15 September 2023
Se ha comentado que tras los elevados precios del aceite de oliva ha existido especulación. ¡Claro que ha habido especulación! Cuando se produce una expectativa de escasez la oportunidad de especulación es siempre aprovechada desde distintos ámbitos.
En el caso del aceite de oliva, en mi opinión a falta de mejores datos, la especulación financiera ha sido escasa o no se ha producido, dado que el mercado del aceite no cuenta con los mecanismos ágiles que facilitarían tal tipo de especulación.
Sin embargo, sí que ha habido especulación comercial, algo totalmente legítimo, es decir, comprar antes para evitar costes futuros. Además, ha habido acaparamiento o adelanto de las compras por parte del consumidor. Todo ello ha hundido los stocks, lo cual ha multiplicado el efecto sobre los precios.
En el caso de los cereales, el principal alimento de la humanidad, las sucesivas crisis de precios en cereales des de 2007 han ido siempre acompañadas de un elevado componente especulativo. Es este caso ayudado de la mejor herramienta para ello: el mercado de futuros. Además, teniendo en cuenta que se trata de un bien con una demanda altamente inelástica. Es decir, se trata de un bien de primera necesidad al que, a pesar de los precios elevados, nadie quiere renunciar.
Sin duda, los fondos especulativos juegan un papel seriamente desestabilizador. La reducción de los stocks es la señal de que los fondos especulativos están esperando para iniciar compras masivas, las cuales impulsan los mercados a unos niveles de precios injustificables solo por la dinámica ordinaria entre la oferta y la demanda.
Estos importantes aumentos de precios de los alimentos básicos en el mercado de futuros son ganancias para algunos y pérdidas para otros. Lógicamente, en los mercados especulativos algunos ganan y otros pierden.
Pero en el mundo real al añadir el factor hambre todos perdemos. Mientras tanto la regulación efectiva de los fondos especulativos en los mercados de futuros de alimentos sigue siendo una asignatura pendiente, algo esencial para evitar los graves impactos de la incertidumbre y los altos precios.
En cualquier caso, estas explosiones de precios, con un fuerte componente especulativo, modifican las estructuras de poder hacia una mayor desigualdad y dejan víctimas, con consecuencias para los más débiles, en forma de hambre y graves tensiones sociales y políticas.
Nuevo escenario, nuevas expectativas
Mientras tanto hablo con los agricultores, la mayoría desanimados, algunos aconsejando a sus hijos para que no acojan esta profesión. Hablan de bajos precios para ellos y de costes incrementados. La burocracia los absorbe y ven difícil cumplir las nuevas exigencias de la PAC. Observan el futuro con preocupación y desánimo.
¿Acaso no se han enterado los fondos financieros de que esto de la agricultura es un mal negocio?
Pero leo en la prensa que se están produciendo grandes adquisiciones de fincas por parte de fondos financieros diversos. Entre ellos Bill Gates, que se ha convertido en el primer terrateniente de Estados Unidos.
Llegados a este punto me pregunto: ¿acaso no se han enterado los fondos financieros de que esto de la agricultura es un mal negocio?
¡Sí, si que se han enterado! Se han dado cuenta que los agricultores dispersos no disponen de capacidad de negociación frente a la grandes industrias y empresas de distribución. Ello facilita las compras de terrenos. Pero ellos sí que tendrán capacidad de negociación para conseguir precios remuneradores, los cuales los pagará –¿quién si no?− el consumidor.
También se han enterado de que el cambio climático y el crecimiento de la población van a configurar un escenario de escasez en el proveimiento alimentario y ello tensará los mercados, los cuales responderán con inflación. Por tanto, de alguna manera están esperando la escasez, están esperando el hambre.
Los grandes inversores esperan sacar beneficio de un mercado tensionado por el crecimiento de la demanda y la incapacidad de la oferta para responder
¿Qué hacer?
El sector agrario debe organizar sus capacidades. Debe utilizar a fondo todas las opciones de las organizaciones de productores (OP) y de las asociaciones de organizaciones de productores (AOP). Pero debe ganar dimensión para conseguir una mayor capacidad de negociación y capacidad para afrontar los retos actuales.
Una dimensión que puede proceder de su capacidad empresarial de crecimiento o bien haciéndose grandes, aunque sigan siendo pequeños. La fórmula para ello son las cooperativas, el mejor camino para ser grandes sin perder su personalidad o bien a través de acuerdos win-win de integración con empresas de eslabones superiores de la producción.
La empresa cooperativa es la mejor fórmula para ganar dimensión y capacidad de negociación
El agricultor a veces es reacio a salir de su espacio para compartir. Pero el camino es compartir para ganar, unir para mirar al futuro con todo el orgullo e ilusión.
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