campañas por el olivar debido a la evolución del precio del aceite de oliva (ver al respecto el apartado sobre uso del agua de la publicación 'Indicadores de sostenibilidad en el sector agroalimentario'). 

Aunque estos datos indican una mejora en la eficiencia en el uso del agua, es necesario profundizar en la misma con el fin de garantizar la capacidad productiva futura. 

Y por supuesto, en los aspectos cualitativos, en especial en la eficiencia en el uso de insumos en general y fertilizantes en particular. Ajustar dosis, momentos y formas de fertilización a las necesidades exactas del cultivo con el fin de ahorrar costes y reducir la lixiviación de nutrientes evitando la contaminación de los acuíferos. 

Realmente, pese a diferencia de cómo suele plantarse, no estamos ante un debate entre sostenibilidades económica y ambiental, sino a qué cambios debemos introducir en los sistemas productivos actuales para asegurar que lo puedan seguir siendo en el futuro.

El debate no es sobre sostenibilidad económica frente a medioambiental, sino sobre los cambios a introducir en los sistemas productivos actuales para asegurar que lo sigan siendo en el futuro

Y en materia de agua, el sector de frutas y hortalizas debe continuar mejorando en su eficiencia (a modo de ejemplo, las dosis medias de riego en España difieren enormemente entre CCAA) y en especial en su resiliencia, en su capacidad de adaptarse y anticiparse a disponibilidades de agua para riego en cada campaña que serán aún más inestables.

Innovación 

En materia de innovación no se dispone de datos sectoriales. Sí conocemos que, en su conjunto, el gasto en I+D del sector agroalimentario (incluyendo industria) representó en 2021 el 3,7 % del gasto en I+D de la economía española, un valor muy inferior a su peso en el propio VAB. 

De hecho, este gasto representó el 0,62 % del VAB sectorial (es decir, de cada 100 euros de valor que genera el sector agroindustrial en España, solo reinvierte 62 céntimos en I+D), cifra inferior al ya bajo porcentaje del sector en el conjunto de la UE (0,73 % en 2020). 

Posiblemente, los datos del sector sean superiores a esta media general, como puede deducirse de ejemplos evidentes de inversión en innovación y transferencia de conocimiento en sistemas como los cultivos hortícolas en invernadero, con un desarrollo enorme en las últimas décadas de innovaciones en materia de riego, fertilización, control biológico o nuevas variedades, por poner un ejemplo. 

Como sucedía en el caso del agua, cualquier esfuerzo del pasado deberá redoblarse en el futuro, en este caso para poder mantener el liderazgo en los mercados, como mejor mecanismo para competir por parte de un sector tan claramente exportador.

Estructura productiva

La tercera clave pasa por las estructuras productivas, la dimensión media de las explotaciones, su integración y la generación de valor. En el primer apartado dábamos algún dato sobre esto: aún considerando como comercial una explotación que factura 8.000 euros al año, en España tendríamos casi 450.000 explotaciones por debajo de este umbral

Y en las que tenemos por encima, el rasgo que más destaca es la importancia de las economías de escala: el factor que en mayor (y casi única) medida explica la rentabilidad o no de las explotaciones es su dimensión económica; a mayor facturación, mayor rentabilidad. 

De nuevo empleando datos RECAN, el 66 % de la producción agraria procede del 19 % de explotaciones de mayor dimensión, explotaciones que obtienen un valor añadido neto por empleo (VAN/UTA) de 39.000 euros/año, sensiblemente superior a la media de salarios de la economía española. Sin embargo, el 61% de las explotaciones se quedan en un VAN/UTA de 16.000 euros anuales.

Afortunadamente, su ligera mayor dimensión económica (en gran parte motivada por tratarse de explotaciones de regadío) y su mayor valor añadido (recordemos el primer dato con el que arrancaba este artículo) hacen que la situación en el sector de frutas y hortalizas sea mucho más equilibrada: el 34 % de la producción proviene de las mayores explotaciones, que alcanzan un VAN/UTA de 39.600 euros; el 41 % de la producción procede de explotaciones que presentan un VAN/UTA de 28.000 euros (cifra no muy inferior al salario medio de la economía); y el 25 % de la producción procede de explotaciones que generan 23.300 euros/año de VAN/UTA, si bien estas últimas representan el 37 % de las explotaciones del sector.

