14 July 2023
La pasada semana, la Eurocámara aprobó la Ley de restauración de la naturaleza de la Unión Europea. Dicha legislación tiene como objetivo revertir la pérdida de biodiversidad de los ecosistemas europeos, y se enmarca en los principios establecidos en la estrategia del Pacto Verde Europeo.
Según el informe del Estado de la Naturaleza de la UE, el 39 % de las aves silvestres y el 63 % de las especies no aviares se encuentran en un estado deficiente y malo y solo el 15 % de los hábitats se encuentran en un buen estado.
El informe de Estado de la Naturaleza indica que la mayoría de los ecosistemas europeos se encuentran degradados
Con los diversos planes de acción que la Unión Europea publicó en los últimos años a raíz de la difusión de la Estrategia del Pacto Verde Europeo, entre ellos la Estrategia de Biodiversidad para 2030, se identifica la necesidad de restaurar los ecosistemas degradados y garantizar su gestión sostenible.
*Nota: la imagen el indica el estado de conservación de los hábitats de los Estados miembros de la Unión Europea. Las tonalidades verdes indican un bien estado de conservación de los espacios naturales, las tonalidades amarillas un estado de conservación pobre de los espacios naturales y las tonalidades rojas indican un mal estado de conservación de los espacios naturales.
De la voluntad a la obligación
Por ello, recientemente se ha impulsado la Ley de restauración de la naturaleza, que tendrá unos objetivos de conservación vinculantes y de obligado cumplimiento comunes entre Estados miembros.
La Ley de restauración de la naturaleza pretende establecer unos objetivos comunes de restauración
Los objetivos voluntarios tienen un escaso éxito. Esto se puede observar en el incumplimiento del objetivo voluntario establecido en 2011 para restaurar al menos el 15 % de los ecosistemas degradados para 2020. Por ello, el motivo de la aprobación de la Ley.
La eco-restauración
El objetivo general de la Ley es “es restaurar los ecosistemas degradados, en particular aquellos con mayor potencial para capturar y almacenar carbono, y prevenir y reducir el impacto de las catástrofes naturales y de origen humano. Este objetivo se apoya en el doble objetivo de garantizar el uso sostenible de los ecosistemas y mejorar el conocimiento y la vigilancia”.
En particular, se puede resaltar que pretende restaurar el 20 % de los ecosistemas marinos y terrestres del conjunto de Estados miembros de la Unión Europea para 2030, y para 2050, de todos los ecosistemas europeos. Sin dudas, objetivos ambicioso.
Adicionalmente, indica que es necesario garantizar una reducción de la aplicación de plaguicidas de aquí a 2030 en un 50 % o que el 10 % de la superficie agraria esté ocupado por elementos paisajísticos de gran diversidad.
En palabras del Parlamento Europeo, el contenido de la Ley ayudará a cumplir los compromisos internacionales adquiridos por la Unión Europea, en concreto marco mundial de biodiversidad de Kunming-Montreal de la ONU.
La Ley, a pesar de tener un buen mensaje – cualquier persona desea que la naturaleza tenga su mayor calidad–, ha generado un gran revuelo en diversos sectores, entre ellos, en la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca, pues son unos de los que más dependen de los servicios ecosistémicos.
Inquietud en el sector primario
Las organizaciones profesionales han indicado que la evaluación de impactos realizada por la Unión Europea no refleja el impacto real que dicha Ley tendrá sobre la producción de alimentos.
En palabras de Copa-Cogeca y Europêche, la Ley acabará con numerosos sistemas de producción agrícolas, ganaderos y pesqueros que no podrán hacer frente a los objetivos indicados en el texto. Argumentando que se trata de una expropiación parcial en el uso de tierras y que no se suministras alternativas efectivas para la reducción de pesticidas.
Con la reciente aprobación de la Ley, la preocupación por el futuro del sector primario se ha acrecentado. Por otro lado, este texto puede influir negativamente sobre el desarrollo de los entornos rurales y la constante preocupación que existe con el despoblamiento rural.
La pérdida de los sistemas de producción puede llevar a aminorar la creación de riqueza y empleo de ciertos territorios, por la dependencia intrínseca que existe entre el sector primario y la prosperidad de estos territorios.
En algunos emplazamientos, el sector primario y su industria auxiliar puede ser la única actividad económica que exista en el entorno y que son Sistemas Productivos Locales que dependen de los recursos del entorno.
Soberanía alimentaria
Desde el punto de vista de la soberanía y la seguridad alimentaria se plantea otra cuestión: ¿sería capaz de producir la Unión Europea suficientes alimentos para satisfacer la demanda de fibras y alimentos de su población?
La respuesta a esta pregunta en la actualidad la sugirió la propia Unión Europea. Con motivo de la guerra de Ucrania, la Comisión Europea indicó en una comunicación oficial que la crisis no podría en riesgo la alimentación de sus habitantes, aunque si sufrieran un incremento de precio, cosa que si se ha observado.
Adicionalmente, admitió que: “Sin embargo, la UE es un importante importador neto de productos específicos que pueden ser difíciles de sustituir (rápidamente), como, por ejemplo, las proteínas forrajeras, el aceite de girasol o los alimentos marinos”.
Por lo tanto, ¿qué ocurrirá en el futuro si reducimos la disponibilidad de los recursos propios de la Unión Europea para la producción de alimentos con los actuales precedentes?
Posiblemente, un incremento de las importaciones agroalimentarias para saciar la demanda interna. Alimentos que no respetarán, probablemente, las normas de producción intracomunitarias, por lo que únicamente estaremos exportando la huella medioambiental a un tercer país a costa de reducir la capacidad del sector primario europeo.
Tras la aprobación, ahora es necesario que el Parlamento y el Consejo acuerden la norma definitiva antes de que acabe el año.
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