Mercado de trabajo 

La última clave pasa por el empleo. Los datos nos decían la importancia del sector en la generación de empleo agrario en España y la dimensión laboral de sus explotaciones. 

Por tanto, el futuro de este sector pasará en mayor medida que el de otros en dar respuesta a los retos actuales en materia laboral: escasez de mano de obra, baja predisposición a trabajar en el sector, dificultad para capturar y retener talento, condiciones laborales, entorno laboral del medio rural, etc.

Qué cabe esperar de las políticas

El calendario europeo, con las elecciones al Parlamento Europeo y el cierre del actual ciclo del Colegio de Comisarios, ya ha venido provocando desde 2023 una situación de impasse en el impulso político, que se ha visto acrecentada por el movimiento de protestas agrarias y que tiene uno de sus mayores exponentes en la apertura del denominado Dialogo Estratégico entre la Comisión y el sector agroalimentario. 

Esto abre un nuevo escenario, al que se unirá en breve el debate sobre el marco financiero y la PAC post 27 y en el que habrá posiciones más continuistas y más rupturistas. 

En todo caso, parece evidente que el consenso es mayor en el “hacia dónde” que en el “cómo”, y faltan herramientas que en la práctica permitan acompañar a los productores europeos en los pasos necesarios para asegurar que la capacidad productiva futura en un contexto de escasez de recursos productivos clave (agua, suelo, biodiversidad agraria) y mayor inestabilidad en las condiciones meteorológicas y de mercado.

En esta situación, el sector de frutas y hortalizas puede y debe hacer valor el enfoque se su política sectorial, basada en el apoyo a los programas operativos de organizaciones de productores (OP), en base a cinco evidencias:

  1. La inferior dependencia de las ayudas PAC en el sector. Las ayudas representan el 4 % de los ingresos y el 6,3 % de las rentas para las explotaciones hortícolas y el 8,5 % de los ingresos y el 11,7 % de las rentas para el conjunto de frutales. Valores claramente inferiores a los del conjunto del sector agrario en España (12 % ingresos y 21 % rentas) y aún más inferiores a los del conjunto de la UE (aproximadamente 23 % ingresos y 31 % rentas).
  2. Eficiencia en el uso del dinero público. El sector recibió en 2023 un apoyo público a las OPFH de 311 millones de euros para un valor de la producción de 25.000 millones de euros.
  3. Eficiencia administrativa, ya que es una política que no sólo ayuda a concentrar la producción, sino que se gestiona a través de las OP para que a través de estas llegue a los agricultores.
  4. Capacidad de responder a nuevos retos, como muestra la adaptación de los programas a las nuevas exigencias en el periodo 23-27 de destinar al menos un 15 % de los fondos a medidas de carácter ambiental y un 2 % a I+D (valor que es muy superior al visto anteriormente como media del gasto general del sector agrario en I+D).
  5. La necesidad de la PAC de encontrar verdaderamente fórmulas que orienten esta política hacia la competitividad y el mercado.

Todo ello, sin olvidar, en clave nacional, el papel vital que para el sector juega la política de seguros agrarios y, por tanto, lo importante que será su evolución de cara a asegurar que pueda seguir brindando este papel en un contexto, como ya se está sufriendo, de mucha mayor ocurrencia de fenómenos climáticos extremos.

Descarga de responsabilidad:

Plataforma Tierra se exime de cualquier tipo de responsabilidad derivada del contenido publicado en el presente espacio web por sus respectivos autores. Los respectivos autores firmantes del contenido publicado en este espacio web son los exclusivos responsables del mismo, de su alcance y efectos, los cuales garantizan que dicho contenido no es contrario a la ley, la moral y al orden público, y que no infringen derechos de propiedad intelectual.